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PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL EQUIPO DE FÚTBOL DE BOLONIA, ITALIA


Sábado 9 de diciembre de 1978

 

Queridos jóvenes deportistas:

Siento particular alegría al recibiros y daros mi cordial bienvenida a vosotros, jugadores del equipo de fútbol de Bolonia, a vosotros dirigentes y familiares, que habéis querido tomar parte en este feliz encuentro.

Agradezco vuestra presencia, que reaviva en mi alma recuerdos imborrables de los años pasados junto a la juventud deportista; con la que he vivido momentos cargados de alegría humana y espiritual.

Sabéis que los jóvenes son objeto de predilección para la Iglesia y el Papa, que quiere encontrarse con ellos para dar y recibir entusiasmo y ánimo; pero vosotros, jóvenes deportistas, ocupáis un lugar de preferencia, porque ofrecéis, de modo eminente, un espectáculo de fortaleza, de lealtad y autocontrol, y más todavía porque poseéis, de forma sobresaliente, el sentido del honor, de la amistad y de la solidaridad fraterna: virtudes que la Iglesia promueve y exalta.

Queridos jóvenes, continuad dando lo mejor de vosotros mismos en las competiciones deportivas, acordándoos siempre de que los certámenes deportivos, aunque de por sí tan nobles, no deben ser un fin en sí mismos, sino estar subordinados a las exigencias mucho más nobles del espíritu. Por eso, mientras os repito: sed deportistas valerosos, os digo también: sed buenos ciudadanos en la vida familiar y social y, más aún, sed buenos cristianos, que sepan dar un sentido superior a la vida para poder poner en práctica lo que el Apóstol San Pablo decía a los atletas cristianos de su tiempo: «¿No sabéis que los que corren en el estadio todos corren, pero uno solo alcanza el premio? Corred, pues, de modo que lo alcancéis, Y quien se prepara a la lucha, de todo se abstiene, y eso para alcanzar una corona corruptible; mas nosotros, para alcanzar una incorruptible» (1Cor 9; 24-25).

Con estos sentimientos, expreso a todos mi saludo, mi ánimo, que deseo fortalecer con una bendición especial.

 



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