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SYNODUS EPISCOPORUM
BOLETÍN

XIII ASAMBLEA GENERAL ORDINARIA
 DEL SÍNODO DE LOS OBISPOS
7-28 de OCTUBRE 2012

La nueva evangelizació para la transmisión de la fe cristiana


Este Boletín es solo un instrumento de trabajo para uso periodístico.
Las traducciones no tienen carácter oficial.


Edición española

24 - 19.10.2012

RESUMEN


- DÉCIMOSÉPTIMA CONGREGACIÓN GENERAL (VIERNES, 19 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA MAÑANA) - CONTINUACIÓN

DÉCIMOSÉPTIMA CONGREGACIÓN GENERAL (VIERNES, 19 DE OCTUBRE DE 2012 - POR LA MAÑANA) - CONTINUACIÓN

- RELACIONES DE LOS CÍRCULOS MENORES - CONTINUACIÓN

RELACIONES DE LOS CÍRCULOS MENORES - CONTINUACIÓN

A continuación publicamos las Relaciones de los Círculos Menores, presentadas por los Relatores durante la Décimoséptima Congregación General de hoy por la mañana y que han llegado después de cerrar el Boletín nº 23.

- RELACIÓN DE LOS CÍRCULOS MENORES GALLICUS B:
S. E. R. Mons. Claude DAGENS, Arzobispo de Angoulême (FRANCIA)

- RELACIÓN DE LOS CÍRCULOS MENORES HISPANICUS B:
S. E. R. Mons. Santiago Jaime SILVA RETAMALES, Obispo titular de Bela, Obispo auxiliar de Valparaíso, Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) (COLOMBIA)

- RELACIÓN DE LOS CÍRCULOS MENORES ANGLICUS B:
S. E. R. Mons. Bernard LONGLEY, Arzobispo de Birmingham (GRAN BRETAÑA)

Publicamos a continuación los resúmenes de las Relaciones de los Círculos Menores:

- RELACIÓN DE LOS CÍRCULOS MENORES GALLICUS B:
S. E. R. Mons. Claude DAGENS, Arzobispo de Angoulême (FRANCIA)

1. Pertenecemos a 18 nacionalidades diferentes y todos hablamos francés. ¡Lo diré cuanto antes a la Academia Francesa!
2. Respecto a los temas que nos ocupan:
- ¿Hay que hablar de “nueva evangelización” o, más bien, de evangelización renovada, o de renovación y profundización de la evangelización?
- La labor actual de evangelización forma parte de una historia que nos precede desde hace varios siglos.
3. Desde un punto de vista teológico, deseamos que se insista más en la acción del Espíritu Santo en la evangelización, con dos notas características:- Después de Pentecostés, el Espíritu Santo fue donado a la Iglesia para “caminar hasta la verdad completa” y para hacer frente a las situaciones nuevas.
- Por obra del Espíritu Santo los discípulos de Cristo participan en su misterio pascual de muerte y resurrección.
- La oración al Espíritu Santo es necesaria para llevar adelante la evangelización.
4. Frente a un mundo que ha estallado en pedazos, ¿podemos pronunciar una palabra de esperanza que llegue a los hombres y mujeres en las circunstancias de prueba que atraviesan?
Necesitamos aprender a ver el mundo como un parto (Rm 8, 18-22), bajo el signo del misterio pascual.
5. En varios de los países de los que provenimos, las relaciones con los musulmanes exigen una gran vigilancia por nuestra parte.
Incluso en los países en los cuales no siempre es posible evangelizar explícitamente, se puede vivir el Evangelio de Cristo y dar testimonio de Cristo.
No hay que ignorar el hecho de que existe también una crisis del Islam, que a veces se compensa con actitudes conquistadoras.
6. En África, los fenómenos vinculados a la secularización pueden constituir un obstáculo para la evangelización, pero también la presencia de una religiosidad fuerte y arraigada que requiere ser evangelizada.
7. Nos adherimos a esta afirmación que encontramos en la Relación posterior a la discusión (final de la 3ª parte): “la Nueva Evangelización no es un programa del momento, sino un modo de mirar al futuro de la Iglesia, para comprometernos todos en la invitación, dirigida primero a nosotros mismos, de renovación de la fe, y después a todos aquellos que nos rodean, en la aceptación gozosa de la vida en Cristo Resucitado”.

[00349-04.05] [CM004] [Texto original: francés]

- RELACIÓN DE LOS CÍRCULOS MENORES HISPANICUS B:
S. E. R. Mons. Santiago Jaime SILVA RETAMALES, Obispo titular de Bela, Obispo auxiliar de Valparaíso, Secretario General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) (COLOMBIA)

1) Identidad teológico-pastoral de la Nueva Evangelización
Hay que plantearse la pregunta acerca de por qué una Nueva Evangelización. Si es “nueva”, entonces, ¿qué ha perdido el pueblo cristiano?, ¿qué, como Iglesia, no hemos sabido ofrecerle?
Insistimos en el fundamento pneumatológico de la Nueva Evangelización y éste, en estrecha relación con la cristología y la antropología. No es posible realizar la Nueva Evangelización sin abrirse a la acción del Espíritu Santo y a su gracia, pues Él es quien otorga los carismas para el anuncio de Jesucristo y el servicio a la sociedad como discípulos de Jesús. El Espíritu es quien hace realidad la alegría y el gozo con el que hay que evangelizar.
Sin una eclesiología, es decir, sin un modo de autocomprensión y de ser y estar en el mundo contemporáneo que profundice la enseñanza del Concilio Vaticano II, la Iglesia no podrá empeñarse en una Nueva Evangelización. Es fundamental definir la relación “Iglesia - mundo
actual”. De no hacerlo, seguiríamos dando la impresión de “institución”, y no de asamblea reunida en torno a Jesucristo, donde todo lo humano tiene cabida. Es esta comunidad de fe y de discípulos misioneros al servicio al mundo (diakonia), la que recibió la misión de anunciarlo.
Una conveniente eclesiología va de la mano con un profundo examen de conciencia de la Iglesia respecto de si misma. No hablamos de Nueva Evangelización sólo porque los otros han cambiado. Es hora de preguntarnos: ¿qué pecados tiene la Iglesia que nos han llevado a una Nueva Evangelización? Un status questionis sobre la Iglesia en si misma y su lugar en el mundo es imprescindible a la hora de una Nueva Evangelización.
La comunión es la fuente y el fruto de la Nueva Evangelización, porque Dios trino, de quien procede la Iglesia y a quien la Iglesia tiene que anunciar, es relación y comunión y, además, porque hoy vivimos en una sociedad particularmente individualista. Esta comunión trinitaria es la que hace realidad la comunión efectiva entre nosotros y es de aquí de donde debe brotar la misión. Esto también es esencialmente trinitario.
2) Centralidad de la Palabra de Dios en la Nueva Evangelización
La historia de la Salvación son palabras y obras de Dios en diálogo con las realidades humanas para ofrecer la salvación, iniciativa y don divino. En la plenitud del tiempo, Dios se reveló
por su Palabra eterna que se hizo carne (Jn 1,14). La Palabra llena de vida y verdad que la Sagrada Escritura contiene es el contenido del anuncio y, por lo mismo, de la Nueva Evangelización. Por esta razón, la Palabra de Dios encarnada es fuente de Nueva Evangelización, y no sólo en cuanto contenido, sino también en cuanto método y estilo.
Este Sínodo debiera plantearse en íntima unidad con Verbum Domini mostrando cómo la Palabra de Dios encarnada, consignada en la Sagrada Escritura, es el “puente” entre el misterio divino que queremos anunciar y las realidades humanas cotidianas.
3) Algunos contenidos, sujetos, destinatarios y estilo de la Nueva Evangelización
La fuente de la Nueva Evangelización es Dios Trino. Quién evangeliza es Dios Padre, quien por amor, conduce su designio salvador para la humanidad; es Dios Hijo, quien con su misterio pascual es oferta de gracia y verdad; es el Espíritu Santo, quien hace posible la comunión
con Dios salvador en el seno de la Iglesia y el corazón de los creyentes; el Espíritu es quien acompaña y sustenta a los evangelizadores.
La Nueva Evangelización tiene por contenido el anuncio por la palabra y el testimonio de Cristo Resucitado, vivo, cercano, fuente de amor. Este anuncio y testimonio tiene que llevar al encuentro personal con Él y, en Él, con el Padre.
La familia es un ámbito de primera importancia cuando se piensa en qué hay que evangelizar (destinatario), pero también cuando se piensa en quién tiene que evangelizar (sujeto). Dentro de la familia, los niños son los primeros destinatarios de la evangelización de padres evangelizados.
Es indispensable valorar y fortalecer la labor de los catequistas y de la catequesis. Con catequistas bien formados se puede desarrollar una catequesis que se entienda y practique como
proceso de discipulado, es decir, como una real experiencia de fe en el seguimiento del Señor.
Para este proceso se requieren formas inteligibles (lenguajes) de dirigirse a la gente de hoy considerando sus anhelos y culturas.
Sin la función evangelizadora de los fieles laicos en su ámbito propio, que es la gestión de la vida familiar, social, política, económica y cultural, no habrá Nueva Evangelización. Pero éstos requieren una formación integral y el reconocimiento efectivo que son corresponsables en la tarea del Reino. La vocación y misión de los laicos requiere una profunda reflexión sobre la valencia teológica de la secularidad, de su inserción en el mundo, sobre todo en los nuevos areópagos, y de su participación en la Iglesia. Al respecto, habría que revisar qué servicios eclesiales habría que confiar a los laicos teniendo en cuenta la Nueva Evangelización y los nuevos escenarios.
El estilo de la Nueva Evangelización es un testimonio alegre, atrayente y audaz de la fe; por tanto, el nuevo estilo de evangelizar no se caracteriza por “imponer”, sino por “atraer”.
Evangeliza una Iglesia pobre que renueva su opción por los pobres y marginados, como Cristo Jesús, pues ellos, son destinatarios privilegiados de la salvación. “No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores”.
El lenguaje, como mediación para comunicar la Buena Nueva de Jesucristo, requiere una atención especial. Se hace necesario un examen de conciencia sobre nuestro uso del lenguaje y
si somos capaces o no de expresarnos en un mundo donde hay nuevos lenguajes. Nuestro lenguaje peca de clericalismo.
La renovación de la iglesia particular y, en ella, la renovación de la parroquia, para replantearla como casa y escuela de comunión, lugar eclesial de espiritualidad y donde se aprende la comunión y la corresponsabilidad en la misión de la Iglesia, con mayor razón hoy, cuando se diluye la persona y aparece el individuo o la masa. La Nueva Evangelización pasa por una parroquia de “rostro nuevo”, capaz de acompañar en la fe y en el mundo personal y afectivo a la gente, de lo que más se carece hoy en nuestra sociedad. Las parroquias debieran ser una red de comunidades eclesiales que, en sus concretos contextos, sustenten la fe en Cristo Jesús y su seguimiento y, por lo mismo, el crecimiento en la dimensión humana integral. Estos “cuerpos eclesiales” (las parroquias y sus comunidades) son los llamados a mostrar al Señor resucitado, que da vida y sentido a la existencia. Quizás el problema más acuciante de la Nueva Evangelización es la constitución y acompañamiento de estas pequeñas comunidades eclesiales.

[00353-04.04] [CM009] [Texto original: español]

- RELACIÓN DE LOS CÍRCULOS MENORES ANGLICUS B:
S. E. R. Mons. Bernard LONGLEY, Arzobispo de Birmingham (GRAN BRETAÑA)

La nueva evangelización no es ni una estrategia ni un programa, sino una invitación a un encuentro y a una relación para toda la vida con Jesucristo y su Iglesia. Implica enamorarse con la persona de Jesucristo y su esposa, la Iglesia Católica. Este encuentro con Cristo tiene lugar en y a través de la Iglesia para no promover una falsa dicotomía entre espiritualidad y religión. Los encuentros con Cristo en la Iglesia ayudan a los fieles a entender la necesidad de la salvación y el perdón de los pecados. Siguiendo el encuentro inicial con Cristo, los fieles desean pasar su tiempo con el amado en oración, en el sacramento y contemplando el rostro de Dios (Novo Millenio Ineunte).
Por lo tanto, los Padres Sinodales podrían proponer un acompañamiento para toda la vida de cada católico en su viaje hacia la fe, modelado según el viaje de Cristo con los dos discípulos en el Camino a Emaús. Los fieles necesitan el trabajo continuo de una catequesis sistemática, exhaustiva y permanente.
La evangelización y la catequesis deben ayudar a los fieles a conocer, comprender, vivir y compartir la fe. Una catequesis para los jóvenes y los adultos, adecuada para cada edad, presentada de un modo interesante y apologético y que responda a las preguntas sinceras de cuantos participan en su formación, mejorará la Nueva Evangelización. Esta presentación básica de los fundamentos de nuestra fe, tal como se encuentran en el Catecismo de la Iglesia Católica, de una manera atractiva e interesante, por ejemplo durante la Jornada Mundial de la Juventud, ayudaría a reavivar la confianza en la fe y una mayor capacidad para compartirla con otros.
Patrocinar algunas iniciativas ayudaría a la Nueva Evangelización y a la catequesis: Lectio Divina; enseñanza de la oración; facilitar el acceso a las Sagradas Escrituras y al Sacramento de la Penitencia (tal vez impartiendo el Sacramento en nuevos periodos del año y con una base consistente durante la Cuaresma y el Adviento); peregrinaciones; compartir las historias de los santos y los mártires, dar a conocer el excelente trabajo y ministerio realizados por las instituciones y apostolados católicos.
Dialogamos sobre la presentación de los Sacramentos desde una nueva perspectiva para que llegue a la sociedad contemporánea. La preparación individual a los sacramentos debe modelar el catecumenado y permitir encuentros personales con Cristo y el anuncio del kerigma. Las pequeñas comunidades cristianas pueden ayudar a que las personas se conozcan entre ellas, facilitando la oración y la reflexión sobre las Escrituras.
Animamos a los Padres Sinodales a rezar por un nuevo Pentecostés para toda la Iglesia, y a comprender mejor los modos mediante los cuales el Espíritu Santo está trabajando en la Iglesia y en la vida de los católicos y demás cristianos. Insistimos sobre la importancia de una Liturgia bien celebrada y en homilías que inspiren y compartan la fe de una manera convincente. Para ello será necesario que el clero esté formado en liturgia, homilética y la Nueva Evangelización, pues son formadores de los nuevos evangelizadores.
Para ser predicadores eficaces, los laicos necesitan una mejor preparación para la evangelización. Esto debe incluir la doctrina, que ayudará a los predicadores a compartir la fe, tal vez mediante una utilización más extendida de imágenes adecuadas para las personas a las que sirven, algunas de las cuales podrían ser iletrados, y la humildad, para adquirir la capacidad de articular su propia historia de fe y testimonio de Cristo.
Nuestro grupo desearía animar a los obispos, sacerdotes y diáconos permanentes a conocer la vida de las personas a las que sirven de una manera más personal. El obispo es un predicador que guía con su ejemplo y comparte con todos los bautizados las bendiciones de lo que llamamos evangelización. Su ministerio tiene que tener las características del pastor (ad intra) y del pescador (ad extra). Es necesaria la formación continua del clero sobre la Nueva Evangelización y los métodos para evangelizar en la diócesis y en la parroquia.
La familia es el centro privilegiado para la nueva evangelización. Las familias católicas tienen una gran necesidad de apoyo y asistencia directa por parte de la Iglesia y la parroquia para convertirse en testigos de la fe. La inculturación continua del Evangelio podría unir la vida de Cristo con la vida y la cultura de todos los pueblos. La inculturación del Evangelio implica ser, cada vez más, una Iglesia acogedora de los inmigrantes y los necesitados.
También hemos considerado la contribución de los religiosos y los testigos de vida consagrada; la institución de los catequistas como un ministerio estable dentro de la Iglesia; la necesidad de una catequesis posterior a los sacramentos, sobre todo después de la Confirmación; la sabiduría de consultar nuestro Derecho Canónico cuando se formulen políticas diocesanas; las necesidades particulares de la comunidad sorda y la gestión de los recursos naturales en periodos de conflicto o guerra.

[00355-04.08] [CM011] [Texto original: inglés]


 

 
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