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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

de la Comisión para la información de la
X ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
30 de settiembre-27 de octubre 2001

"El Obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo"


El Boletín del Sínodo de los Obispos es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico y las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

23 - 16.10.2001

RESUMEN

CÍRCULOS MENORES: TERCERA, CUARTA, QUINTA, SEXTA, SÉPTIMA Y OCTAVA SESIÓN

Viernes, sábado y lunes 12, 13 y 15 de octubre de 2001 han proseguido los trabajos de los Círculos Menores. Estuvieron presentes 223 Padres en la Tercera Sesión, 222 en la Cuarta, 223 en la Quinta, 126 en la Sexta, 216 en la Séptima y 176 en la Octava.

La primera fase de los trabajos de los Círculos Menores (con la discusión de los puntos principales que necesitan profundización, ofrecida por la Relación posterior a la discusión) se ha concluido con la aprobación de las Relaciones de los Círculos Menores que los Relatores de los Círculos Menores presentarán en la Décimo Novena Congregación General de esta mañana y en la Vigésima Congregación de hoy, 16 de octubre de 2001, por la tarde.

DÉCIMO NOVENA CONGREGACIÓN GENERAL (MARTES, 16 DE OCTUBRE DE 2001 - POR LA MAÑANA)

A las 09:00 horas de hoy, memoria facultativa de Santa Edvige, duquesa de Polonia, religiosa, y memoria facultativa de Santa Margarita María Alacoque, virgen, de la Visitación, en presencia del Santo Padre, con el canto de la Hora Tertia, tuvo lugar la Décimo Novena Congregación General para la lectura en el Aula de las Relaciones de los Círculos Menores. Presidente Delegado de turno S. Em. Card. Bernard AGRE, Arzobispo de Abiyán.

En la apertura de esta Congregación General, el Presidente Delegado de turno ha leído en nombre de los Presidentes delegados, un homenaje con ocasión del 23 aniversario de la elección de Juan Pablo II, que hoy se cumple. Además, el Secretario General del Sínodo de los Obispos, S. Em. R. Card. Jan Pieter SHOTTE, C.I.C.M., dio una comunicación que publicamos a continuación.

En la clausura de esta Congregación General, el Secretario General del Sínodo de los Obispos ha recordado la normas de los procedimientos que los Círculos Menores tienen que seguir para redactar las Propuestas.

En esta Congregación General, que se ha concluido a las 12:30 horas con la oración del Angelus Domini, estuvieron presentes 237 Padres.

HOMENAJE DEL PRESIDENTE DELEGADO AL SANTO PADRE

Publicamos a continuación el homenaje que el Presidente Delegado de turno ha dirigido al Santo Padre, con ocasión del 23 aniversario de Su elección, que hoy se cumple:

Santo Padre,

El amor de Cristo resucitado nos reúne aquí, en la casa de Pedro, desde todos las partes del mundo. Para todos nosotros, ésta es la ocasión de vivir este reencuentro fraternal en la alegría, en la oración y compartiendo nuestra identidad ontológica de obispos, en línea con nuestro compromiso colegial ante los múltiples retos que se nos presentan en el amanecer de este tercer milenio.

Esta es también, Santo Padre, la ocasión para felicitarle y desearle, en nombre de toda la Iglesia, un feliz

aniversario en el año vigésimo tercero de su pontificado. Nuestro respeto profundo y nuestro cariño filial y fraterno nos reúnen aquí para celebrar con Usted las exigencias y las glorias del Buen Pastor que irradian de su figura amada y admirada.

"Yo conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí" (Jn 10,14) y "en verdes pastos me hace reposar" (cfr. Sal 23,2). ¿No es éste su programa, su forma de vida?

El planeta tierra, con sus múltiples aspectos y culturas innumerables, es Su parroquia, Su campo de acción pastoral. Peregrino en todas partes de la esperanza, artífice del diálogo y de la paz, Usted invita a todos sus contemporáneos a que hagan experiencia de Dios en el trabajo y en la serenidad.

La intensidad de sus palabras, vigorosas y variadas, representa una síntesis prestigiosa a la vez teológica, filosófica, social, política y espiritual.

En su peregrinación con Usted hacia el corazón del hombre y del mundo, Su pueblo no puede morir de hambre: él camina por verdes pastos.

Tras las celebraciones jubilares del año 2000, en lugar de mirar hacia el pasado, Sus palabras proféticas nos empujan hacia adelante. ¡Duc in altum!

Con Usted, Santo Padre, envueltos por la luz del rostro del Cristo amado y contemplado, Jesús suerte y motor de toda la humanidad, alegres y solidarios lanzaremos nuestras redes para una pesca buena, abundante, en beneficio de la Iglesia y del mundo.

Feliz aniversario, Santo Padre. ¡Ad multos et faustissimos annos!

[00313-04.05] [nnnnn] [Texto original: francés]

COMUNICACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

Hoy, dieciséis de octubre de 2001, se cumple el vigésimo tercer aniversario de la elección de Su Santidad Juan Pablo II.

El Eminentísimo Presidente Delegado ha ofrecido al Santo Padre palabras de felicitación y de comunión en nombre de todos nosotros.

Permítaseme llamar la atención sobre la diferencia entre nuestro calendario sinodal y el calendario vaticano: hoy en la Ciudad del Vaticano es día festivo. Esta aula nuestra es extraterritoral sólo por poco, ¡pero está lejos de mi intención fomentar controversias sobre el calendario! Quisiera, por tanto, comunicaros esta sugerencia también a vosotros: nosotros sentimos esta fiesta en lo profundo del corazón y nos gustaría celebrarla de manera totalmente especial, es decir, hoy queremos con-celebrar con el Santo Padre, trabajar con él sinodalmente.

[00314-04.03] [nnnnn] [Texto original: latino]

RELACIONES DE LOS CÍRCULOS MENORES

Fruto de la discusión de los Círculos Menores han sido las Relaciones redactadas como recopilación de las opiniones de la mayoría y de la minoría, que expresan con transparencia las opiniones convergentes y las eventualmente contrarias. Estas Relaciones que son sometidas a la aprobación de los Círculos Menores, recogiendo todas las sugerencias y las reflexiones de los Miembros de cada Círculo, constituyen de esta manera una proyección fiel de las opiniones tanto de la mayoría como de la eventual minoría. Estas relaciones revisten la máxima importancia desde el momento en que son la expresión más evidente y elaborada del pensamiento de los Padres sinodales involucrados en la discusión de los Círculos y contienen de manera embrionaria los elementos para el consenso general del mismo Sínodo. Todas las relaciones consideradas en su conjunto representan, de alguna manera, la primera síntesis del trabajo sinodal.

Fueron presentadas en la Décimo Novena Congregación General de esta mañana, siguiendo el orden de presentación de la petición de la palabra, las Relaciones de los Círculos Menores, preparadas por los Relatores de los Círculos Menores:

Publicamos a continuación los resúmenes de las Relaciones de los Círculos Menores presentadas en la Décimo Novena Congregación General:

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR ITALICUS A: S.E R. Mons. Giuseppe COSTANZO, Arzobispo de Siracusa (Italia)

Los Padres han focalizado el tema del Sínodo y se han planteado las exigencias de su servicio pastoral para encender y alimentar la esperanza de la que está sediento nuestro mundo inquieto y desorientado. La reflexión, amplia y estimulante, se ha concentrado en los temas indicados a continuación.

El Obispo es "doctor veritatis" y "magister fidei". Por tanto es él el primero a quien compete la responsabilidad del anuncio y del testimonio, anuncio y testimonio de la esperanza para el mundo, en particular para los pobres. De aquí su compromiso de santidad, que él construye día a día "dentro" del júbilo y la fatiga del ministerio pastoral, en intimidad orante con su Señor, siempre fiel al Evangelio, incluso cuando las situaciones son difíciles, valiente defensor de la Verdad.

En comunión con su comunidad diocesana, en particular con sus sacerdotes para los cuales quiere ser padre vigilante, guía seguro y amigo fraterno, anuncia el Evangelio de la esperanza, afrontando las inevitables dificultades tanto para la construcción de la comunión como para el compromiso misionero. Se compromete en particular con la pastoral vocacional, en un intercambio recíproco de responsabilidad formativa con las familias, las parroquias, el seminario, para asegurar a los seminaristas una formación completa capaz de modelar un sacerdote santo, consciente de su propia dignidad y responsabilidad de ministro y testigo del Evangelio en el mundo actual.

Valora la comunión con sus hermanos Obispos y vive en comunión plena, visible, activa con el Sumo Pontífice. Esta comunión, fundada en la fe, se traduce en una disponibilidad incondicional, en una obediencia siempre dispuesta y en el valor de la defensa del Papa - vínculo visible de unidad - ante todos y siempre. Es consciente de la fuerza pastoral y de comunión de la parroquia, en cuanto comunidad de fe, de oración, de amor, casa que acoge a todos y se prodiga con todos. Se esfuerza para que en ella sean reconocidos con alegría y fomentados con diligencia todos los carismas presentes y para que la Buena Nueva sea anunciada a todos sin distinción.

Sólo el Obispo que vive auténticamente el espíritu de pobreza, testigo de Cristo enviado por el Padre para anunciar a los pobres el feliz mensaje, es capaz de imitar a su Señor en la compasión hacia las innumerables pobrezas de hoy y de ser "voz" de los pobres que denuncia también las causas de la pobreza, en primis el pecado.

Consciente de que la cultura es un terreno privilegiado en el que la fe se encuentra con el hombre, el Obispo siente la responsabilidad de inculturar el Evangelio y de distinguir con creatividad y prudencia los caminos para que ello se cumpla.

[00309-04.03] [cm001] [Texto original: italiano]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR ANGLICUS B: S.E.R. Mons. Vernon James WEISGERBER, Arzobispo de Winnipeg (Canadá)

El papel educativo del Obispo es muy importante en el mundo contemporáneo y es lo que hace de él un testigo de esperanza. Empieza en su catedral, con la oración, y sigue con un rico programa de formación, dirigido a todos los niveles de su colaboradores. Hay que dar un énfasis especial a la formación permanente.

Al enfrentarse con el ambiguo tejido de la sociedad actual, el obispo está llamado a ofrecer un juicio perspicaz sobre las cuestiones doctrinales y morales, no sólo un servicio a su pueblo diocesano, sino también por la salvación del mundo.

Las raíces de la santidad del obispo estriban en su ordenación y él tiene que apropiarse de este don mediante su ministerio, a su vez enriquecido por la comunión con el clero y los laicos de su diócesis, con los obispos de las Conferencias Episcopales, con Pedro y todo el colegio episcopal.

Las relaciones del obispo con sus sacerdotes deben ser transparentes: ellos tienen que estar presentes en sus oraciones y él prestarles mucha atención, otorgándoles prioridad entre sus muchos compromisos. Además, el obispo tiene que estar en contacto con los sacerdotes de su diócesis e integrarlos en su presbiterio diocesano. Finalmente, las relaciones con el clero deben motivar al obispo para garantizar a todos los sacerdotes una seguridad financiera.

El obispo se sitúa entre la tradición del pasado y las necesidades de la vida actual de la Iglesia. Siempre tendrá que preparar a los que continúen la obra del Señor. Puesto que la promoción de las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada es fundamental para el oficio pastoral, hay que dedicarle una atención especial a la familia, que es la cuna de las vocaciones, promoviendo seminarios organizados para favorecer una mayor espiritualidad, excelencia en los estudios académicos y también una formación experta en las capacidades pastorales. El equipar su diócesis para el futuro le llevará al obispo a promocionar programas para la formación de los laicos.

En un mundo visto un aldea global, es fácil ver al obispo como un simple funcionario de las muchas Iglesias internacionales, sin embargo la salud y la integridad de la Iglesia requieren que se hagan las debidas distinciones. El estado de las Iglesias Orientales tiene que ser representado de forma adecuada: ellas no son rituales, sino que tienen rituales. Las Conferencias Episcopales son lugares donde la comunión es fomentada y enriquecida; además son vehículos de saludables intercambios internacionales. El papel del obispo en su diócesis es fortalecido cuando la Curia Romana demuestra, con sus comunicaciones y acciones, haber comprendido lo variado de las condiciones locales; de otra forma, corre el riesgo de convertirse en obstáculo para la comunión. Con objeto de fomentar este mutuo entendimiento, se le tiene que otorgar la debida atención al mismo Sínodo: éste tendría que adaptarse, de tal forma que pueda asegurar continuidad y coherencia.

Por lo que concierne a las provincias metropolitanas, se ha observado que en determinadas situaciones son benéficas, pero que en muchas áreas del mundo las realidades demográficas favorecen agrupaciones dictadas por las regiones o las Conferencias Episcopales.

Sin duda la comunión que debería caracterizar a la Iglesia tiene algunas carencias si no incluye al pueblo de Dios organizado en las estructuras de las parroquias. Aquí el obispo está presente con su continuo interés, fomentando planes pastorales y ayudando siempre a su clero para que lleve a la práctica esos planes.

Los funcionarios de la Curia Diocesana deben ser formados de la mejor manera, en especial sobre las relaciones humanas y la apertura hacia los pobres. Los modelos de organización tomados del mundo de los negocios pueden ser de ayuda, pero en detrimento del respeto de las personas. La tecnología moderna es un auxilio, pero puede ser también alienante.

El obispo está llamado a seguir a Jesucristo, que fue pobre. La pobreza es un valor del corazón, pero también es visible. La accesibilidad, es vital sobre todo para los pobres. La casa, el coche, los indumentos, los amigos, cómo se pasa el tiempo, son todos elementos importantes a este respecto.

Un gran reto es la urbanización, el gran número de culturas y religiones agrupadas en un único lugar. Esto puede significar un desafío, pero también una gran oportunidad. No sólo habría que ser tolerantes con todo, sino también abrazarlo todo como una riqueza. Los jóvenes en especial constituyen un importante medio tanto para comprender como para modelar una nueva cultura.

[00310-04.05] [cm002] [Texto original: inglés]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR GERMANICUS: S.E.R. Mons. Alois KOTHGASSER, S.D.B., Obispo de Innsbruck (Austria)

El fundamento teológico del oficio del obispo: El oficio episcopal está radicado en la participación a la vida del Dios trinitario y se concretiza en el designio histórico de la salvación en la encarnación del Hijo y en la efusión del Espíritu Santo. El obispo es el sucesor del auténtico testimonio apostólico de la Resurrección de Cristo y de la invitación del Espíritu Santo. Por lo tanto el ser testigos y el dar testimonio están al centro del servicio episcopal. De este modo él se convierte en "Icona de Cristo", del Profeta, del Sacerdote y del Buen Pastor en los dones: docendi, sanctificandi et regendi.

Munus sanctificandi: La vida espiritual del obispo forma parte del munus sanctificandi. En un mundo secularizado el obispo genera constantemente el sentido de lo sagrado.

El obispo como inspirador de una vida sacerdotal plena: El obispo debe ser padre y amigo del sacerdote. Debe colaborar con los sacerdotes de forma que en ello encuentre expresión la unidad del Orden.

Solicitud para las vocaciones al sacerdocio: Para promover el crecimiento de los sacerdotes, es importante antes que nada crear un clima que favorezca las vocaciones al celibato sacerdotal y religioso. Se necesita sobre todo una clara teología del sacerdocio, especialmente en los lugares de formación En el anuncio y en la enseñanza se subraya claramente la vocación específica al sacerdocio y a su constitutiva importancia para la Iglesia (a diferencia de otras vocaciones eclesiales). La pastoral vocacional inicia con la pastoral sobre el matrimonio y la familia. La alegría en el servicio que los sacerdotes manifiestan, actúa como polo de atracción para los jóvenes. El obispo, por lo tanto, debe preocuparse de que los feligreses aprecien el servicio de los sacerdotes.

Comunión y subsidiaridad: La subsidiaridad tiene que estar definida teológicamente en la comunión. Una comisión debería tratar en profundidad el tema "Comunión y subsidiaridad". Las relaciones de las conferencias episcopales y de los sínodos patriarcales con el Papa podrían ser delineadas de modo más afectivo y eficaz mejorando las actuales estructuras del sínodo de los obispos (no se trata de nuevas estructuras, sino de mejorar las ya existentes). Los obispos de una provincia eclesial deberían estar involucrados con mayor intensidad en el nombramiento de nuevos obispos, según la colegialidad.

Testigos de esperanza para el mundo: El obispo genera la esperanza cuando anuncia la continua presencia del Señor Resucitado en la Iglesia y en el mundo.

La tarea del obispo para la promoción de la unidad de los cristianos: La "formatio permanens" de los obispos debería abrazar también el aspecto ecuménico. Debería convertirse en la manifestación de una renovada invitación al diálogo ecuménico con las Iglesias Orientales no católicas.

[00311-04.05] [cm003] [Texto original: alemán]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR ANGLICUS A: S.E.R. Mons. Orlando B. QUEVEDO, O.M.I., Arzobispo de Cotabato y Presidente de la Conferencia Episcopal (Filipinas)

1) Sobre la promoción de la colegialidad afectiva - La colegialidad afectiva es la íntima, fraternal comunión de la caridad que existe en los obispos, entre los obispos y entre las Iglesias locales. Se trata de un profundo, constante y gozoso sentido de comunión de la mente y del corazón. Tiene que ser promovida con visitas entre los obispos, consultas, corresponsabilidades, confianza recíproca y caridad.

Sobre las Conferencias Episcopales - Nuestro grupo pide que las Conferencias Episcopales puedan ejercer cualquier acción colegial, si bien siguiendo un criterio orgánico y parcial.

Sobre la Curia Romana - Consideramos que debe existir una relación caracterizada por la corresponsabilidad, consulta, confianza recíproca y caridad entre la Curia Romana y las Conferencias Episcopales.

Sobre las Iglesias Orientales - Anhelamos una mayor comprensión y reconocimientos de su papel y de sus estructuras por parte de los católicos occidentales. Esto contribuirá al diálogo ecuménico con las Iglesias Ortodoxas.

2) Sobre el obispo como maestro de la fe hoy - El papel del obispo es el de anunciar a nuestro mundo la esperanza que es Jesús . Mientras la doctrina es necesaria, en última instancia lo que lleva a la gente a una fe y a una esperanza más profunda en Jesús es la profundidad de la fe del obispo, su testimonio de Jesús. Hoy el obispo se encuentra con deber afrontar muchos retos planteados a la fe. Los problemas pastorales y sociales son abundantes: de la pérdida del sentido de los sagrado a la pobreza, pasando por la guerra. Es necesario una nueva evangelización acompañada por un nuevo fervor, nuevos métodos y un nuevo lenguaje. El obispo debe hablar de un modo simple, convincente y valiente.

3) Sobre el obispo como maestro de la vida espiritual - El obispo tiene que seguir a Jesús. Debe ser un hombre de oración, lleno de Espíritu Santo. Su santa ordenación lo configura en Cristo, Jefe y Pastor. Como Cristo, el Supremo Pastor, el obispo debe ser casto y pobre. Su pobreza de espíritu, su simplicidad, austeridad y generosidad hacia los pobres lo coloca a su lado en la lucha por la justicia y una vida mejor. Él crece en santidad a través de su ministerio. Consciente de sus límites, de sus debilidades y de su condición de pecador él pide perdón a Dios a través del Sacramento de la Reconciliación. Promueve la santidad del Pueblo de Dios y pone atención en los signos de santidad heroica de los fieles laicos. Tenemos necesidad de santos locales para guiarnos en nuestra esperanza.

4) Relación con los sacerdotes - De forma especial el obispo debe desarrollar el vínculo de la caridad con los sacerdotes que se encuentran en particulares dificultades. El profundiza este vínculo a través de celebraciones sacramentales con los sacerdotes, a través de la oración recíproca y actos de amabilidad, con su disponibilidad hacia los sacerdotes, con la palabra y con el ejemplo. Damos gracias al Señor por los miles de sacerdotes entregados y comprometidos en el mundo. Con respecto a los hermanos obispos necesitados de ayuda, sugerimos que se forme con este fin una Comisión de obispos en el seno de la Conferencia Episcopal.

5) Formar la parroquia como lugar central para el desarrollo de la vida cristiana - Junto al obispo, la parroquia manifiesta la unidad jerárquica con toda la Iglesia particular. Una parroquia debería ser una comunidad de fe y de amor en misión. Nuevos movimientos eclesiales están contribuyendo a renovar la parroquia. Un nuevo dinamismo en el apostolado de la catequesis y en el apostolado de la escuela están ofreciendo un nuevo impulso a la renovación parroquial. En África, Asia y Sudamérica el crecimiento de las comunidades eclesiales de base (pequeñas comunidades eclesiales) he revitalizado las parroquias. La parroquia debería prestar una atención particular a las mujeres y a los niños. Mujeres y niños están presentes en distintos apostolados. Los derechos de las mujeres tienen que ser tutelados y promovidos. Ellos deben cumplir un papel más amplio en los procesos de toma de decisión. Nuestra Madre, que representa un modelo para todos los discípulos, está ligada de modo particular a las mujeres, porque en ella nosotros vemos el modelo de la mujer en su gran acogida a Dios y en su colaboración a la redención de todos.

6) Inculturación en una situación de pluralismo - Una atención especial debe ser reservada a la subcultura de los pobres en el Cuarto Mundo, los pobres de las grandes ciudades tanto en los países desarrollados como en aquellos en vía de desarrollo. Sugerimos un estudio sobre el impacto que tiene la urbanización sobre la familia y sobre la vida de la Igleisa. Pedimos además que la Curia Romana, en colaboración y consultando las Conferencias Episcopales, encuentre una solución a las cuestiones que se refieren a la celebración y a la inculturación de la liturgia. Afirmamos la importancia del diálogo con el Islam con la finalidad de la construcción de la paz y de la tolerancia. Hacemos una llamada a la libertad religiosa en todo el mundo. Con respecto a la diversidad étnica, los instrumentos de la comunicación social pueden contribuir a la formación de los valores del respeto y de la armonía. En fin, los obispos deberían promover el diálogo ecuménico a través de contactos fraternales y la organización de la Semana de Oración para la Unidad de los Cristianos. Ellos deben estimular un diálogo de vida con personas de distintas culturas. Todo esto ayudará mucho a promover la esperanza en un mundo de violencia y división.

[00316-04.03] [cm004] [Texto original: inglés]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR GALLICUS B: S.E.R. Mons. Gilles CAZABON, O.M.I., Obispo de Saint-Jérôme (Canadá)

La persona de Jesús y Su mensaje están en el centro del ministerio de la enseñanza del obispo. Esta enseñanza debe ser impartida de manera que pueda ser entendida y acogida en la presente cultura, pues la manera de anunciar el Evangelio es de gran importancia. Esta debe hacerse con entusiasmo y en el respeto de las libertades.

La vida espiritual del obispo está estructurada en torno a dos polos: su intimidad con Cristo en el que está configurado y su ministerio pastoral en medio de su pueblo. Esta vida espiritual está alimentada por la escucha de la Palabra de Dios, la celebración de los misterios de la fe y la caridad pastoral que caracteriza todo su ministerio.

La comunión fraterna que une a los sacerdotes a su obispo se radica en la gracia de la ordenación y su común misión. Esta también es de gran importancia. De hecho se han usado todos los medios necesarios para hacerla cada vez más eficaz y desarrollar sus actitudes esenciales (confianza, proximidad, fraternidad). Las necesidades de todos los sacerdotes (humanas, espirituales y financieras) tienen que ser consideradas con mucha atención. Por último, el obispo tiene asimismo que reconocer el carisma y el ministerio específico de los diáconos y de los laicos que también colaboran por su parte en su ministerio.

Los mismos sacerdotes y la familia son actores importantes en el despertar de las vocaciones, con iniciativas que tienen que ser seguidas por una comisión diocesana de las vocaciones. La cooperación entre las Iglesias se pone de manifiesto en la distribución de los sacerdotes, viniendo las Iglesias que disponen de un gran número de ellos en ayuda de otras. En la formación de los sacerdotes, hay que contar con un equipo competente, al que se agregarán los laicos y que se beneficiará de la confianza del obispo. Se velará atentamente para que la llamada al celibato y a la castidad esté bien integrada en la vida.

La colegialidad afectiva tiene un gran valor, pero es igualmente importante prestarle atención a la colegialidad efectiva que ya encuentra sus modelos en los intercambios entre las Iglesias. El sínodo de los obispos debe también convertirse en un mejor instrumento de colegialidad efectiva cum Petro et sub Petro. El diálogo ecuménico se beneficiará con el fortalecimiento de la institución sinodal que reúne alrededor del sucesor de Pedro a los obispos pastores de una parte del Pueblo de Dios y, por esta razón, miembro del colegio episcopal.

Si puede ser pertinente preguntarse por la colegialidad vivida en las provincias eclesiásticas, nuestro trabajo de grupo se sorprende de que no se encuentre ninguna cuestión relativa a las conferencias episcopales mientras ha habido varias intervenciones en el aula que hacían referencia explícita. El grupo de trabajo ratifica su convicción de que las conferencias episcopales representan un papel indispensable en la Iglesia como instrumento de colegialidad.

La parroquia sigue siendo la unidad de base de la vida eclesial. En muchos países de occidente es hoy objeto de importantes reorganizaciones pastorales. En este contexto, debemos imaginar nuevas formas de colaboración de los laicos con el compromiso pastoral de los sacerdotes. En los demás países del mundo, la parroquia está considerada como una comunidad de las comunidades de base. En todas partes tiene que contar con el ministerio indispensable del párroco y con la participación de todos en un espíritu de corresponsabilidad. En algunos ambientes se están desarrollando nuevos movimientos o asociaciones de laicos fuera de la parroquia, hecho que crea tensiones.

La curia diocesana, instrumento de caridad pastoral del obispo en el programa de gobierno de la diócesis, apela cada vez más al servicio de laicos competentes. Los consejos, en donde el obispo recibe las sugerencias de los sacerdotes y de los laicos, tienen que ser valorizados y hay que armonizar cada vez más la colegialidad de los obispos y la sinodalidad interna de la Iglesia local. Por último, no se puede pensar en la curia diocesana sin pensar en la curia romana que nos afecta también en lo cotidiano. Tanto una como otra tienen la ventaja de hacer valoraciones periódicas para responder mejor a las necesidades del pueblo cristiano.

En el compromiso del obispo a favor de la justicia y la paz no debe haber equívocos, tanto en el plano local como en el internacional. A menudo, no se trata de una acción aislada, sino concertada con sus hermanos obispos, o en colaboración con las autoridades civiles y las organizaciones no gubernamentales. Inspirado por Jesús, el obispo debe, con las palabras y con los actos, comprometerse en favor de la justicia y la paz.

El Evangelio nos llega siempre de fuera. Es acogido, asimilado y manifestado nuevamente en la cultura del pueblo que lo recibe. Hoy, las culturas evolucionan rápidamente, de aquí la necesidad de permanecer abiertos a las nuevas expresiones de fe, sobre todo en el plano litúrgico. En el contexto de las megalópolis contemporáneas, el cristiano está llamado a evangelizar prestando una atención especial a su modo de vivir el Evangelio e inspirándose en los santos que han marcado la vida de la Iglesia.

[00312-04.03] [cm005] [Texto original: francés]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR GALLICUS C: S.E.R. Mons. Pierre MORISSETTE, Obispo de Baie-Comeau (Canadá)

El ejercicio del munus docendi exige una doble atención; por un lado a lo que hay que decir (quid) y por otro al modo en que hay que decirlo (quomodo). En cualquier caso, se debe colocar a Cristo, a su persona y su mensaje, en el centro de nuestra enseñanza. Por otra parte, en el anuncio del Evangelio, es necesario tratar con gran atención las actitudes de humildad, testimonio de vida y diálogo.

La ordenación episcopal y el ministerio pastoral son los dos puntos focales de la espiritualidad del obispo. Configurado en Cristo, el obispo hace de la caridad pastoral su virtud principal. Sin ser individualista, su espiritualidad es una espiritualidad de comunión, que favorece la corresponsabilidad. Radicado en la escucha de Dios y de los hombres, el obispo guarda la Palabra de Dios en su corazón y reconoce con admiración la presencia de Dios en el mundo contemporáneo. Esta contemplación de la obra de Dios en el mundo lo lleva a reunir a su pueblo para dar gracias en la celebración de la Eucaristía. Esta espiritualidad se apoya sobre diversos pilares: la celebración de los sacramentos, la meditación y la predicación del Evangelio, la plegaria y la oración, el retiro y la dirección espiritual, la piedad popular sobre la que está edificado a través de la vida cristiana de los fieles.

Para reforzar los vínculos con sus sacerdotes, el obispo debe, ante todo, desarrollar hacia ellos una actitud de confianza, compasión y misericordia. Amigo, hermano y padre para sus sacerdotes, él sabe inspirarlos, desarrollar su propia misión a su lado y construir la verdad junto a ellos. Él sabrá también encontrar medios concretos para desarrollar una verdadera cercanía con sus sacerdotes y sostenerlos: espacios de disponibilidad y de acogida para rezar y

relajarse junto a ellos, visitas, desarrollo de un proyecto para el apoyo financiero, cooperación pastoral en el marco del consejo presbiteral.

La pastoral de las vocaciones representa la obra de toda la Iglesia. Ella compromete a sus sacerdotes, las familias, los movimientos, las parroquias, los pequeños seminarios, allí donde existen, y el servicio diocesano de las vocaciones. En cuanto a la formación de los seminaristas, esta requiere formadores competentes que colaboren con el obispo y una financiación adecuada, lo que implica la solidaridad entre las Iglesias. Llevada a cabo en contacto muy estrecho con las Iglesias locales, se compone de diversos elementos: la formación intelectual, doctrinal y pastoral; la formación para la vida fraterna y la corresponsabilidad y la formación de la vida afectiva en el espíritu del Evangelio.

Entre todos los aspectos relativos a la cuestión de la colegialidad, nos hemos detenido en las siguientes cuestiones. Lo primero de todo, el ejercicio del ministerio petrino podría contar aún más con el sínodo de los obispos. Su modo de trabajar podría ser revisado y nos parece importante estudiar esta materia inspirándonos en el estilo de trabajo de la Asamblea conciliar.

Por otra parte, numerosas intervenciones de los Padres sinodales en el aula se referían a las relaciones entre las conferencias episcopales y la curia romana. Se han manifestado algunas situaciones incómodas, así que, si existen algunos problemas, hay que afrontarlos. Podríamos además aprovechar esta asamblea sinodal para profundizar en este argumento. Por último, para un ejercicio fructuoso de su función, es importante que los representantes de la Santa Sede conozcan bien la cultura de los países que los hospedan y una práctica de la consulta, cuando ésta existe, contribuye a construir la comprensión y la confianza recíprocas.

Los Padres sinodales han hecho muy poca referencia a la provincia eclesiástica como medio para realizar la colegialidad. Si un cuadro de este tipo a veces ha parecido fructuoso, hoy ha perdido con frecuencia su importancia a favor de nuevos grupos eclesiales, sobre todo en el plano nacional, en la marco de la conferencia episcopal, o en el plano regional, en las asambleas de obispos más restringidas. Frecuentemente es en estos niveles en los que se organiza hoy la cooperación entre las Iglesias y la colegialidad afectiva y efectiva.

Las parroquias son el lugar central de la vida cristiana. Para cuidarlas de manera adecuada, es importante valorizar la visita pastoral y favorecer la realización de consejos parroquiales aptos para garantizar la corresponsabilidad. Las parroquias y los movimientos representan unas realidades complementarias. Le corresponde al obispo armonizar estas dos realidades en el respeto de la especificidad de cada una de ellas.

Pocos Padres sinodales se han mostrado preocupados por la curia diocesana. Además de cuanto está previsto por el derecho universal, la organización de la curia diocesana dependerá siempre de los medios y de las situaciones locales. Sin embargo es importante asegurar la mayor transparencia en la gestión temporal de la diócesis y elegir con gran cuidado al ecónomo diocesano.

Para seguir a Cristo, su verdadero tesoro, el obispo está llamado a despojarse y a elegir la pobreza. Él no sólo debe vivir en la pobreza sino que también debe luchar contra la pobreza y convertirse en la voz de quienes no tienen voz y organizar la solidaridad. Se debe promover la participación de las Iglesias.

Si la evangelización exige un esfuerzo audaz de inculturación, también exige, a veces, una contestación y una ruptura con la cultura dominante. Hoy en día, la cultura hegemónica que proviene del occidente, al gozar de poderosos medios de difusión, puede dañar la imagen de Dios en el hombre. Esta cultura se enfrenta, actualmente, con otra cultura con pretensiones hegemónicas, la cultura árabe-islámica. De aquí la importancia del diálogo intercultural y de los centros culturales católicos capaces de promover dicho diálogo. Por último, en razón de su carisma y de su competencia, los religiosos y las religiosas se encuentran disponibles actuar en primera línea en este trabajo de encuentro entre fe y cultura.

00317-04.003 [CM006] [Texto original: francés]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR HISPANICUS-LUSITANUS B: S.E.R. Mons. Ramón Ovidio PÉREZ MORALES, Arzobispo de Los Teques (Venezuela)

I. EI Obispo, maestro de la fe y doctor de la Verdad. La Trinidad (familia, comunidad) es el misterio (verdad) fundamental, centro y referencia básicos en la fe cristiana. Dios que es amor, se nos ha revelado y nos ha salvado por Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, mediante la acci6n del Espiritu Santo. Como exigencias magisteriales básicas se nos plantean las siguientes: ofrecer, en primer lugar, la Escritura; proclamar el kerygma, no como algo simplemente nocional, sino como anuncio jubiloso de Jesucristo muerto y resucitado; exponer la fe como acto de confianza en el amor, principio y dinamismo del designio creativo y salvifico de Dios; ofrecer siempre un fundamento doctrinal sólido, para lo cual el Catecismo de la Iglesia Cató1ica, que se debe difundir, constituye un intrumento valioso; insistir en la coherencia entre fe y vida.

2. EI Obispo, discipulo y maestro en la vida espiritual. El obispo está llamado a la santidad, que es: seguimiento de Jesús servidor, busqueda de plenitud de vida cristiana, perfecci6n del amor. Se ha de ubicar ese llamado en el marco de la vocación universal, de todos los cristianos. gozoso. El obispo San Agustíndecía a los fieles: "Con vosotros soy cristiano, y para vosotros soy obispo", y también lo de el "amoris officium" episcopal. La gente ha de percibir que el obispo tiene su tiempo de oración (el Papa es vivo ejemplo). EI obispo ha promover y animar una pastoral y pedagogia de la santidad; para el Pueblo de Dios la santidad es una prioridad. EI obispo tiene que ser maestro de espiritualidad; su condición de primer liturgo de la Iglesia particular ha de manifestarlo en multiples modos, a través, primariamente, de la celebración de los sacramentos. Tiene que traducir esa santidad en una honda caridad de amor pastoral.

3. La relación del Obispo con los presbíteros, diáconos y con las personas de la vida consagrada. EI obispo, padre y hermano de sus sacerdotes y diáconos, ha de buscar formas y tomar iniciativas de acercamiento amistoso a ellos; quererlos y, en este marco, corregirlos con afecto, interesarse en su vida, valorarlos oportunamente y que ellos sientan eso, así como los fieles en general. Debe cuidar de su forrnación permanente. Las sacerdotes ancianos y enfermos requieren atención muy delicada. Particular dedicación requieren los sacerdotes jóvenes (los primeros años en particular), en los varios aspectos de la vida personal y pastoral. Los presbíteros religiosos integran el Presbiterio en comunión sacramental, e integrándose orgánicamente en la pastoral diocesana. Al obispo, padre y pastor de la Iglesia particular, corresponde coordinar los carismas de la vida consagrada, cuya presencia y acción evangelizadora es tan importante; en esta línea, la vida contemplativa le merece un especial aprecio.

4. EI Obispo, promotor de la pastoral vocacional. Corresponde de modo especial al obispo la promocion de la pastoral de las vocaciones, partiendo de la vocación universal a la santidad y a la evangelización -basada en el bautismo- y teniendo en cuenta que toda pastoral tiene una dimensión vocacional; el encuentro con Cristo vivo es el motor de toda vocación. Cuidar de la familia como semillero vocacional, cultivar las pequeñas comunidades y los movimientos apostólicos también en este sentido. El obispo ha de organizar una pastoral orgánica abierta a todas las vocaciones (ministeriales, consagradas, laicales comprometidas). Especial atención se debe prestar a la pastoral de la niñez y la universitaria. Se subrayó el influjo de modelos sacerdotales, maestros de espíritu, pastores entregados, disponibles, felices de su vocación.

5. Colegialidad y comunión entre los Obispos y con el Sucesor de Pedro. El misterio de la comunión trinitaria ilumina la vivencia de la comunión en el Colegio episcopal. Hacemos un acto de reconocimiento al Papa y sus colaboradores par su solicitud respecto de la Iglesia universal. La responsabilidad de los Obispos por la Iglesia universal tiene, entre sus formas de expresión: la promoción de la comun fe y tradición, la colaboración corresponsable en los campos de la actividad misionera, de la inculturación del evangelio y del diálogo cultural, en la promoción humana así como en la defensa de la paz y de la justicia intemacional. En relación a las Conferencias episcopales se ha subrayado la necesidad de estrechar los vínculos personales, no sólo funcionales, entre sus miembros.

6. Colaboracion en la Provincia Eclesiástica en orden a la evangelización. En este punto se vió la conveniencia de fortalecer las Provincias y las Regiones Eclesiásticas y se examinaron algunas experiencias positivas al respecto.

7. El Obispo, animador de la vida en la parroquia. La experiencia histórica muestra permanencia y solidez de la estructura parroquial también en períodos de grandes dificultades y hasta persecuciones. Pero la parroquia no lo es todo (piénsese en los "nuevos areópagos") y es necesario renovarla, teniendo en cuenta el proceso de urbanización y la necesidad de atender específicamente a los ambientes (por ej. el universitario). La parroquia ha sido valorizada como lugar de encuentro con Cristo, y definido como "comunidad de comunidades y movimientos". Tiene que procurarse una adecuada integración de los movimientos en una pastoral de conjunto.

8. La Curia Diocesana, expresión de caridad pastoral y instrumento de gobierno del Obispo. La Curia diocesana tiene que organizarse (según las posibilidades de cada Iglesia particular) como un conjunto de organismos y servicios pastorales correspondientes a las diversas dimensiones o tareas de la evangelización, que busca coordinar.

9. EI Obispo, testigo de la bienaventuranza de la pobreza. Jesús nos invita, como discípulos suyos, a vivir la pobreza como fuente de libertad y signo de las realidades definitivas. Tenemos que ser signos de esperanza a través de nuestra pobreza, siguiendo a Cristo pobre y al servicio de las pobres. Se debe actuar una pastoral social con sus tres dimensiones de la caridad: la asistencial, lo promocional y lo relativo al cambio estructural. La Doctrina Social de la Iglesia es un valioso instrumento en este sentido.

10. EI Obispo ante el desafío del pluralismo religioso, étnico y cultural. Meta de la "nueva evangelización "és la evangelización de la cultura (la cual implica la inculturación del evangelio), en su sentido más amplio.En el encuentro entre fe y cultura el obispo ha de procurar, entre otras cosas, el estar atento a las cambios ético-culturales, el hacerse cercano a las agentes culturales (intelectuales, etc.), el procurar la formación de politicos, el acompafiar las procesos migratorios.

[00318-04.04] [cm007] [Texto original: español]

La presentación en el Aula de las Relaciones de los Círculos Menores continuará en la Vigésima Congregación General de esta tarde.

AVISOS

TRABAJOS SINODALES

Esta tarde tendrá lugar la Vigésima Congregación General para la conclusión de la lectura en el Aula de las Relaciones de los Círculos Menores.

En los próximos días proseguirán los trabajos de los Círculos Menores para la redacción y aprobación por parte de cada Círculo Menor de los proyectos de textos para las Propuestas (las fórmulas de consenso sinodal en relación a algunos argumentos considerados importantes por los Padres Sinodales, sugerencias ofrecidas al Santo Padre como fruto del trabajo sinodal).

Los Círculos Menores se reunirán según lo previsto en el Calendario de los trabajos sinodales, publicado en el Boletín nº. 2.

La Vigésimo Primera Congregación General para la primera votación del Consejo Post-sinodal y la presentación del Esquema del Mensaje tendrá lugar mañana viernes 19 de octubre de 2001, por la mañana.

La Vigésimo Segunda Congregación General, para la presentación de la Lista unificada de las propuestas tendrá lugar el lunes, 22 de octubre de 2001, por la mañana.

BRIEFING PARA LOS GRUPOS LINGÜÍSTICOS

El primer briefing para los grupos lingüísticos con los Responsables de Prensa acompañados por un Padre sinodal por cada idioma, tendrá lugar el miércoles 17 de octubre de 2001 a las 13:10 horas (en los lugares de los briefing y con los Responsables de Prensa indicados en el Boletín N. 2).

Grupo lingüístico italiano:

  • S.E.R. Mons. Angelo MASSAFRA, O.F.M., Arzobispo de Shkodrë y Presidente de la Conferencia Episcopal (Albania)

Grupo lingüístico inglés:

  • S.E.R. Mons. Leonardo LEGASPI, O.P., Arzobispo de Cáceres (Filipinas)

Grupo lingüístico francés:

  • S.E.R. Mons. Laurent MONSENGWO PASINYA, Arzobispo de Kisangani (República Democrática del Congo) y Presidente del "Symposium des Conferences Episcopales d'Afrique et de Madagascar" (S.C.E.A.M.)

Grupo lingüístico españolo:

  • S.E.R. Mons. Jesús E. CATALÁ, Obispo de Alcalá de Henares (España)

Grupo lingüístico alemán:

  • S.E.R. Mons. Ludwig SCHICK, Obispo titular de Auziensis y Obispo auxiliar de Fulda (Alemania)

Se recuerda que los operadores audiovisuales (cámaras y técnicos) tienen que dirigirse al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales para el permiso de acceso (muy restringido).

POOL PARA EL AULA DEL SÍNODO

El undécimo "pool" para el Aula del Sínodo será formado para la oración de apertura de la Vigésimo Primera Congregación General del viernes, 19 de octubre de 2001 por la mañana.

En la Oficina de Información y Acreditación de la Oficina de Prensa de la Santa Sede (entrando a la derecha) están a disposición de los redactores las listas de inscripción al pool.

Se recuerda que los operadores audiovisuales (cámaras y técnicos) y fotógrafos tienen que dirigirse al Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales para la participación al pool para el Aula del Sínodo.

Se recuerda a los participantes al pool que estén a las 8:30 horas en el Sector de Prensa montado en el exterior, frente a la entrada del Aula Pablo VI, desde donde serán llamados para acceder al Aula del Sínodo, siempre acompañados por un oficial de la Oficina de Prensa de la Santa Sede y del Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales.

BOLETÍN

El próximo Boletín N. 24 de esta tarde, martes, 16 de octubre de 2001, estará a disposición de los periodistas acreditados mañana miércoles 17 de octubre de 2001, tras la apertura de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

HORARIO DE APERTURA DE LA OFICINA DE PRENSA DE LA SANTA SEDE

  • Martes 16 [Festivo en Vaticano]: 9-16
    Briefing

  • Miércoles 17 de octubre de 2001: 9-16
    Briefing con Padre sinodal

  • Jueves 18 de octubre de 2001: 9-15

  • Viernes 19 de octubre 2001: 9-15

  • Sábado 20 de octubre de 2001: 9-14 y 17-19
    Encuentro del Santo Padre con las Familias [17.30-19.30]

 
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