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JUAN PABLO II

REGINA CAELI

Domingo 14 de abril de 2002

 

1. Al concluir esta solemne celebración litúrgica, nuestra mirada se dirige a María santísima, a la que durante el tiempo pascual invocamos con la hermosa antífona Regina caeli. La devoción a la Virgen forma parte integrante de la vida cristiana, como se manifiesta claramente también en los nuevos beatos.

Por tanto, nos dirigimos con confianza a ella, encomendándole en particular a cuantos sufren en Tierra Santa, desde donde me llegan llamadas provenientes de todas partes. A todos aseguro nuestra solidaridad espiritual y humana, al mismo tiempo que invito a orar para que tengan éxito los esfuerzos que se están realizando a fin de restablecer el respeto de las personas y de los bienes, y favorecer la instauración de una paz justa y duradera.

2. Al saludar ahora a los obispos, autoridades civiles, sacerdotes, religiosos y fieles de lengua española, especialmente a los venidos desde Costa Rica, Nicaragua, Colombia y Argentina, me complace recordar cómo los nuevos beatos procedentes de Latinoamérica son también un elocuente ejemplo de devoción a la santísima Virgen.

Que este ejemplo ayude a todos, y muy especialmente a los que habéis podido participar hoy en esta solemne ceremonia de beatificación, a confiar siempre en la Virgen María, para ser, cada uno en su vocación específica, verdaderos discípulos de su Hijo.

3. Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua italiana que festejan la beatificación de Cayetano Errico y Ludovico Pavoni. Extiendo el saludo a todos sus hijos espirituales de otras naciones, así como a cuantos rinden homenaje a los beatos Luis Variara y Artémides Zatti, a los cuales la Providencia trasplantó desde Italia hasta América Latina, para que allí dieran fruto por el reino de los cielos.

Este domingo se celebra en Italia la Jornada por la Universidad católica del Sagrado Corazón. Expreso mis mejores deseos para esta importante institución que, conjugando fe y cultura, presta un valioso servicio a toda la sociedad.

Recuerdo, por último, que hoy se celebra la Jornada por la donación y el trasplante de órganos, y espero que la solidaridad de muchos dé esperanza a los numerosos enfermos que esperan un trasplante.

Dirijamos ahora con el canto nuestra plegaria a María, Reina del cielo.

 



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