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CELEBRACIÓN MARIANA
PARA LA CLAUSURA DEL MES DE MAYO EN EL VATICANO

PALABRAS DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II
LEÍDAS POR S.E. MONS. LEONARDO SANDRI

Gruta de la Virgen de Lourdes en los Jardines Vaticanos
Lunes, 31 de mayo 2004

 

Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio;
amadísimos hermanos y hermanas: 

1. Deseo unirme espiritualmente a vosotros, que participáis en el tradicional encuentro mariano que se celebra al concluir el mes de mayo en el Vaticano. Dirijo mi cordial saludo a los señores cardenales y prelados, a los sacerdotes, a los religiosos y religiosas, y a todos los presentes. Doy las gracias a los que han colaborado en la realización de este sugestivo momento de oración.

2. El mes de mayo termina con la fiesta litúrgica de la Visitación, segundo misterio gozoso, que infunde en los corazones un soplo siempre nuevo de esperanza. El encuentro de María con Isabel está totalmente animado por el Espíritu Santo, que llena de alegría a ambas madres y hace que salte de gozo el profeta en el seno de Isabel. Este año celebramos la fiesta de la Visitación al día siguiente de Pentecostés, y eso nos lleva a pensar en el viento del Espíritu, que impulsa a María, y con ella a la Iglesia, por los caminos del mundo, para llevar a todos a Cristo, esperanza de la humanidad.

3. También las llamitas de las velas que habéis llevado en las manos durante la procesión simbolizan la esperanza que Cristo, muerto y resucitado, ha dado a la humanidad. Amadísimos hermanos y hermanas, sed siempre portadores de esta luz. Más aún, como recomienda el Señor a los discípulos, sed vosotros mismos esa luz (cf. Mt 5, 14) en vuestra casa, en cualquier ambiente y en todas las circunstancias de la vida. Sedlo con vuestro fiel testimonio evangélico, siguiendo cada día el ejemplo de María, discípula perfecta de su Hijo divino.

Que ella os obtenga este don del Espíritu Santo, el Maestro interior. Lo pido también yo para vosotros al Señor, a la vez que os renuevo mi afectuoso saludo y os bendigo a todos de corazón.

Vaticano, 31 de mayo de 2004

JUAN PABLO II



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