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 Rueda de Prensa para la presentación del Mensaje de Cuaresma del 2002

"Cor Unum": 30 años de vida y los desafíos actuales

 

Señoras y Señores,

Todo ser humano que nos es contemporáneo, dotado de sensibilidad, no puede no ver la miseria de muchos hombres. Es posible tocarla con la mano, cerca y lejos de nosotros, cuando se manifiesta en la pobreza y en las catástrofes, en el sufrimiento y en la necesidad, en jóvenes y viejos. Hace más de treinta años, el Papa mismo, se vio obligado a tomar la iniciativa personalmente. De acuerdo con la actividad de ayuda de tantas agencias y obras católicas, Pablo VI se proporcionó un instrumento que actuara en su nombre, en específicos casos de emergencia, y que realizara la coordinación entre las diferentes instituciones caritativas de la Iglesia: el 15 de julio de 1971 fundó el Pontificio Consejo "Cor Unum" con la Carta "Amoris officio". Cito, de dicho documento, la voluntad de Pablo VI: "Nos parece, por tanto, oportuno, fundar un especial Consejo que ofrezca la posibilidad de un común encuentro a todo el Pueblo de Dios en relación con los temas de la solidaridad y del desarrollo".

A partir de su fundación los Papas, para ser concretos, han canalizado hasta el 2001 ayudas por un total de 87.510.201 US dólares, a través de este Dicasterio. Como sabéis, en los últimos meses "Cor Unum" ha recibido también el encargo de administrar la colecta que el Santo Padre propuso en concomitancia con el día de ayuno, convocado el pasado 14 de diciembre. Hasta el 31 de enero nos han llegado ofertas por un importe total de más de 2 millones de euros.

1. Los treinta años de existencia transcurridos son ocasión de reflexión y de reorientación conforme a sus orígenes. Para su aniversario, "Cor Unum" ha publicado un volumen, Ars caritatis. Recoge todos los discursos de los Papas a los miembros de nuestro Consejo, junto a una descripción histórica del mismo. A estos, se unen dos relaciones sobre las Fundaciones que nos han sido encomendadas, la Jean Paul II pour le Sahel y la "Populorum Progressio" para Latino América. Hemos incorporado a estos artículos, que son de mayor valencia histórica, una llave conceptual de los términos más significativos en el sector de nuestra competencia. Querría hacer hincapié en el hecho que nos parece que esta parte representa una valiosa ayuda, quizás también para el trabajo de los periodistas: todos sabemos que el uso impreciso de términos conduce a una ofuscación de conceptos, y por tanto, a un  deterioro de la realidad que puede incluso falsearla.      

2. Pero mirando atrás, debemos reconocer cómo "Cor Unum" no es simplemente un instituto de beneficencia. Nuestro propósito no es sólo el de ser un servicio de emergencia, y esto se percibe claramente en la actividad llevada a cabo durante estos años. De hecho, todos nosotros necesitamos algo más que pan y un techo.

Así pues, nuestra atención no puede limitarse a las necesidades materiales del hombre y de la mujer. Para haber un ejemplo de esta constatación basta leer el mensaje de Cuaresma que el Papa dirige a la Iglesia universal, al que, como siempre, "Cor Unum" ha dado su aportación. Ciertamente encontramos un llamamiento a ayudar a quien está necesitado. El Papa apela a la "generosidad eficaz hacia los hermanos más pobres!". Pero no se limita a pedir dinero. Subraya que el don que el fiel ofrece, quiere ser expresión de la propia gratitud. El mensaje de este año, tiene como nota de fondo la convicción que hemos recibido tanto. La tradicional colecta de Cuaresma, se convierte por tanto en ocasión para retornar a Dios y a las obras que Él cumple por nosotros; adquiere así un significado trascendente, tiende a reavivar nuestra fe. En una época en la que el hombre quiere vivir de manera totalmente autónoma, el Papa recuerda la actitud que nos insidia: "Las conquistas de la medicina y la biotecnología pueden en ocasiones inducir al hombre a creerse creador de sí mismo". Es la convicción de ser autosuficiente, de no necesitar al otro. Esta creciente tentación se contrapone, de manera decidida, a una reflexión repetida a menudo por Juan Pablo II, que encontramos en el n. 24 de la Gaudium et spes: "El hombre no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás". Por consiguiente, la situación de miseria de tantos hombres de nuestro tiempo puede convertirse en ocasión para ir más allá del propio yo, un desafío a la gratuidad. En esta línea, la respuesta a los dones recibidos implica, en fin, para cada ser el estímulo a donarse, aunque esté tentado de mofarse ante tal estímulo como de una amenaza. El documento pontificio que hoy presentamos, resume todas estas solicitudes catequéticas en la afirmación: "Doy las gracias a todos los que dan este testimonio de caridad en cada rincón del mundo".

3. Este elemento nos conduce a considerar también otra temática que no podemos descuidar: el año pasado fue proclamado por la ONU, año del voluntariado. A petición de "Cor Unum", Juan Pablo II envió un mensaje a los innumerables voluntarios que desean poner en práctica la enseñanza del amor al prójimo. La Iglesia está orgullosa de ellos. Los números hablan por sí mismos, si pensáis que las solas "Misericordias" italianas recogen 650.000 adherentes. O bien, una organización española como "Manos Unidas" envía ayudas al Tercer Mundo por casi 40 millones de US dólares al año, casi exclusivamente con las solas fuerzas del voluntariado. Por otra parte se comente por sí solo el hecho que hasta el 31 de mayo del 2001, las estadísticas daban a 3.067 voluntarios operantes al servicio de la ONU.

El voluntariado es de extrema importancia para la misión eclesial: de hecho, ofrece a cada creyente la posibilidad de vivir, de manera sistemática, el mandamiento del amor al prójimo; al mismo tiempo contribuye a reforzar la credibilidad de la Iglesia. "La caridad - escribe el Papa a los voluntarios - representa la forma más elocuente de evangelización porque, respondiendo a las necesidades corporales, revela a los hombres el amor de Dios, providente y padre, siempre solícito con cada uno" (n. 2). 

Pero más allá de esto, es aun más significativo en cuanto escuela de gratuidad, el voluntariado es un itinerario de educación para el operador mismo: lo ayuda a abrir los ojos para la acción de Dios en la sociedad y en la historia. Quien se dedica a la acción caritativa reconoce enseguida que el mal tiene sus raíces en el alejamiento de Dios. El mal impera donde Dios y su voluntad son despreciados, o no reconocidos. Por ello, la lucha que la Iglesia lleva a cabo contra la miseria humana no es simplemente una actividad filantrópica.

En la dimensión profunda, y por tanto teológica del sufrimiento humano -  es decir, que sólo en el amor de Dios existe una respuesta a nuestra búsqueda de felicidad - reside el denominador común de las actividades que hoy son presentadas: las iniciativas de "Cor Unum" en el curso de su historia, la carta cuaresmal del Santo Padre, su mensaje al voluntariado.

 

4. La bondad de Dios es el hilo conductor de su historia con sus criaturas. El nombre del Mesías es Jesús, que significa "Dios es la salvación". Jesús es anunciado como aquel que librará a su pueblo de los pecados (cfr. Lc. 1,77). Típico en tal sentido un párrafo del Evangelio de Mateo (cfr. 9,2): Jesús sana de la enfermedad y libra de los pecados. Nos enseña pues que existe un vínculo entre pecado y enfermedad, y a pesar de que esto no se verifique en cada caso, aun así Jesús resalta esta ley fundamental. Así se expresa también el Evangelio de Juan, cuando Jesús ordena al paralítico curado: "No peques más" (5,14). Y por otra parte, es sólo la venida definitiva del Señor, la que pondrá fin a nuestra condición temporal señalada por el mal físico y espiritual (cf. Ap 21, 4). 

He querido retomar algunas consideraciones de la escritura para evidenciar una verdad que nos es transmitida también por la vida misma. Una verdad que cada uno puede aprender muy bien en el empeño concreto hacia quien sufre, como por ejemplo el caso de Agnes Neuhaus. Ha sido una protagonista de la actividad caritativa en Alemania, la primera que se dedicó, de manera especial, a la mujeres maltratadas. Es la fundadora del "Sozialdienst katholischer Frauen" (1889). Otra grande personalidad del movimiento social en Alemania, Helene Weber, sindicalista y diputada en el Parlamento dijo de ella: "Hoy no debemos alterar la cosas y trasladar pensamientos, que son modernos, en la mente de Agnes Neuhaus. Su punto de partida no fue la obra de la ley, la filantropía humanitaria, el estado de necesidad de la población, sino el deseo de salvar el alma del individuo, de cada persona.

Es una afirmación fuerte, que cae pesadamente sobre nuestro tiempo, poder decir de ella, Agnes Neuhaus, que era el pecado aquello que la asustaba, el hombre alejado de Dios. ¿Hoy quién puede decir esto de sí mismo? Ella lo ha hecho, y percibía la llamada de Dios a difundir su reino entre la almas de las mujeres, que por culpa propia o ajena, eran destruidas."   

  5. Tenemos entre nosotros a uno de los grandes iniciadores del voluntariado católico de nuestros días: Jean Vanier. Es un personaje conocido, canadiense que vive en Francia, que en 1964 fundó el primer grupo de Arche. Hoy tales comunidades son 117 en 29 Países del mundo. Quieren ser un lugar de acogida y de integración para los enfermos mentales. La finalidad de la fundación es precisamente ésta: dar una familia, una comunidad a quien posee minusvalías mentales, para dar la posibilidad de aprender a vivir lo más posible autónomos la vida de cada día, trabajando, viviendo en comunión con otros y encontrando a Dios. En su experiencia espiritual de cercanía hacia los más débiles, Jean Vanier, recoge miles de personas en el movimiento "Fe y Luz". En particular su testimonio nos transmite algunos datos importantes: la buena acción, no sólo posee la finalidad de aliviar el sufrimiento, de contentar a alguien. Determinante para el empeño caritativo es el hecho que para alguno, se ha convertido en un itinerario para descubrir a Dios.

 

Città del Vaticano,  5 de febrero del 2002

 Mons. Paul Josef Cordes

Arzobispo Presidente

Pontificio Consejo "Cor Unum"

 

 

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