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JUBILEO DEL MUNDO
DE LA INVESTIGACIÓN Y DE LA CIENCIA
25 de mayo de 2000

 

El Pontificio Consejo de la Cultura, que tiene entre sus tareas el diálogo con la ciencia, ha recibido del Santo Padre el encargo de organizar, junto con otras instituciones, el Jubileo del mundo de la investigación y de la ciencia, que tendrá lugar en Roma el 25 de mayo del año 2000, dentro del cuadro de celebraciones del Gran Jubileo del Año 2000.

Siguiendo el espíritu y la práctica de los precedentes años jubilares, este jubileo trata de convocar en Roma, en peregrinación a la tumba de los apóstoles, a los cristianos que desarrollan su actividad profesional en el mundo de la ciencia, entendida en su más amplia expresión: tanto de las ciencias experimentales como de las ciencias humanas.

El objetivo principal del jubileo es, – como señala Juan Pablo II en Tertio Millennio Adveniente – "la glorificación de la Trinidad, de la que todo procede y a la que todo se dirige, en el mundo y en la historia" (TMA 55). Se trata de elevar un himno de alabanza y a acción de gracias al Dios uno y trino desde el mundo de la ciencia. Junto a este gran objetivo, principio y fundamento de toda la vida cristiana, el Jubileo deberá "confirmar en los cristianos de hoy la fe en el Dios revelado en Cristo, sostener la esperanza prolongada en la espera de la vida eterna, vivificar la caridad comprometida activamente en el servicio a los hermanos" (TMA 31). En particular, para los hombres y mujeres dedicados a la investigación, este objetivo se concreta en fortalecer la fe en la relación armónica con la ciencia; explotar la capacidad de la ciencia como generadora de esperanza sin pretender por ello sustituir la dimensión trascendente de la misma; y abrir la ciencia a la perspectiva de la caridad y el servicio al hombre, a todo hombre y todo el hombre.

Para conseguir este objetivo, el jubileo se desarrollará en dos momentos sucesivos:

  1. Reflexión: Purificación de la memoria, testimonio presente, proyección al futuro. Congreso Científico, del 23 al 24 de mayo del 2000, acerca de nuevos modos de hacer ciencia y vivir la relación entre ciencia y fe a la luz de la Encíclica Fides et Ratio.

  2. Encuentro: Con Jesucristo vivo en los sacramentos, presente en la Iglesia. Jornada Jubilar, 25 de mayo 2000, presidida por el Santo Padre: petición de perdón, profesión de fe, celebración de la eucaristía.

 

I. Congreso Internacional sobre el diálogo Ciencia - Fe

El hombre en busca de la verdad.
Filosofía - Ciencia - Fe: Perspectivas para el III Milenio

Como preparación inmediata para el día del Jubileo, el Consejo Pontificio de la Cultura, en colaboración con las Pontificias Academias de las Ciencias, de las Ciencias Sociales y para la Vida, así como el Observatorio Astronómico Vaticano, ha previsto la organización de un Congreso Internacional de Científicos, los días 23 y 24 de mayo. El objetivo del congreso, en el marco del Jubileo de los Científicos, pretende fortalecer la fe, sostener la esperanza y vivificar la caridad de los cristianos que ejercen su actividad en el mundo de la investigación y la ciencia. El testimonio personal de una vida cristiana ejemplarmente vivida en este ambiente, la oración y la reflexión común serán medios para lograr la preparación adecuada al jubileo.

Más concretamente, el congreso se propone ofrecer a científicos de diversos ámbitos de especialización, procedentes de todo el mundo, la posibilidad de reflexionar acerca de las relaciones armónicas entre la fe y la ciencia, a la luz de las orientaciones de la Encíclica Fides et ratio. Se pondrá especial énfasis en los nuevos interrogantes y desafíos suscitados por las ciencias y la tecnología: creatio ex nihilo y creatio continua, evolución, exégesis de la Escritura y estudios científicos, lugar y papel del hombre en el cosmos, relación entre el concepto de eternidad y la estructura espacio-temporal del universo físico, epistemologías diferenciadas, inteligencia artificial y relación mente-cuerpo, etc. Al mismo tiempo se pretende redescubrir la dimensión sapiencial de las ciencias, en el sentido de que la investigación de la naturaleza y del hombre ha de ir acompañada de un progreso en humanidad y en valores humanos, de modo que el aumento del conocimiento del mundo vaya acompañado de un crecimiento en valores éticos, capaces de dar sentido a la vida.

Participantes
El Congreso o Conferencia Internacional se dirige en primer lugar a los cristianos que desempeñan su actividad profesional en el campo de la ciencia. A este respecto, los organizadores entienden ciencia en su más amplio sentido, que incluye no sólo las ciencias experimentales, sino también las llamadas ciencias humanas o del espíritu, sin excluir la filosofía y la teología.

La invitación no se limita al campo de la docencia universitaria, antes bien, tiene presentes especialmente a investigadores, intelectuales y pensadores que trabajan fuera del ámbito de la universidad, así como a las academias científicas nacionales, buscando la más amplia representación del saber.

Naturalmente, no se excluye la presencia entre los invitados de cristianos de otras confesiones, e incluso de creyentes de otras religiones que manifiesten una sintonía fundamental con la actitud de la Iglesia frente al saber científico.

A fin de facilitar el intercambio de ideas y reflexiones, se piensa en un grupo relativamente reducido de participantes, no superior a 300 personas.

Desarrollo
Se celebrarán cuatro sesiones de trabajo que ocuparán respectivamente las mañanas y tardes de los días 23 y 24. Se prevé la intervención de 12 relatores, distribuidos a lo largo de las cuatro sesiones, con ponencias breves de aproximadamente 30 minutos. En la segunda parte de cada sesión se organizarán grupos de estudio más reducidos (Circuli minores) distribuidos por lenguas, en el que pueden participar todos los asistentes.

Dado el carácter de celebración de fe que se pretende dar al encuentro, cada sesión se abrirá con una pequeña meditación que sea al mismo tiempo testimonio de fe y de vida, y alabanza al Dios uno y trino.

Continuidad
Por su propia naturaleza, tanto el jubileo como el congreso que lo precederá serán acontecimientos únicos. Sin embargo, sería muy deseable que la celebración de este gran encuentro intercontinental favoreciese la realización de encuentros similares de proporciones más reducidas. El Pontificio Consejo de la Cultura, que tiene como misión el velar por el diálogo con la ciencia, acogerá con gusto cualquier iniciativa en esta dirección.

Tras la celebración del Congreso, está prevista la publicación de las actas del mismo.

 

II. La Jornada Jubilar

La jornada jubilar, el día 25 de mayo del 2000, constituye el centro de todo el jubileo del mundo de la investigación y de la ciencia, al cual se ordenan todos los acontecimientos preparatorios.

En ella se espera participe una multitud de personas de todos los campos y especialidades científicas, no sólo los participantes en el Congreso internacional precedente, a fin de ofrecer el testimonio coral del mundo de la ciencia y la investigación en la fe en el Dios revelado en Cristo.

Momentos culminantes de este encuentro, serán de acuerdo con el espíritu y los objetivos marcados por Juan Pablo II en Tertio Millennio Adveniente, la recepción del sacramento de la penitencia, la profesión común de fe y la celebración de la Eucaristía, presidida por el Santo Padre.

Celebración penitencial
Siguiendo las orientaciones del Santo Padre, el gozo del jubileo es siempre el "el gozo por la remisión de las culpas, la alegría de la conversión" (TMA 33). Por ello ha de ocupar un lugar importante la recepción del sacramento de la penitencia y otros gestos penitenciales que expresen el deseo de emprender una nueva vida. Sólo así tendrá sentido pleno el paso a través de la Puerta Santa como expresión del paso hacia una vida nueva plenamente sometida a Cristo Señor.

Se trata, en primer lugar, de un reconocimiento y confesión de las culpas personales, especialmente de aquéllas que ensombrecen la actividad científica: la falta de coherencia con la verdad o de compromiso con la justicia y la caridad; el afán de protagonismo, la atribución de méritos ajenos, el plagio, la ocultación de las fuentes, el menosprecio a la dignidad de la persona, etc.

Dado el carácter particular de la celebración jubilar, no podrá faltar tampoco la purificación de la memoria histórica a la que el Papa ha convocado a los cristianos: "un acto de valentía y humildad para reconocer las faltas cometidas por quienes han llevado el nombre de cristianos" (Inc. Myst. 11), especialmente en relación con la actividad científica e intelectual: "Son de deplorar ciertas actitudes que, por no comprender bien el sentido de la legítima autonomía de la ciencia se han dado algunas veces entre los propios cristianos; actitudes que, seguidas de agrias polémicas, indujeron a muchos a establecer una oposición entre la ciencia y la fe" (GS, 36). Será necesario reconocer también aquí los errores y pecados colectivos cometidos en nombre de la ciencia, las desviaciones, los dogmatismos, los momentos en que la ciencia ha querido sustituir a toda otra forma de conocimiento humano, todo aquello que la aleja del servicio al hombre.

La celebración penitencial precederá la celebración eucarística. Tendrá lugar la víspera de la celebración eucarística, el 24 de mayo por la tarde, en la iglesia de Santo Spirito in Sassia, una vez acabados los trabajos del Congreso Internacional.

El paso por la puerta santa
Atravesar la puerta santa "evoca el paso que cada cristiano está llamado a dar del pecado a la gracia" (Inc. Myst. 8). Pasar por la Puerta Santa significa reconocer a Jesucristo como único salvador del hombre. Para el científico, asaltado por la tentación de querer sustituir a Dios en el conocimiento del bien y del mal y el dominio de la naturaleza, este reconocimiento equivale a una profesión de fe en Dios Creador y en Jesucristo Señor del Cosmos y de la Historia.

Este "paso" a través de la Puerta Santa tendrá lugar en la Basílica de san Pedro antes de la celebración eucarística y como inmediata preparación a ella.

Celebración de la Eucaristía y profesión de fe
La celebración de la Eucaristía, "fuente y culmen" de toda la vida cristiana, será el centro de todo el jubileo. Presidida por el sucesor de Pedro, que tiene en la Iglesia la misión de "fortalecer la fe de sus hermanos", constituirá verdaderamente un canto de acción de gracias y alabanza a la Trinidad, objetivo de todo el Jubileo: Per ipsum, cum ipso et in ipso, in unitate Spiritus Sancti, omnis honor et gloria.

Un momento importante de la celebración será la profesión de fe (Credo). Aun cuando litúrgicamente no esté prescrita, sin embargo, dado el carácter de celebración de la fe que tiene el Jubileo, y teniendo en cuenta que la celebración tendrá lugar durante el tiempo pascual, es muy oportuno destacar este momento. Esto podría hacerse bien mediante el canto del Credo en lengua latina, que expresa además visiblemente la unidad de la fe, bien en forma dialogada según el esquema de la liturgia bautismal. Como signo litúrgico podría pensarse en encender las candelas a partir del cirio pascual.

La celebración de la Eucaristía, presidida por el Santo Padre, tendrá lugar en la Basílica de san Pedro. Se han propuesto diversos formularios: las misas para el Año Santo; la segunda de las misas votivas del Espíritu Santo, donde se destaca el papel del Espíritu Santo en la búsqueda de la verdad; y las misas de Santo Tomás de Aquino y San Alberto Magno, en las que la armonía entre la actividad humana y la iluminación de la fe quedan de manifiesto.


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