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CARTA DEL CARDENAL MARCELLO MIMMI
CON OCASIÓN DEL "DÍA DE LAS VOCACIONES HISPANOAMERICANAS" EN ESPAÑA

 

Excelentísimo y reverendísimo señor:

Como en los dos años precedentes, va a tener lugar el "Día Nacional de las Vocaciones Hispanoamericanas" en el segundo domingo del próximo mes de febrero. Y a las consignas de oración y de ayuda, a las palabras de orientación y de aliento que, desde la prensa y la radio, con boletines y conferencias, se van a repetir en seminarios y conventos, en iglesias y colegios, quiero unirme para testimoniar a Vuestra excelencia Reverendísima, como Presidente de la Comisión Episcopal de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana, la honda satisfacción que la Pontificia Comisión Pro América Latina experimenta al entrever los frutos que de esta iniciativa, tan oportuna y feliz, pueden seguir derivando en bien de la Iglesia.

El arraigado sentido de catolicismo que caracteriza al pueblo español, su generosa sensibilidad y la necesidad de que la O. C. S. H. A. continúe incrementando su benemérita labor, abren fundadas esperanzas de que el clero, los seminaristas, las familias religiosas los fieles de España, secundando las urgentes llamadas de los Sumos Pontífices Pío XII, de venerada memoria, y Juan XXIII, felizmente reinante, en favor del catolicismo en tierras americanas, contribuirán eficazmente con sus plegarias, sacrificios y limosnas, a sostener, vigorizar e impulsar los altos cometidos que la jerarquía de esa nación se propone al celebrar esta jornada.

La Iglesia toda siente como propios los problemas religiosos de América latina. Y España, mirando a su historia, consciente de las exigencias que ésta le impone en la hora actual, continuará dedicando, sin duda, esfuerzos especiales por contribuir a mejorar aquellas situaciones que en el terreno religioso están planteadas o pudieren surgir en América latina debido al constante avance de su progreso, al aumento de su población y los peligros que sobre la misma gravan. De ahí que razonablemente haya que prestar una cooperación, cada día mayor, al empeño digno de toda alabanza que los eminentísimos y excelentísimos ordinarios, el clero, los religiosos y los católicos de América, ponen en la vasta y delicada tarea de la defensa y propagación de la fe.

Los que aman de verdad a la Iglesia pueden demostrarlo considerándose eficientemente vinculados en la medida de sus fuerzas, con sus ofrecimientos de personas, con ayudas espirituales o económicas, a las obras e iniciativas que la O. C. S. H. A. lleva a cabo con tanto celo.

Ojalá que el edificante espíritu apostólico de los seminarios y de las casas de formación religiosa en España, así como la piedad profunda de sus monasterios de clausura y los donativos grandes o pequeños se encaucen también hacia esta hermosa empresa de fraternización práctica con los católicos del Continente, Centro y Suramericano, para que en él se expansionen más pujantemente los ideales de la Iglesia. Allí brilla la fe y todos hemos de alimentar su llama. Allí está Dios y hemos de construirle más templos en las almas dándolo a conocer más intensamente en las campiñas y ciudades.

Que el Señor colme de sus dones a cuantos organizan esta jornada y a cuantos prestan su colaboración y que la Virgen, Reina de las Américas, los proteja siempre con su maternal asistencia.

Esta Pontificia Comisión, en el deseo de contribuir al éxito del "Día Nacional de las Vocaciones Hispanoamericanas" envía una oferta (mil dólares) que pretende ser, sobre todo, un testimonio de su complacencia por los méritos que tiene contraídos la O. C. S. H. A., y un aliento para que prosiga en sus metas espirituales.

Aprovecho gustoso la oportunidad para reiterarle las seguridades de mi más atenta y distinguida consideración.

Roma, 14 enero de 1961.

 

MARCELLO Cardenal MIMMI
Presidente

 

 

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