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MISCELLANEA


 

CONSEIL DE L’EUROPE :
COLLOQUE SUR L’IDENTITÉ EUROPÉENNE

Les 17 et 18 avril 2001, s’est tenu au Conseil de l’Europe, à Strasbourg, la première partie d’un Colloque sur L’identité européenne, organisé par le Secrétaire Général et articulé autour des présidences lettone, liechtensteinoise, lituanienne et luxembourgeoise du Comité des Ministres. Les participants ont débattu, le premier jour, sur la notion même d’identité, sous la présidence du Père Laurent Mazas, du Conseil Pontifical de la Culture.

Les réflexions de la deuxième partie du Colloque ont porté sur la formation des identités nationales, régionales et transnationales, et sur les indices d’ordre psychologique d’une identité européenne. Une soixantaine de participants, experts internationaux ou ambassadeurs, venus de l’Europe entière, mais aussi des États-Unis et du Canada, ont pu discuter librement et intensément sur ce qui est à la source de l’identité d’un peuple, sur le temps qu’il a fallu pour que naissent les Nations, sur la complexité du problème lorsqu’il s’agit de l’Europe, tant en raison de l’histoire de chaque peuple que de la diversité des cultures, et sur la finalité d’une réflexion sur l’Identité européenne. La discussion s’est aussi engagée sur les raisons des conflits dans l’ex-Yougoslavie, et a conduit à réfléchir sur le rôle des moyens de communication sociale.

La seconde partie du Colloque aura lieu les 20 et 21 septembre, et portera sur les racines culturelles, spirituelles et religieuses de l’identité européenne.

 

VISITE AD LIMINA APOSTOLORUM

Sono state quattro le Conferenze Episcopali, che si sono recate presso il Pontificio Consiglio della Cultura in occasione della loro visita ad limina apostolorum.

I primi a venire, il 13 febbraio, sono stati i Vescovi della Jugoslavia. Nella loro relazione hanno sottolineato quanto siano consapevoli dell’importanza dell’elemento culturale (religione – nazionalità). Il rapporto con la Chiesa ortodossa serba non è senza problemi e il dialogo ecumenico con loro funziona proprio a livello della cultura. Il Rev. Sbutega della diocesi di Kotor ha affermato: “dopo di noi, il mondo cattolico è finito. Fino a Pechino è un’altra terra”, riferendosi al vasto mondo di Paesi a maggioranza ortodossa e musulmana che si apre ai confini della Jugoslavia. Nel corso dell’incontro con i presuli jugoslavi, il Card. Poupard ha ricordato che mentre i cristiani in Asia sono 2,5% della popolazione, i sacerdoti cattolici asiatici sono più numerosi di quelli europei e americani.

Il 28 febbraio il Pontificio Consiglio della Cultura ha accolto i Vescovi del Panama. La loro situazione culturale è ricca e ben diversificata. Apprezzano il ruolo del dialogo cultura-fede nell’evangelizzazione di Panama. Il Presidente della Conferenza ha promesso di aggiornare l’elenco dei Centri Culturali Cattolici del Paese.

Continuando le visite ad limina, il 5 aprile 2001 è stata la volta dei Vescovi del Paraguay. I Vescovi hanno chiesto una parola di orientamento e chiarezza sull’espressione “cultura popolare”. Hanno osservato che nella loro Conferenza Episcopale manca una specifica commissione per la Cultura, che fino ad oggi è stata curata dalla Commissione per l’Educazione.

Ultimi in questo periodo, il 24 aprile, sono stati i Vescovi della Slovenia, guidati dall’Arcivescovo di Ljubljana, Mons. Franc Rodé, già Segretario del Pontificio Consiglio della Cultura. Nel corso dell’incontro fraterno, i Vescovi hanno esposto la situazione della Slovenia: un Paese con un’identità culturale propria, impregnata di cattolicesimo, anteriore alla costituzione dello Stato. Attualmente, invece, un 10% di ex-comunisti, divenuti liberali, che conservano posizioni fortemente anticlericali, con il sostegno dei mass media, si trova ai vertici della politica ed esercita un enorme influsso. C’è un 25% di praticanti. La Conferenza Episcopale dedica molta attenzione alla rete delle scuole cattoliche del Paese, allo scopo di preparare una nuova generazione di cattolici pronti a partecipare attivamente alla vita del Paese.

 

LA IGLESIA ANTE LOS DESAFÍOS CULTURALES DE LA POSTMODERNIDAD

Invitado por la Fundación Universitaria Española, el Card. Paul Poupard, Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, tuvo una conferencia en la sede madrileña de la Fundación Universitaria Española el lunes 28 de mayo.

En su intervención, el Cardenal trazó un análisis del proceso de reconciliación de la Iglesia frente a la cultura moderna, cuyo momento culminante fue el Concilio Vaticano II. A la constatación de que nos hallamos en un momento de cambio, llamado convencionalmente “post-modernidad”, la Iglesia –afirmó el Cardenal– ha de responder con la actitud que ha orientado siempre su acción pastoral: “pasar a los bárbaros”, según la conocida expresión del Beato Federico Ozanam, profesor universitario en el París revolucionario de 1848.

En lugar de volver la espalda con nostalgia hacia épocas pretéritas, la Iglesia ha de afrontar el desafío que los nuevos tiempos le proponen. Utilizando la imagen del septenario, –número bíblico de perfección–, el Cardenal pasó revista a siete grandes desafíos que tiene planteada la Iglesia de la post-modernidad: el anuncio de la verdad en un cultura del pensamiento débil; anunciar a Jesucristo en el New Age; la dignidad de la persona y la familia; ser cristiano en la época de la economía globalizada y de la inmigración; democracia en las nuevas sociedades multiculturales; la revolución informática y los medios de comunicación social; la tutela del medio ambiente. Son siete desafíos, no amenazas, que constituyen al mismo tiempo otras tantas oportunidades para la evangelización.

Ante estos desafíos, la respuesta de la Iglesia consiste ante todo en una profunda renovación interior, haciendo de la santidad la clave de bóveda de su programa para el III milenio. El desafío mayor para la Iglesia no está fuera, sino dentro, y consiste en la apertura a la Palabra de Dios y a la acción de la gracia. Una Iglesia pobre, que no pone su confianza en los medios y estructuras, sino en la acción del Espíritu Santo. Al mismo tiempo es necesaria una acción capilar en la que los Centros Culturales Católicos, a partir de medios modestos, contribuyen a la difusión de una nueva cultura. La Iglesia tiene una inmensa reserva de esperanza, porque el Salvador está siempre en medio de ella.

Visita a la Universidad San Pablo-CEU

Con ocasión de su estancia en Madrid, el Card. Paul Poupard visitó la Universidad San Pablo-CEU el lunes 28 de mayo. En presencia del Canciller de la Universidad San Pablo-CEU, Excmo. Sr. D. Alfonso Coronel de Palma, del Rector Magnífico, Sr. José Luis Pérez de Ayala, y de otras autoridades, el Cardenal Paul Poupard dirigió unas palabras de saludo al Claustro de Profesores y a los alumnos asistentes al acto académico, bajo el título, la universidad, creadora y transmisora de una nueva cultura al alba del III Milenio.

En su saludo, el Presidente del Pontificio Consejo de la Cultura, evocando la figura del Card. Herrera Oria, fundador de la Universidad, invitó a ésta a buscar inspiración en sus fuentes para hacer frente a los desafíos que la Universidad tiene planteada en el mundo de hoy. La vocación esencial de la universidad, –según el purpurado francés– es la diakonía de la verdad, el servicio a la verdad, por encima de la obtención de la excelencia. Una característica de la universidad católica es la búsqueda de la formación integral, que ha de tener el primado sobre la capacitación para la inserción de los alumnos en el mercado de trabajo. Finalmente, la universidad católica ha de ser evangelizadora, según su modalidad propia: el diálogo fe-razón, la evangelización de la cultura en el mismo lugar donde ésta se crea. La intervención del Cardenal concluyó con una llamada a la santidad intelectual, no desvinculada de la actividad universitaria.

Visita a la Facultad de Teología “San Dámaso”

Asimismo, en el curso de su visita a Madrid, el cardenal Paul Poupard visitó la Facultad de Teología San Dámaso el 29 de mayo, invitado por el Obispo Auxiliar de Madrid, Mons. Eugenio Romero Pose. En presencia del claustro de profesores, alumnos y personal de la Facultad, el Cardenal dirigió unas palabras de saludo con el título Evangelizar la cultura al alba del siglo XXI.

En esta intervención, el Sr. Cardenal expuso la tarea del teólogo ante el divorcio existente entre la fe y la cultura en el momento actual. Dicha tarea consiste en una mediar el contenido de la revelación y de la fe en una matriz cultural dada, es decir, inculturar la fe en la cultura contemporánea. Una tarea que ha de hacerse a la luz de los misterios de salvación: Encarnación, Pascua y Pentecostés. Apuntando al desfondamiento intelectual que ha padecido la Iglesia en los últimos años, el Cardenal señaló la urgencia de considerar la cultura como un campo de evangelización, en particular tres sectores: el diálogo ciencia-fe; el diálogo con el arte; la pastoral universitaria.

Ingreso del Card. Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas

Como conclusión de los actos organizados en su visita a Madrid, el Card. Paul Poupard acompañó al Arzobispo de Madrid, Card. Antonio María Rouco Varela, en su ingreso en la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Esta Academia, una de las más antiguas y prestigiosas de España, reúne a intelectuales y estudiosos de los distintos ámbitos del saber, que se han distinguido por su aportación en el campo de la reflexión ética y social, y por una trayectoria personal impecable. Entre ellos no faltan hombres de Iglesia, como el Card. Arzobispo Emérito de Toledo, Mons. Marcelo González Martín, o el teólogo Olegario González de Cardedal, consultor del Consejo Pontificio de la Cultura en el pasado. El acto de ingreso tuvo lugar en la sede de dicha Academia, el martes 29 de mayo a las 19 horas, en presencia del Card. Poupard, del Nuncio Apostólico en España, y diversas autoridades civiles y políticas españolas.

 

THE SPIRITUAL SUPERMARKET.
RELIGIOUS PLURALISM AND GLOBALIZATION IN THE 21ST CENTURY:
 THE EXPANDING EUROPEAN UNION AND BEYOND

This was the title of an International Conference held at the London School of Economics from Thursday 19 to 22 April 2001. It was organised by INFORM (UK) in co-operation with CESNUR (Italy) and various other organisations. Father Peter Fleetwood attended the conference at the request of the Catholic Bishops’ Conference of England and Wales, with the kind permission of Cardinal Paul Poupard, President of the Pontifical Council for Culture.

Eileen Barker, head of INFORM and a teacher at the LSE, introduced the conference by inviting those representing cult-watching groups to identify themselves. The groups were: CESNUR (Centro per gli Studi delle Nuove Religioni) in Turin, Italy; ISORECEA (The International Study of Religion in Eastern and Central Europe Association) in Krakow, Poland; VIK (Vallásinformatikai Központ) in Szeged, Hungary; GRIS (Gruppo di Ricerca ed Informazione sulle Sette: Rome branch) in Rome, Italy; ISAR (Institute for the Study of American Religion) in Santa Barbara (California), United States of America; NRTIC (New Religions Research and Information Center) in Vilnius, Lithuania; AFF (American Family Foundation) in Bonita Springs (Florida), United States of America; RENNER (Research Network on New Religions?) in Denmark. The following day someone presented DIALOGUE IRELAND. Other groups taking part provided literature, but were not identified.

The conference consisted of 5 plenary sessions, and over 130 “workshops” in “parallel” sessions; the latter were so numerous that individual participants could hear only a small sample of the talks. Several groups had so many people present at the conference that they were able to have someone in attendance at every session.

The Archbishop of Canterbury began his introductory address by paying tribute to Eileen Barker and to her work. More dialogue between religious groups is a positive development, since failure to communicate leads to ever greater fragmentation in society. The Church of England has long supported religious toleration, in accord with the following questions: is it an open community? Does the leadership foster healthy criticism and debate? Can one be firm in one’s own convictions and welcome new religious expressions? Dr. Carey said we are individually and collectively unable to grasp the whole truth. He ended by listing three marks of the Anglican Church. It is inclusive (but not vague or uncertain), argumentative (welcoming honest debate and rigorous thinking: “the opposite of faith is not doubt but certainty”) and engaged (at the service of all and deeply involved in the concerns of the 21st century world).

Plenary Session II was about Religion on the Internet. Here are just a few of the ideas put forward. Imaginative use of communications technology in the recent past had led to the rapid expansion of evangelical Christianity. Technology was seen as God’s gift, to be used well. The current new tool is the Internet. The link between this new technology and religion is worth taking seriously: in the year 2000, religious paraphernalia worth 4 billion U.S. Dollars were sold via the Internet. An important question is that of the transformation of self and identity in cyberspace. In a context where anonymity, multiplicity, deception and disembodiment abound, self-discovery and self-disclosure are radically different, with extreme cases of virtual “gender-bending” or freshly created self-identities. “Self-control” takes on a new meaning, and the sheer range of choice leads to mounting moral and practical perplexity. A talk on the Islamic presence on the Internet was followed by an examination of the style and technique of Christian “counter-cult” groups (as opposed to secular “anti-cult” groups). A disturbing aspect of this talk was the simultaneous condemnation of clusters of like minds in counter-cult groups, and the request for sympathy for the like minds who had organised the present conference.

The third Plenary Session brought together “Members and Former Members of Some Religions”. The religions were: the Church of England, The Family (formerly known as “The Children of God”) and The Family Federation for World Peace and Unification (formerly known as “The Unification Church” started by the Reverend Sun Myung Moon). In each case a current member explained why he or she had stayed, and this was followed by the testimony of someone who had left. Some interesting points emerged. The former Anglican admitted that he left (after studies in the phenomenology of religion) when he realised he no longer believed Jesus was God. He finds it hard to respect people who agree with him but continue to work as Christian ministers…. The current member of the Family Federation for World Peace and Unification, a former Anglican, had been involved in Transcendental Meditation: “while meditating, I felt a strong urge to pray”. While he appreciates the organisation’s educational programme, he recognises that Reverend Moon’s inspirational style does not make for systematic order. The former member was stunned, after Reverend Moon blessed his marriage, to have a Down’s syndrome daughter. He and his wife found that, once they were a burden, there was no support for them. Their enormous contributions to the organisation were not reciprocated. It seems to him, also, that the “royal” family of the Reverend Moon seems to have little, if any, commitment to the outside world.

Plenary Session IV was on Minority Faiths and the Law. There seems to be a very weak definition, if any, of faith in this context. There was no consideration at all of the content of the beliefs of those under investigation by the authorities in the countries in question (Central and Eastern Europe, France and Japan), but simply an analysis of how legal instruments have or have not developed to respect the rights of self-defining religious groups to exist and to function.

The final Plenary Session was a summing-up of the whole conference, on The Future of NRM Studies.

These conferences are a unique forum for all sorts of people claiming to represent religions and religious groups to meet, to describe themselves in their own terms, to learn about each other, and to discuss issues of common interest. They are also obviously opportunities for young academics to make themselves known on the circuit of events which feed and feed on their work. They are scholarly occasions in the sense that scholars meet and often display their considerable talents in this field. But their scholarly character is limited by a clear policy of not allowing anyone to express a judgement about any other religious grouping, except inasmuch as the activities of a group may be said to infringe the human rights of members or anybody else. This means the truth or coherence of the ideas of any group described (correctly or incorrectly) as “religious” cannot be discussed, at least openly. The exception that proves this rule is the Judaeo-Christian tradition, implicitly and explicitly acknowledged as the cause of much that is wrong in Western culture. It is also impossible, on these occasions, to discuss what “religion” is.

 

INCONTRO INTERDICASTERIALE 2001

Il Pontificio Consiglio della Cultura realizza progetti comuni con altri Organismi della Santa Sede, in modo da facilitare il coordinamento dei loro compiti per l’evangelizzazione delle culture. Pertanto organizza, ogni anno, un incontro interdicasteriale al quale tutti i Dicasteri della Curia mandano un rappresentante.

La riunione di quest’anno si è tenuta il 10 maggio, nella Sala delle conferenze del Dicastero, con la partecipazione di una ventina di persone, rappresentanti dei vari Dicasteri della Santa Sede, delle Università pontificie e di altre istituzioni. L’attenzione è stata rivolta alla problematica della globalizzazione, dal punto di vista dell’identità culturale.

L’incontro è stato aperto dalla relazione di Mons. Gergely Kovács, Officiale del Pontificio Consiglio della Cultura su L’identità culturale nell’era della globalizzazione: tentazione nostalgica o sfida per la Chiesa? Anzitutto ha presentato il fenomeno complesso e in rapida evoluzione della globalizzazione. L’aspetto forse più rilevante della globalizzazione ci viene offerto dalla “terza rivoluzione industriale” ossia dal mondo della comunicazione, dai mass media.

Una delle preoccupazioni della Chiesa circa la globalizzazione è proprio il fatto che essa è divenuta un fenomeno culturale e i cambiamenti nella tecnologia si muovono troppo velocemente perché la cultura sia in grado di rispondere.

Ora, si pone chiaramente la domanda: se la cultura diventa sempre più globale, in quali termini si può oggi parlare di identità culturale? Il problema vale per tutto il pianeta, comunque nella relazione l’autore si è voluto limitare alla sola Europa, anzitutto all’Europa Centro-Orientale. Mons. Kovács ha espresso la sua convinzione che l’unica identità europea non deve farci pensare ad una identità culturale monolitica. Solo riconoscendo la diversità delle culture si può rendere possibile una comunicazione proficua tra esse e solo così si può progettare un futuro, che non conduca a violenze, ma favorisca un unico progetto culturale europeo.

Richiamandosi, poi, al Magistero pontificio il relatore ha sottolineato che la Chiesa, nel momento in cui afferma e sostiene i diritti fondamentali dell’uomo e della comunità delle persone, afferma e sostiene il diritto di conservare e tutelare la propria cultura, di sviluppare la cultura propria di ciascuna comunità sociale in dialogo con le altre comunità, di difenderla da minacce di forzate omologazioni.

Presentando alcune delle principali iniziative, anzitutto incontri e colloqui, prese dal Pontificio Consiglio della Cultura in questi ultimi anni, dedicate al problema della globalizzazione e all’importante aspetto dell’identità culturale, ha concluso dando voce alla ferma convinzione che per la Chiesa, parlare oggi, nell’era della globalizzazione, d’identità culturale non è affatto una tentazione nostalgica, ma una vera sfida.


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