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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

de la Comisión para la información de la
X ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
30 de settiembre-27 de octubre 2001

"El Obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo"


El Boletín del Sínodo de los Obispos es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico y las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

22 - 12.10.2001

RESUMEN

DÉCIMO SEXTA CONGREGACIÓN GENERAL (JUEVES, 11 DE OCTUBRE DE 2001 -POR LA MAÑANA) (CONTINUACIÓN)

  • MENSAJE DEL PATRIARCA ECUMÉNICO AL PRESIDENTE DEL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA PROMOCIÓN DE LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS

Publicamos a continuación el Mensaje del Patriarca Ecuménico de Constantinópolis Su Santidad Bartholomaios I al Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos S. Em. R. Cardenal Walter Kasper del 30 de septiembre de 2001, leído por el Delegado fraterno para el Patriarcado Ecuménico, S. Em. Ambrosius, Metropolita de Oulu, Iglesia Ortodoxa de Finlandia, en la Décimo Sexta Congregación General del jueves por la mañana 11 de octubre de 2001:

Su Eminencia Cardenal Walter Rasper

Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos

Amado hermano en Jesucristo, que la gracia y la paz de Dios sea con vos.

Con gran alegría y gratitud hemos recibido vuestra invitación, según el deseo de Su Santidad el Papa de Roma Juan Pablo II, para enviar un delegado fraterno a participar activamente en la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos de la Iglesia Católica Romana, que tiene lugar en Roma del 30 de septiembre al 27 de octubre sobre el tema "El Obispo: Servidor del Evangelio de Jesucristo para la Esperanza del Mundo".

Deseamos informaros que hemos designado como representantes del Patriarcado Ecuménico al Obispo de Reghion, Su Excelencia Emmanuel, para los primeros días del Sínodo, y para los días siguientes, al Metropolita de Oulu, Su Excelencia Ambrosius, quienes trasmitirán directamente al Secretario General del Sínodo, Su Eminencia el Cardenal Jan P. Schotte y a todos los Padres sinodales nuestros más cordiales saludos y nuestro amor fraterno.

Al mismo tiempo queremos expresar nuestra satisfacción por el tema elegido para este sínodo. Este argumento hace que los Obispos tomen conciencia de su principal deber, que es el servicio al mundo, como dijo el Apóstol Pedro cuando propuso la elección de los siete diáconos (Hch 6,2), y que el Apóstol Pablo repitió a Tito, cuando le escribió que el Obispo tiene que estar adherido a la palabra fiel, conforme a la enseñanza, "para que sea capaz de exhortar con la sana doctrina y refutar a los que la contradicen" (Tit 1,9).

Más allá de todos estos deberes, lo que prevalece es la palabra del mismo Señor Jesucristo a sus discípulos "Id por todo el mundo y proclamad la Nueva Buena a toda la creación" (Mc. 16,15) e "Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, ... y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt. 28, 19-20). La búsqueda de la verdad contenida en el Evangelio de Jesucristo es siempre real y necesaria y las enseñanzas deben ser consecuentes con "la sana doctrina", porque todos los hombres corren el riesgo de caer en el juicio subjetivo que podría inducirles a error, es decir, sustituir lo que Dios ha mandado con la aplicación de doctrinas hechas por hombres y mujeres.

Para tener un conocimiento seguro del Evangelio de Jesucristo, la mejor vía es la relación personal con Él, que viene del amor hacia Él y se completa con el cumplimiento de sus mandamientos. Todo esto debe estar acompañado de la plena confianza en Dios, que permite a Jesucristo venir y habitar en nuestros corazones, y cuando esto sucede, "Cristo vive en nosotros" y pensamos como Cristo y enseñamos lo que es verdadero y vivimos rectamente, sirviendo al Evangelio, que es la única esperanza de la humanidad.

Deseo cordialmente a todos los Padres sinodales que Nuestro Señor Jesucristo habite en sus corazones, para que cada uno de ustedes pueda servir al Evangelio, esperanza del mundo, como Cristo lo desea.

30 de Septiembre de 2001

Su Eminencia, Amado hermano en Cristo

Bartholomew

Arzobispo de Constantinopla.

[00307-04.06] [nnnnn] [Texto original: italiano]

[Traduccíon no oficial de la versíon inglésa facilitada por el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos]

DÉCIMO OCTAVA CONGREGACIÓN GENERAL (VIERNES, 12 DE OCTUBRE DE 2001 - POR LA MAÑANA) (CONTINUACIÓN)

  • INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

En la apertura de la Décimo Octava Congregación General del viernes 12 de octubre de 2001 intervinieron los siguientes Padres sinodales, que no han podido hablar en la Décimo Séptima Congregación General del jueves por la tarde, 11 de octubre de 2001, por falta de tiempo:

Damos a continuación los resúmenes de las intervenciones:

S.E.R. Mons. Marcelo Arturo GONZÁLEZ AMADOR, Obispo de Santa Clara (Cuba)

Procedo de una Iglesia pequeña, que ha tenido que fijar su mirada en el Traspasado, en el Cristo doliente y Resucitado, para encontrar en Ella razón de su ser, la fortaleza indispensable en medio de las pruebas y la paciencia necesaria para vivir en la esperanza, asumiendo cada instante de su historia como tiempo de gracia, hora de Dios.

Mi reflexión nace a partir del número 9 del Instrumentum Laboris: el nuevo rostro del obispo. Todo esto me lleva a pensar en cinco aspectos. 1. Somos los hombres de Dios y los hombres nos quieren como Dios: Santos. Ellos nos buscan para encontrar en nosotros lo que no pueden encontrar en otros, a Dios; quieren que les hablemos de Dios, con nuestra experiencia, y quieren que le hablemos a Dios de ellos. 2. Nos quieren ver totalmente libres, sin dependencias ni ataduras, sin sumisiones ni filiación a poder alguno, a nadie; sin condicionamiento y manipulación de ningún tipo. Es decir, nos quieren totalmente distantes de los poderes políticos y económicos, plenamente a disposición de Cristo, Única fuente de salvación 3. Los fieles nos quieren hombres capaces de iluminar los criterios y aunar las voluntades, es decir, de crear un ambiente de consenso. 4. La vida cotidiana nos lleva a estar en relación con todos los hombres. Este pueblo espera de nosotros la delicadeza ante toda miseria humana y la valentía de defender los derechos de todo hombre, por los medios legítimos y sin intenciones torcidas, sin esperar a cambio recompensa ni protagonismo. 5. La Iglesia, y nosotros pastores los primeros, estamos llamados a dar pasos concretos, a tener gestos bien marcados de apoyo y acompañamiento a todos, pero bien en particular a las personas que viven en situaciones límites y difíciles. Finalmente, quiero manifestar al Santo Padre la gratitud de la Iglesia cubana por su persona y por su entrega constante de cada día. Gracias por aquellos cinco días del mes de Enero de 1998, cuando pisó suelo cubano como "Mensaje de la verdad y la esperanza". Y aprovechar esta oportunidad para agradecer a todas las Iglesias hermanas el apoyo que han brindado a la Iglesia que vive en Cuba.

[00300-04.03] [in230] [Texto original: español]

S.E.R. Mons. Paulin POMODIMO, Obispo de Bossangoa y Presidente de la Conferencia Episcopal (Republica Centroafricana)

La Iglesia particular de la República Centroafricana se sitúa y evoluciona en un país pobre que se encuentra frente a tantos problemas: el SIDA, la falta de respeto por los derechos del hombre, la pobreza económica, el analfabetismo, la elevada tasa de mortalidad, el "tribalismo", los salarios atrasados y las frecuentes huelgas.

Mi discurso se refiere a tres punto principales inspirados en el Instrumentum Laboris.

El primer punto concierne al título mismo de este documento, que habla del obispo como Servidor del Evangelio de Jesucristo por la esperanza del mundo. Con respecto a nuestra situación, la primera misión del obispo es la de anunciar la Buena Nueva de Jesucristo. Esto significa tener en cuenta las situaciones concretas de las personas y anunciarles que Dios les ama.

El segundo punto proviene del punto número 141 del Instrumentum Laboris que habla del obispo como padre y defensor de los pobres.

Las personas más vulnerables de la sociedad deben advertir la eficacia de la Buena Nueva. Así, nuestra Conferencia episcopal ha individualizado dos prioridades: la santidad y la instrucción. Esta acción permite cantar la esperanza cristiana y proclamar la victoria pascual sobre el mal.

Solidarios con los pobres, los pequeños, debemos gritar nuestra indignación frente a las malvadas políticas comerciales y farmacéuticas. Unamos nuestra voz a la de las ONG que piden un acceso equitativo a los medicamentos.

El tercer punto se refiere al punto número 142 del Instrumentum Laboris.

Frente a los derechos de los pequeños, que son completamente ignorados por nosotros, nosotros formamos e informamos. Nuestras emisoras de radio católicas sostienen esta acción.

El Evangelio es una fuerza que no deja lugar para la fatalidad. Dios nos quiere de pie y libres de toda constricción.

La miseria que oprime al pueblo africano hoy nos obliga a recuperar la dimensión subversiva y transformadora del Evangelio.

La cultura africana se resume en una incansable búsqueda de la vida. Esta vida a la cual aspiramos con cada fibra de nuestro ser, Cristo nos la ofrece en abundancia. Seamos, por lo tanto, centinelas de la vida.

[00298-04003] [IN231] [Texto original: francés]

 
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