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JUAN PABLO II

ÁNGELUS

Domingo de Ramos 5 de abril de 1998
XIII Jornada mundial de la juventud

 

Amadísimos hermanos y hermanas:

(en italiano)
El gesto que dentro de poco se renovará en esta plaza cobra un significado particular. Los jóvenes franceses entregarán a sus hermanos italianos la gran cruz peregrina, que presidirá la Jornada mundial de la juventud en Roma, en agosto del año 2000. Queridos jóvenes italianos, esta cruz recorrerá, en una misión itinerante, vuestras ciudades y diócesis; os reuniréis en torno a ella para avanzar en una peregrinación ideal hacia el gran jubileo. Acogedla en vuestro corazón y en vuestra vida; dejaos interpelar por su mensaje de muerte y resurrección; convertíos en testigos conscientes y responsables de ella para vuestros coetáneos.

(en francés)
Dirijo un saludo cordial a la delegación francesa, guiada por el cardenal Jean-Marie Lustiger, arzobispo de París. Con profunda alegría, doy gracias al Señor por el encuentro de París, que fue un momento de gran fervor, un signo de esperanza y una ocasión de vida espiritual y fraterna. La celebración de bautismos, las catequesis y la contemplación de los misterios del Señor permitieron a los participantes profundizar y afianzar su fe, para ser testigos generosos de ella.

Hoy, queridos jóvenes de Francia, al entregar la cruz de la Jornada mundial a los jóvenes romanos, realizáis un gesto significativo. Recordáis que la fe en Cristo y la comunión en la Iglesia se realizan mediante un intercambio y dando testimonio de Aquel que es nuestra salvación, nuestra esperanza y nuestra felicidad: Jesús de Nazaret. ¡Llevad a vuestros jóvenes compatriotas el aliento y el saludo afectuoso del Papa, que cuenta con vosotros para anunciar el Evangelio!

(en inglés)
Saludo con afecto a los jóvenes presentes hoy en la plaza de San Pedro, y a los que siguen esta Jornada mundial de la juventud por radio y televisión. Hemos visto cómo la cruz ha pasado de manos de los jóvenes de Francia a los de Italia, como preparación para la próxima Jornada mundial, que se celebrará en Roma. La cruz de Cristo habla a los jóvenes de hoy sobre el verdadero sentido de la vida y de la muerte, del tiempo y de la eternidad. Sed testigos de la gracia de Jesucristo ante el mundo.

(en español)
Saludo con afecto a los jóvenes de lengua española. Habéis visto cómo los jóvenes franceses han pasado la cruz a los italianos para el encuentro del año 2000. Llevadla también vosotros como mensaje de amor por todos los caminos del mundo. Tengo presente a la juventud americana, convocada al Encuentro continental en Santiago de Chile. Os confío a nuestra Señora de Guadalupe, Madre y Reina de América, para que este Encuentro sea una ocasión de crecimiento espiritual, de comunicación de valores, de fraternidad y de compromiso en la construcción de la civilización del amor.

(en alemán)
Dirijo un cordial saludo a los jóvenes de los países de lengua alemana. Que la cruz sea al mismo tiempo un signo y una llamada a organizar vuestra vida según la palabra anunciada para que el mundo crea por vuestro auténtico testimonio.

(en portugués)
Saludo a los jóvenes de lengua portuguesa. Abrid vuestro corazón a la luz del Espíritu Santo y llevad la cruz de Cristo, haciendo que irradie su esperanza en vuestros hogares y en la sociedad. Ojalá que esta Jornada mundial de la juventud incremente vuestro celo apostólico para la verdadera felicidad de cuantos os rodean, a imagen de María, Madre de la Iglesia.

(en polaco)
Saludo a los jóvenes polacos presentes aquí en la plaza de San Pedro, y también a los que están en la patria. Os agradezco la participación en esta gran peregrinación de la cruz de Cristo, con motivo de las Jornadas mundiales de la juventud. Seguid con fidelidad y valentía esta cruz. Sed los apóstoles de la nueva evangelización y el signo de esperanza en el mundo de hoy.



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