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Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes

V Congreso Mundial de la Pastoral de los Gitanos

Budapest, Hungría, 30 junio – 7 julio 2003

 

El papel de los Medios de Comunicación 

en la formación de la cultura 

de la solidaridad y de la tolerancia

- o ¿Podemos hablar el lenguaje del amor...?

 

Dra. Judit Juhász

Directora, Servicio de Prensa

Conferencia Episcopal de Hungría

“El mundo es una escala en la que algunos suben mientras otros bajan”. La sabiduría de este proverbio gitano dice mucho acerca de la actitud mental de las personas que viven en minoría. Bajo su apariencia fría e indiferente, laten a la vez esperanza y desesperanza. Es un camino de una sólo dirección – o hacia arriba o hacia abajo. O ¿se refiere el proverbio gitano a la libertad de elección y a las posibles opciones que se ofrecen a todos los seres humanos? ¿Por qué debería? Desde que el mundo es campo de conquista, sólo los vencedores van hacia arriba. Para los perdedores, queda sólo el camino hacia abajo – lejos de las cumbres de la existencia humana.

Al centrar nuestra atención sobre los medios de comunicación, que juegan un papel importante en la formación, consolidación o deformación de la cultura de la solidaridad y de la tolerancia, nos sorprenderá constatar que resulta difícil encontrar alguna investigación sobre la imagen de los gitanos en los medios de comunicación, no sólo en Hungría, sino también es los otros países de Europa Central o del Este. Por desgracia, aparte de algunos estudios de menor importancia, no existe prácticamente ninguna otra publicación. Faltan estudios de base y análisis, que además consideren cuestiones como las que aquí planteamos, haciendo con ello imposible que nos podamos formar un cuadro cabal.

Las organizaciones periodísticas húngaras y otras asociaciones que velan por sus intereses, tampoco se ocupan en analizar el papel de las minorías en Hungría. Por ello, tampoco analizan o critican el papel de los gitanos en los medios de comunicación, ni discuten las obligaciones profesionales o éticas de los periodistas. El resultado es que un debate objetivo de este tipo queda por hacer, tanto por parte de la sociedad gitana, como por parte de los medios de la mayoría.

Por supuesto, los medios de comunicación no son los responsables de buscar soluciones a los problemas sociales, aunque algunos periodistas tengan la tendencia a considerarse a sí mismos como elementos políticos. Como consumidores de los medios, podemos percibir a diario esta tensión debida al cambio de papeles, como también lo perciben los mismos periodistas, que saben que su capital de confianza se encuentra fuertemente dañado desde los tiempos anteriores al cambio de régimen. De todas formas, es un hecho que los medios de comunicación juegan un papel importante en la formulación del discurso social e, intencionadamente o no, pueden reforzar los prejuicios contra las minorías.

Debemos tomar nota del hecho de que muy pocos de nosotros tenemos una información precisa sobre una población que comprende varios cientos de miles de Gitanos que viven en Hungría. Y a pesar de ello, en nuestros juicios hay una fuerza tendencia a la generalización y a los clichés. Es indiscutible que para la opinión pública de Europa Central, este grupo es el menos conocido y el más sujeto a prejuicios. Y aunque el prejuicio no sea igual a discriminación, es el camino más fácil para llegar a ella, sembrando la DESCONFIANZA.

Márta Józsa, que trabaja en la Televisión Húngara y en la Radio Gitana, dice en su estudio “Los Gitanos en la trampa de la sociedad mayoritaria”: “Entre los prejuicios de la mayoría en nuestros días juega un papel importante la opinión acerca de las pasadas y presentes ayudas considerables a los Gitanos (la ayuda continuada les hace abandonar el hábito de trabajo), mientras es prácticamente desconocido el hecho de que en 1989 el empleo entre la población Gitana masculina con capacidad de trabajar era sólo un 1 o 2 % menor que entre los no Gitanos. Esta diferencia de pocas décimas porcentuales refleja la diferencia en las estadísticas médicas de los dos grupos poblacionales. La esperanza de vida para los Gitanos es bastante baja, comparada con la de los Húngaros, a causa de sus peores condiciones de vida.

Es poco conocido, por otra parte, que la eliminación de las colonias Gitanas durante los 60 fue acompañada, en la mayoría de los casos, de violencia. Los gitanos tuvieron que abandonar su entorno natural. Trasladados a edificios en las afueras de las ciudades, sin baños, con un mínimo de comodidades, se sintieron sumidos en un estado de clara humillación. Tuvieron que ocupar apartamentos que los húngaros habían abandonado y lo que ellos habían creado para sus familias hasta aquel momento, no servía para nadie más. “Yo creo que si tú eres despreciado, buscas a alguien a quien despreciar”, decía un Gitano en un documental hace pocos años, tratando de explicar su actitud arrogante y al mismo tiempo de derrota. Su fuerte identidad de Gitano es una mezcla de características positivas y negativas. Siempre se sentirá orgulloso de ella, pero también sentirá cierta vergüenza. Desean mantenerla, pero comprueban al mismo tiempo que comporta fuertes desventajas de las que quisieran desembarazarse.

En sus puestos de trabajo – cuando los tienen – su autoestima se ve debilitada por un conflicto interno similar: aunque se les dé la misma posibilidad de un trabajo regular, no se les reconoce la misma dignidad en el mundo del trabajo. Se les dan los peores empleos y peor pagados, ya que carecen de formación y no tienen posibilidad de elección. “Es el resultado del concepto, o mejor del mal concepto, que han tenido siempre los poderosos, pensando que la sociedad Gitana es un problema social, cultural, étnico o incluso criminal, que debe ser resuelto, en vez de esforzarse en concebir formas de vida en común con los Gitanos”. (Márta Józsa).

Entre los prejuicios vivos entre nosotros o que se pueden encontrar en los medios de comunicación, podemos mencionar el hecho de que en el tema de la delincuencia la opinión pública cree que la población penitenciaria cuenta con un número mayor de Gitanos, cuando en realidad la proporción no es ésta. Otra experiencia dolorosa es comprobar que en la mentalidad común no se ha acentuado para nada que los Gitanos fueron quienes perdieron más con el cambio de régimen. Entre ellos el pleno empleo se trocó en pleno desempleo en pocos meses y aún hoy la mayoría se encuentra en paro. Por otro lado, la mayoría de nosotros considera holgazanes a estos gitanos fuera del mundo del trabajo, con una autoestima destruida, pensando con orgullo en el tiempo pasado, cuando eran capaces de cuidar a sus hijos. Károly Bari, un poeta Gitano, ha expresado la mentalidad de un Gitano en la concisión de un poema popular húngaro:

¿Qué voy a hacer, amor mío?

Mis manos están encadenadas.

Cuida bien de mi hijo

y también de mi caballo.

Si necesitas pan, 

no te aflijas, vende el caballo.

Compra pan para mi hijo, 

que no sepa que estoy cautivo.

Al examinar la imagen en los medios de comunicación, la oferta de información y la situación de los medios de comunicación de las minorías durante estos días, me ha sido de gran ayuda el estudio encargado por el Departamento de las Minarías Nacionales y Étnicas, en 1998 (Gábor Nernáth – Vera Messing: Voiceless Cutaway – the Gypsies in the Hungarian Mass Media), que trata el tema en base al análisis de contenidos y a través de entrevistas.

Pienso que es de gran importancia que los medios puedan definir las soluciones que nuestra sociedad debe acometer. La prensa del cambio de régimen, en los 90 del pasado siglo, mostró algunas opiniones positivas. Los medios nacionales jugaron un papel importante en el proceso que hizo aparecer el tema de los Gitanos en el diálogo social después de tantos años de silencio y la prensa – subrayando la gran importancia del hecho – siguió con la mayor atención los acontecimientos relacionados con los Gitanos. Quienes trabajaban para la prensa realizaron esfuerzos considerables para que la opinión pública tuviera algún conocimiento de las comunidades, ya que durante este tiempo se organizaban, desde la base (y no controlados por el frente popular), movimientos gitanos políticos y culturales. De todas formas, el hecho de que la imagen típica de los medios de comunicación coincide con los estereotipos de la mayoría en relación con la población Gitana húngara, es algo que se resisten a aceptar. En las descripciones de los Gitanos la etiqueta étnica es común y los medios en bastantes casos no se dirigen a los directamente afectados. (Bernáth – Messing)

Las tradiciones más nobles del periodismo húngaro hunden sus raíces en un terreno rico: los estudiosos de la literatura y de la sociología se sienten guiados por un profundo compromiso con la sociedad húngara, un deseo exigente y sincero de revelar la realidad, y una simpatía y sentido de responsabilidad hacia quienes viven en la pobreza y en la persecución. La literatura nacional de Hungría no ha sido arte por el arte, sino un esfuerzo para salvar la madre patria y al hombre. Nuestros mayores artistas – como László Németh dijo – abrazaban en una sola mirada toda la nación húngara, considerando que el destino de las minorías era una cuestión vital para toda la nación. Son éstos los predecesores y ejemplos – entre ellos también algunos artistas contemporáneos – a quienes pueden volver sus ojos los periodistas de nuestros días, si desean encontrar modelos. La literatura húngara y el periodismo, así como también el cine y la fotografía, son pródigos en líneas maestras que pueden seguir quienes desean servir a la comunidad con gran empeño. En la vida de la diezmada nación húngara, a través de historia, la paciencia, la solidariedad y la aceptación de los otros no fueron sentidos nunca como forzados desde fuera, sino como emociones que surgen desde el interior. Esta conducta comunitaria nace del sentimiento de interdependencia de quienes han sufrido mucho.

Hoy en día los Gitanos se sienten atrapados en una sociedad mayoritaria a causa de su estilo de vida sin perspectivas de futuro, por esto es muy importante que sea auténtica la imagen que den de ellos los medios de comunicación. Nuestra visión de los Gitanos está formada a partir de situaciones ideológicamente determinadas, muy fácilmente manipulables. Nuestra opinión real se debate entre una constante atracción – repulsión frente a este grupo de población que sufre la pobreza y la división, y cuya autocomprensión es insegura, a veces exagerada e incluso llena de contradicciones. “Va creciendo la distancia entre la escala de valores de la sociedad Gitana en desintegración y la sociedad civil, una brecha siempre más profunda se abre entre ellos. Es crucial cómo presentamos el pasado de los Gitanos”, dice Péter Szuhay, etnógrafo, en su estudio. “Debemos hacerlo de forma que sea posible para los Gitanos encontrar la unidad, que creen perdida desde hace mucho tiempo, y sea, a la vez, posible para la mayoría comprender las razones históricas por que los Gitanos deben ser considerados como socialmente muy desfavorecidos. Sólo así podemos ayudarles a poner fin a esta situación y dejar que los llamados o considerados Gitanos, entren realmente a formar parte del cuerpo de nuestra sociedad”.

Nunca ponderaremos bastante el hecho de que la distancia entre Gitanos y mayoría, que todavía hoy es inaceptablemente grande, puede continuar creciendo si los medios de comunicación, deliberadamente o no, siguen dando fuerza a los prejuicios de la mayoría sobre los Gitanos, y las instituciones de la mayoría – incluidos los medios de comunicación – no son capaces de poner fin a la desconfianza por parte de las comunidades Gitanas.

La imagen, que los medios de comunicación mayoritarios tienen de la sociedad Gitana húngara, se ve fuertemente influenciada por estos hechos:

  • la mayoría de niños húngaros no encuentran niños Gitanos en las escuelas;
  • muchos de la sociedad mayoritaria no encuentran Gitanos en sus lugares de trabajo;
  • raramente encuentran Gitanos en las inmediaciones de sus lugares de residencia.

Esta falta de experiencia personal y este distanciamiento pueden inclinar la imagen estereotipada de la mayoría en una dirección equivocada. De todas formas, considerando la presencia de los Gitanos en los medios de comunicación y su imagen en la prensa, podemos afirmar que Hungría se encuentra en una situación mejor que otros Países de Europa del Este. No se da en nuestro País, en general, un lenguaje despectivo y, aparte algunas publicaciones con pocos lectores, en los medios de comunicación húngaros no aparece material racista. (En otros Países de Europa del Este las leyes en vigor no permiten la emisión de programas en la lengua materna de una minoría y son frecuentes los artículos que predisponen contra los Gitanos. Los húngaros que viven en estos Países se encuentran sorprendidos por esta burda discriminación).

Tenemos la esperanza de que los medios de comunicación contribuyan a hacer disminuir los prejuicios fundados en actitudes cerradas y en la falta de información, presentando una imagen exacta de nuestra sociedad – sino a corto, sí a largo plazo.

Es, sin duda, una buena noticia, el saber que LA PRESENCIA DE LOS GITANOS en la prensa húngara se ha INCREMENTADO considerablemente – tanto en la extensión, como en el lugar de los artículos según los temas tratados. Todo ello ha venido sucediendo en una sociedad que está atravesando un cambio rápido y radical con relación a un tema que ha sido tabú durante mucho tiempo. Hoy en día es casi impensable que antes no existiera la cuestión Gitana y que las minorías estuvieran del todo ausentes del mundo de la información.

Según los datos recogidos en el periodo analizado por el estudio, los Gitanos aparecían en la prensa nacional cada dos o tres días. Dos tercios de los artículos sobre grupos nacionales y étnicos se referían a los Gitanos. Su presencia doblaba la extensión concedida a otras minorías y, generalmente, aparecía en las cinco primeras páginas – lo que significa que la prensa trata los temas referentes a los Gitanos en páginas preferentes. Si se examinan los temas tratados, resulta que los periódicos muestran una atención mayor hacia los temas de la política de la mayoría acerca de los Gitanos ( como la política gubernamental de minorías, legislación, ayudas), la cultura Gitana y la educación, y los conflictos entre los grupos étnicos. Esta proporción concuerda con la imagen fija que la sociedad mayoritaria atribuye a los Gitanos.

El dato estadístico de que una cuarta parte de los artículos se refiere a la sociedad Gitana como un grupo en situación conflictiva, da pie a algunas conclusiones preocupantes. Los artículos sobre la “cultura Gitana” son frecuentes y aún más los que comentan “los Gitanos como tema política, mientras son muy escasas las noticias acerca del proceso auto-organizativo de las minorías.

Una de las cuestiones centrales del estudio sociológico fue el papel que los medios atribuyen a los Gitanos y cómo éstos son realmente activos.

Algunos de los datos más sobresalientes del estudio son éstos: una persona o una organización Gitana apareció en 508 unidades analizadas un total de 815 veces. En un 60% de artículos los Gitanos eran mencionados sin indicación del nombre o de su situación en la comunidad Gitana. Sólo en un 25% de casos se les dio oportunidad de hablar, de forma que el lector sólo podía conocer la opinión mayoritaria indirectamente, a partir de la interpretación de otros. En la mayoría de casos los personajes no tenían voz.

En sus referencias a las minorías, los periódicos, al dar cuenta de situaciones conflictivas, la mayor parte de veces mencionan a los Gitanos: 62% de los artículos narran alguna situación conflictiva y una décima parte de éstos incluyen más de un suceso. El hecho es casi natural, ya que el problema de los Gitanos es uno de los más graves que actualmente sufre la sociedad húngara. Pero, por otro lado, refleja el hecho de que la imagen de los Gitanos en los medios de comunicación es una imagen tendenciosa y preponderantemente dominada por las situaciones de violencia. Cuando se trata de situaciones conflictivas, es importante saber si recibimos la información directamente de los afectados o si su punto de vista nos es transmitido de forma sólo indirecta. Pues bien, sólo el 24% de los protagonistas pertenecientes a la minoría tuvo la posibilidad de expresar personalmente su punto de vista en los artículos mencionados. Y en realidad, los medios de comunicación podrían ser capaces de reducir el peligro de que se vayan asentando los prejuicios, “humanizando” los protagonistas, lo que implica darles la oportunidad de dirigirse personalmente al lector. Por otra parte, los acontecimientos eclesiales, las manifestaciones religiosas que contienen un mensaje positivo, permanecen en la sombra. Muy difícilmente podrá la opinión pública estar informada de la vida, de los valores y de los proyectos de las comunidades cristianas.

¿Por qué las buenas noticias son tan raras? ¿Por qué es tan infrecuente el caso de un Gitano que ha tenido éxito y que podría ser presentado como un buen ejemplo para los demás? La práctica de un periodismo basado en las relaciones y acontecimientos públicos hace muy difícil introducir en los medios de comunicación la presencia de miembros de las minorías que han conocido el éxito. Sólo se presta atención a acontecimientos favorables si han sucedido en relación con algún programa o ceremonia oficial.

La supremacía de los acontecimientos y declaraciones formales, la incapacidad general de presentar los hechos, supone el estado actual – o para ser francos – la profunda crisis del periodismo en la mayoría de los medios de comunicación. Si buscamos comprender la situación actual del periodismo de crónica, debemos constatar que, en la mayoría de casos, no se dan aquellas condiciones que harían posible a los periodistas establecer relaciones por encima de las instituciones, y no dedicarse a escribir reportajes sobredimensionados de las conferencias de prensa y de actos semejantes por falta de tiempo. Si nos referimos a los Gitanos, dichas condiciones tienen una grave repercusión sobre su imagen en los medios de comunicación: la ausencia de crónica de hechos, de relaciones y de tiempo, así como el hecho de que el proceso de organización de los Gitanos esté aún en sus inicios, va a determinar cuáles hechos se dan a conocer y de qué forma se presentan.

Al analizar la relación de las autoridades locales Gitanas con los medios de comunicación, se constata con sorpresa que la mayor parte mencionan sólo los medios públicos locales o las publicaciones oficiales más importantes de la región, pero muy pocos tienen en cuenta las prensa nacional de mayor relevancia. Como es sabido, la mayoría de Gitanos recibe la información a través de la televisión o de relaciones informales, a las que conceden una importancia similar, ya que viven en una cultura oral y esta vía de comunicación ha jugado tradicionalmente un importante papel entre ellos. Algunos agentes pastorales o voluntarios de diferentes organizaciones de ayuda intentan aprovechar estas características, pero lamentablemente los políticos, atentos siempre a las estrategias partidistas a corto plazo, abusan de ellas. La gente honrada está realmente avergonzada de la falta de escrúpulos de los políticos que durante las campañas electorales se aprovechan de la poca preparación y de la indefensión mental de los Gitanos.

Los medios de comunicación, además, influyen en la imagen que nuestra sociedad va formándose, no sólo a través de las noticias individuales, sino también a través de la entera estructura de su programa. Y para esta imagen, los silencios son tan elocuentes como las mismas noticias publicadas.

Los medios de comunicación, en definitiva, transmiten unos valores y una identidad nacional, dan la posibilidad de formular y reformular el orgullo y la unidad nacional. En relación con los medios mayoritarios húngaros, hay una serie de cuestiones que son insoslayables: ¿Qué imagen ofrecen de uno de cada veinte húngaros y qué identidad nos transmiten? ¿Ofrecen ejemplos y datos que hagan posible a la mayoría de la sociedad considerar a los Gitanos, con sus diferencias enraizadas en tradiciones culturales y con todos sus problemas sociales, como parte integrante de Hungría, o contribuyen, involuntariamente, a que el distanciamiento sea mayor? ¿Hace posible que los Gitanos, al mismo tiempo, se sientan orgullosos de su propio grupo e identidad, o, por el contrario, los empuja hacia una asimilación que les encierra en sí mismos y anula su estatuto de minoría?

También los programas de entretenimiento, que atraen un gran número de espectadores en todo el mundo, pueden influir la imagen de sí mismos que se hacen los Gitanos. Pues bien, los Gitanos, al igual que otras minorías, están completamente ausentes de estos programas. Otras formas menores, como las series televisivas o las tertulias, no encuentran ningún Gitano que pueda comparecer en ellas, como tampoco aparecen en las columnas de “opinión del hombre de la calle” en los periódicos. Esta práctica contribuyó a su distanciamiento cultural y no hace mucho fue interrumpida por un hecho desafortunado. Un canal comercial emitió un programa de entretenimiento que suscitó una respuesta escandalizada. El programa pretendía ser humorístico y presentaba una imagen desastrosa de los Gitanos, ofreciendo una caricatura injusta de una forma indecente y vulgar – todo ello en horario de gran audiencia. Una publicidad sensacionalista estuvo preparando un éxito que no se dio. Espectadores de buen tono y los críticos, unánimemente, recibieron el programa con justificada indignación. Como compensación, los directores del canal ofrecieron la posibilidad de que un miembro de un gobierno local Gitano participara en una mesa redonda, también en horario de gran audiencia. El resultado fue lastimoso y muy discutible, aunque no ocasionara un peligro general. La industria del entretenimiento mata la cultura y los intereses comerciales prevalecen por encima del sentido moral de los líderes de los medios de comunicación.

Podrían citarse otros ejemplos alarmantes y que podrían ser, sin duda, tema de trabajo en los congresos de los periodistas profesionales húngaros. Ellos tienen el apremiante deber de encarar esta práctica que desde los tabloides ha invadido los medios de comunicación nacionales y resulta ofensiva para su propio profesión.

Los reportajes sensacionalistas, la indiferencia ante la miseria mostrada abiertamente al público, la publicidad de un estilo de vida consumista, la incitación explícita al conflicto y la inhibición ante la indefensión, están haciendo sombra al esfuerzo de una prensa húngara que trabaja en una dirección ética y consciente. La Liga de los Periodistas Cristianos Húngaros cuenta con mucho menos miembros que las organizaciones de periodistas con una tradición de varias décadas, pero su reputación ha crecido desde el cambio de régimen y su fuerza moral, así como los valores fundamentales de sus miembros, podrían jugar un papel importante en la rehabilitación del honor del periodismo.

Lamentablemente, el número de programas de calidad, que muestra la realidad más allá de las simples apariencias, es cada día menor. Se echan de menos documentales y entrevistas que requieren un esfuerzo mayor, pero que nos permiten tener una visión de los estratos de la realidad donde se ocultan la conducta, las decisiones o las creencias.

Esperemos que la falta de estos productos, que requieren buena financiación y duro trabajo, sea sólo transitoria. Mientras, recibimos con mucho respeto y gozo los ejemplos de este género que se están dando, como entrevistas, películas, artículos o estudios en revistas, donde se muestra la esperanza de los Gitanos que están sufriendo, y cómo, a pesar de las circunstancias sociales heredadas de siglos pasados, retoman su identidad y organizan su vida y sus comunidades; cómo una familia Gitana se libera finalmente de los lazos de una pobreza permanente; cómo van aprovechando las oportunidades y ven reforzarse más y más unas cordiales relaciones personales con su entorno, cuando son ayudados, animados y respetados.

Ésta es la razón, también, por qué consideramos extremadamente importante el papel de los medios de comunicación de las minorías. Tenemos la satisfacción de poder contar con ocho periódicos Gitanos en Hungría de aparición más o menos regular. Si la comparamos con la situación de los Países vecinos, e incluso con la historia internacional de la prensa Gitana, la podemos considerar una presencia amplia y significativa, un motivo de esperanza, aunque, como es conocido, la mayor parte de los dieciséis periódicos sostenidos por la Fundación para las Nacionalidades y Minorías Húngaras desde 1996, se encuentran con problemas de distribución y padecen una misma dificultad, es decir la falta de un mercado publicitario estable. De todas formas, las estadísticas son chocantes: sólo un 1,15% de las minorías y de sus instituciones compran estos periódicos. Esto significa que, según el sondeo de 1996, un promedio de sólo un 10% de la población perteneciente a las minorías lee los periódicos vendidos, haciendo un cálculo a la máxima de diez lectores por ejemplar. Preguntados por la causa de estas cifras, los entrevistados apuntan al fuerte compromiso político de los periódicos, su elevado precio y los problemas de distribución.

Los programas dirigidos a las minorías, a cargo de la Televisión y la Radio Húngara de propiedad estatal, desempeñan un papel extremadamente importante en la información de masas. Programadores, que son Gitanos de nacimiento y han adquirido formación y práctica en el sector, emiten treinta medias horas de programa semanalmente. Se proponen a sí mismos casi un imposible: consideran que su audiencia son a un mismo tiempo las minorías y la mayoría, lo que significa que buscan mostrar su identidad Gitana y deshacer los prejuicios de la mayoría; quieren hablar a los dos grupos. Su labor paciente y su actividad comprometida está siendo apreciadas: una audiencia regular y fiel, así como el reconocimiento de diversos galardones profesionales, ha sido el resultado. Resulta significativo el hecho de que los promedios de audiencia y de lectores no son inferiores a la de otros programas de las mismas frecuencias. El programa de la radio estatal, que se titula “Media hora de los Gitanos”, transmitido durante muchos años a la misma hora, según encuestas recientes, es escuchado por una población que, en su mayor parte, posee una calificación inferior al octavo grado de primaria. Comparando esta cifra con el mismo grupo de la población total, el dato indica que el programa es escuchado principalmente por los Gitanos. Puede considerarse un gran éxito.

De todos modos, no podemos ocultar que estos programas son sólo pequeñas islas en la parrilla de programación, un relleno obligatorio incluido en el concepto de servicio público. En último término, es la visión del mundo, el sentido de la realidad y la mentalidad de los programadores y de los editores lo que decide si en los programas deben aparecer protagonistas Gitanos. Es la presencia o no de decisiones editoriales, dilemas y estrategias detrás de las noticias, entrevistas y programas que llegan a la audiencia, lo que determina finalmente lo que podemos oír y ver en los medios de comunicación. En todo este sistema – debemos repetirlo una y otra vez – lo más importante es la formación y la contratación de periodistas Gitanos.

Los medios de comunicación pocas veces presentan protagonistas de las minorías como miembros en sentido pleno y activos en la sociedad, y no sólo en el papel que desempeñan en las minorías. Estamos convencidos de que la contratación de miembros de las minorías por parte de los medios de comunicación de la mayoría sería muy ventajoso para el contexto de las noticias, ayudaría a dirigirse a una nueva audiencia y animaría a formular una línea editorial mejor pensada.

En referencia a la regulación legislativa de los medios de comunicación y las minorías, podemos decir que las leyes húngaras están en concordancia con el contexto europeo. Las cuestiones que surgen al considerar la imagen de los Gitanos de los medios de comunicación, no entran bajo los supuestos objeto de regulación o de diferentes prohibiciones, ya que cualquier regulación legal de los contenidos de los programas sería considerada una violación de la independencia de los medios de comunicación. La exclusividad temática de la imagen de los Gitanos en los medios, las descripciones tópicas o que los directamente afectados no sean escuchados casi nunca, todo esto no lo pueden cambiar las leyes. Para introducir una imagen de la minoría más ponderada, son los profesionales quienes deben mostrar una mayor conciencia profesional y una mayor sensibilidad frente a los temas de las minorías. Un código ético voluntario podría contribuir a esta nueva conciencia. Es lo que subrayó el Consejo de Europa en un documento titulado “La Comunidad y las relaciones étnicas en Europa”, donde se pide a las asociaciones de periodistas que elaboren un código ético voluntario sobre cómo tratar dignamente los problemas de las minorías en una sociedad con diversos grupos étnicos. Actualmente en Hungría no existe semejante código y, vistos los actuales problemas de la profesión, parece altamente necesario.

Los medios de comunicación del Estado tienen unas obligaciones especiales, por lo que hace a la representación de las minorías. La ayuda estatal a los medios de comunicación públicos hace posible, y exige al mismo tiempo, que los programas no estén determinados por aspectos de mercado y que se dé publicidad a todos los acontecimientos y a todas las opiniones. Su obligación como medios estatales, que incluye también a las minorías, no significa sólo que deban reservar un tiempo de la programación para programas de las minorías, sino que supone una mayor responsabilidad en presentar una imagen verdadera de las minorías ante la sociedad mayoritaria. Debemos insistir una y otra vez en que uno de cada diez ciudadanos en Hungría pertenece a un grupo minoritario nacional o étnico y que, por tanto, no podrá nunca presentarse una imagen real del País en los medios de comunicación, sin una continuada representación de las minorías.

Merece destacarse la importancia de que la Primera Radio Católica de Hungría ha emitido durante tres años como programa regional en el Norte del País. Se lo debemos al arzobispo István Seregély, cuyo espíritu creativo hizo nacer esta radio y trabajó tanto para mantenerla en vida. Es un gran honor que en febrero de 2001 el Santo Padre felicitara por esta radio a los miembros de la Conferencia Episcopal Católica de Hungría, con ocasión de su visita ad limina.

Como ejemplos de la oferta de la radio en Eger podemos mencionar: fragmentos de la Sagrada Biblia son leidos cada día en lengua Gitana y también en Eslovaco. (Según mis informaciones, en ningún otro País de Europa Central y del Este la Biblia ha sido traducida en la lengua Gitana).

Sobre la base de los resultados positivos obtenidos por la radio en Eger, la Conferencia Episcopal Católica de Hungría tendría una buena oportunidad para conseguir la autorización de otras emisoras por parte de la Corporación de la Radio y Televisión Húngaras. La emisora de propiedad estatal Radio Católica Húngara, basada en el respeto por los valores cristianos y por las enseñanzas del Evangelio, incluyendo algunos objetivos de pre-evangelización, prevé iniciar las emisiones en onda media a partir del 24 de diciembre 2003. Con sus veinticuatro horas de programación, la radio estará en condiciones de representar, también, a las minorías de una manera digna. En un tono amable, hablando el lenguaje del amor, podrá mostrar la vida de los Gitanos de manera que estos programas sean parte integrante de toda su programación. Los temas culturales serán de gran importancia en esta emisora nacional que se prepara y, como es bien sabido, la cultura en sentido pleno juega un papel decisivo en la integración social.

Nueva información es una dimensión crucial para la integración social de los Gitanos húngaros. Proporcionar, todo cuanto se pueda, conocimiento, información y técnicas tanto a las minorías como a las mayorías, a través de más medios – éste es el gran desafío y la gran oportunidad del nuevo milenio. La importancia de Internet ha sido resaltada en el mensaje del Santo Padre con ocasión de la Jornada Mundial de los Medios de Comunicación en 2002. “El hecho de que las relaciones humanas se están incrementando de una forma inimaginable a través de Internet, nos hace pensar en una forma nueva, un camino maravilloso de evangelización. Sin embargo, una relación a través de medios electrónicos no podrá nunca reemplazar la relación directa necesaria entre las personas para la evangelización, porque la base de la evangelización es el testimonio personal que se transmite”.

Nos complace ver cómo asociaciones y organizaciones Gitanas han creado varios portales durante los últimos años. Las primeras páginas Web Gitanas, Romapage (www.romapage.hu) existen desde septiembre de 1997 y han prestado un gran servicio, proporcionando suficiente información a los Gitanos. El número de usuarios, como es natural, irá creciendo en proporción a la elevación del nivel de educación.

Un punto de inflexión en la historia de la prensa Gitana tuvo lugar en el año 2001. Después de muchos años de pruebas, empezó a emitir una radio Gitana. La “Rádió C”, donde trabajan principalmente jóvenes periodistas gitanos, se dirige a toda la comunidad Gitana de Budapest y, al emitir en su mayor parte en húngaro, puede proporcionar a la sociedad mayoritaria el punto de vista de los Gitanos. Lamentablemente, después de dos años, en la primavera de 2003 la emisora se vio abocada a una crisis financiera. En la segunda mitad de 2003 estará en condiciones de cubrir sus gastos, gracias a la ayuda del Gobierno y a un acuerdo de colaboración firmado con la Radio Estatal de Hungría. Las deudas acumuladas demuestran claramente que los oyentes Gitanos de esta emisora no figuraban entre los destinatarios de las compañías de publicidad.

Aparte de los medios de comunicación tradicionales, es también de gran importancia en Hungría el Programa de Televisión Comunitaria de la Black Box Foundation. El Centro de Prensa Gitano viene trabajando desde 1995. Su labor proporciona a la mayoría de medios información y noticias. El Centro de Prensa Gitano y el Centro de Medios de Comunicación Independientes idearon y pusieron en marcha programas de formación para representantes de las organizaciones civiles Gitanas y de los gobiernos locales. El primer intento en Europa Central y del Este, de integrar periodistas de las minorías en equipos editoriales de la mayoría, lleva también su nombre. Es de esperar que, como fruto de sus actividades, se dé una mejora en la preparación de los profesionales Gitanos. Sabemos, sin embargo, que se encuentra con difíciles y complicados problemas.

El Movimiento Pax Romana de Hungría ha tenido también un puesto en la promoción de la cultura de la solidariedad y de la tolerancia. La Organización húngara del Movimiento Internacional de Profesionales Católicos se ha ocupado de temas de los Gitanos desde 1999. La cuestión central que se plantean es: ¿Qué responsabilidad tiene la sociedad mayoritaria en la actual situación de los Gitanos y cuáles son las causas que han conducido a esta situación? En el año 2000 se realizó un programa de formación para estudiantes de secundaria. La experiencia fue recogida en un libro presentado este mismo año.

La Oficina de Prensa de la Conferencia Episcopal Católica de Hungría hace llegar su mensaje a la sociedad, años tras año, a través de un amplio programa de comunicación. El último año tomamos como lema el concepto del amor servicial, usando aspectos modernos de marketing. Posters gigantes, anuncios en radio y televisión, difundían: “Hacer el bien es bueno”. La caridad cristiana en la vida diaria recompensa con el bien – el programa anual estaba centrado en este tema. Uno de los principales acontecimientos de la campaña fue un simposio internacional que se celebró en junio de 2002. En él destacaron las organizaciones caritativas que trabajan con Gitanos, así como sacerdotes y laicos que ejercen sus ministerios. La buena respuesta que obtuvo nuestro congreso se debió a la cooperación entre la Oficina de Prensa y los medios de comunicación. Una común conclusión de quienes intervinieron en la conferencia “Hacer el bien es bueno – con amor servicial a los niños”, es que, ante todo, hay que dirigirse al corazón humano, de lo contrario no podemos compartir el amor de Dios por los pobres. Sólo cuando hablamos el lenguaje del amor, comprenderá aquel que sufre que no es un perdedor.

Anhelamos el amor, la atención y el afecto, pero sólo estaremos en grado de respetar las limitaciones de los otros, si aprendemos a reconocer las nuestras. Debemos tener la fuerza interior para sacrificarnos y sanar las heridas de los demás, dirigiéndonos a nuestros hermanos con un auténtico sentimiento de caridad.

Un periodista no es un tecnócrata. Un experto en medios de comunicación sin espíritu, es incapaz de transmitir una descripción verdadera. De una verdadera información, los que pertenecen a las minorías deben percibir que el hombre es una criatura libre e imagen de Dios, no una pieza de una máquina. El proceso de ruptura con el tradicional orden moral universal es extremadamente peligroso para los Gitanos. Por eso, cada uno de los que intervienen en la comunicación tiene la obligación moral de predicar: Dios es una realidad espiritual individual y la vida de los Gitanos debe ser presentada a los demás a través de esta realidad espiritual y de la verdad de Dios.
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