Ordo Equestris Sancti Sepulchri Hierosolymitani

 

REFLEXIONES DE UN GRAN MAESTRE QUE SE RETIRA

En junio de 2007, el Cardenal Tarcisio Bertone informó que sería yo nombrado Pro-Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. Desde ese momento, reconozco, experimenté el gran privilegio de ser el indigno líder de una magnífica organización histórica de hombres y mujeres laicos alrededor del mundo, encauzados en lograr su propio desarrollo espiritual y en apoyar a sus hermanos y hermanas cristianos en Tierra Santa, la Tierra del nacimiento, vida muerte y resurrección de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

Yo había sido miembro de la Orden desde principios de los años 1990´s, atendiendo a una invitación del Cardenal Caprio y de Russell Kendall para unirme. El Cardenal Caprio me había invitado asimismo a hablar frente al Gran Magisterio acerca de la espiritualidad de la Orden.

De este modo, aún cuando la Orden era conocida para mí, no me había involucrado profundamente en sus actividades, y mucho menos en su administración. Recuerdo haber solicitado mi afiliación a la Lugartenencia del Este de Estados Unidos, con sede en Nueva York, la cual incluye la Arquidiócesis de Filadelfia, mi hogar. De esta manera, mis contribuciones periódicas, pequeñas como eran, ¡podían ser deducibles de mis impuestos federales! Desafortunadamente, por estar trabajando en Roma como presidente del Consejo Pontificio para la Comunicación Social, no me era posible atender las reuniones de la Lugartenencia.

Después de haber sido nombrado Gran Maestre, sin embargo, resolví trabajar día con día en las oficinas centrales de la Orden y visitar tantas Lugartenencias como me fuera posible, para asistir a investiduras y otras ocasiones especiales.

Con agrado me percaté de que el en aquel entonces Gobernador General, Pier Luigi Parola, estaba trabajando para lograr una mayor transparencia y responsabilidad en el manejo de las finanzas de la Orden. El hecho de que tuviera que transportarse desde su casa en Milán continuamente, no obstante, resultó muy desgastante para él y difícil para su esposa. Después de aceptar su renuncia, tuve la gran fortuna de obtener el consentimiento del Conde Agostino Borromeo, profesor de historia eclesiástica en dos universidades de Roma, presidente del Circolo di Roma y antiguo Canciller de la Orden, para convertirse en Gobernador General. Afortunadamente, Adolfo Rinaldi, estuvo de acuerdo en continuar su importante labor como Vicegobernador de la Orden.

En los Estados Unidos, el Cardenal Justin Rigali, consintió asignar al Padre Hans Brouwers de la Arquidiócesis de Filadelfia como mi asistente personal y con satisfacción lo nombré también Vicecanciller de la Orden. A su vez, el Santo Padre lo honró con un nombramiento como Capellán de Su Santidad con el título de Monseñor.

Asimismo me sentí muy agradecido con el Arzobispo Giuseppe de Andrea, un sacerdote de Ivrea, quien había sido nombrado Cardenal en la diócesis de Greensburg, Pennsylvania antes de ser nombrado Nuncio en Kuwait, por aceptar amablemente ser nombrado Asesor de la Orden, el prelado que actúa en nombre de un Gran Maestre ausente o imposibilitado.
Con el nuevo equipo de liderazgo establecido, nos fue posible trabajar para unificar al personal al traer la administración de las oficinas en Sant´Onofrio en la colina Janiculum de vuelta a nuestras oficinas centrales, después de garantizar que la integridad de nuestros archivos sería respetada como una entidad de la Iglesia Católica y de la Santa Sede. Esto permitió que nos reuniéramos cada mediodía a rezar y reforzó la unidad de nuestro personal.
Poco antes de presentar mi renuncia a la Secretaría de Estado y al Santo Padre, el Gobernador General Borromeo me informó que la Orden había recibido tres “primeros” en el año 2010:

1) la mayor cantidad de dinero recibido en donaciones jamás recibida: 10.3 millones de euros ($13.7 millones)
2) el mayor número de miembros en la historia: más de 28,000
3) el mayor número de jurisdicciones: 58, con las nuevas jurisdicciones de Brasi, Rusia, Sudáfrica e Italia – con desarrollos prometedores en la India, Nueva Zelanda y Croacia.

Como saben todos los miembros, es nuestro deseo el lograr que los ingresos de la renta del Hotel Columbus cubran todos los gastos administrativos del Gran Magisterio. Se realizan negociaciones con este propósito – y con la ayuda de nuestras oraciones lograremos resolver esta antigua preocupación en breve.

Reitero mi agradecimiento al Dios Todopoderoso por la gran gracia de haber sido nombrado por nuestro Santo Padre Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén.

Reitero mi agradecimiento a nuestros oficiales y empleados y a todos los miembros por su espléndida cooperación en el espíritu de la fé y la caridad.

Reitero mi agradecimiento al Patriarca Fouad Twal y al clero, religiosos y fieles del Patriarcado Latino de Jerusalén por su maravilloso ejemplo de fidelidad al Evangelio en medio de tantas dificultades.

Les pido a cada uno de ustedes que recen por la paz y la justicia en Tierra Santa – y les pido también que eleven sus oraciones por mí al comenzar esta fase final de mi vida. ¡Pueden estar seguros de que yo estaré orando por todos ustedes!

John Cardinal Foley
Gran Maestre

 

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