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CARTA DE SU SANTIDAD PABLO VI
A SU MAJESTAD BALDUINO I, REY DE BÉLGICA,
EN EL XXV ANIVERSARIO DE SU REINADO

 

A Su Majestad Balduino I,
Rey de los Belgas.

Nos complace mucho presentar a vuestra Majestad, en estos días en que Bélgica celebra el vigésimo quinto aniversario de vuestra subida al trono, nuestra cordial felicitación acompañada de los deseos que nos inspira esta feliz circunstancia. Vuestra Majestad recibió la pesada carga de guiar a su país en tiempos difíciles, cuando Europa se levantaba con dificultad de las ruinas morales y materiales acumuladas por la segunda guerra mundial. Todavía en estos momentos, ¿qué país puede hacer alarde de no estar sometido a las dificultades que son la herencia de nuestra zarandeada época? Nos alegramos, pues, vivamente, al ver que las celebraciones que señalan con gozo los veinticinco años de vuestro reinado, manifiestan la estima y la confianza unánimes de todo un pueblo para con su soberano, y estamos seguro de que tales solemnidades contribuirán a reforzar más aún la unidad de vuestro país para permitirle realizar plenamente su papel en Europa y en el mundo.

La sabiduría de los gobernantes coloca, con razón, en primer lugar la búsqueda de la concordia y de la paz públicas; éstas constituyen el objeto de vuestros constantes desvelos, de la misma numera que unís a la preocupación por el bien de vuestros ciudadanos el afán por justas relaciones entre los pueblos, que son la mejor garantía de esta paz. También nosotros sentimos el gozo de manifestaros de nuevo nuestra satisfacción y nuestra gratitud por la manera como siempre habéis recibido los insistentes llamamientos que todos los años lanzamos en favor de la paz en el mundo. Nos complace también evocar el recuerdo de vuestra visita del pasado año, cuando, con la Reina Fabiola, habéis dado un buen ejemplo de vida cristiana participando con sencillez, al igual que los demás hijos de la Iglesia, en el gran jubileo del Año Santo. Esperando que Vuestra Majestad siga, para el bienestar de su país, asumiendo todavía por largos años sus funciones reales en la cumbre del Estado, os deseamos, lo mismo que a su Majestad la Reina, que recibáis con abundancia los beneficios espirituales que nosotros imploramos del Señor según vuestras intenciones, y en prenda de los cuales os damos una particular bendición apostólica, que de corazón hacemos extensiva a todos los hijos de Bélgica.

Ciudad del Vaticano, 25 de junio de 1976.

PAULUS PP. VI


* L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.32, p.7.

 



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