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PAPA FRANCISCO

MISAS MATUTINAS EN LA CAPILLA
DE LA DOMUS SANCTAE MARTHAE

Dirección obligatoria

Lunes 18 de abril de 2016

 

Fuente: L’Osservatore Romano, ed. sem. en lengua española, n. 17, viernes 29 de abril de 2016

 

Las coordenadas de la vida cristiana son muy sencillas, no hay necesidad de salir a buscar mil consejos: es suficiente seguir una voz, así como hacen las ovejas con su pastor. Y precisamente la imagen de Jesús buen pastor estuvo en el centro de la homilía del Papa Francisco durante la misa celebrada en la casa Santa Marta el lunes 18 de abril.

La liturgia del día, por lo demás, proponía una especie de «eco de las lecturas» del iv domingo de Pascua, llamado precisamente «domingo del buen pastor, en el cual Jesús se presenta como el “buen pastor”». Y precisamente de este tema, en el Evangelio de Juan (10, 1-10) comentado por el Pontífice, se desprendían «tres realidades» sobre las cuales el Papa quiso «reflexionar un poco: la puerta, el camino y la voz».

En primer lugar la «puerta». El pasaje evangélico recuerda las palabras de Jesús: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ese es un ladrón y un salteador». He aquí la primera imagen, y Francisco destacó: «Él es la puerta: la puerta para entrar en el redil de las ovejas es Jesús. No hay otra puerta». Se debe poner de relieve, dijo el Papa, que Jesús hablaba siempre a la gente utilizando «imágenes sencillas»: de hecho, «toda esa gente conocía cómo era la vida de un pastor, porque la veía todos los días». Por ello quien lo escuchaba le entendía muy bien: «Sólo se entra por la puerta del redil de las ovejas». Aquellos que, en cambio, quieren entrar en el redil pasando «por la ventana o por otra parte, son delincuentes». El Evangelio los define ladrones o salteadores.

Todo, por lo tanto, es muy claro: «No se puede entrar en la vida eterna por otro sitio que no sea la puerta, es decir, que no sea Jesús». Y, añadió el Pontífice, el Señor «es la puerta de nuestra vida y no sólo de la vida eterna, sino también de nuestra vida cotidiana». Así, por ejemplo, una decisión cualquiera se puede tomar «en nombre de Jesús, por la puerta de Jesús», o bien, utilizando un «lenguaje sencillo», se puede tomar «de contrabando». Pero el Señor «habla claro»: en el redil se entra «sólo por la puerta, que es Jesús».

El Evangelio de Juan continúa y en las palabras del Señor se encuentra otro elemento importante: el «camino». En efecto, se lee: «Le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz».

Francisco se centró en esta segunda palabra clave: «El camino es precisamente este: seguir a Jesús». También aquí la vida cotidiana ocupa un lugar central: se habla, en efecto, del «camino de la vida, de la vida de todos los días», que «es seguir a Jesús». Y también en este punto la indicación es clara: «¡No equivocarse!», recomendó el Papa. Es Jesús «la puerta a través de la cual entramos y a través la cual salimos con Él para recorrer el camino de la vida»; y es Jesús quien «nos indica el camino». Por lo tanto, «quien sigue a Jesús no se equivoca».

Aún así, las ocasiones de emprender una senda equivocada no faltan, tanto que el Pontífice habló de una supuesta situación que podría presentarse: «Eh, padre, sí, pero las cosas son difíciles... Muchas veces yo no veo claro lo que tengo que hacer... Me han dicho que allí había una vidente y fui allí y allí; fui a ver a un cartomántico, que me leyó las cartas...». El consejo del Papa fue inmediato: «Si haces esto, tú no sigues a Jesús. Sigues a otro que te indica otro camino, distinto», porque «no existe otro que pueda indicar el camino».

Lo que se acaba de mencionar es una dificultad sobre la cual Jesús mismo había puesto en guardia: «Vendrán otros que dirán: el camino del Mesías es este, este… No escuchadlos a ellos. El camino soy yo». Esta, dijo el Papa, es la certeza: «Si lo seguimos a Él no nos equivocaremos».

Por último, la tercera palabra: la «voz». Las ovejas, en efecto, siguen a Jesús «porque conocen su voz». Un concepto que el Pontífice quiso profundizar para evitar malentendidos: «¡Conocer la voz de Jesús! No penséis que os estoy hablando de una aparición, que vendrá Jesús y te dirá: “Haz esto”. ¡No, no!». Y entonces alguno podría preguntar: «Padre, ¿cómo puedo conocer la voz de Jesús? Y, también, ¿cómo defenderme de la voz de aquellos que no son Jesús, que entran por la ventana, que son salteadores, que destruyen, que engañan?». Una vez más la «receta» es «sencilla» y prevé tres indicaciones. Ante todo, sugirió Francisco, «encontrarás la voz de Jesús en las Bienaventuranzas». Por ello, si alguien enseña «una senda contraria a las bienaventuranzas, es alguien que ha entrado por la ventana: ¡no es Jesús!». También, la voz de Jesús se puede reconocer en quien «nos habla de las obras de misericordia. Por ejemplo en el capítulo 25 de san Mateo». Así, pues, aclaró el Papa: «Si alguien te recuerda lo que Jesús dice allí, es la voz de Jesús». Por último, la tercera indicación: «Puedes conocer la voz de Jesús cuando te enseña a decir “Padre”, es decir, cuando te enseña a rezar el Padrenuestro».

Concluyó el Pontífice: «¡Es así fácil la vida cristiana! Jesús es la puerta; él nos guía por el camino y nosotros conocemos su voz en las bienaventuranzas, en las obras de misericordia y cuando nos enseña a decir “Padre”». Y añadió una oración: «Que el Señor nos haga comprender esta imagen de Jesús, este icono: el pastor, que es puerta, indica el camino y nos enseña a escuchar su voz».



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