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PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL FINAL DEL REZO DEL ROSARIO CON LOS UNIVERSITARIOS ROMANOS


Sábado 1 de abril de 2000

 

Amadísimos hermanos y hermanas: 

Os saludo con gran afecto a todos vosotros, que habéis participado en esta sugestiva celebración y en el rezo del santo rosario, en este primer sábado de abril. Os agradezco vuestra presencia. Nuestra oración ha tenido como tema:  "Cristo, Redentor del hombre". Se trata de un tema importante, que orienta la reflexión sobre el argumento programado para los próximos encuentros de los jóvenes universitarios, previstos durante este Año jubilar.

1. Gracias, queridos universitarios de Roma, por haber organizado este encuentro. Os dirijo un cordial saludo a cada uno de vosotros, a vuestros asistentes espirituales y, en primer lugar, a monseñor Rino Fisichella, obispo auxiliar de nuestra diócesis. Ya es tradición encontrarnos durante el tiempo cuaresmal para rezar el santo rosario, como preparación para la Jornada mundial de la juventud. Desde ahora os invito a participar en gran número en ese acontecimiento y a acoger con generosidad a vuestros amigos, que llegarán de todas partes del mundo. Pero esta tarde es una ocasión especial, porque se sitúa en el marco del Año jubilar y porque, gracias a los medios modernos de comunicación, participan vuestros jóvenes compañeros de todos los continentes. A ellos, con gran cordialidad, quiero enviarles mi saludo paternal.

2. Os dirijo mi cordial saludo a vosotros, alumnos del Colegio americano, reunidos en la basílica de la Inmaculada Concepción, en Washington. En particular, expreso mi gratitud al cardenal Hickey, arzobispo de Washington, que está ahí con vosotros.

Queridos alumnos, gracias por participar en esta oración. Seguid dando testimonio de vuestra fe en Cristo tanto en la vida de vuestro colegio como en vuestras actividades diarias. Defended y promoved el respeto a la dignidad de todo ser humano. La Iglesia y la sociedad necesitan ese tipo de apóstoles en este tiempo de extraordinarias transformaciones en los campos de la tecnología de la información y la biomedicina.

3. Os saludo a todos vosotros, jóvenes de diferentes universidades de Filipinas, reunidos en la capilla de la Universidad de Santo Tomás, en Manila. Queridos estudiantes universitarios, me alegra mucho que participéis en este encuentro. Saludo a mons. Yalung y a mons. Tirona, que presiden vuestra celebración.

Recuerdo con profunda emoción la Jornada mundial de la juventud de 1995. Conservo aún en mi corazón el recuerdo de vuestra alegría y de vuestra fidelidad al Evangelio. Con gran afecto el Papa está cerca de vosotros, y confía en vuestros esfuerzos evangelizadores, especialmente entre vuestros coetáneos y en el mundo de la cultura. Espero veros en Roma con ocasión de los encuentros jubilares dedicados a los jóvenes.

4. Mi pensamiento va ahora al santuario de Fátima, para saludaros a vosotros, universitarios de Portugal, que os habéis congregado allí provenientes de toda la nación. Os guía mons. Tomás da Silva Nunes, secretario de la Conferencia episcopal portuguesa, a quien envío un saludo fraterno.

Queridos universitarios de Portugal, es importante promover entre vosotros momentos de encuentro, para discernir los caminos más idóneos que lleven a una presencia cualificada de la Iglesia en la universidad. Ante vosotros, queridos jóvenes, se presentan muchos desafíos, pero también grandes oportunidades. Sed valientes y fieles al Evangelio. Que nuestra Señora de Fátima, a quien tendré la alegría de visitar, si Dios quiere, el próximo mes de mayo, os ayude a ser, a su imagen, discípulos y testigos de Jesucristo.

Os espero en Roma. Venid a participar en los encuentros jubilares previstos tanto para los jóvenes como para la universidad.

5. De Portugal voy ahora, con mi pensamiento y mi corazón, a Brasil, para saludaros a vosotros, universitarios reunidos en el santuario de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, en la vigilia de oración presidida por el cardenal Aloísio Lorscheider, al que saludo también con un abrazo fraterno.

Queridos universitarios brasileños, quiero agradeceros vuestra participación tan numerosa. Tengo mucha confianza en vuestra presencia generosa y creativa en la vida de la Iglesia y de la universidad. En este Año jubilar esforzaos por proclamar, con renovado ardor, a Cristo Redentor, centro y raíz de toda verdadera cultura. De este modo, contribuiréis también al crecimiento de la sociedad.

Os espero en Roma, para celebrar juntos el amor de Dios que renueva todas las cosas e indica el camino a los hombres.

6. Os saludo también con afecto a vosotros, queridos universitarios, reunidos en el santuario de Jasna Góra, en Czestochowa. Saludo, en particular, a monseñor Stanislaw Novak y a monseñor Henryk Tomasik, que han guiado vuestra oración.

Os agradezco vuestra presencia y vuestro compromiso de animación de la pastoral universitaria. El encuentro de hoy prepara la tradicional peregrinación de los universitarios de Polonia a la Virgen de Jasna Góra. Os deseo que, en este Año jubilar, vuestra peregrinación esté animada por un renovado y creativo impulso misionero en todas las universidades. Ojalá que el tema del jubileo:  "La universidad para un nuevo humanismo", que os confío esta tarde, sea motivo de estímulo y orientación en la preparación de vuestras comunidades universitarias para el jubileo y los encuentros de los jóvenes presentes en Roma. Os pido que encomendéis a María el camino de la pastoral universitaria en Polonia y en toda la Iglesia. ¡Alabado sea Jesucristo!

7. Y ahora me dirijo de nuevo a vosotros, aquí presentes en la plaza de San Pedro. Antes de concluir, deseo saludar a los participantes en la peregrinación de los Caballeros de Colón y, en especial, a monseñor Thomas Darly, obispo de Brooklyn y capellán de la Orden. Os agradezco vuestra participación y vuestro compromiso al servicio del Evangelio. Seguid sosteniendo con generosidad la acción de la Iglesia en la universidad, en las formas más idóneas para que la cultura contemporánea esté animada por la luz del Evangelio.

Invocando la celestial protección de la Virgen santísima sobre vosotros, sobre los presentes en esta plaza, así como sobre cuantos están unidos a nosotros mediante la televisión y la radio, os imparto a todos con afecto mi bendición apostólica.

 



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