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VISITA DEL ARZOBISPO MONS. CORDES A IRAQ

ENVIADO POR EL SANTO PADRE, EL ARZOBISPO PAUL JOSEF CORDES, PRESIDENTE DE COR UNUM, HA CONCLUIDO LA MISIÓN EN IRAQ. HA LLEVADO LA SOLIDARIDAD DEL PAPA AL PUEBLO IRAQUÍ PROBADO POR LA GUERRA.

Publicamos una síntesis de la declaración realizada por Mons. Cordes al final de la misión, lunes 2 de junio de 2003.

En estos meses, el Santo Padre ha expresado repetidamente su preocupación por los acontecimientos en Iraq. Antes de la guerra ha enviado al País el Cardenal Etchegaray como Su Delegado Especial, con el fin de buscar una solución negociable al inminente conflicto y tutelar, de tal modo, la paz.

A continuación de dicha visita, tras los acontecimientos bélicos, el Papa me ha pedido ser el interprete de su cercanía a cuantos, en los últimos meses, han tenido que soportar las tristes consecuencias de la guerra. Mi visita tuvo inicio el pasado 28 de mayo. Junto al Nuncio Apostólico, el Arzobispo Filoni, he celebrado la Eucaristía con los católicos de este País en tres ocasiones: el 29 de mayo en Bagdad, el 31 de mayo en Mossul, con rito caldeo, y el 1 de junio con rito sirio-católico. Por lo tanto, he podido dirigirme a la comunidad cristiana, siempre numerosa, confirmando la unión paterna y el ánimo del Santo Padre. 

En el curso de mi visita se han llevado a cabo muchos encuentros, en particular dos reuniones con más de diez Obispos, con quienes he reflexionado especialmente sobre el significado del empeño caritativo en la misión eclesial. Además, me he reunido tanto con diversos Obispos de otras confesiones cristianas en Bagdad y en Mossul, como con las autoridades civiles: el director General del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Sr. Francis Dubois, el Alcalde de Mossul y con algunos representantes diplomáticos. Asimismo, he tenido la oportunidad de visitar algunas congregaciones religiosas y las instituciones caritativas que éstas gestionan, entre las que cabe destacar el hospital San Rafael, la Casa de las Hermanas de Madre Teresa y el Instituto para jóvenes en Mossul. Todos han expresado gratitud al Santo Padre por su incansable empeño en favor del pueblo iraquí y de la paz. Habiendo constatado un grande espíritu de comunión y colaboración entre los cristianos en Iraq, les he asegurado que referiré al Santo Padre estos sentimientos de profundo agradecimiento.

Conforme al mandato que se me confirió y la labor de nuestro Dicasterio (el Pontificio Consejo Cor Unum), he podido verificar personalmente las necesidades del país, en vista de un plan de ayuda con la intervención de las organizaciones humanitarias católicas. Estas ya han individuado algunos ámbitos de intervención, como las ayudas de emergencia, de la alimentación, de la viviendo, de la sanidad y de la educación. Varias agencias católicas de asistencia pretenden hacerse cargo de estas necesidades junto a otras instituciones. 

Por lo que concierne la "Declaración de los Patriarcas y de los Obispos de Iraq", del 29 de abril 2003, deseo confirmar la contribución que la Iglesia católica podría dar para un futuro en el que sean reconocidos los derechos religiosos, culturales, sociales y políticos de todos y en el que, en particular, se garantice a los cristianos el derecho de profesar libremente la propia fe.

Me marcharé de Iraq mañana, martes 3 de junio de 2003.

Paul Josef Cordes
Arzobispo Presidente


 

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