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DISCURSO DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
A LOS CAPITULARES DE LOS HERMANOS
DE LA INSTRUCCIÓN CRISTIANA DE PLOËRMEL

Jueves 6 de abril de 2000

 

Queridos Hermanos de la Instrucción Cristiana de Ploërmel:

Me alegra acogeros mientras estáis reunidos en Roma con ocasión de vuestro capítulo general. Saludo, en particular, al hermano José Antonio Obeso Vega, superior general, que acaba de ser reelegido para un nuevo mandato. En este Año jubilar, vuestras reflexiones sobre el tema:  "Redescubrir y vivir el carisma menesiano con fidelidad creativa", reviste un significado particular. En efecto, el tiempo del jubileo nos impulsa a la conversión del corazón y a ensanchar nuestra mirada de fe hacia horizontes nuevos, con vistas al anuncio del reino de Dios (cf. Incarnationis mysterium, 2).

Ver a Dios y no ver más que a Dios en todo, traduce el lema que inspiró toda la existencia del venerable Jean-Marie de la Mennais, vuestro fundador junto con el abad Gabriel Deshayes, y que os ha dejado como inspiración en vuestra misión de educadores de la juventud:  Dios solo. Numerosos jóvenes formados en vuestros institutos han sido marcados por estas palabras, que resumen con tanto acierto vuestra espiritualidad y que siguen siendo también para ellos una fuente de dinamismo en su vida cristiana.

Queridos hermanos, seguid siendo hombres de oración y contemplación, almas sedientas de Dios solo. "Apartaos de la nada para uniros al todo" (Memorial, 90), mediante la renuncia, la pobreza y la humildad. De este modo, abandonándoos a la Providencia, podréis consagraros con celo a vuestra labor educativa y ser auténticos maestros de vida para los jóvenes. En un mundo caracterizado por la fragilidad y las dificultades sociales y familiares, es importante preparar el futuro, brindando a los jóvenes una formación integral, que les ayude a descubrir los principios espirituales, morales y humanos, para que construyan su personalidad y participen activamente en la vida de la sociedad.

Con el espíritu apostólico que os ha transmitido el padre Jean-Marie de la Mennais y que se ha desarrollado a lo largo de vuestra historia, os aliento vivamente a dar un impulso cada vez más vigoroso al compromiso misionero de vuestro instituto. El anuncio del Evangelio por medio de la educación es hoy más necesario que nunca. Al proseguir vuestros esfuerzos en favor de la formación de los jóvenes, especialmente en los ambientes sociales menos favorecidos o entre los pueblos más necesitados, manifestáis valientemente que "el amor preferencial por los pobres tiene una singular aplicación en la elección de los medios adecuados para liberar a los hombres de esa grave miseria que es la falta de formación cultural y religiosa" (Vita consecrata, 97). Por medio de vuestros compromisos generosamente asumidos día a día entre los jóvenes, sed educadores consagrados completamente a la gloria de Dios y al servicio de su reino.

Vuestro modo de vivir estos compromisos os invita a encontrar en la vida comunitaria un lugar de santificación e inspiración, para discernir juntos, en unión de espíritu y corazón, la voluntad del Padre y realizar sus designios con fidelidad al carisma de vuestro fundador. Que vuestras comunidades, con los colaboradores laicos que comparten de modo específico la espiritualidad y la misión del instituto, susciten con audacia respuestas evangélicas a los grandes interrogantes del mundo de los jóvenes.

Con la alegría del jubileo, os encomiendo a la protección de la Virgen María, Madre de la misericordia, y os imparto de todo corazón una particular bendición apostólica, que extiendo a todos los Hermanos de la Instrucción Cristiana de Ploërmel y a sus colaboradores, así como a los jóvenes que se benefician de vuestro servicio educativo.

 



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