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VIAJE APOSTÓLICO A URUGUAY, BOLIVIA, LIMA Y PARAGUAY

RADIOMENSAJE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
AL PUEBLO PERUANO

Jueves 12 de mayo de 1988

 

Amadísimos hermanos y hermanas:

1. A tres años de distancia de mi primera visita pastoral a la noble nación peruana, tomo de nuevo el cayado de peregrino, y esta vez para presidir en Lima la solemne ceremonia de clausura del V Congreso Eucarístico y Mariano de los países bolivarianos.

Dentro de unos días tendré el gozo de encontrarme en esa ciudad, convertida ahora en altar de naciones hermanas, desde donde se ofrece al Señor el fruto personal de vuestra fe y vuestro amor común a Jesús Sacramentado. Desde lo más profundo de mi corazón, doy gracias a la Divina Providencia por esta oportunidad que me ofrece de unirme a los Pastores y fieles de pueblos tan queridos, como son Perú, Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, en la profesión de fe eucarística que tendrá lugar en el Campo de San Miguel de Lima.

2. Desde la sede del Apóstol Pedro, centro de la catolicidad, envío a todos un entrañable y afectuoso saludo con las palabras de San Pablo: “Que la gracia y la paz sea con vosotros de parte de Dios Padre y de nuestro Señor Jesucristo” (Ga 1, 3). 

Junto con mi deferente saludo y agradecimiento a las autoridades peruanas por su amable invitación, deseo manifestar mi profunda gratitud a los Episcopados de los seis países bolivarianos, quienes en un gesto fraterno de comunión, han querido que las intensas jornadas de estudio y reflexión de este Congreso fueran clausuradas con una Eucaristía presidida por el Sucesor de Pedro, Cabeza del Colegio Apostólico.

3. Mi visita, si bien va a ser muy breve, me permitirá, no obstante, encontrarme con los amadísimos hijos de Lima y de otras muchas partes del Perú que acudirán a la cita con el Papa. Vaya desde ahora a todos mi palabra de aliento a redoblar la preparación espiritual que, bajo la guía de los Pastores, han venido desarrollando en las parroquias, en las comunidades, en los grupos de oración y de apostolado. Me complace saber que la gran Misión realizada en Lima y en otras ciudades, ha convocado, con gran empeño y entusiasmo, a las fuerzas vivas de la Iglesia: sacerdotes, religiosos, religiosas, diáconos, seminaristas y, de modo especial, a los laicos. Todos ellos, con dedicación y entrega, están contribuyendo a que el Congreso que vamos a clausurar sea realmente una nueva llamada a intensificar el impulso evangelizador, que fortalezca la acción pastoral y la vida cristiana de cada comunidad eclesial.

4. Queridos hermanos y hermanas de los países bolivarianos: Elevo mi ferviente plegaria al Altísimo para que el Congreso Eucarístico y Mariano que vamos a clausurar redunde en abundantes frutos para vuestras almas y que ese fruto permanezca vivo por la asidua práctica de la adoración al Santísimo Sacramento y la participación frecuente en la Eucaristía, “fuente y culmen de toda la vida cristiana” (Lumen gentium, 11). 

Encomiendo a la Virgen de la Evangelización las intenciones pastorales de este viaje, mientras pido al Señor de los Milagros que derrame sus gracias sobre los amadísimos hijos del Perú y de todos lo países bolivarianos, a quienes imparto de corazón mi Bendición Apostólica: en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.



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