[EN
-
ES
-
HR
-
IT]
DICASTERIUM PRO DOCTRINA FIDEI
Carta a S.E. Mons. Ramón Alfredo de la Cruz Baldera, Obispo de San Francisco de
Macorís (República Dominicana)
sobre el acceso a la comunión eucarística de las
madres solteras
13 diciembre 2023
Excelencia Reverendísima,
con fecha 24 de octubre de 2023, recibía un email suyo en el que expresaba su
preocupación por el comportamiento de algunas madres solteras que «se abstienen
de comulgar por temor al rigorismo del clero y de los dirigentes comunitarios».
Además, varias cartas de laicos recibidas por el Santo Padre vuelven sobre el
mismo tema. Se advierte que en algunos países tanto los sacerdotes como algunos
laicos, de hecho, impiden a las madres que han tenido un hijo fuera del
matrimonio acceder a los sacramentos e incluso bautizar a sus hijos.
Recientemente, el Santo Padre nos recordaba que «la Eucaristía es la respuesta de Dios al hambre más profunda del corazón humano, al
hambre de vida verdadera: en ella Cristo mismo está verdaderamente entre
nosotros para alimentarnos, consolarnos y sostenernos en nuestro camino»[1].
A las mujeres que, en esa situación, han optado por la vida y llevan una
existencia muy compleja a causa de esa opción, se las debe alentar a acceder a
la fuerza sanadora y consoladora de los Sacramentos.
El caso concreto de las madres solteras y las dificultades para acceder, ellas o
sus hijos, a los sacramentos fue denunciada ya por el Santo Padre cuando era
Cardenal de Buenos Aires: «hay presbíteros que no bautizan a los chicos de las madres solteras porque no
fueron concebidos en la santidad del matrimonio. Estos son los hipócritas de
hoy. Los que clericalizaron a la Iglesia. Los que apartan al pueblo de Dios de
la salvación. Y esa pobre chica que, pudiendo haber mandado a su hijo al
remitente, tuvo la valentía de traerlo al mundo, va peregrinando de parroquia en
parroquia para que se lo bauticen»[2]. Luego, el Papa Francisco ha reconocido la valentía de estas mujeres por seguir
adelante con su embarazo: «Sé que no es fácil ser una madre soltera, sé que la gente a veces las puede mirar mal,
pero te digo una cosa, sos una mujer valiente porque fuiste capaz de traer éstas
dos hijas al mundo. Vos podrías haberlas matado en tu vientre, y respetaste la
vida, respetaste la vida que tenías dentro tuyo, y eso Dios te lo va a premiar,
y te lo premia. No tengas vergüenza, andá con la frente alta: “Yo no maté a mis
hijas, las traje al mundo” Te felicito, te felicito, y que Dios te bendiga»[3]
En este sentido, se debe trabajar pastoralmente en la iglesia local para hacer
comprender que el hecho de ser madre soltera no impide el acceso a la
Eucaristía. Como el resto de los cristianos, la confesión sacramental de los
pecados cometidos les permite acercarse a comulgar. La comunidad eclesial debe
valorar, además, que son mujeres que acogieron y defendieron el don de la vida
que llevaban en sus entrañas y que luchan, cada día, por sacar sus hijos
adelante[4].
Ciertamente hay “situaciones difíciles” que es necesario discernir y acompañar
pastoralmente. Puede ocurrir que alguna de estas madres, dada la fragilidad de
su situación, algunas veces recurra a vender su cuerpo para sostener su familia.
La comunidad cristiana esta llamada a hacer todo lo posible para ayudarle a
evitar este gravísimo riesgo, más que juzgarla duramente. Por eso «los Pastores, que proponen a los fieles el ideal pleno del Evangelio y
la doctrina de la Iglesia, deben ayudarles también a asumir la lógica de la
compasión con los frágiles y a evitar persecuciones o juicios demasiado duros o
impacientes»[5].
A menudo, cuando se comenta el episodio bíblico de la mujer adúltera (Jn 8,
1-11), se remarca la frase final: “no peques más”. Ciertamente, Jesús invita
siempre a cambiar de vida, a responder más fielmente a la voluntad de Dios, a
vivir con mayor dignidad. Sin embargo, esa frase no constituye el mensaje
central de esta perícopa evangélica, que es sencillamente la invitación a
reconocer que nadie puede arrojar la primera piedra. Por eso el Papa Francisco,
refiriéndose a las madres que deben criar solas a sus hijos recuerda que «en las
difíciles situaciones que viven las personas más necesitadas, la Iglesia debe
tener un especial cuidado para comprender, consolar, integrar, evitando
imponerles una serie de normas como si fueran una roca, con lo cual se consigue
el efecto de hacerlas sentir juzgadas y abandonadas precisamente por esa Madre
que está llamada a acercarles la misericordia de Dios»[6].
Finalmente, es preciso recordar las palabras del Santo Padre en su mensaje al
Sínodo en las que subrayaba el rostro femenino y materno de la Iglesia y
denunciaba las «actitudes machistas y dictatoriales» de aquellos ministros que
«se exceden en su servicio y maltratan el pueblo de Dios»[7].
A Usted, le corresponde velar para que ese tipo de comportamientos no se den en
su iglesia local.
Al comunicarle todo lo anterior, aprovecho la ocasión para desearle una feliz
Navidad y reafirmarle mi fraternal afecto.
dev.mo.
Victor Manuel Card. Fernández
Prefecto
Ex Audientia Die 13/12/2023
Franciscus
[1] Francisco, Discurso
A los miembros del Comité Organizador del Congreso Eucarístico
Nacional de los Estados Unidos de América (19 junio 2023).
[2]Jorge Cardenal Bergoglio, Homilía en ocasión de la misa de clausura del Encuentro 2012 de
Pastoral Urbana Región Buenos Aires (2 septiembre 2012).
[3] Francisco, Video Conferencia trasmitida por el Canal de Noticias ABC News en conexión
con tres ciudades de los Estados Unidos (4 septiembre 2015).
[4] Cf. Juan Pablo II,
Carta a las mujeres (29 junio 1995), n. 5: «cuánto reconocimiento merecen en cambio las mujeres que, con amor heroico por
su criatura, llevan a término un embarazo derivado de la injusticia de
relaciones sexuales impuestas con la fuerza; y esto no sólo en el conjunto de
las atrocidades que por desgracia tienen lugar en contextos de guerra todavía
tan frecuentes en el mundo, sino también en situaciones de bienestar y de paz,
viciadas a menudo por una cultura de permisivismo hedonístico, en que prosperan
también más fácilmente tendencias de machismo agresivo. En semejantes
condiciones, la opción del aborto, que es siempre un pecado grave, antes de ser
una responsabilidad de las mujeres, es un crimen imputable al hombre y a la
complicidad del ambiente que lo rodea».
[5] Francisco, Exhortación apostólica postsinodal
Amoris laetitia sobre el amor en la
familia (19 marzo 2016), n.
308.
[6] Ibidem, n. 49.
[7] Francisco,
Intervención del Santo Padre ante la 18 Congregación General de la XVI
Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos (25 octubre 2023).
|