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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A UN GRUPO DE DIPLOMÁTICOS LATINOAMERICAN
OS*

Viernes 7 de julio de 1989

 

Distinguidos Señores y Señoras:

Es un motivo de satisfacción tener este encuentro con vosotros, funcionarios del cuerpo diplomático latinoamericano, después de haber concluido en Florencia un Curso de especialización en Relaciones Internacionales, patrocinado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Italia.

Agradezco las amables palabras que uno de vosotros, en nombre de todos, ha tenido a bien dirigirme y que reflejan también los sentimientos de tantos conciudadanos vuestros que ven en la Iglesia y en su misión evangelizadora una voz que defiende la paz, la libertad, la justicia y los derechos de la persona humana.

Están representados aquí todos los países latinoamericanos que he visitado o espero visitar. El hecho de haber participado juntos en este Curso debe alentaros a trabajar solidariamente para acrecentar progresivamente el entendimiento y la necesaria cooperación entre los pueblos y las Naciones, tan necesarios en nuestros días. En efecto, vuestro principal cometido, como diplomáticos, es trabajar por el diálogo, la paz, la convivencia y el desarrollo integral de las Naciones. Estos son unos objetivos que merecen la mayor atención y las mejores energías.

La Iglesia, por su parte, trata de impulsar el crecimiento humano y espiritual, así como el progreso moral, en todos los niveles de la sociedad, a fin de que cada persona pueda gozar plenamente de su dignidad. De este modo, la Iglesia procura dar testimonio del sentido trascendente de la existencia humana sin olvidar la necesaria solidaridad que une a todos los hombres, hijos de Dios, en la construcción de un mundo cada vez más fraternal.

Al terminar este grato encuentro, ruego a Dios que os inspire y ayude en vuestra alta y responsable tarea, para que podáis afrontarla con espíritu abierto y generoso, con decidida actitud de servicio y profunda conciencia moral. A El mismo encomiendo vuestras personas y vuestras familias, junto con los habitantes de vuestros países, mientras imparto complacido mi bendición apostólica.


*Insegnamenti di Giovanni Paolo II, vol. XII, 2 pp. 54-55.

L'Osservatore Romano 8.7.1989 p.4.

L'Osservatore Romano, edición semanal en lengua española, n.29, p.2.



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