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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
7-28 de OCTUBRE 2012

La nueva evangelizació para la transmisión de la fe cristiana


Este Boletín es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico.
Las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

12 - 12.10.2012

RESUMEN


- SÉPTIMA CONGREGACIÓN GENERAL (VIERNES, 12 DE OCTUBRE DE 2012- POR LA MAÑANA)

SÉPTIMA CONGREGACIÓN GENERAL (VIERNES, 12 DE OCTUBRE DE 2012- POR LA MAÑANA)

- INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Hoy, viernes, 12 de octubre de 2012, a las 9:00, con el canto de la Hora Tercia, ha comenzado la Séptima Congregación General para la continuación de las intervenciones de los Padres sinodales en el Aula sobre el tema sinodal «La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana».

Presidente Delegado de turno S. Em. R. Card. Francisco ROBLES ORTEGA, Arzobispo de Guadalajara (MÉXICO).

En apertura de la Congregación, el Secretario General del Sínodo de los Obispos, S.E.R. Mons. Nikola ETEROVIĆ, Arzobispo Tit. de Cibale (CIUDAD DEL VATICANO) expresó, en nombre de los Padres Sinodales y de los demás Participantes en la Asamblea Sinodal, la cercanía, la simpatía y la participación en la solicitud de la Conferencia Episcopal de Nigeria para que encuentren un camino de diálogo, se promueva la paz en la justicia, en relación a los desórdenes que generaron violencia en nel País, sobre todo en el norte del mismo. En las palabras del Secretario General, la oración para que las religiones no sean explotadas ni manipuladas según los fines de grupos y partidos sino que sean factores de concordia, colaboración y paz.

En esta Congregación General, que concluyó a las 12.05 con la oración del Angelus Domini, estaban presentes 252 Padres.

INTERVENCIONES EN EL AULA (CONTINUACIÓN)

Han intervenido los siguientes Padres:

- S. E. R. Mons. Javier ECHEVARRÍA RODRÍGUEZ, Obispo titular de Cilibia, Prelado de la Prelatura Personal del Opus Dei (ESPAÑA)
- S. B. R. Sviatoslav SCHEVCHUK, Arzobispo Mayor de Kyiv-Halyč, Jefe del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania (UCRANIA)
- S. Em. R. Card. Gianfranco RAVASI, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. Em. R. Card. Mauro PIACENZA, Prefecto de la Congregación para el Clero (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. Joseph NGUYÊN NANG, Obispo de Phát Diêm (VIETNAM)
- S. E. R. Mons. Cornelius Fontem ESUA, Arzobispo de Bamenda (CAMERÚN)
- S. E. R. Mons. A. Malayappan CHINNAPPA, S.D.B., Arzobispo de Madras y Mylapore [Meliapor] (INDIA)
- Rev.do Pascual CHÁVEZ VILLANUEVA, S.D.B., Rector Mayor de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco (Salesianos), Presidente de la Unión de los Superiores Generales (U.S.G)
- S. E. R. Mons. Héctor Miguel CABREJOS VIDARTE, O.F.M., Arzobispo de Trujillo (PERÚ)
- Rev.do P. Mauro JÖHRI, O.F.M. Cap., Ministro General de la Orden Franciscana de los Frailes Menores Capuchinos
- S. Em. R. Card. Robert SARAH, Presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" (CIUDAD DEL VATICANO)
- S. E. R. Mons. Enrico DAL COVOLO, S.D.B., Obispo titular de Eraclea, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense en Roma (ITALIA)
- S. E. R. Mons. Pedro Mario OSSANDÓN BULJEVIC, Obispo titular de La Imperial, Obispo auxiliar de Santiago de Chile (CHILE)
- S. E. R. Mons. Jorge Eduardo LOZANO, Obispo de Gualeguaychú (ARGENTINA)
- S. E. R. Mons. Józef MICHALIK, Arzobispo de Przemyśl de los Latinos, Presidente de la Conferencia Episcopal (POLONIA)
- Rev.do P. Mario ALDEGANI, C.S.I., Superior General de la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo)
- S. E. R. Mons. Mario del Valle MORONTA RODRÍGUEZ, Obispo de San Cristóbal de Venezuela (VENEZUELA)
- S. E. R. Mons. Juan José PINEDA FASQUELLE, C.M.F., Obispo titular de Obori, Obispo auxiliar y Vicario General de Tegucigalpa (HONDURAS)
- S. E. R. Mons. Paul DESFARGES, S.I., Obispo de Constantine (ARGELIA)
- S. E. R. Mons. Brian Joseph DUNN, Obispo de Antigonish (CANADÁ)
- S. E. R. Mons. Philip TARTAGLIA, Arzobispo de Glasgow (ESCOCIA)
- S. E. R. Mons. Patrick Christopher PINDER, Arzobispo de Nassau (Bahamas), Presidente de la Conferencia Episcopal (BAHAMAS)
- S. Em. R. Card. Fernando FILONI, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos

Publicamos a continuación el resumen de las intervenciones:

- S. E. R. Mons. Javier ECHEVARRÍA RODRÍGUEZ, Obispo titular de Cilibia, Prelado de la Prelatura Personal del Opus Dei (ESPAÑA)

El pueblo de Dios desea que los obispos y los sacerdotes sean maestros de santidad, justamente porque la buscan cada día, atravesando la vida sacramental y su ministerio. Deben ser hombres que rezan con fe, que aman apasionadamente el Sacramento de la Eucaristía y el Sacramento de la Confesión y los viven con piedad sincera, para enriquecerse con las gracias y poder ser, de este modo, portadores de la Buena Nueva a los demás sacerdotes y a todos los fieles. El recurso a estos medios instituidos por Jesucristo para poder identificarse con Él hace que los fieles, al escuchar a los Pastores, escuchen al Señor, y al verlos rezar, se sientan a su vez llevados a rezar. Si ven que ellos recurren con frecuencia a la Confesión, irán a recibir el perdón sacramental.
Es útil también meditar sobre el ejemplo de muchos santos, como el Cura de Ars, San Pío de Pietrelcina o San José María Escrivá, y el del más recientemente Beato Juan Pablo II. Como ha recordado Benedicto XVI, ellos han dejado un ejemplo vivo de amor al Sacramento de la Penitencia y pueden reforzar la conciencia del deber de ser Buenos Pastores, que saben dar la propia vida por sus ovejas. Si se exhorta también a los presbíteros a sentarse en el confesionario habitualmente, muchas almas irán a lavar sus culpas y, de ese ministerio, florecerán vocaciones para el seminario y la vida religiosa y vocaciones de buenos padres y madres de familia.
También es interesante cuidar las homilías desde el punto de vista doctrinario y con el don de lenguas. Para muchos fieles la Santa Misa dominical, con la correspondiente Homilía, es la única ocasión para escuchar el mensaje de Cristo. Con un compromiso siempre renovado, la predicación será mucho más eficaz, sobre todo si se dirige también a la propia alma de quien predica: si se vive lo que se dice y se predica lo que se vive.

[00133-04.03] [IN102] [Texto original: italiano]

- S. B. R. Sviatoslav SCHEVCHUK, Arzobispo Mayor de Kyiv-Halyč, Jefe del Sínodo de la Iglesia Greco-Católica de Ucrania (UCRANIA)

La comunidad parroquial no sólo educa a la fe, sino que también genera en la fe a través del sacramento del Bautismo. La comunidad parroquial, ¿debería o no asumir la responsabilidad de
encontrar el padrino y la madrina para el sacramento del Bautismo y la Confirmación y de buscar los testigos para el sacramento del Matrimonio, más que dejar esta tarea a la libertad de aquellos que se preparan a estos sacramentos?
Debemos reconocer el valor y el significado de la vida monástica, también la contemplativa, en la obra de la nueva evangelización. En el Oriente Cristiano, desde siempre, ha sido de gran eficacia para la transmisión de la fe el encuentro del discípulo con uno staretz (anciano), como encuentro de la eternidad con la vida moderna.
Una especial atención y una decisiva renovación merece el anuncio del Evangelio a través de la Homilía en el contexto litúrgico. Las predicaciones en nuestras iglesias pierden, a menudo, su carácter kerigmático y, por tanto, no tienen ya la fuerza del Evangelio (cf. Rm 1, 16) y la eficacia de la Palabra de Dios. Quizás esta temática podría ser el tema también para una Asamblea General del Sínodo.

[00142-04.03] [IN111] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Gianfranco RAVASI, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura (CIUDAD DEL VATICANO)

En la cultura contemporánea hay muchas encrucijadas que la evangelización no puede evitar.
Está en primer lugar el lenguaje. Sin abandonar la complejidad del discurso religioso, es necesario saber adoptar los nuevos cánones de la comunicación telemática y digital con su fuerza incisiva y su esencialidad, y con su recurso a la narración televisiva mediante imágenes.
Está también el horizonte de la secularización. Ésta no logra eliminar, sin embargo, la demanda religiosa y la fuerza de la ética natural. En este ámbito está trabajando con éxito el “patio de los gentiles” solicitado por Benedicto XVI con su evocación del Dios desconocido, aunque tal vez buscado por muchos no creyentes.
Existe un tercer ámbito de evangelización que ha sido decisivo durante siglos, y es el del arte, que hoy exige que se recomponga según la nueva gramática y estilística de las expresiones artísticas contemporáneas, sin perder el vínculo con la sacralidad del culto cristiano.
Existe también la encrucijada de las culturas juveniles, con sus experiencias socializantes muchas veces arriesgadas, aunque dotadas de fecundidad: pensemos sólo en los eventos y en la práctica deportiva o en el constante recurso a la música.
Y, finalmente, existe el mundo de la ciencia y la técnica, que afecta a todas las etnia y culturas, y al que quisiera dedicar una observación específica. La fe no debe tener miedo a adentrarse en este mundo, pues tiene la misma mirada de Cristo que contemplaba vegetales y animales y recurría incluso a las previsiones meteorológicas (Mt 16, 2-3; Lc 11, 54-55) para anunciar el Reino, en la línea del Antiguo Testamento que, en la creación, intuía una voz transcendente, como sugiere el Salmo 19. Hoy nuestra mirada puede dirigirse con estupor a la trama de la evolución global, desde el fondo cósmico primordial hasta la doble hélice del ADN, desde el bosón de Higgs hasta el multiverso.
En el caso de la incompatibilidad entre ciencia y fe y del abuso de una sobre la otra y viceversa, como ha sucedido en el pasado y como a veces sucede hoy, es necesario cambiar el recíproco reconocimiento de la dignidad de los respectivos estatutos epistemológicos: la ciencia se dedica a la “escena”, es decir, al fenómeno, mientras que la teología y la filosofía se centran en el “fundamento”. Distinción, pues, pero no separación y exclusión recíproca, porque el objeto es único y común, es decir, el ser y el existir. Por eso es comprensible que muchas veces se superen los confines y surjan las tensiones, sobre todo en el campo bioético.
Se hace, por tanto, indispensable el diálogo sin arrogancia y sin la confusión de los niveles y los planteamientos específicos. Como ya indicaba Juan Pablo II en 1988: “lo absolutamente importante es que cada disciplina siga enriqueciéndose, nutriéndose y provocando a la otra para que sea más plenamente lo que debe ser y contribuir a nuestra visión de lo que somos y hacia dónde vamos”.
Lo confirmaba también el gran científico Max Plank, padre de la teoría cuántica : “No hay contradicción entre religión y ciencia, sino que se necesitan la una a la otra para complementarse en la mente de un hombre que piensa seriamente”.

[00151-04.08] [IN120] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Mauro PIACENZA, Prefecto de la Congregación para el Clero (CIUDAD DEL VATICANO)

En el laudable intento de responder a la actual “crisis numérica” del clero, que no es ajeno a una crisis de fe causante también de la escasez de respuestas a las vocaciones sacerdotales, no se puede ceder a la tentación de reducir la esencial especificidad del Ministerio de la Ordenación mientras se lleva a cabo la obra del Anuncio. Es decir, no se puede sofocar la identidad pneumátológica del ministro ordenado, que tiene sus raíces en la configuración ontológica Cristo-cabeza, poniendo en discusión las características esenciales: la sobrenaturalidad y sacramentalidad, el imprescindible vínculo con la Eucaristía, la ubicación en el cuerpo eclesial, el sagrado celibato. Es necesario, más bien, elevar el tono espiritual de los sacerdotes y de las comunidades, sobre todo con la conversión personal y la oración, porque sólo una realidad evangelizada es también evangelizadora (cf. Instrumentum laboris, n. 13).

[00152-04.03] [IN121] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Joseph NGUYÊN NANG, Obispo de Phát Diêm (VIETNAM)

El Beato Juan Pablo II dijo: “la futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica” (FC 52).
De hecho, en Vietnam, la familia cristiana juega un papel importante en la comunicación y enriquecimiento de la fe. Los padres son los primeros catequistas que enseñan la oración y la doctrina a los hijos, sobre todo en los períodos de persecución. Muchas familias, mediante la oración en común de la tarde, en la que se medita el Evangelio, son evangelizadas progresivamente.
Muchas personas no cristianas asisten, por solidaridad, a ritos católicos del matrimonio y de los funerales; oyen hablar, por primera vez, de la significación y las características del matrimonio cristiano, del sentido de la vida, la resurrección y la esperanza escatológica. De hecho, muchas personas vuelven para la enseñanza religiosa después de haber participado a las celebraciones litúrgicas.

[00093-04.04] [IN065] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. Cornelius Fontem ESUA, Arzobispo de Bamenda (CAMERÚN)

Las pequeñas comunidades Cristianas son Iglesias de barrio y, como tales, son las unidades operativas más pequeñas de la Iglesia a nivel de base. Su territorio se define oficialmente dividiendo el territorio de la parroquia en unidades más pequeñas de acuerdo al tamaño de la parroquia y al número de Cristianos. Estas comunidades están en mejores condiciones de recibir e integrar a los nuevos miembros, asegurándose de que se los inicia adecuadamente en la fe y de que se los inserta en la comunidad Cristiana. En el contexto de la evangelización inicial la organización de las iglesias parroquiales, generalmente muy amplias y de difícil acceso, en pequeñas comunidades Cristianas desde el comienzo, permite integrar a los neófitos en la comunidad de fe y enfatizar el hecho de que, como Cristianos, no están solos sino que forman parte del Cuerpo de Cristo. La comunidad les proporciona el apoyo necesario desde el punto de vista material, moral y espiritual y la solidaridad para que puedan sobrevivir en un ambiente y en una cultura predominantemente no Cristianos y, a veces, hostiles a la fe Cristiana que acaban de abrazar. Un proceso bien planeado de iniciación en la comunidad durante el catecumenado postbautismal sería útil para inculcar en los neófitos un sólido sentido del compromiso y de pertenencia a la comunidad.
La organización de la parroquia en pequeñas comunidades Cristianas, permitiría que los neófitos comprendan que ahora son miembros de una Iglesia que es una familia cuyos lazos de unión y solidaridad deberían ser más fuertes que los lazos de su familia natural. Por lo tanto, la comunidad Cristiana no es solo similar al sistema de familia extendida, sino que la incluye, la supera, la eleva y la integra en una comunidad nueva y más amplia, es decir, en la comunidad del Pueblo de Dios, en la cual no existen los judíos o los griegos, en la cual no hay distinciones de tribus y de idiomas. También son necesarias en las parroquias urbanas, considerando el éxodo masivo desde las zonas rurales y la rápida urbanización que está teniendo lugar actualmente en África y en otros lugares. Esto es un requisito para poder ocuparse de la juventud que ha perdido la seguridad social y moral del sistema tradicional de familia extendida, sistema que dejaron en su pueblo de origen, para evitar que sean víctimas de la manipulación de sectas y de peligrosas ideologías.
El enfoque pastoral de la pequeña comunidad Cristiana es la nueva manera de ser Iglesia que hace posible que todos estén más comprometidos, que participen y que colaboren en el trabajo de evangelización con nuevo ardor, método y expresión.

[00095-04.05] [IN067] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. A. Malayappan CHINNAPPA, S.D.B., Arzobispo de Madras y Mylapore [Meliapor] (INDIA)

El Espíritu Santo es el autor de la pluralidad y de la diversidad. Juan XXIII dijo que el Concilio Vaticano II es el nuevo Pentecostés. Ante todo, el método de la nueva evangelización en diferentes contextos seguirá la pedagogía de Jesús. Jesús no impone, sabiendo muy bien que todas las personas son seres creados a imagen de Dios. La pedagogía de Jesús es la de revelarse a sí mismo en su encuentro con la samaritana. Jesús ayuda de forma progresiva a la mujer samaritana (Jn 4,1-42) a descubrir por sí misma al Mesías, de esta forma ella termina por descubrir a Jesús... Él es verdaderamente el salvador del mundo (Jn 4,42). En el episodio de la conversación de Jesús con sus apóstoles en Cesarea de Filipo (Mt 16,13-19), Jesús crea una oportunidad y un clima tales que Pedro termina por reconocer a Jesús: “Tú eres el Mesías”. Esto es lo que se conoce como el método del descubrimiento y nosotros, por supuesto, tenemos que ayudar a las personas a descubrir a Jesús por sí mismas. Nosotros creamos el ambiente. En la tradición india existen Mangas (modos), grana manga (conocimiento), bakati manga (amor de Dios), kunma manga (modo de actuar). Se puede llegar a Dios mediante uno de estos métodos.
El diálogo en contextos multi-religiosos. En la Nostra Aetate encontramos un signo de luz. Pero la Gaudium et spes da un paso adelante: el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que se asocien, de la forma sólo a Dios conocida, a este misterio pascual (cfr GS 22). Juan Pablo II, en la Redemptoris Missio n.5, habla de formas participativas de mediación en la relación con Dios.
El mundo excluye poco a poco a los pobres, discriminándolos por su raza, sexo, género y casta. El mensaje del Reino de Dios que Jesús nos ha traído se basa en escuchar a los pobres, a los que llama “bienaventurados” (Lc 6,20, 4,18-21). Mejorar las condiciones de los pobres, los oprimidos y los discriminados (las razas, las etnias y los parias) debe ser el objetivo prioritario de la Nueva Evangelización.

[00096-04.11] [IN068] [Texto original: inglés]

- Rev.do Pascual CHÁVEZ VILLANUEVA, S.D.B., Rector Mayor de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco (Salesianos), Presidente de la Unión de los Superiores Generales (U.S.G)

Evangelización y vocación son dos elementos inseparables. Es más, el criterio de autenticidad de una buena evangelización es la capacidad de suscitar vocaciones, de madurar proyectos de vida evangélica, de hacer partícipe por completo a aquellos que son evangelizados hasta hacer de ellos discípulos, testigos y apóstoles.
Sentimos hoy, más fuerte que nunca, el desafío de hacer que la pastoral eclesial se haga realmente vocacional, promoviendo una cultura vocacional, es decir, un modo de concebir y de enfrentarse a la vida como don recibido gratuitamente de Dios para un proyecto o una misión, según su plan. Vivir esta cultura vocacional requiere un esfuerzo para desarrollar unas actitudes y unos valores especiales: la promoción y defensa del valor sacro de la vida humana, la confianza en sí mismo y en el prójimo, la interioridad que permite descubrir en uno mismo y en los otros la presencia y la acción de Dios, la disponibilidad para sentirse responsable y participar en el bien de los demás con una actitud de servicio y gratuidad, el valor de soñar y desear a lo grande, la solidaridad y la responsabilidad hacia los demás, sobre todo los más necesitados. Dentro de este contexto o cultura vocacional, la pastoral en general, y la juvenil en particular, debe proponer a los jóvenes los distintos caminos vocacionales: el matrimonio, la vida religiosa o consagrada, el servicio sacerdotal y el compromiso social y eclesial, acompañándolos en su labor de discernimiento y elección.
Este Sínodo para la Nueva Evangelización debe ayudar a todos los pastores a que sean verdaderas guías espirituales para los jóvenes.
Los contenidos de una auténtica cultura vocacional hacen referencia a tres ámbitos: antropológico, educativo y pastoral. El primero se refiere al modo de concebir y presentar a la persona humana como vocación; el segundo tiene como objetivo favorecer una propuesta de valores congeniales a la vocación y el tercero se centra en la relación entre vocación y cultura objetiva, sacando conclusiones para el trabajo vocacional.

[00097-04.04] [IN069] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Héctor Miguel CABREJOS VIDARTE, O.F.M., Arzobispo de Trujillo (PERÚ)

¿Por qué hablamos de Nueva Evangelización? ¿De dónde viene esa novedad? Las razones podrían ser varias, destaquemos dos. El mensaje de Jesús expresa el amor del Padre por toda persona y, en particular, por los más débiles y necesitados de este mundo. Por ello, dar testimonio del Evangelio, no puede ser sino un acto de amor, compartir con otros la alegría de ser hijos de Dios, nuestra fraternidad. Y precisamente el amor es siempre nuevo: "un mandamiento nuevo les doy: ámense los unos a los otros como yo los he amado" (Jn. 13, 34). No es nuevo si nos limitamos a repetir su enunciado; sólo es nuevo si lo ponemos en práctica en el día a día. Si el testimonio evangélico es permanentemente joven y creativo será fecundo y fiel al mensaje del Reino de Dios. Las raíces de la proclamación de la Buena Nueva están en nuestra comunión (koinonia) con la misión de Jesús que vino a comunicarnos el amor del Padre (Jn. 3, 16). Amar a los otros como Jesús nos amó prolonga esa tarea, es por eso un mandamiento siempre nuevo. El amor se expresa en el servicio, en los años conciliares se habló de una Iglesia servidora. Pablo VI lo reafirmó, con fuerza y humildad, diciendo: que lo sepa el mundo “no estamos para conquistarlo sino para servirlo" (Discurso a la Segunda Sesión del Concilio, n.8). Sepamos encontrar caminos inéditos de amor y servicio para dar un testimonio de esperanza en el mundo de hoy.
Sólo siendo auténticos discípulos, humildes emisarios de una vida coherente, sólo si nuestro hacer corresponde a nuestro hablar, no teniendo “doble alma”, como nos pide la carta de Santiago (1, 8), podremos anunciar la Buena Nueva de Jesús. La Nueva Evangelización nos convoca como Iglesia y como seguidores de Jesucristo a un nuevo hacer, pero igualmente, a un nuevo vivir, a un estilo de vida que haga creíble nuestro testimonio.

[00098-04.05] [IN070] [Texto original: español]

- Rev.do P. Mauro JÖHRI, O.F.M. Cap., Ministro General de la Orden Franciscana de los Frailes Menores Capuchinos

Las Órdenes mendicantes contribuirán a la nueva evangelización en la medida en que sepan renovarse conforme al carisma de su fundador y en atenta escucha de las complejas situaciones de nuestro tiempo. Se nos pide una fidelidad creativa como la supo vivir profundamente de modo ejemplar - pongo el ejemplo que me está más cerca - San Francisco de Asís.
¿En qué sentido se puede hablar de Francisco como de un “hombre verdaderamente nuevo”? Creo poder afirmar que él fue un hombre verdaderamente nuevo porque supo proponer de nuevo,
de un modo fuerte y convincente, a Jesucristo y su Evangelio. No se puso en el puesto de Cristo: de ninguna manera. Francisco descubrió a Cristo, verdadero Dios y verdadero hombre, como se descubre el tesoro escondido en el campo. Una vez descubierto el tesoro que es Cristo, Éste motivó y acompañó todas las elecciones de la vida de Francisco. Y para entrar en plena posesión de este tesoro, para ser profundamente transformado mediante el contacto con la persona de Cristo, Francisco abandonó todo, rompió con la familia, asumió una existencia vagabunda, renunció a toda forma de contestación para iniciar un estilo de vida que entonces era completamente inédito. Puso a Cristo en el centro de su vida y para hacerle realmente puesto lo servía en los leprosos, se retiraba gustosamente a vivir en los eremitorios, iba por las plazas predicando penitencia.
Nosotros, religiosos, estamos llamados a poner a Cristo con decisión en el centro de nuestra vida; y esto lleva consigo tener el valor de testimoniarlo abiertamente. No debemos tener miedo de decir que por Él y sólo por Él hemos elegido abrazar la vida religiosa y vivir en recíproca dependencia en fraternidad. Estamos invitados a afirmar que sólo de Él esperamos la recompensa por nuestras renuncias y que la parte mejor todavía debe venir.

[00099-04.05] [IN071] [Texto original: italiano]

- S. Em. R. Card. Robert SARAH, Presidente del Pontificio Consejo "Cor Unum" (CIUDAD DEL VATICANO)

Tanto el Motu proprio Porta Fidei (n. 14) como el Instrumentum laboris de este Sínodo (n. 123) recuerdan que la fe y la caridad están vinculadas la una a la otra. La relación intrínseca entre evangelización y diakonia se manifiesta en el hecho de que, como recuerda la Encíclica Deus Caritas est, junto a la liturgia, son las dimensiones fundamentales y propias a través de las cuales la Iglesia se realiza a sí misma. La Iglesia ofrece al mundo un testimonio envidiable de caridad, de la que nacen numerosas conversiones. Los trabajos sinodales deben poder valorizar aún más estos testimonios de caridad como una gran contribución para la nueva evangelización. En su actividad misionera, de hecho, la Iglesia ha unido siempre el anuncio del Evangelio a las obras de caridad. La gran misión de caridad de la Iglesia manifiesta al mundo la fuerza arrolladora y la vigorosa vitalidad del mensaje de Cristo. Nuestra pastoral de caridad es un gran instrumento de evangelización, tanto para quien presta como para quien recibe nuestro servicios. Está claro que la Iglesia no se reduce a una agencia social, pero el reto para nosotros es justamente reconducir, a través de las obras de caridad, al Dios que es caridad. Efectivamente ambas, unidad y caridad, llaman a la fe. Un elemento fundamental de la Encíclica Deus Caritas est tal vez ha sido un poco olvidado. La llave que abre y cierra la puerta del hombre al anuncio del Evangelio es la experiencia de que Dios me ama. Sin esta simple verdad el hombre moderno no podrá jamás conocer verdaderamente a Cristo. La actividad caritativa de la Iglesia, por tanto, puede ofrecernos un posibilidad enorme para que la luz de Dios entre en el mundo.

[00100-04.03] [IN072] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Enrico DAL COVOLO, S.D.B., Obispo titular de Eraclea, Rector Magnífico de la Pontificia Universidad Lateranense en Roma (ITALIA)

La situación actual de progresiva descristianización de la vieja Europa depende, entre otras cosas, de dos innegables procesos, unidos entre sí. Éstos son: la estatización del derecho y la estatización de las escuelas.
De hecho, las escuelas y las universidades (también las católicas) están sometidas cada vez más al control directo de los Estados. A esta lógica no escapa el llamado Proceso de Bolonia.
El Estado impone los contenidos de la enseñanza, no sólo a través de los llamados programas, sino también mediante los libros de texto.
En este procedimiento, la visión cultural que se abre a la fe cristiana se ve debilitada sistemáticamente, en ventaja de perspectivas llamadas interreligiosas o interculturales. En efecto, de esta forma se insinúa en la mente de los jóvenes una visión cultural muy alejada de la fe cristiana o, incluso, explícitamente contraria a ella.
El caballo de Troya, a través del cual los Estados se apropian de las inteligencias de los estudiantes, es la formación de los docentes. En muchos países los docentes se forman únicamente en las universidades estatales, y quien quiere enseñar debe poseer, pues, la idoneidad estatal, conseguida según un itinerario formativo establecido por los Estados y con exámenes de Estado.
La progresiva descristianización de Occidente ha tenido lugar, pues, a través de la descristianización de las escuelas y de las universidades.
Ahora bien, una nueva evangelización sólo puede acaecer en el reconocimiento de las personas, de su conciencia y de sus derechos.
Si los Estados se apropian del proyecto personal de aprendizaje, como con frecuencia han hecho y continúan haciendo, quitan a las personas la libertad de realizarse, privándolas de un derecho originario y constitutivo.

[00101-04.04] [IN073] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Pedro Mario OSSANDÓN BULJEVIC, Obispo titular de La Imperial, Obispo auxiliar de Santiago de Chile (CHILE)

Así como el Sínodo sobre la Palabra de Dios nos ofreció la novedad de la Animación Bíblica de la Pastoral, hoy podemos preguntarnos si cabe la propuesta de una Animación pastoral de la Vida en el Espíritu, tanto a nivel personal como comunitario.
¿Cómo podemos proponer esta animación de la vida en el Espíritu?
Comprender la Iglesia Particular como una Iglesia sinodal. Se trata de organizar la misión evangelizadora de la Iglesia diocesana desde el discernimiento en el Espíritu y con un real protagonismo pastoral de todos los fieles.
Cultivar la vida interior del sujeto creyente, en cada vocación específica, como un itinerario espiritual que une los procesos de crecimiento místico personal con la organización pastoral al servicio de la evangelización.
Discernir permanentemente los signos de los tiempos, según el Espíritu Santo al servicio del Reino de Dios. Se trata de incorporar a nuestro accionar pastoral una disciplina que nos enseñe a dialogar en la verdad y la caridad con la cultura desde la Sagrada Escritura y en sintonía con las enseñanzas de la Iglesia.Integrar las tareas de orar, vivir, servir, celebrar y anunciar a Cristo como un camino integral de la fe (cf. Catecismo). Se descubre así el orden armonioso del recorrido de Dios en el hombre y del hombre en Dios (cf. S.S. Juan Pablo II en Redemptor Hominis).
No se trata de espiritualizar ni tampoco de caer en el intimismo alienante de una falsa y dañina fe. No. Se trata de hacer la obra de Dios: “que creáis en el que él ha enviado” dice Jesús (Jn. 6, 29).
Privilegiar el encuentro con Cristo, desde la espiritualidad trinitaria de comunión, en el discernimiento en el Espíritu (cf. Documento de Aparecida: método del ver-juzgar-actuar) y en el servicio evangelizador y solidario. Se trata de renovar así la Pastoral Orgánica.
Ser orantes y contemplativos nos da la libertad de Espíritu que nos lleva a superar los moralismos y los fundamentalismos doctrinales que tanto daño nos han hecho. Mística que nos enseña a integrar la fe y la vida, la fe y la razón, y, sobre todo, la fe y el amor.

[00103-04.05] [IN075] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. Jorge Eduardo LOZANO, Obispo de Gualeguaychú (ARGENTINA)

La Iglesia de América Latina vive y evangeliza en la región más desigual del planeta. El Papa Benedicto XVI nos alentó a confirmar con nueva fuerza la opción por los pobres. La brecha entre los más ricos y los más desfavorecidos es enorme e infranqueable, evocando la parábola del pobre Lázaro que se alimentaba de las migajas del suelo. Hay países en los cuales la mitad de los pobres son niños. En nuestro continente y en el mundo la pobreza no es un problema meramente económico o sociológico sino evangélico, religioso y moral. Una mínima parte de la población mundial acapara para sí los bienes de la creación. El consumismo derrochador y depredador está agotando los bienes de la creación. Los rostros de los pobres y excluidos son rostros sufriente s de Cristo. En una cultura que pretende esconderlos, transformarlos en invisibles o naturalizar la pobreza, la fe nos alienta a ponerlos en el centro de nuestra atención pastoral. No es posible pensar una nueva evangelización sin un anuncio de la liberación integral de todo lo que oprime al hombre, el pecado y sus consecuencias. No puede haber una auténtica opción por los pobres sin un compromiso firme por la justicia y el cambio de las estructuras de pecado. Nuestra cercanía con los pobres no sólo es necesaria para que nuestra predicación sea creíble sino también para que ella sea cristiana y no “una campana que resuena o un platillo que retiñe” (1 Cor 13,1). Cualquier olvido o postergación de los pequeños y humildes hace que el mensaje deje de ser Buena Noticia para devenir en palabras vacías y melancólicas, carentes de vitalidad y esperanza. Hace falta mirar a los pobres, convertimos a ellos para servir al Señor, a quien amamos.

[00104-04.05] [IN076] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. Józef MICHALIK, Arzobispo de Przemyśl de los Latinos, Presidente de la Conferencia Episcopal (POLONIA)

La crisis actual de la civilización cristiana en Europa no es la crisis del cristianismo, ni la crisis de la fe, porque el hombre contemporáneo busca continuamente respuestas a las preguntas que superan la dimensión de la existencia temporal y biológica.
Una crisis profunda ha afectado también a la cultura moderna, que ha abandonado los criterios establecidos de la belleza y, en busca del éxito y de la originalidad, ha perdido la creatividad, deteniéndose con mucha frecuencia en la promoción de la negación y el nihilismo.
Vivimos hoy en una situación de permanentes ataques a la ley natural, a los valores cristianos, a la Iglesia y a la fe. Lamentarse de esta situación sería inútil. Es necesaria una visión de sí mismos y de la conversión. Ésta es la primera tarea y la condición fundamental de la evangelización. Reconocer el pecado nos conduce directamente a la conclusión de que sólo Dios puede perdonar nuestro pecado; Dios, que quiere perdonar porque Él es el Padre misericordioso.
Si la fe de hoy se vuelve cada vez más débil, no se deben echar las culpas sólo a los demás, sino también a nosotros mismos. Si el mensaje de la fe no resulta interesante, atractivo - y puede que sea así -, es porque no predicamos a Cristo a nuestras familias y en las calles de nuestras ciudades.
También nuestros hermanos de otras Iglesias cristianas se interesan vivamente por la promoción de la fe viva y por la defensa del derecho de la presencia de Dios en la vida pública. La Iglesia en Polonia mira con gran esperanza el reciente llamamiento conjunto católico-ortodoxo a los pueblos de Rusia y de Polonia, firmado por el patriarca ortodoxo de Moscú y de toda la Rusia, Kirill, y por los obispos católicos de Polonia, con la esperanza de que esta voz común en defensa de la identidad de la fe y de la proclamación del Evangelio tenga grandes posibilidades de llegar más profundamente a nuestros corazones.

[00105-04.05] [IN077] [Texto original: italiano]

- Rev.do P. Mario ALDEGANI, C.S.I., Superior General de la Congregación de San José (Josefinos de Murialdo)

La práctica de la evangelización se sitúa dentro de una práctica de relaciones humanas. En la evangelización se subestiman con frecuencia la calidad y el espesor de las relaciones, o se piensa en ellos bajo una óptica instrumental, con el fin de acoger la buena nueva.
Vivir verdaderamente una relación humana significa dejarse alcanzar por la llamada que, además de ser a la vez promesa y don, está inscrita en la vida misma. Una llamada a compartir, caminar juntos, acoger, hacerse responsables, sentir que lo que se posee le pertenece también al otro y es un don para todos. La calidad humana de la relación se mantiene viva en el creyente, gracias a la conciencia de que el corazón y la carne de cada hombre son portadores de la imagen de Dios, de la huella de la salvación de Cristo.
Podemos preguntarnos si las prácticas de evangelización son siempre prácticas de relaciones verdaderas y si siguen, por tanto, la huella del obrar actual de Dios.
Si es verdad que una crisis de confianza atraviesa tantos ámbitos de la vida contemporánea e incluso la propia crisis educativa, tal vez sea verdad también que la misma crisis de confianza atraviese a su vez los ambientes eclesiales y las mismas prácticas de evangelización.
La evangelización, en realidad, necesita un clima de confianza, una trama de relaciones marcadas por la esperanza. Una práctica evangelizadora en el signo de la confianza y de la esperanza debe estar sostenida por una reflexión antropológica profundamente inspirada por la Revelación.
Se trata, más que de componer lo antropológico y lo teológico , de pensar en lo humano a la luz y bajo la inspiración de la Revelación y la Pascua del Cristo. Se trata, más radicalmente, de situar plena y verdaderamente lo humano en las huellas de la revelación y la redención que se llevan dentro.
No puede haber hoy evangelización sin una profecía sobre el sentido y sobre la verdad de lo humano. La comunicación, y la propia evangelización en cuanto práctica de relación y comunicación, es posible porque habita en el mismo terreno, que no puede ser sino terreno de verdadera humanidad.
Pero habitar de verdad el “terreno” (la tierra, todo lo que es humano), significa seguir las huellas de la revelación y la redención y recibir la Palabra actual de Dios.
En este terreno quien evangeliza puede hacer oír verdaderamente la Palabra que salva y quien la escucha puede verdaderamente captarla como Palabra que interpela y libera, que exige pero que a la vez es portadora de júbilo.

[00106-04.06] [IN078] [Texto original: italiano]

- S. E. R. Mons. Mario del Valle MORONTA RODRÍGUEZ, Obispo de San Cristóbal de Venezuela (VENEZUELA)

Para facilitar una mejor articulación tanto del tema de la Nueva Evangelización como de la praxis pastoral de la misma, es importante que se tenga un hilo conductor en forma de Línea teológico-pastoral. Por tratarse del anuncio del Evangelio de salvación, la Nueva Evangelización sigue en continuidad con la misión de la Iglesia y tiene que ver con la Comunión (Trinitaria, revelada por Jesús) que se vive en la Iglesia (comunión fraterna) y que tiene como objetivo el encuentro vivo con Jesús. Esta comunión, a la vez, se manifiesta en el Testimonio, que encuentra en Jesús un modelo (ya que es el Testigo Fiel que da a conocer a Dios con su designio de salvación) y que constituye el estilo de vida propio de los Discípulos de Jesús. Ambas realidades encuentran en el Servicio una expresión concreta: por el servicio Jesús da la mayor muestra de amor al salvar a la humanidad, y sus Discípulos están llamados a imitarlo en él. Por eso, propongo que la línea teológico-pastoral para la reflexión y puesta en práctica de la Nueva Evangelización se construya con este eje de Comunión-Testimonio-Servicio. En Hechos 2,42-47 podemos encontrar un apoyo bíblico para esta propuesta.

[00107-04.04] [IN079] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. Juan José PINEDA FASQUELLE, C.M.F., Obispo titular de Obori, Obispo auxiliar y Vicario General de Tegucigalpa (HONDURAS)

La parroquia es una entidad vigente para “la transmisión de la fe cristiana”. Allí se puede llevar a cabo la “Nueva Evangelización”. Trabajamos para dar vida a las parroquias para crear lugares de vida cristiana, sostener la fe de sus miembros e iluminar con su testimonio. La renovación pastoral de nuestras parroquias implica ponerlas en “estado permanente de misión”, evitando ser sedes burocráticas. Creemos en la “corresponsabilidad pastoral de los bautizados”, que ponen al servicio de la comunidad su fe, sus tiempos, talentos y tesoros. Así los programas parroquiales de pastoral e iniciación cristiana se enriquecen con la colaboración de todos para una Iglesia más comunitaria: bautizados coherentes para una parroquia corresponsable, “casa y escuela de comunión”. El compromiso por la nueva evangelización tiene como finalidad originaria ser misionera, parroquias menos orientada hacia el interior y más comprometidas con el anuncio de la fe. Consideremos la comunidad parroquial como puerta de la transmisión de la fe y de la experiencia eclesial, centro de irradiación y de testimonio de vida cristiana, lugar de búsqueda de la verdad, de reforzamiento de la fe, de comunicación del mensaje, comunidad donde se vive la alegría del Espíritu y sede misionera. Presbíteros y laicos integrados en la animación misionera. ¡Gran riqueza son los laicos comprometidos en la comunidad parroquia! Esta vocación laical es uno de los frutos más valioso del Concilio Vaticano II. Ellos dan un fuerte impulso a la nueva evangelización y a la transmisión de la fe. Aparecida nos indica así: renovación parroquial, conversión pastoral, estado permanente de misión. Ser Iglesia así evita sectarismos. La parroquia es “Iglesia doméstica” presente en la vida cotidiana, anunciando el mensaje vivificador del Evangelio. Nueva evangelización significa rehacer el tejido cristiano de la sociedad humana, ayudando a la Iglesia a seguir estando presente entre las casas de sus hijos (Cfr. J P II, Ch. L. 26). Nacimos como Iglesia integrada en la animación misionera de las comunidades. Se realiza la integración de los Movimientos, pero no falta la lectura eclesiológica o su integración “imperfecta”, al margen o fuera del plan parroquial de pastoral.

[00108-04.04] [IN080] [Texto original: español]

- S. E. R. Mons. Paul DESFARGES, S.I., Obispo de Constantine (ARGELIA)

En El Magreb consideramos la escena de la Visitación como el paradigma de la misión. Adondequiera que vaya María, la precede el Espíritu Santo, que es siempre el maestro del encuentro. Nuestras Iglesias se hace siervas del Reino de Dios. La Iglesia es testigo y sierva de la obra de Dios en la humanidad. El Espíritu le concede el don de maravillarse de la fe del otro y de los frutos que produce en su vida, como nos recuerda la conversión del bienaventurado Charles de Foucauld.
Para nosotros, no hay diálogo interreligioso sin diálogo de vida, y el diálogo de vida une el diálogo de Dios con la humanidad. Este diálogo de vida es un testimonio de la salvación que está teniendo lugar; es mediación, o sacramento, de la salvación de Dios. Al igual que Dios entra en diálogo para salir al encuentro de su criatura, también la Iglesia se ofrece como lugar del encuentro; ya que la Iglesia no lleva sólo una Buena Nueva sobre Dios, sino también una Buena Nueva sobre el hombre. Los encuentros de nuestra vida diaria son la primera evangelización, puesto que proclaman la Buena Nueva de la fraternidad universal. Por eso, vivimos el diálogo interreligioso ante todo como un encuentro de humanidad.
No podemos callar, aunque el diálogo islamo-cristiano atraviese hoy un momento de prueba. Ello se debe a los fundamentalismos, pero también a una situación nueva, hecha de alegría y de sufrimiento. En algunos de nuestros países, gracias a nosotros, se acoge a algunos fieles que vienen de familias musulmanas. En general, ellos se estaban cuestionando interiormente desde hacía mucho tiempo. Estos nuevos discípulos a veces son rechazados u obligados a una grandísima discreción dentro de sus propias familias. Pero con el tiempo, descubren que su historia espiritual con Dios comenzó con su conversión y que el Espíritu los ha guiado a través de alguna persona musulmana de su entorno que encarnaba unos valores espirituales y humanos. Estos discípulos nos recuerdan también que el diálogo de vida está en el corazón del testimonio del Evangelio.

[00109-04.04] [IN081] [Texto original: francés]

- S. E. R. Mons. Brian Joseph DUNN, Obispo de Antigonish (CANADÁ)

¿Cómo evangelizamos a quienes han sido profundamente heridos por religiosos que han cometido abuso sexual? Jesús se ocupó de los desilusionados escuchando atentamente las historias de los discípulos y guiándolos a una nueva conciencia de su presencia. Este ejemplo de Jesús demuestra que la nueva evangelización, que se debe realizar en medio de la crisis del abuso sexual, se lleva a cabo por lo menos de cuatro maneras diferentes.
Proporcionando oportunidades reales para escuchar y discernir juntos, para apreciar la profundidad del dolor, de la ira y de la desilusión asociados al escándalo. Este ministerio de escucha podría formar parte de cada diócesis en forma de centro de meditación a la que la gente puede llevar sus heridas y donde puede buscar una reconciliación adecuada.
Examinando las razones que han provocado la crisis. Tomar medidas que creen ambientes seguros para los niños y para todos aquellos que son vulnerables en la comunidad de fe.
Con una espiritualidad de comunión que debe impregnar todas las relaciones y estructuras en nuestras parroquias e iglesias locales, a través de una consulta que una a las personas, que reconozca la presencia del Espíritu de Dios que obra en los miembros de la comunidad, ayudando a dar una respuesta a quienes sienten que sus voces nunca han sido escuchadas en la Iglesia.
Apoyando la co-responsabilidad, efectuando cambios en determinadas estructuras de la Iglesia y en la mentalidad, la actitud y el corazón de quienes trabajan en estrecha colaboración con los laicos. Estos cambios podrían incluir el nombramiento de equipos pastorales compuestos por religiosos y laicos, una reflexión oficial sobre los ministros eclesiales laicos y el reconocimiento de los mismos; la participación y el liderazgo de las mujeres, de manera deliberada y sistemática en los distintos niveles de la vida de la Iglesia, por ejemplo, permitiendo que las mujeres sean nombradas lectoras y acólitas, y la institución del ministerio de la catequesis.
Cuando esto suceda, el Evangelio será escuchado de una manera nueva, nuestra fe será transmitida de modo más eficaz, seremos renovados en nuestra fe y nuestro testimonio en el mundo contemporáneo será más auténtico.

[00110-04.07] [IN082] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Philip TARTAGLIA, Arzobispo de Glasgow (ESCOCIA)

La Conferencia Episcopal de Escocia acoge con alegría la llamada a la nueva evangelización. La nueva evangelización ya se está llevando a cabo como un impulso general para la renovación de la fe en Escocia. Esperamos que este Año de la Fe eleve el perfil de la nueva evangelización.
El Instrumentum Laboris hace referencia a la nueva evangelización como testimonio de Cristo, de su Evangelio y de la Fe de la Iglesia, que asume una franqueza, una valentía y una esperanza nuevas. Desde nuestra experiencia reciente de defensa y promoción del matrimonio como la unión exclusivamente entre un hombre y una mujer, los Obispos escoceses pueden decir que la inmensa mayoría del pueblo católico, otros numerosos cristianos e incluso personas de otras creencias responden positivamente y se alegran de oír una verdad religiosa y moral expuesta de manera clara, sencilla y abierta. Incluso en estos tiempos tan secularizados, se impone la sed de una religión auténtica, como pudimos ver claramente cuando su Santidad el Papa Benedicto XVI visitó el Reino Unido hace dos años, en 2010.
Basándonos en esta experiencia, que pasa también por el camino de la cruz, no debemos temer predicar la verdad de la Fe católica y apostólica con valentía, apertura y franqueza, pero también con amor y compasión, con persuasión y humildad, partiendo siempre de Jesucristo. Hoy las personas, especialmente los jóvenes, necesitan de ambos, de la verdad y el amor, para vivir una vida humana auténtica. La evangelización y la nueva evangelización proponen de nuevo a los hombres y mujeres de nuestro tiempo a Jesucristo, el Hijo de Dios que se hizo carne. Aquí está la verdad. Él es el amor de Dios encarnado.

[00111-04.07] [IN083] [Texto original: inglés]

- S. E. R. Mons. Patrick Christopher PINDER, Arzobispo de Nassau (Bahamas), Presidente de la Conferencia Episcopal (BAHAMAS)

Nos reunimos en esta XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos para afrontar un tema muy apropiado y oportuno. Nuestra reflexión sobre la “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana” coincide con el 50 aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II, el 20 aniversario de la publicación del Catecismo de la Iglesia Católica y el comienzo del Año de la Fe.
La expectativa es que este encuentro sea un momento y un lugar para alentar las experiencias compartidas, los enfoques prácticos para impulsar y renovar la vida de la Iglesia en sentido pleno. Las circunstancias actuales, que hacen tan necesaria nuestra reflexión sobre cómo evangelizar con nueva energía y nuevos métodos, están bien explicados en el documento de trabajo de este Sínodo. Este nos recuerda que algunas fuerzas culturales importantes inhiben la capacidad de nuestras culturas y pueblos de mantenerse fieles a la fe y vivir los valores evangélicos. Esta realidad es común en casi todas partes, como indican las respuestas pre-sinodales de las Conferencias episcopales de todo el mundo.
Al afrontar estos desafíos de laicismo y globalización, los Obispos de la Conferencia episcopal de Las Antillas hemos observado que algunos de nuestros fieles están confundidos, su fe va a la deriva y son incapaces de expresarla o defenderla.
Muchos de ellos han permanecido fieles a la Iglesia, pero se sienten incómodos con la vulnerabilidad de la fe que experimentan. Se esperan que la Iglesia Católica les ayude a profundizar su conocimiento de la fe, su espiritualidad y su capacidad de defender la fe y de vivirla con alegría.
Una recomendación práctica evidente es un mayor reconocimiento, formación y participación del ministerio de la catequesis en la Iglesia. Este ministerio ciertamente puede ser un valioso recurso para la transmisión de la fe en este momento de nueva evangelización.

[00112-04.05] [IN084] [Texto original: inglés]

- S. Em. R. Card. Fernando FILONI, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos

El Instrumentum laboris en los números 76-79 habla de la Missio ad Gentes, atención pastoral y nueva evangelización. Son aspectos a los que habría que dar un formulación más adecuada. La correlación entre ellos fue mencionada por el Santo Padre en la Homilía en la apertura del Sínodo, el domingo 7 de octubre pasado.
De hecho, la Iglesia, como Cuerpo de Cristo, camina en la historia y entre los pueblos por el mandato de su Señor: id, bautizad, llevad la salvación. Se trata de un cuerpo vital que, para atravesar lugares y tiempos, necesita, para decirlo de algún modo, dos fuertes miembros que le permitan rápidamente avanzar, es decir: la primera, ad gentes y la nueva evangelización.
El Sínodo que estamos celebrando constituye, por tanto, un momento excelente que nos permite reflexionar sobre la correlación y el valor del compromiso misionero y, al mismo tiempo, pensar de nuevo cuáles son los caminos más significativos para volver a proponer valerosamente el Evangelio.Sabemos bien que el Concilio Vaticano II fue determinante para el desarrollo de las llamadas Iglesias autóctonas, indicadas no solamente como “lugares” en los cuales ejercer el servicio misionero sino, sobre todo, como verdaderas protagonistas de la misión (Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Jornada misionera mundial 2012).
A 50 años del Concilio podemos también ver, por ejemplo, cómo las Iglesias autóctonas, con el clero, los religiosos y las religiosas se insertaron en la vida de las antiguas cristiandades, no obstante la primera evangelización ad Gentes esté aún muy por desarrollar.
El Sínodo debe por tanto hacer que percibamos la necesidad de una coordinación de la obra de evangelización, entendida como primer y nuevo anuncio, porque se trata ya de una missio global completa, considerando también el fenómeno migratorio de los pueblos que hace que los sujetos tradicionales de la missio ad Gentes se encuentren ya en todas partes, creando dondequiera sociedades cada vez más pluralizadas. No pocos fieles, además, que provienen de los que llamamos territorios de misión, que viven en las sociedades occidentales, aportan a nuestras parroquias y comunidades la vivacidad y las riquezas espirituales de las que son poseedores. En ellos se percibe la frescura de su fe, tan diversa de las formas de “cansancio ... o de tedio de ser cristianos” (Benedicto XVI, Discurso a la Curia Romana y a la Familia Pontificia, para la presentación de los saludos natalicios, 22 de diciembre de 2011) y tan evidentes entre las antiguas cristiandades secularizadas.
Tampoco se debe olvidar que estas Iglesias jóvenes dan testimonio verdadero del Evangelio, entendido como Palabra que sostiene en todas las circunstancias, aún en situaciones dramáticas graves, de discriminación y de persecución (pienso en numerosas situaciones en Asia, África y América). La Agencia misionera Fides publicó que en el año 2011, 18 sacerdotes y 4 religiosas fueron muertos pero ¿quién puede decir cuál fue el número de fieles que sufrieron la misma suerte? La misión evangelizadora de estas Iglesias autóctonas resulta ser, de este modo, una exigencia interior del don recibido desde lo alto.
El mandato de Cristo redentor, confiado a la Iglesia, dijo el Beato Juan Pablo II, se halla todavía en los comienzos y debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio (Juan Pablo II, Carta encíclica Redemptoris missio acerca de la permanente validez del mandato misionero, 7 de diciembre de 1990, 1), no sólo por el porcentaje de los que no conocen a Cristo, y que está proporcionalmente en constante aumento, sino también por el porcentaje de los bautizados en los que el abandono de la fe constituye un factor relevante. De esto se debe hacer un kairos, un momento fuerte de gracia, en cuanto mueve a la Iglesia a reforzar la propia identidad de comunidad querida por Cristo, para ser signo e instrumento de salvación para todos los pueblos de la tierra (Lumen Gentium)

[00094-04.04] [IN066] [Texto original: italiano]


 

 
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