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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move - N° 93,  December 2003, pp. 23-30

La situación actual de la emigración internacional

Dra. Gabriela Rodríguez Pizarro

Relatora de la ONU

para los Derechos Humanos de los Emigrantes

El 6 de agosto de 1999, la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 1999/44 en la que decidió nombrar, por un período de 3 años, una Relatora Especial para los Derechos Humanos de los Migrantes. 

En las resoluciones que dan origen y desarrollan este mandato (1999/44, 2000/48, 2001/52, 2001/53 y 2001/56) la Comisión me encargó establecer criterios y elaborar estrategias y recomendaciones para la promoción y aplicación de políticas en favor de la defensa de los derechos humanos de los migrantes. Al mismo tiempo, me fue recomendado tener en cuenta negociaciones bilaterales y regionales encaminadas a abordar, en especial, el regreso y la reinserción de los migrantes sin documentos o que se encuentran en situación irregular.

Respecto a la normativa internacional que debo promover como Relatora, existe un marco jurídico internacional de protección de los derechos humanos que regula las obligaciones de los Estados en la promoción y protección de los mismos. Este marco normativo comprende todos los convenios internacionales y regionales de derechos humanos, según los cuales los derechos humanos son inherentes a toda persona y por ello también a los migrantes, se encuentren en situación regular o irregular.

Si bien esta normativa internacional establece por sí sola un estándar mínimo de derechos de toda persona, debemos congratularnos de la entrada en vigor de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familias. Esta Convención supone un paso adelante en la promoción y protección de los derechos de este grupo de personas tan vulnerable a las violaciones de derechos humanos, independientemente de su situación regular o irregular.

Los derechos de los migrantes en un mundo globalizado

La migración es un fenómeno inherente a la globalización. Hoy día, hay un número más grande que nunca de gente que vive fuera de sus países de nacimiento. Según estadísticas recientes del año 2000, 175 millones de personas viven fuera de su lugar de nacimiento. De éstos, cerca de 158 millones son migrantes, aproximadamente 16 millones son refugiados y 900.000 demandantes de asilo. La globalización está afectando el carácter y el impacto de la migración. Los hechos y las imágenes viajan muy rápidamente, proporcionando información -no siempre exacta- sobre oportunidades económicas en otras partes del mundo. 

La tendencia a implementar políticas de inmigración restrictivas en cuanto al acceso de los migrantes a los servicios sociales es innegable. Sin embargo, la migración, incluyendo la migración irregular, continúa creciendo en todo el mundo. Los grandes flujos migratorios han estado acompañados en los países de destino por prejuicios y a veces violencia contra los y las migrantes. Muchos ciudadanos ven a los migrantes como amenazas o competidores en el mercado del trabajo, poseedores ytransportadores de culturas ajenas y en general como extranjeros que deben ser controlados.

En este mundo globalizado, la información se difunde de manera casi inmediata y es fácilmente accesible. Sin dudas esto tiene ventajas y las nuevas tecnologías de comunicación pueden ser utilizadas como medios para proteger los derechos humanos de los migrantes. Lamentablemente, las tecnologías de comunicación, incluyendo Internet, pueden servir como medios para diseminar propaganda racista y xenófoba.

También, los medios de comunicación han ofrecido una visión distorsionada de los efectos de la migración. En algunas ocasiones se responsabiliza a los migrantes de los colapsos en los sistemas de salud, educación y seguridad social en los países receptores de la migración. Estas y otras visiones han llevado a que en muchas regiones se hayan producido reacciones violentas contra las poblaciones migrantes. 

El envejecimiento de la población del mundo industrializado está llevando a un aumento substancial de la demanda de trabajo en estos países. Al mismo tiempo, los países de origen de lamigración dependen de las remesas como nunca antes en la historia, para sostener necesidades básicas y para fomentar directamente o indirectamente la inversión y el desarrollo. La migración es así una cuestión clave para los países de origen y de destino. Esta situación debe favorecer la cooperación internacional en este campo y la protección de los derechos humanos de los migrantes debe ser parte integral del dialogo binacional,internacional y regional sobre la gestión migratoria.

Migrantes en situación irregular, trata de seres humanos y tráfico de migrantes

Hay muchísimos casos de migrantes que perdieron la vida tratando de cruzar fronteras de forma irregular y en algunos casos ha existido un excesivo uso de la fuerza por parte de algunos funcionarios de la policía de migración, muertes por ahogamiento, hipotermia, deshidratación, asfixia.

Desde la perspectiva de los derechos humanos de los migrantes, hay que señalar la importancia de abordar dos conceptos en el contexto del fenómeno migratorio internacional: la trata de personas y el tráfico ilícito de migrantes o cruce clandestino de fronteras. Como define el artículo 3 del Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, Especialmente Mujeres y Niños que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, se entiende por trata de personas la captación, el transporte, el traslado, la acogida o la recepción de personas, recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras forma de coacción, al rapto, al fraude, al engaño, al abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad o a la concesión o recepción de pagos o beneficios para obtener el consentimiento de una persona que tenga autoridad sobre otra, con fines de explotación. Esta explotación incluiría, como mínimo, la explotación de la prostitución ajenau otras formas de explotación sexual, los trabajos y servicios forzados, la esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre o la extracción de órganos.

Por otro lado, el artículo 3 del Protocolo contra el Tráfico Ilícito de Migrantes por Tierra, Mar y Aire que complementa la misma Convención, define el tráfico ilícito de migrantes como la facilitación de la entrada ilegal de una persona en un Estado del cual dicha persona no sea nacional o residente permanente con el fin de obtener, directa o indirectamente, un beneficio financiero u otro beneficio de orden material. El paso ilícito de fronteras, por el cual los migrantes pagan cuantiosas sumas de dinero o hipotecan sus bienes y los de sus familias en los países de origen, da lugar muy a menudo al engaño y al sometimiento a deudas que a su vez facilitan la expansión de la trata en un contexto de tráfico de migrantes.

Según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), aproximadamente 700 mil personas son víctimas de la trata en el mundo. También he observado con inquietud el uso de los canales de la migración irregular por menores no acompañados. En los países con poco nivel de desarrollo, las mujeres y los jóvenes, así como los niños, son particularmente susceptibles a estas redes de trata.

Es extremadamente difícil ubicar a los migrantes que usan los canales de la migración irregular, debido a que viajan, son detenidos, juzgados y sentenciados con identidades y nacionalidades distintas a las suyas y que sus propios familiares desconocen. Muchas personas acuden a las redes del tráfico o coyotaje para conseguir pasaportes o visas falsificadas, que evidentemente los dejan en una situación de alto riesgo a violaciones severas de sus derechos humanos. Por ejemplo, existen menores no acompañados que son atraídos por estas ofertas, sin poseer la conciencia exacta del riesgo y de la vulnerabilidad que afrontan. De esta forma están expuestos fácilmente a abusos que, en numerosos casos, pueden llegar a la explotación sexual, la muerte y abusos de sus familiares.

Desgraciadamente, el crimen transnacional organizado funciona con gran movilidad en el nivel internacional y se ha transformado en una de las puertas facilitadoras de las contemporáneas formas de violación de los derechos humanos. Las legislaciones nacionales e internacionales deben tener en cuenta los niveles de impunidad del cual se están beneficiando estas redes, en el caso específico de la trata de seres humanos y concretamente en el contexto de migración internacional.

Las mujeres migrantes

El problema de la violencia contra las mujeres migrantes en tanto que grupo vulnerable es de suma importancia. Las trabajadoras migratorias, por su doble marginación como mujeres y personas que migran, pueden encontrarse fácilmente en una situación de vulnerabilidad a la violencia y a los abusos, tanto en el ámbito doméstico como en el laboral (véase E/CN.4/1998/74/Add.1). Como señalé en mi primer informe (E/CN.4/2000/82), esas trabajadoras predominan en el mercado laboral no estructurado y realizan tareas domésticas, industriales, agrícolas o trabajan en el sector de los servicios. 

Las mujeresque migran documentadas pueden acabar en situaciones de explotación, violencia y abuso. El intercambio de favores sexuales a cambio de la posibilidad de transitar, práctica frecuente en algunas fronteras, es también una forma de persecución sobre la base de género, de la que las mujeres migrantes son a menudo objeto. (E/CN.4/2002/82)

En muchos países, numerosas mujeres son esclavizadas en la industria del sexo, es particularmente preocupante observar que un número elevado de éstas son menores de edad. Además son penalizadas cuando son encontradas en situación de irregularidad a pesar de los vejámenes sufridos por las redes internacionales. Me preocupa asimismo, las mujeres contratadas como “entreteiners”, que formalizan un contrato en su país de origen y que al llegar al país de destino, son inmediatamente sometidas a trabajos sexuales degradantes que por supuesto no estaban estipulados en el contrato. Igualmente he expresado mi preocupación por la condición de vulnerabilidad en que se encuentran las mujeres inscritas para matrimonios con hombres que no conocen, pero que sí se encuentran en países de alto nivel de desarrollo económico. Estas visas y las entradas a los países de destino por parte de ellas, se dan en condiciones de regularidad y formalidad migratoria.

Durante los cuatro años de ejercicio de mi mandato, he prestado especial atención a la situación de las migrantes empleadas domésticas. He dado visibilidad a la situación de este sector en todos los foros en los que he participado, señalando que el reconocimiento de este trabajo como tal, es fundamental para la protección de sus derechos. He enfatizado el problema del sub-registro de las violaciones de derechos humanos cometidas contra las mismas y la necesidad de crear mecanismos accesibles de denuncia y protección para las empleadas domésticas. Las violaciones de los derechos humanos de las empleadas domésticas, se dan en el plano de lo “privado” y esto implica que es muy difícil denunciarlo o hablarlo con alguien, ya que el poder del patrón o empleador se vuelve absoluto. Muchas veces esto se acrecienta cuando el empleador retiene la documentación de la trabajadora doméstica, como medida coercitiva y de presión.

Las mujeres migrantes son alrededor del 50% de la población que envía remesas a sus países de origen. En Asia, las mujeres constituyen la mayoría de trabajadoras en el extranjero. En Sri Lanka, en 1968 el 30% de trabajadores en el extranjero eran mujeres. El porcentaje subió al 65% en el año 1999. En este mismo país la entrada de remesas en el último año superó los 1000 millones de dólares US. (Ndioro Ndiaye, OIM 7/3/2002). También se refiere en el documento citado a que en Filipinas las mujeres constituyen el 70% del total de los trabajadores de ultramar y en 2001 generaron un ingreso de 6.200 millones de dólares US. La pregunta que nos debe llevar a la reflexión es ¿cuál es el costo en derechos humanos de las mujeres migrantes a nivel individual y familiar para generar un beneficio económico a su país de origen?

Los y las menores no acompañados/as

En mi trabajo he detectado tres situaciones de particular preocupación en lo que se refiere a los menores no acompañados. En primer lugar se trata de casos de detención de menores no acompañados. Al respecto el Grupo de Trabajo sobre la Detención Arbitraria determinó durante su visita al Reino Unido que “nunca debería detenerse a menores no acompañados” (véase E/CN.4/1999/63/Add.3, párr. 37). En un informe a la Comisión de Derechos Humanos (E/CN.4/2002/94 y Add.1) documenté las condiciones preocupantes de expulsión de menores en fronteras internacionales, poniendo en riesgo el bienestar y la integridad física de los mismos. 

La Convención sobre los Derechos del Niño en el artículo 2 (1) establece que los Estados partes respetarán los derechos enunciados en dicha Convención y asegurarán su aplicación a cada niño sujeto a su jurisdicción, sin distinción alguna, independientemente de la raza, el color, el sexo, el idioma, la religión, la opinión política o de otra índole, el origen nacional, étnico o social, la posición económica, los impedimentos físicos, el nacimiento o cualquier otra condición del niño, de sus padres o de sus representantes legales. El artículo 3 (1) establece que los Estados partes se comprometen, en todas las medidas concernientes a los niños que tomen las instituciones públicas o privadas de bienestar social, los tribunales, las autoridades administrativas o los órganos legislativos, a atender primordialmente el interés superior del niño.

También he remarcado la paradójica situación que se produce en los Estados que consideran como nacionales a los hijos de migrantes nacidos en su territorio, pero no autorizan la estancia por la vía legal de los padres. En este caso el Estado le estaría negando a su propio nacional, menor, el derecho a vivir legalmente con sus padres en su país.

La detención administrativa

Los fundamentos jurídicos de la detención administrativa de los migrantes son con frecuencia demasiado amplios y discrecionales y no siempre se fijan legalmente o se respetan los plazos. A menudo, a ello se suma la ausencia de mecanismos automáticos del examen judicial o administrativo y la falta de otras garantías procesales, tales como el acceso a intérpretes y abogados, así como las restricciones al derecho a ser informado de los motivos de la detención y los mecanismos de apelación y al derecho a informar a los representantes consulares o de las embajadas de sus países.

La legislación y las prácticas permiten a veces que la detención administrativa sea muy prolongada o indefinida, pese a que las instalaciones construidas o utilizadas para este propósito no estén equipadas para una detención de este tipo. En éstas no se facilita el acceso a la educación, las actividades recreativas y los servicios médicos adecuados.

Con frecuencia los inmigrantes indocumentados privados de libertad no reciben la asistencia y protección legal, médica, social y psicológica adecuadas ni de las instituciones de los países de acogida ni de sus representantes consulares.

También se priva de libertad a los migrantes sin que se tenga en cuenta sus antecedentes personales o su condición. Las víctimas de la trata de personas son consideradas delincuentes, detenidas y deportadas por infracciones o delitos cometidos como consecuencia inevitable de las violaciones que han sufrido. A menudo no existen disposiciones específicas relativas a la detención de niños y otros grupos vulnerables, lo que permite su detención en condiciones que, con frecuencia, violan sus derechos básicos y perjudican su salud física y mental.

Refugio y migración

Considero que es importante analizar ciertos aspectos del área de vinculación existente entre refugio y migración. Tenemos dos ejes centrales en que debemos basar nuestro análisis, primero, la protección de los derechos humanos de los migrantes en el contexto de la gestión migratoria y segundo, la situación de los refugiados que no se benefician de la protección establecida en la Convención de 1951 y el Protocolo de 1967.

Las líneas y distinciones entre migrantes y refugiados se vuelven cada vez más difusas cuando nos enfrentamos a la problemática de cientos o miles de personas que llegan al país de destino, solicitan su estatus de refugiado y se les niega. Estas personas quedan desamparadas, en una situación de migración irregular o clandestinidad en muchos casos, ensanchando las denominadas “áreas grises” que son el resultado de la débil implementación por parte de algunos Estados de la Convención de 1951 y de otras obligaciones internacionales. En esta situación, los refugiados no reconocidos se encuentran en situación de vulnerabilidad y riesgo a los peligros que acechan a los migrantes irregulares en general.

Observaciones finales 

En el fenómeno migratorio contemporáneo existen situaciones que, analizadas desde un punto de vista puramente económico, tienen aspectos positivos, como los ingresos que éstos generan a los países de origen de la migración. Sin embargo, si no queremos olvidar la dimensión humana del fenómeno migratorio, tendremos que analizar las mismas situaciones teniendo en cuenta las consecuencias de la falta de desarrollo en el ámbito nacional y local en los países de origen, los contextos de corrupción en donde se genera abuso y exclusión social; la desinformación de las personas que desean migrar para trabajar ultramar y que no conocen los riesgos relacionados con la migración irregular o clandestina. 

De hecho, si los países de origen de la migración solamente consideran la importancia y necesidad de las remesas que generan los migrantes sin tener en cuenta la necesidad de proteger los derechos humanos de los mismos y de sus familias, tendremos a menudo situaciones que aumentan la vulnerabilidad de los migrantes a violaciones de derechos humanos.

Por otra parte, en el contexto de la globalización o transnacionalización del crimen organizado, hoy más que nunca debemos observar donde está el interés real de las redes que actúan muchas veces con toda impunidad. Resulta paradójico que en países de alto nivel de desarrollo, exista la necesidad de mano de obra no sólo para trabajos dignos, sino también para actividades ilícitas, tales como los trabajos esclavizantes, los trabajos degradantes, la prostitución forzada, la pornografía infantil y el tráfico de órganos, entre otros. Esto ha creado un verdadero mercado transnacional y nicho de consumo, donde la persona indocumentada, llamada “ilegal” pasa a ser víctima de la trata y sus redes criminales. Las mujeres y los menores no acompañados son altamente vulnerables a las redes de la trata.

Dentro de un mundo globalizado, no se puede obviar la reflexión de violaciones a los derechos humanos de los migrantes, lo he dicho en varias oportunidades, respetar los derechos humanos de los migrantes, no es contradictorio con la soberanía de los estados. Una gestión migratoria en respeto de los derechos, generará buenos resultados tanto personalmente, como en el ámbito nacional e internacional.

Es de relevante interés para mí, como Relatora Especial para los Derechos Humanos de los Migrantes, que exista una conciencia y compromiso profundo en el caso de la Iglesia y las organizaciones no gubernamentales, de promover los derechos humanos de los migrantes. Es fundamental el trabajo que debe realizarse en diversos ámbitos del fenómeno migratorio como:

 Realizar seminarios y cursos sobre derechos humanos y talleres de formación, que abarquen todo el proceso de la gestión migratoria y que se orienten a informar y capacitar en el campo de los derechos humanos tanto a las autoridades nacionales como a las comunidades de migrantes irregulares potenciales.

Promover el uso de los mecanismos de información y denuncia, utilizando los instrumentos que los países a nivel regional e internacional han suscrito en materia de defensa de los Derechos Humanos.

Sensibilizar a los medios de comunicación, para eliminar la utilización de estereotipos racistas y xenófobos que alimentan y fomentan la violación de los Derechos Humanos de los migrantes.

Promover la visibilización de la multietnicidad humana, y el respeto a las diferencias de todo orden: religioso, cultural, social, étnico, de género, de orientación sexual. Es necesario percibir y dar a conocer las diferencias no como desventajas o inferioridad. En este sentido, se debe reconocer la especificidad del aporte de los migrantes a las sociedades receptoras.

Finalmente, en mis 25 años de trabajo con población refugiada, desplazada y migrante, he visto como la categorización y descategorización de los mismos dependen en muchos casos de acuerdos políticos que una vez firmados son dejados de lado y cae sobre ellos un velo de apatía frente a situaciones que separan a los migrantes de la protección humanitaria de la comunidad internacional para dejarlos a merced de situaciones policíacas y represivas. Estamos frente a un fenómeno que se repite diariamente, los muertos en las fronteras en todas las regiones del mundo, los abusos en cárceles y centros de detención, el racismo y la xenofobia, los trabajos esclavizantes, el sometimiento por deuda, entre muchos otros aspectos, conforman una cotidianidad aquí y ahora para millones de migrantes que esperan de todos nosotros que hagamos plena su protección como seres humanos dignos.

Quiero hacer un reconocimiento a la labor que desempeñan las Pastorales de Movilidad Humana, las Casas del Migrante (orden Escalabriniana), la Caritas, la Comisión Católica para la Migración, el Catholic Relief Service ,las hermanas Carmelitas, las hermanas Adoratrices, la hermanas de la obra de Teresa de Calcuta, entre otras, son testimonio fiel, de un trabajo comprometido con los derechos humanos de los migrantes de organizaciones que pertenecen a la Iglesia Católica.

Insto a la Iglesia a continuar apoyando a los y las migrantes, en un marco de solidaridad, macroecumenismo y diálogo interreligioso. Estamos siendo testigos de acontecimientos en los que miles de personas, hombres, mujeres y menores mueren ahogados en el intento de huir de la pobreza, la guerra y el hambre, esto debe hacernos reflexionar en el mismo seno de la Iglesia sobre la necesidad de responder al fenómeno migratorio de una forma que no sea el simple control de fronteras.

La Iglesia católica debe fortalecer su compromiso con los más pobres de la tierra acompañándolos, sobre todo en este momento, donde la xenofobia y el racismo amenazan a millones de seres humanos.

Muchas gracias.

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