Index   Back Top Print

[ ES  - IT ]

JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 14 de junio de 1992

 

1. Durante este año, en el que se conmemora el V Centenario del comienzo de la evangelización de América, estamos realizando una peregrinación espiritual por los santuarios de dicho continente.

Hoy vamos a la catedral metropolitana de Lima, centro de intensa vida eclesial y de eficaz labor apostólica, desde los primeros tiempos de la cristianización del nuevo mundo.

La construcción del templo dedicado a san Juan evangelista, se inició en 1535, recién fundada la ciudad; la diócesis fue erigida por mi predecesor Pablo III en 1541. En la catedral, reconstruida y restaurada varias veces se celebraron los célebres concilios de Lima que tanto influyeron en la vida eclesial de América Latina.

En una de las capillas está el sepulcro de santo Toribio de Mogrovejo, el gran arzobispo, al que yo mismo declaré patrono del Episcopado latinoamericano. A este insigne pastor y misionero de los primeros tiempos de la evangelización del nuevo mundo encomendamos la Conferencia general de los obispos de América Latina que se celebrará en Santo Domingo del 12 al 28 del próximo mes de octubre.

2. En la catedral de Lima se venera a Nuestra Señora de la Evangelización. Esta imagen de la Virgen, que lleva un título tan significativo, fue enviada —según narran algunas crónicas antiguas— por el Rey de España a la nueva ciudad y colocada en el primer templo de la misma. Desde mediados del siglo XVI, ha sido objeto de culto y punto de referencia para la evangelización del pueblo peruano. Durante mi primera visita a Lima, en 1985, tuve la alegría de coronar esta sugestiva imagen y, en 1988, le ofrecí la «Rosa de oro», que ahora tiene en sus manos. Recientemente la he proclamado patrona de la arquidiócesis de Lima (cf. Litterae apostolicae del 6 de octubre de 1990: AAS, 83, 1991, pp. 19-20).

Pidamos a la Virgen de la Evangelización que suscite, también en nuestro tiempo, intrépidos y generosos evangelizadores para América Latina, recemos para que no falten en ese continente sacerdotes según el corazón de Cristo.

3. La promoción de las vocaciones sacerdotales y religiosas ha de ser una prioridad pastoral de los obispos, ayudados por las oraciones y el compromiso eclesial de los fieles. Efectivamente, para la nueva evangelización lo principal es que haya numerosos y cualificados evangelizadores. Por lo mismo, hay que dar un impulso decisivo a la pastoral vocacional y afrontar, con acierto y esperanza, la cuestión de los seminarios, tanto diocesanos como religiosos, así como el problema de la formación permanente del clero. Todo ello, según las orientaciones formuladas también en la reciente exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis.

Encomendemos estas intenciones a la Virgen, «Sagrario de la Santísima Trinidad». Pidamos santidad y ardor pastoral para los sacerdotes, en particular para los presbíteros que he tenido el gozo de ordenar esta mañana en la basílica de San Pedro. Que Nuestra Señora de la Evangelización los acompañe y guíe en su camino de evangelizadores. La Virgen nos ayude a todos para que seamos siempre testigos del evangelio de la salvación.



Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana