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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo 12 de julio de 1992

 

 

1. Continúa nuestra peregrinación a través de los santuarios del continente americano, en este año 1992, en el que celebramos el V Centenario de la evangelización de América. Nos detenemos hoy en un gran templo, que se encuentra en Ecuador, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Quito, sobre la bella montaña llamada «El Quinche», donde, desde hace cuatro siglos, el querido y noble pueblo ecuatoriano venera a la Virgen con el titulo de Nuestra Señora de la Presentación. La imagen, tallada en madera, el año 1591, por un artista español en la cercana aldea de Oyacachi, fue trasladada algún tiempo después a El Quinche sede de la parroquia y foco de irradiación del cristianismo entre las poblaciones indígenas de la región. La Virgen de la Presentación anima desde entonces la evangelización del pueblo ecuatoriano, que considera este santuario nacional centro de fe, de reconciliación y de piedad popular.

2. En Quito, bajo la mirada de la Virgen de El Quinche, se celebró el pasado mes de mayo, el primer congreso latinoamericano de pastoral de los santuarios, que recordó lo que ya había afirmado la III Conferencia general del Episcopado latinoamericano celebrada en Puebla durante el mes de febrero de 1979: «Los santuarios marianos del continente son signos del encuentro de la fe de la Iglesia con la historia latinoamericana» (n. 282); en ellos «el mensaje evangélico tiene oportunidad, no siempre aprovechada pastoralmente, de llegar al corazón de las masas» (n. 449); por lo que es necesario «adelantar una creciente y planificada transformación de nuestros santuarios, para que puedan ser lugares privilegiados de evangelización» (n. 463).

3. Lugares de intensa acción pastoral donde los fieles, sobre todo los pobres y marginados, se sienten acogidos y considerados como personas, donde la palabra de Dios va oportunamente acompañada de una catequesis y una liturgia muy expresivas, donde se administran continuamente los sacramentos de la penitencia y de la Eucaristía. Lugares de gran importancia eclesial, donde las multitudes, reuniéndose, manifiestan su pertenencia a la Iglesia y se sienten familia de hermanos convocados por el Señor, llenos de fe y esperanza.

La Conferencia de Santo Domingo fijará su atención en la ferviente religiosidad popular, auténtico tesoro espiritual de América Latina, de forma que se promueva una pastoral orgánica de los santuarios para que, como antenas permanentes de la buena nueva, sean centros propulsores, cada vez más dinámicos, de la nueva evangelización.

Espero que se continúe rezando en todos los santuarios marianos de América Latina, especialmente los días 11 y 12 de octubre, por los obispos que se reunirán en Santo Domingo y por el éxito de su Asamblea.

La Virgen Santísima acoda nuestra invocación común y nos ayude en nuestro afán de evangelización.

© Copyright 1992 - Libreria Editrice Vaticana

 



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