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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

de la Comisión para la información de la
X ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
30 de settiembre-27 de octubre 2001

"El Obispo: servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo"


El Boletín del Sínodo de los Obispos es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico y las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

24 - 16.10.2001

RESUMEN

VIGÉSIMA CONGREGACIÓN GENERAL (MARTES, 16 DE OCTUBRE DE 2001 - POR LA TARDE)

A las 17:00 horas de hoy, martes 16 de octubre de 2001, en presencia del Santo Padre, con la oración del Adsumus, ha dado inicio la Vigésima Congregación General de la X Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos para la conclusión de la lectura en el Aula de las Relaciones de los Círculos Menores. Presidente Delegado de turno S. Em. R. Card. Bernard AGRE, Arzobispo de Abiyán.

En la apertura de los trabajos de la Congregación el Secretario General del Sínodo de los Obispos S. Em. R. Card. Jan Pieter SCHOTTE, C.I.C.M. ha dado la comunicación que publicamos a continuación.

En esta Congregación General que ha concluido a las 19:00 horas con la oración del Angelus Domini estaban presentes 232 Padres.

COMUNICACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS

Ahora que las relaciones de los Círculos menores han sido presentadas en el aula, es oportuno que dediquemos nuestra atención a la próxima fase de los trabajos.

En la letra c) del artículo sesenta y siete del Vademecum (67c) se habla de la elección de los miembros del consejo de la Secretaría General. Lean conmigo por una vez este artículo. Este reglamento del procedimiento proviene, en parte, del Código de Derecho Canónico, en parte del Código de los Cánones de las Iglesias Orientales y, por último, en parte del Ordo Synodi, como se ha subrayado en la nota número treinta y cinco del mismo Vademecum.

Las normas son las siguientes:

1) Número: quince, de los cuales doce (12) elegidos y tres (3) nombrados por el Santo Padre (para alcanzar un equilibro: por ejemplo padres de las Iglesias Orientales, de la Curia Romana, de una región no representada).

Los que tienen derecho a la elección pasiva: los padres sinodales del obispo de esta asamblea.

Los que tiene derecho a la elección activa: todos los padres sinodales eligen con voto directo los doce miembros elegidos.

4) Para obtener un resultado ecuánime en términos de representación de los miembros de cada

región, se requiere que el voto de cada elector se refiera a tres padres para cada continente: África, América, Asia (incluida Oceanía), Europa, tal como se lee en la lista preparada a este propósito.

5) Se excluye el escrutinio ya efectuado por la asamblea regional (por ejemplo, si los padres de África eligen tres exponentes africanos), porque el Sínodo no es una conferencia de las conferencias sino que está compuesto por obispos con igual dignidad y autoridad.

6) Si dos padres de la misma conferencia episcopal obtienen la mayoría absoluta o relativa, se elige solamente a uno, el que haya obtenido más votos, o si no, en caso de igualdad, al más anciano.

Para evitar manipulaciones antes de la elección por obra de los así llamados "grupos de presión" o conciliábulos secretos, como ha enseñado la historia pasada del Sínodo, los Presidentes Delegados han juzgado oportuno proceder, a manera de experimento, a una especie de sondeo de opinión acerca de las preferencias de cada continente. Esta encuesta previa no obliga a nada a los padres en la votación sucesiva, que debe desarrollarse con la plena libertad de cada uno.

El sondeo de opinión será conducido de la siguiente manera: los padres de un mismo continente indican diez (10) nombres de ese continente, extraídos de la lista de los padres. Efectuado el total de las indicaciones, antes de realizar la primera votación, se anuncian los nombres de los diez (10) padres que han sido indicados el mayor número de veces. A continuación se procederá a la votación según el reglamento en vigor.

De tal manera se espera que la elección de los miembros del consejo responda más y mejor a las prerrogativas de libertad, eficacia, catolicidad en la representación de las Iglesias particulares extendidas por todos los continentes. Por tanto, examinen la hoja que les ha sido distribuida, con este criterio: los miembros de cada uno de los continentes han recibido una hoja con los nombres de los miembros de su mismo continente que pueden ser elegidos en el consejo. Cada miembro tiene que indicar diez nombres, poniendo un signo al lado de cada nombre elegido.

Mediante este preselección de nombres se llegará a la lista de los miembros que han sido indicados mayor cantidad de veces, de manera que en la elección final todos los padres sinodales reciban una ayuda útil para la votación, siempre dentro del máximo respeto de la libertad de cada votante al elegir a los miembros del consejo.

8) Se ruega encarecidamente a los padres cuyos nombres hayan salido en el sondeo de opinión y en la votación conclusiva que comuniquen si, en adelante, sus deberes en su ministerio les permitirán estar presentes en las reuniones del Consejo, que se realizarán por lo menos dos veces al año. Esto se recomienda para de que no vuelva a repetirse lo que ha ocurrido en años anteriores, es decir, que a causa de múltiples obligaciones vinculadas a sus diócesis, a la Curia Romana o a sus viajes por el mundo, dejaban de lado frecuentemente el consejo, de tal manera que algunos de ellos no han participado nunca o casi nunca de las reuniones del Consejo.

[00324-04.03] [NNNNN] [Texto original: latino]

RELACIONES DE LOS CÍRCULOS MENORES (CONCLUSIÓN)

Después fueron presentadas, siguiendo el orden de presentación de la petición de intervención, las siguientes Relaciones de los Círculos Menores, preparadas por los Relatores de los Círculos Menores:

Publicamos a continuación los resúmenes de las Relaciones de los Círculos Menores presentadas en la Décimo Novena Congregación General:

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR GALLICO A: S.E.R. Mons. Jean-Claude MAKAYA LOEMBE, Obispo de Pointe-Noire (República del Congo)

Observación general: El texto síntesis insiste en la comunión mientras el tema del Sínodo invita a reflexionar sobre el obispo servidor del Evangelio de Jesucristo para la esperanza del mundo; ¿se trata tal vez de otra forma de afrontar esta cuestión estructurándola en torno al obispo, garante de la comunión? Si es así, esperamos que la dimensión misionera y el servicio de la esperanza subrayados en el Instrumentum laboris no se diluyan.

El obispo, maestro de la fe. Aunque el obispo debe intervenir en las cuestiones éticas para enunciar un cierto número de preceptos morales, el centro viviente de su anuncio tiene que ser la Palabra de Dios. Debe presentar al Hijo de Dios encarnado en la historia del mundo (sobre todo en los países en los que está presente el Islam) y destacar el aspecto dramático y liberador de la fe en Jesús, insistiendo en el Cristo muerto y resucitado.

El obispo, maestro de vida espiritual. La Palabra de Dios, la experiencia de María, el testimonio de algunos sacerdotes y laicos, las corrientes espirituales reconocidas en la Iglesia... constituyen otras tantas fuentes para alimentar la vida espiritual del obispo, que está llamado a vivir según la lógica de su maestro. No puede comunicar más que lo que vive.

Las relaciones con los sacerdotes. Para los sacerdotes, el obispo es un hermano y un padre, pero también un pastor y un jefe. Como hermano y padre, está llamado a conocer la situación real de vida de sus sacerdotes fijándose en lo que viven, acogiéndoles y visitándoles con regularidad, acompañándoles espiritualmente en un impulso de diálogo...

Pastoral de las vocaciones. El obispo tiene que poner en marcha una buena pastoral juvenil (camino de vocaciones) y confiar a un equipo compuesto por sacerdotes y laicos la tarea de seguir las vocaciones.

La colegialidad. Esta colegialidad en el ámbito de la comunión jerárquica, como bien se ha subrayado en el texto, no debe ser sólo afectiva, sino también efectiva. El procedimiento adoptado para elegir un obispo puede representar una buena ocasión para vivir la dimensión efectiva de la colegialidad. Se dará la prioridad sobre todo a la opinión de la Conferencia Episcopal o a la de la provincia eclesiástica.

Las provincias eclesiásticas. Para que su constitución no sea una simple formalidad, la subdivisión geográfica debe responder a las nuevas expectativas de las iglesias diocesanas: por ejemplo, elaborar un plano pastoral único para la provincia... se trata de una institución que favorece la colegialidad.

Relaciones con las parroquias. Sin ponerse en lugar del párroco, el obispo debe tomarse interés por la visita pastoral parroquial para verificar, animar, dar impulso a la misión de evangelización en una dinámica de corresponsabilidad.

La pobreza. Distinguimos en el mundo situaciones socio-económicas de pobreza y de miseria que exigen una conversión de la Iglesia, y en particular de los obispos junto a sus colaboradores, a la práctica de la pobreza evangélica. La dimensión social de la fe forma parte del anuncio del Evangelio. Cristo nos llama a luchar contra la pobreza entendida como miseria, con un corazón de pobre.

La inculturación. En una sociedad multicultural caracterizada por el desarrollo, por la movilidad y por la mundialización, ¿cómo se puede mantener la propia identidad cultural e incluso cristiana? Por eso, la reflexión del Papa que pide que nuestra fe se haga nuestra cultura muestra toda su actualidad. Toda la vida humana es un lugar en el que dialogan diversas culturas.

[00319-04.03] [cm008] [Texto original: francés]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR HISPANICUS-LUSITANUS C: S.E.R. Mons. Carlos AGUIAR RETES, Obispo de Texcoco (México)

Como siervo del Evangelio, corresponde al Obispo dar testimonio de Cristo muerto resucitado: muerto por nuestros pecados y resucitado para la esperanza de nuestra salvación. Este es el núcleo de la buena neuva anunciada por los apóstoles, que debe ser proclamado hoy por sus sucesores los Obispos con un lenguaje convincente y atrayente.

En su función profética, el Obispo debe tener en cuenta la adhesión personal del creyente a la Persona de Cristo que debe suscitar la fe y la aceptación de su contenido. En este sentido, debe tener en cuenta la particular cultura de su grey, para anunciar el Evangelio en términos actuales y asequibles. Asimismo, hay que predicar un Dios que no es estático, sino que nos ha prometido la salvación: en esa promesa radica nuestra esperanza.

En la civilización actual prevalece una cultura que privilegia la autonomía, el relativismo, la inmanencia y la autosuficiencia. De frente a esta situación, hay que proponer el kerigma cristiano con todo su peso de verdad revelada del cual el Obispo es Maestro auténtico por la autoridad recibida de Cristo, en su Diócesis en comunión con Pedro.

Han de ser subrayados algunos elementos de la común espiritualidad cristiana en la consideración de la espiritualidad episcopal: el discipulado en Cristo, y el poner el eje de la espiritualidad en la palabra de Dios: el Obispo la escucha en la Escritura, integra en la vida sus exigencias, y la anuncia a los hombres. Sin embargo, lo específicamente episcopal de la espiritualidad se determina a partir del orden sacramental recibido, como participación plena en el sacerdocio de Cristo, que configura al Obispo con Cristo Cabeza, Pastor y Esposo de la Iglesia. El punto de partida es la condición de capitalidad en la Iglesia, recibida sacramentalmente, ejercida en la sucesión apostólica y puesta al servicio de la comunión en tensión misionera. La efusión del Espirito Santo sacramentalmente recibida continúa a lo largo de su ministerio. La lectio divina ejercida desde la cátedra episcopal es también fuente de vida en el Espíritu.

El servicio a los pobres y, más ampliamente, la caridad pastoral, son elementos intrínsecos de la espiritualidad episcopal. El Obispo debe relacionarse con los presbíteros como adre, hermano, y amigo. La paternidad es la mejor manera de ser Obispo. La relación fundamental es sacramental. El Obispo debe escoger buenos formadores para el Seminario. Dar prioridad a la formación permanente del clero, dar prioridad a su atención personal: salud, vejez, y en situaciones de especial dificultad. El Obispo debe promover un presbiterio muy unido al Obispo para realizar el plan pastoral diocesano. Dios llama cuando quiere y donde quiere. La oración por las vocaciones es de importancia fundamental. Es misión de la Iglesia es preparar el terreno para el florecimiento de las vocaciones, favoreciendo el encuentro con Jesucristo vivo. La promoción de vocaciones está en estrecha relación con ciertas realidades contextuales que no pueden obviarse: la reducción general del número de hijos por familia, la crisis de la institución familiar en si misma; la secularización de las grandes ciudades, el relativismo moral, la actual dificultad de la juventud para asumir compromisos para toda la vida.

Es necesario que el Obispo impulse en los presbíteros la formación para el acompañamiento espiritual y la educación en el discipulado. Conviene asimismo fomentar los ambientes familiares y las pequeñas comunidades como cuna de vocaciones, y que sean las comunidades quienes den testimonio de la calidad de los candidatos. La colegialidad afectiva, impregnada del amor a la Iglesia y a los demás hermanos en el episcopado, es condición y fuente de la colegialidad efectiva. La comunión está en dependencia de la misión, en el sentido que las diversas formas de gobierno colegial están al servicio de la misión. Los sínodos continentales han sido una experiencia positiva, que conviene repetir. Es necesario impulsar la colaboración intercontinental entre las Conferencias episcopales. La situación actual en Africa reclama urgentemente esta colaboración, y lo mismo puede decirse respecto a la actual distribución mundial del clero. A nivel regional, las reuniones entre distintas Conferencias episcopales para tratar temas comunes da buenos resultados. El Metropolitano debe ser revalorado como promotor de la comunion. Las Provincias deben ser constituidas con semejanza de situación sociologica y pastoral. La Parroquia como centro evangelizador sigue siendo válida y necesaria. La parroquia es lugar de presencia del Obispo a través del Párroco. La Parroquia debe ser un espacio de encuentro con Cristo Vivo. Testimonio de la Iglesia madre que busca y atiende a sus hijos. La parroquia debe ser misionera y evangelizadora. Promotora de pequeñas comunidades. Toda Parroquia debe promover Catequesis, Sacramentos, y la Caridad a los pobres. El Obispo es responsable de exigir las estructuras previstas: Consejos pastorales parroquiales y de asuntos económicos. Ante la pluralidad de carismas y espiritualidades en la Iglesia el Obispo debe promover a sus sacerdotes diocesanos en la espiritualidad de la comunión. La curia debe ser expresión de la caridad pastoral del Obispo. La probeza vivida en la administración de los bienes eclesiásticos se manifiesta en la consideración del carácter social (y no personal) de esos bienes. El celibato y la obediencia son expresiones de la pobreza. Señalamos algunos criterios y orientaciones: 1.Compartir los bienes es una manera de testimoniar la pobreza. 2.La asistencia social sigue siendo necesaria no puede sustituirse por la sola promoción. 3.Conviene afirmar la eficacia de trabajar por la justicia social desde la doctrina social de la Iglesia. 4. Recoger las nuevas formas de pobreza en sus nuevos rostros: la mujer marginada, los indocumentados y migrantes, los indígenas, los encarcelados, los excluidos. Ante ellas debe lanzarse la nueva imaginación de la caridad. 5. La cuestión de la Deuda extema es factor y causa de la pobreza debe continuar el empeño en su cancelación. El Obispo debe tener corazón de Pastor y ser servidor de la Verdad. Preocupado y sensible al fenómeno de las migraciones para darle espacio y atención pastoral. La Iglesia misma tiene un dinamismo de globalización y por ello debe afrontar con creatividad y entusiasmo esta nueva Epoca.

[00320-04.04] [cm009] [Texto original: español]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR ITALICUS B: S.E.R. Mons. Cosmo Francesco RUPPI, Arzobispo de Lecce (Italia)

El Grupo italiano "B", guiado por el Card. Dionigi Tettamanzi, arzobispo de Génova, ha discutido detenidamente los problemas indicados en el cuestionario y, haciéndose eco de la amplia discusión en el Aula, ha tratado en profundidad algunos temas particulares, entre ellos el de la colegialidad.

El Obispo, se ha dicho, debe ser "doctor veritatis" y por esto, debe anunciar, en su totalidad, la doctrina de Jesús y de la Iglesia, con la conciencia de que Jesús, el único Salvador y Señor, nos guía hacia el pleno conocimiento de Dios y de la vida de gracia.

Al tratar sobre la santidad y la espiritualidad del Obispo, los Padres han insistido varias veces en la necesidad de que él esté siempre en el camino de la santidad y que se convierta, para todos y en primer lugar para los sacerdotes, en auténtico maestro de oración y guía espiritual. Por este motivo, se debe reflejar su humildad y pobreza, su fe, esperanza y caridad, ofreciendo a la grey, como modelo, su vida misma y su servicio apostólico.

Es importante la relación entre el Obispo y los presbíteros ligados a él por el vínculo del sacramento del Orden sagrado. Desde esta perspectiva, el Obispo debe considerar a los sacerdotes como un "don del Señor", debe amarlos, seguirlos, estimularlos, sostenerlos en las dificultades, inducirlos al seguimiento de Cristo Sacerdote, debe vivir en comunión con cada uno de ellos.

Debe ser constante, por lo tanto, el esfuerzo del Obispo en la pastoral vocacional, recordando que sin una sólida pastoral familiar y juvenil no será posible conseguir resultados estables y duraderos en el campo vocacional. También debe serlo su compromiso con la formación de los futuros presbíteros y, de manera particular, con el seminario, al cual debe asegurarle educadores cualificados y actualizados.

No menor debe ser la atención del Obispo hacia la parroquia y hacia cada comunidad parroquial, recordando la actualidad y centralidad pastoral, pero debe solicitar también la renovación de acuerdo, sobre todo, con la nueva evangelización. También la Curia diocesana, sabiamente guiada por el Obispo y sus directos colaboradores, puede convertirse en instrumento de renovación, coordinación y comunión pastoral.

Pero la atención primaria del Obispo debe estar, hoy, dirigida a los pobres, a todos los pobres: en dinero pero también en fe, esperanza, valores; a todos ellos debe llevar la esperanza en Cristo y anunciarles la Buena Nueva de la salvación. Un estilo de vida que abra el corazón a las innumerables pobrezas debe constituir el modelo de vida de cada Pastor de la Iglesia.

Es notable la preocupación del Grupo italiano por el tema de la colegialidad apostólica y la unidad de la Iglesia: la unidad de la Iglesia, de la que el Papa es guardián supremo, está en el corazón de todos los obispos. Es, por tanto, unánime la gratitud hacia el Santo Padre por su cotidiano, heroico y fascinante servicio a la unidad y a la caridad de todas las Iglesias.

La colegialidad episcopal, cum Petro et sub Petro, se expresa en el amor de cada Obispo por la Iglesia universal y por cada Iglesia particular y se transmite a través de la solicitud misionera hacia las Iglesias más pobres y necesitadas.

Son muchos los problemas que se presentan ante los ojos del Obispo: innumerables los sufrimientos y las instancias, pero es fuerte en él la esperanza en Cristo Resucitado y en el Señor que viene. De esta esperanza también el presente Sínodo ha sido un inmenso don que ha consolidando la comunión con el Romano Pontífice y ha hecho experimentar una sólida y generosa fraternidad entre los sucesores de los Apóstoles: Deseo la esperanza para un mundo postrado por los horrores de la guerra y de la pobreza, pero siempre abierto al viento del Espíritu.

[00321-04.03] [CM010] [Texto original: italiano]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR ANGLICUS C: S.E.R. Mons. John Olorunfemi ONAIYEKAN, Arzobispo de Abuja y Presidente de la Conferencia Episcopal (Nigeria)

Los tres puntos principales de nuestra relación son los siguientes:

Entre las verdades de fe que exigen una atención especial por parte del obispo cuando ejerce su ministerio magisterial, hemos identificado la doctrina de Jesús como único salvador del mundo, de la Iglesia como parte necesaria del plan de salvación de Dios y del ecumenismo adecuadamente comprendido. En el campo de la moralidad cristiana, debemos subrayar la doctrina social de la Iglesia, la enseñanza sobre el matrimonio y la familia y la ética del comportamiento sexual responsable.

La vida espiritual del obispo se debe centrar en su ministerio, sobre todo en la liturgia, la oración y la caridad pastoral, por la cual encuentra a Dios en el pueblo al que está sirviendo.

En su relación con el presbiterio, la familia de los sacerdotes, debe estar disponible para ellos como un padre, un hermano y un amigo. Los encuentros del consejo sacerdotal y otras reuniones sacerdotales construyen una relación que se profundiza a través de los contactos personales en las distintas ocasiones. El ministerio del obispo será valorizado si él lleva a cabo un sistema eficaz de delegación de sus deberes. Podemos mencionar aquí las funciones de los vicarios episcopales y, sobre todo, de los obispos auxiliares con autoridad efectiva para colaborar con el obispo diocesano.

La promoción de las vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa deben representar una solicitud prioritaria del obispo, en vista de la crisis general en este campo. Tenemos que aclarar y afirmar la identidad del sacerdote, rezar sinceramente por las vocaciones y elaborar un programa pastoral definido de promoción de las vocaciones. En algunas partes del mundo existe un boom de las vocaciones, por gracia de Dios y por la fe y las oraciones de la comunidad cristiana. Estas historias de éxitos deben ser celebradas y sostenidas. Los seminaristas necesitan una mayor atención. Hay una esperanza para un futuro mejor.

La colegialidad episcopal, con y bajo el Papa, afectiva y efectiva, es un signo característico de la Iglesia de hoy. El sínodo de los obispos, que se está convirtiendo en el instrumento más importante de dicha colegialidad, debe representar un tema de reflexión y desarrollo posteriores para mejorar su eficacia. La Curia Romana serviría mejor a la colegialidad si estuviese descentralizada. La reflexión actual sobre la naturaleza de las conferencias episcopales nacionales debe proseguir a lo largo de una línea de mayor autonomía y libertad de acción a nivel pastoral. La voz común de los obispos en la conferencia puede ejercer una gran influencia positiva cuando se dirige a las autoridades civiles, tanto nacionales como internacionales, para el bien de la sociedad.

El obispo es el pastor de toda la diócesis, por lo tanto su ministerio debe llegar a las parroquias donde los fieles viven la mayor parte de sus vidas de cristianos. El párroco representa el vínculo crucial entre la parroquia y el obispo. Por este motivo debe participar en la formulación de los programas pastorales que debería aplicar. La visita pastoral es la mejor ocasión que se le presenta al obispo para trabajar con las personas de la parroquia y desarrollar su ministerio.

7) El obispo debe ser un claro testimonio de la virtud de la pobreza, de la sencillez en el estilo de vida y, sobre todo, en la solicitud y atención preferente hacia las necesidades de los pobres que viven en su diócesis. Esta solicitud debería ir más allá de la diócesis para extenderse al mundo, preocupándose por las necesidades de las pobres víctimas de la injusticia del actual orden económico.

8) La inculturación, entendida como el esfuerzo por superar la distancia entre fe y cultura, representa un desafío en todas partes. Su fuerza y su concreto contenido dependerán de la cultura predominante, pero siempre debe tutelar la integridad de la fe católica y custodiar el don de unidad y comunión de la Iglesia de Dios.

9) En un mundo lleno de guerras y confusiones, temores y ansiedades, el reto del obispo en este nuevo milenio es el de ser, en las acciones y en los hechos, un servidor creíble del Evangelio de Cristo para la esperanza de nuestro mundo.

[00322-04.03] [CM011] [Texto original: inglés]

RELACÍON DEL CÍRCULO MENOR HISPANICUS-LUSITANUS A: S.E.R. Mons. Héctor Miguel CABREJOS VIDARTE, O.F.M., Arzobispo de Trujillo y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal (Perù)

EL OBISPO MAESTRO DE LA FE

El punto fundamental en el que el Obispo debe insistir para ejercer su magisterio, es la Persona de Jesús, su obediencia al Padre y su centralidad salvífica. Él es el que despierta a la vida y de su seguimiento nace la moral cristiana. Que se predique a Cristo, su cruz y su resurrección, como primer anuncio, frente a un mundo secularizado y hedonista.

Se insiste en la formación permanente del Obispo, espiritual, teológica, pastoral y en otros campos del saber, porque hay grandes progresos en la ciencia que ofrecen nuevas perspectivas, a la vez que originan dudas en la moral cristiana.

Fortalecer las Conferencias Episcopales, en comunión con el Papa y los demás Obispos, donde se pueden ofrecer muchos servicios.

Hoy se está perdiendo el profundo sentido de la dignidad de la persona y de allí se está perdiendo la conciencia del misterio, no sólo de Cristo, sino de la creatura de Dios.

EL OBISPO MAESTRO EN LA VIDA ESPIRITUAL

El Obispo no puede ser maestro de espiritualidad si primero no es discípulo de Jesús. De aquí nace la necesidad de estar con Jesús, ser hombre de oración y cumplir con la misión. Contemplación y misión son dos conceptos claves en el camino de santidad del Obispo.

La espiritualidad del Obispo se manifiesta en la imagen vivida del Buen Pastor y en la del Buen Samaritano. El Obispo debe estar cercano a su pueblo, especialmente al hombre doliente. Algunas notas que caracterizan la santidad del Obispo es el ser y vivir para los demás, la caridad y el servicio, la humildad, la sencillez y donde la devoción o perfil eucarístico y mariano sea incuestionable.

Acentuar en el Obispo la imagen del Padre. El Obispo como padre refleja el rostro paterno de Dios, siendo padre, da vida con los sacramentos, educa a las personas, perdona y es perdonando en la confesión, transmite bondad en el trato con los demás. Santificado y santificador.

COLEGIALIDAD AFECTIVA ENTRE LOS OBISPOS y EL SUCESOR DE PEDRO

Sobre la Colegialidad algunos Padres pidieron un ulterior estudio que caracterice mejor cuando la colegialidad es efectiva y el amplio campo de la colegialidad afectiva. Se comprende que en las Conferencias Episcopales, Conferencias Regionales, Consejos Continentales y Simposiums de Conferencias se trata de colegialidad afectiva según "Apostolos Suos", aunque se comprende también que no sólo se trata de buenas relaciones, sino de algo más profundo: de responsabilidad con nuestro ministerio. El Vaticano II sintetizó bellamente la Teología de la Iglesia, pero dentro de ella, la Teología del Ministerio Ordenado no está totalmente desarrollada y debería profundizarse.

Reconociendo que el principio de subsidiaridad procedente de la sociología ha sido fructuosamente desarrollado en la Doctrina Social de la Iglesia y ha regulado gran parte del Nuevo Código de Derecho Canónico y ante la dificultad de aplicarlo en Eclesiología, sería deseable un estudio de las consecuencias pastorales de la comunión existente entre el Primado de Pedro y los Obispos.

EL OBISPO TESTIMONIO DE VERDADERA POBREZA

Con el Santo Padre Juan Pablo II en la Novo Millenio Ineunte señalamos: Cómo es posible que, en nuestro tiempo, haya todavía quien se muera de hambre; quien esta condenado al analfabetismo; quien carece de la asistencia médica más elemental; quien no tiene techo donde cobijarse? Tenemos que actuar de tal manera que los pobres en cada comunidad cristiana, se sientan como en su casa (NMI 50)

Por otro lado, la deuda externa de los países del tercer mundo agrava la pobreza y aumenta la miseria, esta situación exige la cooperación de los Obispos de los países acreedores para lograr su condonación o reducción.

El Obispo está llamado a ser cada vez más cercano y defensor de los pobres. El estilo del Obispo debe ser sencillo y desprendido de bienes, humano en su trato, debe ser para todos y debe tratar con todos. El Obispo ha de estar libre de todo vínculo político partidista y sentirse libre frente a las autoridades. Intervenir para favorecer la política social y la justicia, impulsando la caridad, especialmente por los más necesitados y excluidos.

El Obispo debe defender la dignidad de toda persona, especialmente de los excluidos, e influir para que el concepto de persona excluida sea superado.

El Obispo debe ayudar a formar la conciencia honesta de los políticos, de los dirigentes de las naciones, para combatir y denunciar la corrupción sistemática y organizada y fomentar el interés por el bien común.

5.EL OBISPO y LA INCULTURACION.

Es necesario el anuncio del Evangelio sin ambigüedades, teniendo a San Pablo como modelo de evangelización de las culturas en todos los tiempos, sin imponer.

Debemos tener presente que la religiosidad popular bien aprovechada, es una gran reserva religiosa para la nueva evangelización, puede llevar a la conversión, al cambio de criterios y conservación de auténticos valores.

El Obispo y todos los agentes de pastoral deberán emplear en su misión evangelizadora, con dinamismo y creatividad, todos los medios de comunicación que hoy les ofrece el vertiginoso avance científico y técnico. Debe asumir con valentía y firmeza todos los llamados "areópagos" modernos la página web y el "púlpito virtual".

La Iglesia a través de los siglos, ha inculturado el Evangelio en las diversas manifestaciones artísticas de las culturas, de modo que el patrimonio cultural de la Iglesia es no sólo testimonio del pasado, sino instrumento valioso de evangelización; este acervo no sólo debe preservarse sino incrementarse con nuevas expresiones del arte.

[00325-04.05] [cm012] [Texto original: español]

INTERVENCIONES "IN SCRIPTIS"

Los siguientes Padres Sinodales han entregado sólo por escrito una intervención, no pronunciada en el Aula:

Publicamos a continuación el resumen de las intervenciones no pronunciadas en el aula, entregado por escrito por los Padres Sinodales:

S.E.R. Mons. Buti Joseph TLHAGALE, O.M.I., Arzobispo de Bloemfontein (Sudáfrica).

1) Colegialidad

Los miembros de la SACBC proponen que la colegialidad de los obispos se haga más efectiva.

Puesto que la comunión eclesial es lo que define a la Iglesia y representa el punto central de su renovación auspiciado por el Concilio Vaticano II, y puesto que existe una íntima conexión entre este ideal de comunión y el papel desempeñado por los obispos, la SACBC propone que se den pasos concretos a fin de hacer tal colegialidad más efectiva. El status consultivo del Sínodo de los obispos no se considera suficiente, ya que a menudo da la impresión de que la colegialidad no es más que un afirmación verbal a la que no corresponde ninguna realidad.

No se pueden proponer aquí las medidas concretas que podrían transformar el Sínodo de los Obispos en una estructura de deliberación, y sería igualmente imposible determinarlas durante la celebración del propio sínodo. Por lo tanto, la SACBC propone que esta estructura sea elaborada mediante un estudio y una consulta a escala mundial.

Un método para este proceso de estudio podría ser el de invitar a las Conferencias Episcopales para que esbocen, colaborando con otros grupos e instituciones de su área, algunas propuestas a lo largo de un año. El Consejo de la Secretaría General del Sínodo podría recogerlas y presentarlas de nuevo a las Conferencias Episcopales para que expresen su comentarios al respecto. Las orientaciones más importantes que salieran de dichos comentarios podrían presentarse a la Asamblea General siguiente para ser perfeccionadas y, finalmente, presentadas al Santo Padre.

Este proceso prolongado sería un primer paso concreto hacia la realización de una colegialidad efectiva. Además, haría que las Conferencias Episcopales se dieran cuenta de que el status de deliberación del Sínodo de los Obispos depende de su aceptación de una responsabilidad mucho más extensa.

2) Conferencias Episcopales

Los miembros de la SACBC proponen que las Conferencias Episcopales asuman una mayor importancia.

Ya que la Iglesia es comunión de todas las Iglesias particulares y el Obispo es el responsable de la edificación de la Iglesia a escala tanto local como universal, los obispos de la SACBC opinan que se tendría que otorgar un peso mayor a las conferencias episcopales. Los obispos sienten que las conferencias episcopales son algo más que una adecuada agencia técnica. Las conferencias son instrumentos naturales para cumplir con el designio divino de la comunión eclesial. Y así como la naturaleza humana creada por Dios hace de la asamblea local de los fieles un instrumento teológico, de la misma forma hace de las conferencias de los obispos una instrumento de orden teológico. La colaboración con las Conferencias Episcopales debe estar equilibrada con mucho cuidado por la individualidad y la autonomía de las diócesis, pero debe también recibir su status teológico adecuado.

3) Subsidiaridad

Los miembro de la SACBC proponen que la subsidiaridad sea reconocida como un principio de institución divina para definir la colaboración entre los distintos niveles del gobierno de la Iglesia.

La subsidiaridad debe ser considerada el principio que la sabiduría de Dios quiso en todas las relaciones. Por lo tanto debería considerarse el principio que rige las relaciones entre el Obispo y el Colegio de los Obispos, entre el Colegio de los Obispos y el Obispo de Roma, entre las Conferencias Episcopales y el Obispo individual y entre las Conferencias Episcopales y la Curia Romana.

4) Limites de tiempo del oficio episcopal

Los miembros de la SACBC proponen que se establezcan límites de tiempo adicionales para el mandato episcopal.

Los cambios cada vez más rápidos que se realizan en el mundo y la Iglesia aconsejan establecer unos límites de tiempo adicionales para el mandato del obispo. La edad límite del obispo es, en la actualidad, de setenta y cinco años, pero ya no es suficiente porque se eligen sólo a los obispos más ancianos con objeto de evitar que permanezcan en su lugar demasiado tiempo. Los obispos de la SACBC son conscientes de que otra limitación de edad del mandato episcopal conllevaría no uno, sino muchos cambios con varias consecuencias. Este tema se tendría que elaborar con estudios y encuestas más extensos.

[00308-04.06] [is001] [Texto original: inglés]

S. Em. R. Card. Carlo Maria MARTINI, S.I., Arzobispo de Milán (Italia).

1. En la discusión en el Aula se han escuchado solamente algunas menciones a la VISITA PASTORAL sistemática a todas las parroquias e instituciones eclesiásticas de la Diócesis, visita que, sin embargo, es un deber primario del Obispo y que ha sido tratada en el n. 121 del Instrumentum Laboris. Es importante que la visita esté bien preparada y programada en un clima de fe y que la realice personalmente el obispo, con la ayuda de colaboradores. Podría resultar oportuna una encuesta en la diócesis para ver si, y cómo, se practica hoy en día esta forma privilegiada de contacto del obispo con los fieles.

2. Diversas intervenciones han tratado oportunamente la relación entre el obispo y la PALABRA DE DIOS. Recordaré aquí un doble momento: el del obispo que cultiva personalmente el contacto orante con la Escritura "que permite encontrar en el texto bíblico la palabra viva que interpela, orienta y modela la existencia" (NMI n. 39); y el del obispo que guía y ayuda a los fieles, en especial a los jóvenes, a rezar partiendo de la Escritura. Es importante que sea el obispo quien explique la Escritura en la catedral e invite a los jóvenes a que recen con él.

3. La reflexión sobre el obispo como INSTRUMENTO DE COMUNIÓN EN LA IGLESIA LOCAL y como aquel que la representa e interpreta, nos lleva a preguntarnos cómo es posible hacer que la iglesia local pueda también reconocerse como expresión de su obispo, a partir de los procedimientos empleados en la búsqueda de candidatos idóneos.

[00323-04.04] [is002] [Texto original: italiano]

AVISOS

BOLETÍN

El próximo Boletín N. 25 del viernes 19 de octubre de 2001, estará a disposición de los periodistas acreditados en la conclusión de los trabajos de la Vigésima Congregación General (Primera votación del Consejo Post-sinodal y Presentación del Esquema del Mensaje).

Mañana miércoles 17 de octubre de 2001 estará a disposición el Boletín 01-C, con la Lista de los participantes, actualizada y corregida, en sustitución del Boletín 01-B del 5 de octubre de 2001.

 
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