Index   Back Top Print

[ ES  - IT ]

DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II
A LOS COMPONENTES DE LA CORAL «MANUEL IRADIER»

Domingo 4 de agosto de 1985

 

Agradezco sinceramente a todos los componentes de la Coral “Manuel Iradier”, merecidamente famosa, el amable gesto de haber querido ofrecer al Papa el concierto que acabamos de escuchar. Deseo felicitaros cordialmente por la fina y artística interpretación de las diversas piezas del repertorio que, mediante el expresivo lenguaje de la música, ha ido recorriendo desde el canto litúrgico hasta composiciones populares de distintos países y regiones.

Como sabéis, “la Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana” (Sacrosanctum Concilium, 116); así lo afirma el Concilio Vaticano II sin excluir, naturalmente, otras formas de expresión musical.

La música, el canto -vinculado tan estrechamente a la liturgia- es también una forma de oración, un estímulo a la unidad y a la integración entre quienes alaban a Dios con sus voces, un enriquecimiento de las celebraciones sagradas al expresar el mensaje divino en tonos, formas y cadencias que lo hacen más inteligible y acomodado al sentir del hombre.

Habéis querido, por otra parte, presentar algunas composiciones del cancionero vasco que tan bellamente muestran la dimensión estética del alma de vuestro pueblo.

Gracias, finalmente, por las interpretaciones que me han traído a la memoria mi país de origen, Polonia.

Deseo dirigir mi cordial saludo a las autoridades de Vitoria aquí presentes en esta velada, víspera de la solemnidad de la Virgen Blanca, Patrona de aquella querida ciudad.

Sé que aquí se encuentran los Presidentes de la Diputación, de las Juntas Generales, de la Caja Municipal de Ahorros, de la Caja Provincial y el Director de la Caja Municipal.

Invocando la protección de Nuestra Señora sobre todos vosotros y mientras con San Pablo os exhorto a “cantar y alabar al Señor en vuestros corazones” (Cfr. Eph. 5, 19), imparto con afecto la Bendición Apostólica que, con gusto, extiendo a vuestros seres queridos, a toda la ciudad de Vitoria y a Álava.



Copyright © Dicastero per la Comunicazione - Libreria Editrice Vaticana