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HOMILÍA DEL SANTO PADRE FRANCISCO

"Elegir el anuncio para no caer en nuestros sepulcros"

Lunes, 13 de abril de 2020

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Introducción

Oremos hoy por los gobernantes, los científicos, los políticos, que han comenzado a estudiar el camino de salida, la post-pandemia, este “después” que ya ha comenzado: para que encuentren el camino correcto, siempre en favor de la gente, siempre en favor del pueblo.

Homilía

El Evangelio de hoy nos presenta una opción, una opción cotidiana, una opción humana pero que se ha mantenido desde ese día: la opción entre la alegría, la esperanza de la resurrección de Jesús y la nostalgia del sepulcro.

Las mujeres van adelante y llevan el anuncio (cf. Mt 28,8): Dios siempre comienza con las mujeres, siempre. Abren caminos. No dudan: lo saben; lo han visto, lo han tocado. También han visto la tumba vacía. Es cierto que los discípulos no podían creerlo y dijeron: “Pero estas mujeres son quizás demasiado imaginativas”... No sé, tenían sus dudas. Pero ellas estaban seguras y al final han llevado adelante este camino hasta hoy: Jesús ha resucitado, está vivo entre nosotros (cf. Mt 28, 9-10). Y luego lo otro: es mejor no vivir, con el sepulcro vacío. Tantos problemas nos traerán este sepulcro vacío. Y la decisión de ocultar el hecho. Es lo de siempre: cuando no servimos a Dios, al Señor, servimos al otro dios, al dinero. Recordemos lo que dijo Jesús: son dos señores, el Señor Dios y el señor dinero. No puedes servir a los dos. Y para salir de esta evidencia, de esta realidad, los sacerdotes, los doctores de la ley eligieron el otro camino, el que les ofreció el dios dinero y pagaron: pagaron el silencio (cf. Mt 28,12-13). El silencio de los testigos. Uno de los guardias había confesado, apenas Jesús expiró: “Verdaderamente este hombre era hijo de Dios” (Mc 15,39). Esta pobre gente no entiende, tiene miedo porque su vida está en juego... y fueron a los sacerdotes, a los doctores de la Ley. Y estos pagaron: compraron el silencio, y, queridos hermanos y hermanas, esto no es un soborno: esto es pura corrupción, pura corrupción. Si no confiesas a Jesucristo el Señor, piensa por qué, dónde está el sello de tu tumba, dónde hay corrupción. Es verdad que mucha gente no confiesa a Jesús porque no lo conoce, porque no lo hemos anunciado con coherencia, y esto es culpa nuestra. Pero cuando ante la evidencia tomamos este camino, es el camino del diablo, es el camino de la corrupción. Se paga y te callas.

También hoy, ante el próximo —esperemos que pronto—, próximo fin de esta pandemia, hay la misma opción: o nuestra apuesta es por la vida, por la resurrección de los pueblos o será por el dios dinero: volver a la tumba del hambre, la esclavitud, las guerras, las fábricas de armas, los niños sin educación... ahí está la tumba.

Que el Señor, tanto en nuestra vida personal como en nuestra vida social, nos ayude siempre a elegir el anuncio: el anuncio que es horizonte, está abierto, siempre; nos lleve a elegir el bien del pueblo. Y nunca a caer en la tumba del dios dinero.

Oración para recibir la Comunión espiritual:

Las personas que no pueden recibir la comunión hacen ahora la comunión espiritual.

Creo, Jesús mío, que estás realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo recibirte en mi alma. Ya que no puedo recibirte sacramentalmente ahora, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si te hubiese recibido, me abrazo y me uno todo a ti. No permitas que jamás me aparte de ti.

 



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