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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move - Supp. N° 93,  December 2003, pp. 238-239

Mi proceso de formación

Rev. P. Antonio Jesús Heredia Cortés

Sacerdote, España

Me llamo Antonio Jesús Heredia Cortés, soy Gitano de padre y madre, tengo dos hermanos más. Nací hace treinta y tres años en Orgiva, un pueblo de la Alpujarra granadina.

En Orgiva somos unas quince familias gitanas, la mayoría estamos integrados en el pueblo, no hay diferencia con otras familias no gitanas. Sólo hay unas cuatro familias que no quieren llevar una vida normal. Cuando me refiero a integración, no quiero decir dejar de ser gitano, sino siendo gitano acoger aquello de bueno que me ofrecen y eso no quiere decir ser menos gitano. Concretamente me refiero a la asistencia de los niños al colegio, unos comportamientos de educación, dejar la mendicidad, etc.

Mis padres cuando se casaron no tenían nada, mi madre me cuenta que ella pedía a Dios, que les diera fuerzas para trabajar y poder tener algún día una casa y un trozo de tierra donde poder cultivar.

M padre tiene una fragua, con su esfuerzo y el de mi madre, ha sido posible que su oración se haga realidad. A nosotros sus hijos, desde pequeños nos llevaron al colegio y nos educaron. Mi hermano Juan y María estudiaron la EGB., recibieron la formación escolar que recibían la mayoría de los niños.

Por parte de la familia de mi padre somos treinta primos todos han estudiado la EGB., uno ha estudiado hostelería, otro es electricista. Otros siguen el trabajo familiar como es el caso de mi hermano, siguen manteniendo la fragua y la carpintería metálica. Al igual que los niños las niñas también han estudiado, tienen el carnet de conducir, trabajan en centros comerciales.

Por parte de la familia de mi madre somos treinta y cinco primos, todos y todas han estudiado los cursos normales, después unos han seguido los trabajos de la familia, son tratantes de animales, carniceros, pastores de animales.

Otros y otras trabajan de camareros, panaderos, la costura.

Nuestra familia ha procurado darnos unos estudios básicos y si alguno ha querido estudiar algo más no se lo han impedido. Todo lo contrario es motivo de orgullo el que algunos hallamos estudiado.

Cuándo yo dije que quería ser Sacerdote, mi familia no me puso ningún impedimento. Todo lo contrario me han ayudado todo lo posible y para ellos es una bendición el que el Señor haya tenido ese gran detalle de fijarse en un hijo suyo.

Mi camino no ha sido fácil, estudie en un principio los estudios básicos, mas tarde estudie otro poco y hubo un corte. Estuve viviendo dos años con un sacerdote ermitaño llamando Manuel Vílchez. Durante ese tiempo descubrí la sencillez de Dios en la naturaleza y en los pobres. Principalmente en los drogadictos, pues este sacerdote acoge a las personas que sufren las consecuencias de la droga.

Para mí fue un tiempo de Gracia, vivir con este sacerdote y aquel grupo de hombres desechados de la sociedad.

Más tarde tuve que hacer el servicio sustitutorio ó prestación social, durante un año estuve colaborando con la Cruz Roja, atendiendo a una niña deficiente.

Pasado ese tiempo, estando en Orgiva, mi dedicación es ayudar a mis padres en la huerta familiar, colaborando en la parroquia, visita de enfermos y sobre todo lo relacionado con lo social.

Me ofrecen la oportunidad de trabajar en una casa de acogida de niños enfermos Saharauis y visitar los campos de refugiados en Tinduf (Argelia).

Esta experiencia marcará para siempre mi vida, y dará paso a una opción de por vida por los pobres.

En estos momentos yo tengo tan sólo veinte y dos años, tengo novia formal. Este viaje a los campos de refugiados cambia todos mis proyectos. Dejo mi relación con mi novia y me dedico por completo a estos niños y niñas. Estoy con ellos durante tres años. Más tarde me marcho a vivir al campo y trabajar la tierra. Desde una opción de búsqueda y oración.

En este año de vida en el campo, descubrí a Dios-Padre, fue entonces cuando hablé con el arzobispo de Granada Don Antonio Cañizares Llovera para entrar en el Seminario. Tengo que decir lleno de agradecimiento que desde el primer momento que compartí mi inquietud todo fue acogida y ayuda.

Desde el Secretariado de Pastoral Gitana ha sido un acompañar todo mi proceso de formación. Y hoy doy gracias a todas las personas que junto con Dios, la Virgen María y mi familia han apoyado todo este camino hasta llegar al sacerdocio.

Me ordenaron Sacerdote el 1 de diciembre del 2002 en la Catedral de Granada - España. Y estoy sirviendo a la comunidad Cristiana de Motril, un pueblo de la Costa de Granada. Me siento sacerdote, vivo lo que celebro y para mí es el mejor regalo que Dios podía hacerme.

Espero que con la ayuda del beato Ceferino y la pronto beata Emilia Fernández, este gitano‑sacerdote pueda servir para que los hombres y mujeres de cualquier raza puedan encontrarse con el Dios y Padre de toda la Creación.

Que Dios os bendiga y muchas gracias a todos y todas.
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