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DISCURSO DE SU SANTIDAD PABLO VI 
AL SR. THOMAS V. COMMINS,
EMBAJADOR DE
IRLANDA ANTE LA SANTA SEDE*

Jueves 26 de junio de 1970

 

Señor Embajador:

Sentimos una doble satisfacción al recibir las cartas credenciales que usted nos presenta de parte del Presidente de Irlanda.

Pues no sólo saludamos y damos le bienvenida en usted al representante ante la Santa Sede de su estimado país y de sus apreciados dirigentes, sino que además le deseamos una vuelta feliz al puesto que usted ocupó ya con tanta distinción.

Irlanda ejerce a escala mundial su influencia para el bien. En gran número y con no menor celo, sus misioneros han salido por todo el mundo para predicar la buena nueva de la salvación. Su pueblo ha ofrecido una ayuda ilimitada en lo referente al progreso en la educación y en el cuidado de la salud. En las asambleas internacionales, sus representantes han cumplido plenamente su papel patrocinando la gran causa de le paz y de la concordia en el mundo.

Rogamos a Dios que la luz de Irlanda brille durante largo tiempo a la vista de los hombres. Le pedimos también que al conceder en medida creciente bendiciones materiales al pueblo irlandés, conserve y aumente sus dones espirituales por medio de la santidad de vida, con el cuidado fraternal por el bienestar del prójimo, y con la armoniosa cooperación y concordia, deseamos que demostréis ser plenamente dignos de todo lo mejor de vuestras gloriosas tradiciones.

A Su Excelencia le repetimos sinceramente nuestra bienvenida y le aseguramos nuestra colaboración más plena para el cumplimiento de su misión.

Le pedimos también que dé a conocer a Su Excelencia el Presidente nuestra gratitud por sus buenos deseos y le asegure nuestras oraciones por su bienestar personal y por el de todo el pueblo de Irlanda. A todos impartimos de todo corazón nuestra bendición apostólica.


*L'Osservatore Romano, edición en lengua española, n.27, p.11.

 



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