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INTRODUCCIÓN (SÍNTESIS)

 

En su discurso de introducción a la Asamblea, el Arzobispo Paul Josef Cordes, Presidente del Consejo Pontificio "Cor Unum", subrayó estos puntos:

 - El Santo Padre Juan Pablo II, durante su Pontificado, quiso orientar a la Iglesia hacia una relación viva con el mundo de hoy, ofreciendo respuestas a las preguntas que surgen en nuestra sociedad. Un ejemplo concreto son las Jornadas Mundiales de la Juventud, nacidas en el marco del "Año de la Juventud" promovido por las Naciones unidas en 1985. Muy indicativo también el Gran Jubileo del Año 2000, porque un acontecimiento en la historia profana es reconducido a su sentido original de fe poniendo de manifiesto el misterio de la Encarnación.

 - El Papa, a petición del Consejo Pontificio "Cor Unum", quiso dirigir un Mensaje a los Voluntarios, a finales del Año Internacional que les dedicaron las Naciones Unidas. Nuestro Dicasterio siempre tuvo gran atención para el importante fenómeno del Voluntariado, también en consideración del número notable de voluntarios en la Iglesia, así como la importancia que tienen en relación a su misión, a su credibilidad e imagen en la opinión pública. Para dar una idea de la magnitud del fenómeno, es suficiente pensar, por ejemplo, que las Sociedades de San Vicente de Paúl tienen 800.000 miembros voluntarios en el mundo y las "Catholic Charities" norteamericanas 200.000, mientras que, al 31 de mayo de 2001, los voluntarios relacionados a la ONU eran 3.067. Nos pareció importante dedicar nuestra Plenaria a este tema, tomando en consideración distintos aspectos:

1. El voluntariado en el marco internacional. Sobre todo en el ámbito de la ONU, si en el pasado  eran solamente las delegaciones gubernamentales quienes podían orientar las iniciativas políticas a tomar a nivel internacional, hoy en día la consideración hacia las ONG es cada vez mayor, y la Iglesia tiene que tenerlo en cuenta.

2. Esta especial importancia y el notable empeño de los voluntarios tienen repercusiones también a nivel institucional: los voluntarios se organizan y reclaman el lugar y la consideración que les corresponde por parte del Estado y de la Iglesia. Se produce así una revalorización del voluntariado por parte de las instituciones. En consideración del número creciente de los voluntarios, aumenta la tendencia a fortalecer el número del personal profesional, para lograr una eficiencia más grande. La difusión de dicho profesionalismo hace correr el riesgo de fomentar en los cristianos una actitud de "dispensa" del deber de servir al prójimo.

3. El voluntariado católico es una escuela de altruismo, ya que sus voluntarios son los fieles que permanecen relacionados con la Iglesia institucional y consagran tiempo y energías gratuitamente para los demás. Los Pastores están llamados a brindar una respuesta constructiva a estas personas, quienes contribuyen a reforzar la credibilidad de la Iglesia, gracias al testimonio de gratuidad de su propio servicio. El voluntariado católico, de todas formas, está también llamado a vivir en una dimensión eclesial, a  convertirse en verdadera escuela de fe, purificando la perspectiva con la que se mira la obra que Dios lleva a cabo en la historia, haciendo comprender que el mal de la humanidad tiene que ver con nuestra lejanía de Dios y que Dios es fuente de nuestra salvación. He aquí porque la lucha de los voluntarios contra la miseria humana no podrá limitarse a unas finalidades filantrópicas. Todo depende entonces de la orientación y del espíritu que se despierta en los voluntarios: lo testimonian hombres y mujeres quienes, en la historia de la Iglesia, supieron reunir alrededor suyo muchos fieles y que, en muchos casos, veneramos hoy en día como santos. Estas personalidades aparecen con gran frecuencia en el mundo de la caridad y tienen que aparecer como ejemplos para el mundo del voluntariado.

 

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