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VIAJE APOSTÓLICO A ÁFRICA

SALUDO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS REPRESENTANTES DE LA COMUNIDAD MUSULMANA
DE NAIROBI

Miércoles 7 de mayo de 1980

 

Queridos amigos:

1. Me complace mucho esta oportunidad de saludar a los líderes musulmanes durante mi visita a Kenia. Vuestra venida hoy aquí es digna de encomio en cuanto expresión de cortesía y respeto fraternos. Tened la seguridad de que os correspondo con los mismos sentimientos hacia todo el pueblo musulmán de esta tierra.

2. He hablado en otras ocasiones del patrimonio religioso del Islam y de sus valores espirituales. La Iglesia católica es consciente de que el elemento de culto dado al Creador de cielos y tierra, Creador uno, viviente, subsistente, misericordioso, todopoderoso es común al Islam y a ella misma, y constituye un gran vínculo de unión entre todos los cristianos y los musulmanes. Entre todos los elementos del Islam que tenemos en común, la Iglesia señala también con satisfacción el honor prestado a Jesucristo y a la Virgen su Madre. Del mismo modo que la Iglesia católica hace toda clase de esfuerzos por mantener el diálogo religioso con el Islam a partir de los vínculos ya existentes sobre los que procura reflexionar cada vez más y más, igualmente invita a que su propia herencia sea conocida en su totalidad especialmente por quienes están espiritualmente unidos a Abrahán y profesan el monoteísmo.

3. De mi parte deseo de verdad hacer todo lo posible por contribuir a que se desarrollen los vínculos espirituales entre cristianos y musulmanes. La oración, la limosna y el ayuno están muy valorados en nuestras tradiciones respectivas, y son sin duda alguna un testimonio espléndido para un mundo que corre el riesgo de dejarse absorber por el materialismo. Nuestras relaciones de estima recíproca y deseo mutuo de servir auténticamente a la humanidad, nos apremian a aunar los esfuerzos por promover la paz, la justicia social, los valores morales y todas las verdaderas libertades del hombre.

Desde este punto de vista, nuestro encuentro de hoy ofrece muchas esperanzas. Ojalá sea beneficioso para la humanidad y dé gloria a Dios que nos hizo a su imagen y semejanza y se nos ha revelado.

Reiterando mis sentimientos de hermandad, yo os pediría que transmitierais mi saludo a vuestras comunidades. Gracias de nuevo.

 



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