Actualización del Directorio Catequestico
Genéral.
Del 20 al 23 de septiembre se celebró en Roma
Ja LX sesión plenaria dei Consejo internacional para la catequesis. Los
miembros que participaron en ella procedían de los cinco continentes. Cada una
de las jornadas de la sesión estuvo orientada por una relación de fondo: Ja
pastoral dei ministerio de la Palabra, Mons. José Manuel Estepa LIaurens,
arzobispo titular de Itálica, ordinario militar para España; el mensaje
cristiano, p. Benoît Duroux, o.p.; y elementos de me. todología catequística,
don Cesare Bissoll, s.d. b.
La asamblea en su mayor parte se orientó
hacia una revisión y actualización del Directorio, compartiendo y poniendo de
relieve el hecho de que el documento del 11 de abril de 1971 ha desempeñado una
tarea providencial por el esfuerzo de adhesión al espíritu genuino del
Vaticano II y, al mismo tiempo, por su amorosa comprensión de los catequizandos
en su situación concreta.
Desde el año 1972 hasta ahora, el Magisterio
de la Iglesia se ha pronunciado repetidamente en materia de catequesis, incluso
después de asambleas solemnes, como los Sínodos: Evangelii nuntiandi, de 1975,
documento que brotó del Sínodo de 1974; Catechesi iradendae, de 1979,
documento nacido del Sínodo de 1977. Einuevo Código de derecho canónico, que
dedica todo el "libro tercero" al ministerio de Ja Palabra; el
Catecismo de la Iglesia católica de 1992. Esos documentos, junto con un
profundización de la enseñanza conciliar a propósito de la revelación y de
su transmisión en la Iglesia, constituyen la estructura de la diaconía del
anuncio y han contribuido a delinear y a definir la naturaleza, finalidad y
objetivos de la catequesis, y la pedagogía de la fe, la atención a los
destinatarios y el mismo método. Todos los documentos posteriores a 1972 no
pueden ser ajenos al Directorio catequistico general, que tiene por finalidad
ayudar a la preparación de los directorios catequísticos y de los catecismos
nacionales.
En el trabajo de redacción del nuevo texto se
tendrán en consideración los documentos del Magisterio citados, para sacar de
ellos el impulso útil y necesario para llegar a un Directorio nuevo por su
dinamismo, por su actualidad, por la tensión catequístico-misionera con miras
a la catequesis, a los catequistas y a los catecismos.
Con ocasión de los trabajos de esta IX
sesión plenaria del Consejo internacional para Ja catequesis el Santo Padre
hizo llegar a los participantes la siguiente carta, fechada el 21 de septiembre
y dirigida al cardenal José T. Sánchez, prefecto de la Congregación para el
clero.
Al venerado hermano
cardenal José T. SÁNCHEZ
Prefecto de la Congregación para el clero.
1. He sabido con alegría que el Consejo
internacional para la catequesis se ha reunido en sesión plenaria para proceder
a actualizar el Directorio catequistico general, actualización que era
especialmente urgente después de la publicación dei Catecismo de la Iglesia
católica. Le confío a usted, señor cardenal, la misión de transmitir mi
saludo cordial a los participantes en la sesión y a cuantos, en esa
Congregación, han contribuido a su realización.
El tema de los trabajos es, sin duda alguna,
de gran alcance. El concilio Vaticano ll,. que habló muchas veces de la
catequesis, subrayando su importancia, en el decreto Christus Dominus propuso la
redacción de un "mi directorio sobre la instrucción catequética del
pueblo" (n. 44). Cumpliendo esta disposición conciliar, una comisión
internacional de expertos preparó un directorio sobre la base de una amplia
consulta, y se publicó el 11 de abril de 1971.
Más de veinte años después, puede decirse
que ha ejercido un influjo muy positivo en la renovación de la catequesis,
convirtiéndose en punto de referencia importante, tanto por su contenido, como
por su metodología.
2. Sin embargo, en ese arco de tiempo, a causa
de la rápida evolución del marco cultural mundial, han aparecido nuevos
desafíos que afectan a la vida de la Iglesia también en el plano de la
evangelización y de la catequesis.
EI Magisterio de la Iglesia no ha dejado de
prestarles atención, como lo demuestran las dos exhortaciones apostólicas
Evangelii nuntiandi (8 de diciembre de 1975) y Catechesi tradeudae (16 de
octubre de 1979) y, de modo especial, el catecismo da la Iglesia catódica,
presentado a los obispos con la constitución apostólica Fidei depositum (11 de
octubre de 1992).
Sobre esta base resultaba necesario llevar a
cabo una revisión del Directorio catequistico general, para adecuar esas
indicaciones a la nueva situación. Por tanto, el Consejo internacional para la
catequesis ha dedicado oportunamente toda su sesión plenaria a esa importante
tarea.
El trabajo, que se ha realizado durante estos
días basándose en estudios, observaciones y sugerencias anteriores de expertos,
concluyó aclarando cuales secciones del Directorio han de conservarse, y
cuáles es preciso reformar, con respecto a los problemas más serios que la
catequesis de los próximos años deberá afrontar necesariamente. Entre éstos,
la inculturación tiene seguramente gran importancia en la situación del mundo
actual. En efecto, la pluralidad de las culturas se acentúa cada vez más,
incluso en las regiones de antigua tradición cristiana. Con mayor razón,
constituye un desafío en los continentes en los que es más reciente el anuncio
del cristianismo, como puso de relieve la Asamblea especial para Africa del
Sínodo de los obispos que acaba de celebrarse.
3. La misión de la Iglesia de anunciar la
palabra de Dios "a todas las gentes" (Mt 28, 19) exige por su misma
naturaleza un esfuerzo continuo de traducción de dicha palabra, para hacerla
accesible a todos sus destinatarios, de modo que, acogida en el pensamiento y en
la vida, pueda transformarse en levadura de todas las culturas, creando praxis,
costumbres e instituciones inspiradas por la fe cristiana.
Así, la inculturación se presenta como tina
da las tareas más necesarias y vitales de la evangelización y de la catequesis,
pero también como una de las más difíciles y delicadas. Compromete a la
Iglesia a realizar un esfuerzo continuo da discernimiento, que se ha de realizar
obedeciendo a la palabra de Dios y prestando cordial atención al hombre, bajo
la guía del Espíritu Santo.
El modelo da esa tarea es la misma
encarnación del Verbo da Dios, acontecimiento histórico-salvífico en el que
se funda la fe cristiana. En Cristo, cl Verbo se hizo carne (cf. Jn 1, 14),
asumiendo todo lo que es propio del hombre, excepto el pecado (cf. Hb 4, 15). El
anuncio de Cristo a los hombres no puede menos de seguir la misma dinámica,
proponiendo el mensaje revelado de modo que toda cultura pueda sentirlo
verdaderamente como es, valioso, enriquecedor y actual en todos los tiempos y
todas las generaciones.
4. Así pues, corresponde a una teología
auténtica de la encarnación indicar las coordenadas de la inculturación,
señalando sus Límites, más allá de los cuales el espejismo de traducir
significaría traicionar.
El anuncio de la Encarnación como hacho
histórico único e irrepetible es la piedra angular de todo proceso de
inculturación de la fe. El Hijo de Dios se encarnó, una vez y para siempre, en
un lugar determinado y en un tiempo determinado. Toda cultura que se abre a
Cristo no puede menos de establecer un vínculo permanente con la historia
concreta da la Encarnación, con la palabra bíblica que nos la revela, con la
tradición eclesial que nos la transmite y con los signos sacramentales en los
que sigue actuando.
Además, la Encarnación está en conexión
íntima con el misterio pascual da muerte y resurrección. La aceptación de ese
acontecimiento supone la toma de conciencia del pecado, que marca la historia
humana y que le hace sentir radicalmente la necesidad de redención. Cuando se
anuncia a Cristo no se puede olvidar nunca, por en irenismo equivoco, que existe
el mysterium iniquitatis, que ha turbado profundamente la bondad originaria de
la creación. La "buena semilla" y la "cizaña" crecen
juntas (cf. Mt 13, 39), tanto en el corazón del hombre como en las culturas y
en la sociedad. Por consiguiente, no todo puede conciliarse con el mensaje
cristiano. Muchas cosas pueden valorizarse, otras hay que rechazarlas, y todas
tienen que purificarse y mejorarse.
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