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PONTIFICIUM OPUS A SANCTA INFANTIA LA COOPERACION MISIONERA DE LOS NIÑOS INTRODUCCION Qué colaboración espera Dios de un cristiano ? Cuál es nuestro derecho y nuestro deber respecto de la evangelización? Qué tan importante es la cooperación de los niños en la evangelización universal? Jesús llama a vivir en comunión para la misión. Así, el fruto de la animación, formación y comunión misioneras se ve, ante todo, en la cooperación misionera. Esta realidad tan importante la profundizaremos a la luz de la Palabra de Dios, de las orientaciones misioneras recientes de la Iglesia y de la situación actual de la misión en el mundo. Primero, analizaremos los elementos fundamentales de la cooperación misionera; luego, las formas y medios para nuestra cooperación misionera y, finalmente, algunos elementos prácticos para nuestra cooperación a la evangelización universal. 1. COOPERACION PARA LA MISION Todos los cristianos, en virtud del bautismo, somos corresponsables de la actividad misionera (RM 77). La participación de las comunidades y de cada fiel en este derecho-deber es lo que se llama "cooperación misionera" (RM 77). Por ser cristianos hemos de ser misioneros. Somos corresponsables de la actividad misionera. Todos y cada uno hemos de hacer la cooperación misionera conforme a nuestra propia vocación y misión. Unidos personalmente con Cristo, como el sarmiento a la vid (cf. JN 15, 5), podemos producir buenos frutos. La santidad de vida permite a cada cristiano ser fecundo en la misión de la Iglesia. En la unión personal con Cristo y en la santidad de vida, mediante una profunda renovación interior, se fundamenta y se vive la cooperación misionera. La cooperación misionera universal es signo de la madurez de la fe y de una vida cristiana que produce frutos (RM 77). Ciertamente, la misión es cuestión de fe : tanta fe tengamos tanta cooperación misionera haremos. En nuestra cooperación misionera se mide nuestra fe. La fe se expresa en nuestra cooperación misionera y crece por ella. Así, la cooperación misionera va mucho más allá de dar una limosna o de ofrecer algunas oraciones por las misiones. La llamada es a ser misionero con todo : con nuestra vida, nuestro trabajo, nuestros bienes, nuestro tiempo. Ser misioneros continuamente y siempre. Ser misioneros en nuestra comunidad local y para el mundo entero. Por eso, cada uno de los cristianos, todos los días, hemos de cooperar misioneramente a la nueva evangelización (de los católicos alejados), a la acción pastoral (evangelización de los buenos católicos) y, con prioridad, a la misión Ad gentes (primera evangelización de los no cristianos). El puesto y la importancia de los niños misioneros en la evangelización es verdaderamente grande : "La cooperación de los niños en la evangelización en insustituíble para nuestro mundo ...Con la seguridad de que todos reconocen la validez de vuestra tarea, invitad a todos los niños a cooperar a través de su oración y sus ofrendas en la acción misionera de la Iglesia"( SS.Juan Pablo II, 6 mayo 1993 ). El niño misionero en la Iglesia aprende de Jesús, es buen discípulo suyo y vive como El: es su enviado, su misionero. Enseña a otros lo de Jesús, hace discípulos para Jesús . Para ello, anuncia el Evangelio, ayuda a encarnarlo y a que se viva en comunidad. Es hermano universal y misionero para todos. Es misionero para el mundo entero y semilla de nuevos misioneros. Jesús espera del niño que sea misionero con todo su corazón, con sus manos, con sus pies, con todo su ser: Dios le ha dado el derecho y el deber de cooperar en la evangelización de todo el mundo. La Infancia Misionera ayuda a que el niño coopere en esa evangelización universal y la realice bien. Promoviendo la cooperación misionera, esta Obra ayuda a que cada niño realice los servicios misioneros que le corresponden en su comunidad local y los que le corresponden en favor de la evangelización universal, especialmente en favor de la evangelización de los no-cristianos. 2. FORMAS Y MEDIOS PARA NUESTRA COOPERACION MISIONERA Existen varias formas de cooperación a la evangelización universal. Cada una de ellas tiene su propio camino y significado. A cada uno de los cristianos nos corresponde cooperar espiritualmente, materialmente y con servicios misioneros. Este derecho y deber de cooperar se ejerce en esas formas: 2.1 Cooperación espiritual. El verdadero misionero es el santo y el santo es verdadero misionero ( cf. R M cap. VIII). Nuestro principal aporte a la misión universal se hace con la vida y así, en la comunión de los santos, acompañamos y apoyamos toda la evangelización universal en el mundo.
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Por esta razón, la Iglesia nos propone como medio principal, el testimonio de vida cristiana, personal y comunitaria (RM 42). Cuando se vive bien la propia vida cristiana, cuando se crece en la fe, se ayuda de manera efectiva a que el Reino de Dios crezca en el mundo. El testimonio de vida cristiana es un apoyo directo a los misioneros y a las misiones.
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Con la oración (RM 78), realizamos una ayuda eficaz a la misión universal. Ella nos sirve para acompañar el camino de los misioneros y ayudar a que el anuncio de la Palabra resulte eficaz por medio de la gracia divina. Ella nos une más a Jesús y a nuestros hermanos misioneros, comunicando el amor salvador de Dios. Con la oración nos unimos a las misiones y a todos los niños del mundo para ayudarlos a que sean más amigos de Jesús. En concreto, oramos por las misiones todos los días, siguiendo las "intenciones misionales" propuestas por la Iglesia Universal, especialmente en la Eucaristía, con la Palabra de Dios y con el rosario misionero.
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La cooperación misionera espiritual la hacemos, también, con el sacrificio (RM 78). Es ofrecer todo sufrimiento y llevar nuestra propia cruz, aceptándolo y ofreciéndolo a Dios con amor. Es compartir los sacrificios de los misioneros y sostenerlos mediante el ofrecimiento de nuestros propios sacrificios. Así, esos sacrificios tienen un valor salvífico, que favorece tanto a los misioneros como a los que son evangelizados. Buscamos unirnos a Jesús que da la vida por nosotros, unirnos a la cruz de Jesús y servir con generosidad, dando nuestra propia vida en servicio de los demás, cumpliendo nuestra propia misión y llevando bien nuestra propia cruz. Además, invitamos a los enfermos y a los que más sufren a que ofrezcan su dolor por las misiones.
2.2 Cooperación material. "Mayor felicidad hay en dar que en recibir" (Hechos 20, 35), (R.M.81). Dios nos ha dado muchos bienes (vida, valores, posibilidades, etc.) no sólo para nuestro propio bien sino para que los usemos en favor de todos los hermanos. Estamos en deuda con ese Dios que nos ama y nos ha dado todo. Somos administradores de los bienes de Dios. Es la fe la que nos mueve a compartir nuestro pan con los hermanos. Damos nuestra ofrenda económica por tres motivos: ·
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por Dios: porque hemos recibido esos dones para compartirlos y El nos llama a hacerlo con generosidad de corazón;
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por los hermanos: porque son muchas las necesidades materiales y económicas de las misiones; no sólo para fundar la Iglesia con estructuras mínimas (capillas, escuelas, salones para catequesis, viviendas para huérfanos, etc.), sino también para sostener las obras de caridad, de educación y promoción humanas, campo inmenso de acción, especialmente en los países pobres; reconocemos que los niños necesitados son hermanos nuestros y que al ayudarlos estamos sirviendo a Jesús presente en ellos .
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por nosotros mismos: para salvarnos administrando honradamente los bienes que Dios nos ha dado para compartir y cumpliendo fielmente nuestra propia misión de propagar nuestra fe, con todo lo que somos y con todo lo que tenemos.
Por ello, la ofrenda ha de tener varias cualidades evangélicas: ·
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ha de ser una ofrenda sacrificada: el valor de la ofrenda de los niños depende del sacrificio que hagan para prepararla y entregarla. No se trata de dar lo que nos sobra, si no dar con generosidad también de los que nos hace falta;
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ofrenda que se da para difundir el Evangelio y propagar la fe católica: la motivación de la ofrenda ha de ser evangélica. Hemos de enseñar al niño a dar su ofrenda para hacer que otros sean amigos de Jesús, para propagar la fe. Así, la motivación de la ofrenda no será sólo la de calmar el hambre material sino la de atender el hambre de Dios. Si esta motivación entra en el corazón del niño, él dará con mayor generosidad su ofrenda;
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ofrenda con humildad y discreción: sin alardes ni comparaciones; · para atender las principales necesidades de la evangelización: los niños y los animadores hemos de conocer y ayudar esas necesidades, comprendiendo que la ofrenda económica que damos servirá para que otros niños sean educados en la fe y se comprometan a vivir y servir a Jesús en la Iglesia;
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no sólo dar, sino darnos con Jesús: el niño sabe que Jesús no sólo le pide compartir de las monedas que tiene en el bolsillo, sino que también le pide las manos, los pies, el corazón, toda su persona, para ser misionero en su propia comunidad y para apoyar las misiones en el mundo entero. Jesús le pide realizar todos los días los servicios misioneros que le corresponden;
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ofrenda económica permanente: los niños saben que la llamada del Señor a compartir la deben responder todos los días. Por ello, todas las semanas, en su reunión con los demás niños misioneros, entregan su "ofrenda económica" y preparan cada año la Jornada de la Infancia Misionera en la cual invitan a otros familiares y amigos a dar su ofrenda económica en favor de los niños más necesitados del mundo.
Dios llama a cada niño, a cada joven y a cada adulto para que comparta lo que ha recibido de El. Así, cada niño es invitado a compartir, a dar de lo poco o mucho que tiene: dinero, bienes materiales u otras cosas. Cuando el niño comparte el pedazo de pan , aprende a darse, a dar a Jesús y a darse con Jesús. Es una forma educativa misionera. Si se mide cuantitativamente la ofrenda económica que dan los niños, no resulta mucho. Pero ante Dios y ante los demás niños es una ofrenda siempre grande. La Iglesia universal ha instituido la Obra Misional de la Infancia Misionera como principal instrumento para infundir el espíritu misionero universal desde la infancia y para promover y canalizar la cooperación misionera en favor de los niños del mundo entero (cf. RM 84). Desde el momento de su fundación, en la Infancia Misionera, los niños, cada vez que se reunían, debían llevar la ayuda económica para las misiones. Con ella apoyaban la necesidad de los niños no sólo para quitarles el hambre, o para solucionarles otras necesidades materiales, sino para que fueran bautizados y vivieran la vida cristiana. La finalidad de la ofrenda siempre ha sido la de comunicarles la fe salvadora de Jesucristo, "salvar" a los niños, hacer amigos para Jesús. Los niños, a través de la Infancia Misionera, comparten pan, medicinas, educación, amistad, Palabra de Dios y fe y espíritu misionero. Así, durante más de 150 años, han estado "cooperando misioneramente" a los niños del mundo en cinco campos : la protección de su vida, su educación pre-escolar y escolar, su educación cristiana y su animación y formación misioneras. La Infancia Misionera coopera a los niños del mundo ( hasta los 14 años de edad ): . con servicios de pastoral misionera a los niños católicos y a sus educadores. . con acompañamiento y apoyo a las vocaciones misioneras. . con evangelización a los niños cristianos y no-cristianos. con amistad, oración y ayuda material a todos los niños necesitados del mundo .
2.3 Cooperación con servicios misioneros y con misioneros (R.M. 81). "Heme aquí, Señor, estoy dispuesto, envíame" (cf. Isaías 6, 8). Esta es la respuesta que espera Dios de cada uno de los niños y de los animadores: ser misionero todo el día y todos los días. Estos "servicios misioneros" se realizan en favor de la propia comunidad y para la evangelización universal. Esto se concreta según nuestros dones y nuestras posibilidades. Tenemos la responsabilidad de ser misioneros en nuestra propia comunidad local y, desde allí, misioneros para el mundo entero. Así integramos la dimensión local en la dimensión universal, superando las tentaciones de hacer solo o primero ( siempre ) la misión en la comunidad local; o la tentación de realizar solo la misión más allá de las fronteras. Entonces, los servicios misioneros del niño implican globalmente ser misionero en su familia, misionero en su escuela, misionero en su comunidad y misionero para el mundo entero. Hemos de ser misioneros en todos los lugares y ambientes a donde vayamos y con todas las personas que Dios coloque en nuestro propio camino, especialmente hacia los no cristianos, a quienes hemos de ofrecerles acogida, diálogo, servicio, fraternidad, testimonio y anuncio directo del Evangelio (cf. RM 82). No sólo los países pobres, sino también los países ricos, necesitan la ayuda misionera de los niños del mundo. En todas partes hay niños con hambre de Dios y con otras hambres. Ellos necesitan misioneros y esperan que lo hagamos con servicios concretos. Nuestra cooperación misionera se manifiesta, también, en la promoción de las vocaciones misioneras (RM 79). Con ello ayudamos a que los otros se comprometan también como misioneros. Estimulamos y apoyamos de corazón aquellas personas que se sienten llamadas a consagrarse de por vida a la obra del Evangelio, dispuestos a ir por todo el mundo para llevar la salvación (cf. RM 79). La Infancia Misionera asume con entusiasmo su objetivo de apoyar la formación y envío de las diversas vocaciones misioneras (cf. RM 84). En síntesis, nosotros, además de realizar nuestros propios servicios misioneros, promovemos las vocaciones misioneras en nuestra propia comunidad como aporte para la evangelización del mundo entero.
3. UNIVERSALIDAD EN LA COOPERACION Nuestra cooperación, como la que promueve la Infancia Misionera , ha de ser siempre universal. No escogemos a quién ayudar ( nuestro propio pobre ), ni reducimos nuestro campo de ayuda a las necesidades locales o a la de las personas a quien conocemos. Nuestro corazón está abierto al mundo entero, sin fronteras, buscando la salvación de todas las personas, conforme al amor universal de Jesús. Todos ayudamos a todos y todos recibimos de todos. Esta es la característica de nuestro Fondo Universal de Solidaridad, en el cual se reciben todas las ofrendas de los niños, para distribuirlas proporcionalmente entre todos los niños necesitados del mundo. La motivación a esta universalidad en la ofrenda seguramente aumentará la generosidad misionera de los niños . Sin perder esta universalidad, los niños de la Infancia Misionera de muchos países están fortaleciendo una fraternidad especial con los niños de otro país. Esto les sirve para compartir con ellos oración, materiales y experiencias misioneras.
4. RECOMENDACIONES ESPECIALES PARA LA COOPERACION MISIONERA :
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1. Para aumentar la ofrenda económica , conviene ante todo fomentar continuamente entre los niños el testimonio de vida cristiana, la oración y el sacrificio, porque esto es lo que mueve los niños a comprometerse con su ofrenda misionera y con sus servicios misioneros. La cooperación misionera espiritual y la material van de la mano.
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Motivar la ofrenda misionera semanal entre los niños. La experiencia más extendida es la de asegurar que los niños utilicen su alcancía misionera en la casa, en la escuela y en su grupo misionero.Además, promover la realización de otras actividades con las cuales se consigan otros recursos económicos para aumentar la ofrenda de Infancia Misionera : rifas, reciclage de periódicos y otros desperdicios, bazares, caminatas, concursos, actos cultuirales, venta de artículos elaborados por los niños , venta de materiales misioneros, elaboración de estampillas usadas, etc.
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Preparar bien la Jornada mundial de la Infancia Misionera, para lo cual conviene :
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Que el Obispo envíe a las parroquias y agentes de pastoral una carta motivadora para esta Jornada Anual.
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Ofrecer materiales adecuados ( poster, guías para reuniones, etc. ) para las actividades de animación misionera ( por lo menos para una semana misionera ) en las escuelas, Movimientos y diversos grupos de la parroquia. El tema central es el de la cooperación misionera y la información sobre las actividades programadas para la Jornada.
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Conviene dar la información sobre las ofrendas recogidas el año anterior y la forma como se han utilizado. Dar reconocimientos especiales por las mejores ofrendas recibidas.
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Será muy importante utilizar, con la colaboración de los niños, los medios de comunicación social para hacer la correspondiente motivación misionera.
Celebrar adecuadamente la Jornada Mundial de la Infancia Misionera cada año, con sus dos objetivos: intensificar la animación misionera de todos los niños de la comunidad y promover la cooperación misionera de los niños a la evangelización universal, espècialmente de los niños no cristianos.
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En la Jornada de la Infancia Misionera se intensifica la oración por las misiones. En muchas partes realizan vigilias de oración, rosarios misioneros, etc. El centro es la Eucaristía misionera. En este ambiente, muchos niños y animadores hacen por primera vez o renuevan su consagración misionera.
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Es necesario organizar adecuadamente la recolección de las ofrendas misioneras económicas de los mismos niños, tanto de los de la Infancia Misonera como de los demás que quieran colaborar con su ofrenda al fondo de solidadaridad universal de esta Obra. Según las posibilidades, solicitar ofrendas a los fieles en la Eucaristía y a los Movimientos, Instituciones y Empresas existentes en la comunidad.
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Además, conviene realizar diversas actividades culturales y recreativas que favorezcan la animación misionera de los niños y la recolección de otras ofrendas para ayudar a los niños del mundo y a la evangelización universal.
Organizar mejor la recolección y envío de la ofrenda de los niños al Fondo de Solidaridad Universal. La ofrenda de la Infancia Misionera comprende: ·
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las ofrendas de los mismos niños, recogidas a través del año y, especialmente, en la Jornada anual de la Infancia Misionera;
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las ofrendas recogidas en favor de la Infancia Misionera, mediante otras actividades, por ejemplo, en el Octubre misionero;
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las demás ofrendas que los niños recogen para la Infancia Misionera.
Estas ofrendas son sagradas y se ponen íntegramente a disposición del Fondo de Solidaridad Universal de la Infancia Misionera. Con los niños de todo el mundo, nos estamos proponiendo "duplicar" nuestra ofrenda misionera en todos los países.
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Intensificar los "servicios misioneros" de los niños en su familia, en su escuela, en su comunidad local para que se proyecten mejor a cumplir su propia misión "más allá de sus fronteras".
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Cultivar las vocaciones misioneras para que los mismos niños descubran y realicen mejor su vocación y apoyen a otros que se quieren consagrar de por vida al servicio de las misiones.
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Realizar con mucha sobriedad los programas nacionales y diocesanos de la Infancia Misionera.
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Aprovechar el apoyo que ofrece el Secretariado General de la Infancia Misionera para la animación de la cooperación misionera de los niños.
PARA PROFUNDIZAR Y APLICAR :
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Explicar a un grupo de niño el derecho- deber que tienen de cooperar misioneramente en la evangelización universal.
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Elabore un esquema para mostrar cómo debiera ser la cooperación misionera en la Iglesia.
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Cuáles serían los principales pasos que correspondería dar en su comunidad local para mejorar entre los niños su cooperación misionera espiritual, material y con servicios misioneros ?
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Qué recomendaciones concretas propondría Vd para mejorar la preparación y celebración de la Jornada mundial de la Infancia Misionera en su parroquia ?
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