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JOSEPH FÜHRICH (1800-1876)
VÍA CRUCIS 1844-46
IGLESIA DE SAN JUAN NEPOMUCENO - VIENA

DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la cruz

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según San Juan. 19, 28 - 30

Sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera la Escritura dijo: “Tengo sed”. Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: “Está cumplido”. E, inclinando la cabeza, entregó el espíritu.


MEDITACIÓN

Cuando la muerte llega después de una dolorosa enfermedad, se suele decir con alivio: “Ha terminado de sufrir”. En cierto sentido, estas palabras sirven también para Jesús. Sin embargo, frente a la muerte de cualquier hombre y mucho más de ese hombre que es el Hijo de Dios, son palabras demasiado limitadas y superficiales.

Efectivamente, cuando Jesús muere, el velo del templo de Jerusalén se rasga en dos mientras tienen lugar otros signos, que hacen exclamar al centurión romano que estaba de guardia en la cruz: “Realmente éste era Hijo de Dios” (cf. Mt 27, 51-54).

En realidad, nada hay tan oscuro y misterioso como la muerte del Hijo de Dios, que junto con Dios Padre es la fuente y la plenitud de la vida. Pero, tampoco hay nada tan luminoso, porque aquí resplandece la gloria de Dios, la gloria del Amor omnipotente y misericordioso.

Frente a la muerte de Jesús, nuestra respuesta es el silencio de la adoración. Así nos encomendamos a él, nos ponemos en sus manos, pidiéndole que nunca nada, tanto en la vida como en la muerte, nos pueda separar de él (cf. Rom 8, 38-39).


Todos
:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Vidit suum dulcem Natum
morientem desolatum,
cum emisit spiritum.

 

© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana

     

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