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ALOCUCIÓN DEL PAPA JUAN PABLO II
A LOS AGENTES DE LA COMISARÍA QUE SE HALLA JUNTO AL VATICANO


Sábado 15 de enero de 2005

 

Señor dirigente;
señores funcionarios y agentes de la comisaría de policía
que prestáis servicio junto al Vaticano:

1. Me alegra acogeros y dar a cada uno mi cordial bienvenida. Os saludo con afecto a todos. En particular, saludo al doctor Salvatore Festa, y le agradezco las amables palabras que me ha dirigido en nombre de todos. Deseo expresaros a vosotros y a vuestras familias mi más sincera felicitación con motivo del año recién iniciado.

¡Ojalá que sea un año sereno, rico especialmente en bendiciones y consolaciones celestiales!

Ciertamente, para los cristianos el don más grande es Jesús, nuestra salvación. En la Eucaristía, ha querido quedarse con nosotros:  se ha hecho nuestro "viático", es decir, nuestro alimento espiritual para el camino de la vida. Él nos sostiene en las pruebas y en las dificultades; nos fortalece en la esperanza y en el compromiso de cada día.

2. Durante este año, dedicado en particular a la Eucaristía, todos los fieles están llamados a participar cada vez con mayor fervor en la celebración de la santa misa, especialmente el domingo.

Que también para vosotros, queridos hermanos, la misa dominical constituya una ocasión privilegiada para un encuentro personal con Cristo.

A la vez que os aseguro mi recuerdo en la oración, os renuevo la expresión de mi gratitud y de mi aprecio por el servicio que prestáis con abnegación y fidelidad, y os bendigo de corazón a vosotros y a vuestras familias.

 



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