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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 102 (Suppl.), December 2006

 

 

Entrevista a radio vaticana

del Arzobispo agostino marchetto

(DESPUÉS DEL ENCUENTRO)

 

 

1. Llegamos a la publicación del documento final del I Encuentro Internacional de pastoral para las mujeres de la calle. Quiere hablar de ello en cuanto acontecimiento, como resulta en el comunicado final.

R. El Encuentro se ha desarrollado en la sede del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en Roma. En él han participado, además de los Superiores del Consejo Pontificio y de cinco Oficiales del Dicasterio, dos Obispos y varios sacerdotes, religiosos/as y laicos, representantes de las Conferencias Episcopales de 19 Naciones europeas, es decir, Albania, Alemania, Bélgica, Bosnia-Herzegovina, República Checa, Dinamarca (Países Nórdicos), Escocia, Eslovenia, España, Estonia, Holanda, Hungría, Inglaterra, Irlanda, Italia, Montenegro, Polonia, Portugal y Suiza, además de Países de otros continentes, comprendiendo los expertos, es decir Congo R.D., India, Nigeria y Tailandia. Estaban presentes, entre ellos, delegados de la USG (Unión de Superiores Generales) y UISG (Unión Internacional de Superioras Generales), del CELAM, de la “Asociación Comunidad Papa Juan XXIII”, de la Legión de María y representantes de otras asociaciones, todos ellos con labor apostólica en el sector, juntamente con un representante de Caritas Internationalis. 

2. Cuales son las conclusiones del Encuentro?

Recuerdo algunos puntos-clave: 

  1. La prostitución es una forma moderna de esclavitud.
  2. Hay una relación entre migración, derechos y tráfico de seres humanos.
  3. Las causas de la prostitución.
  4. ¿Quién es la víctima?
  5. ¿Quién es el "cliente"?
  6. Se habla también de las relaciones entre hombres y mujeres.

A este propósito el Documento final pone de relieve que “son desiguales, porque la violencia, o la amenaza de violencia, da a los hombres el privilegio y el poder de mantener a las mujeres calladas y pasivas. Las mujeres y los niños con frecuencia se lanzan a la calle debido a la violencia, en el hogar, de hombres que han “interiorizado” la violencia que ha penetrado en las ideologías y en las estructuras sociales. Desafortunadamente, también mujeres participan en la opresión y en la violencia a otras mujeres, y con frecuencia se encuentran mujeres en las varias redes criminales conectadas con el aumento de la prostitución. 

El documento se refiere también al papel de la Iglesia

A este propósito recordaré solamente que 

1.  La Iglesia tiene la responsabilidad pastoral de promover la dignidad humana de las personas explotadas mediante la prostitución, y de abogar por su liberación y porque reciban un apoyo económico, educativo y formativo. La Iglesia debe asumir la defensa de los legítimos derechos de las mujeres.

2.  Hay que pensar también a los programas de formación, pues para los agentes de pastoral son necesarios a fin de desarrollar técnicas y estrategias con el objeto de luchar contra la prostitución y el tráfico. Son maneras importantes de comprometer a los sacerdotes, los religiosos, las religiosas y los laicos en la prevención y reintegración de las víctimas. La colaboración y la comunicación entre las Iglesias de origen y de destino se consideran condiciones esenciales. 

3. Qué han propuesto especialmente los participantes al Encuentro?

1.  Ha de ser llevada a cabo toda una acción de la Iglesia para liberar a las mujeres de la calle y para luchar contra la prostitución, es necesario un enfoque multidimensional.Debe incluir a hombres y mujeres, en una mutua transformación, y los derechos humanos deben ser el centro de toda estrategia. Todos los cristianos están llamados a ser solidarios con las que han quedado atrapadas en la calle. Los hombres tienen un papel importante por desempeñar, ayudando a lograr la igualdad de los sexos, en un contexto de reciprocidad y de justas diferencias. Los explotadores (por lo general hombres), que son los "clientes", los traficantes, los turistas sexuales, etc., deben recibir una instrucción acerca de lo que es la jerarquía de los valores humanos y lo que son los derechos humanos. Deben ser condenados, por parte de la Iglesia, tambien cuando no lo hace el Estado, por el pecado que cometen y la injusticia que hacen.

El texto recuerda después el papel de las Conferencias Episcopales y el de las congregaciones religiosas.

         

2.  Existe además una colaboración a realizar.

a)  Se necesita de hecho una plena cooperación entre los organismos públicos y privados, si se quiere eliminar la explotación.

b)  Es necesario, igualmente, colaborar con los mass-media para garantizar una comunicación correcta acerca de este problema.

c)  La Iglesia debe además exigir la aplicación de leyes que protejan a las mujeres contra la plaga de la prostitución y del tráfico. Es importante, igualmente, abogar en favor de medidas eficaces, contrarias a la representación degradante de las mujeres en la publicidad.

d) La comunidad cristiana tiene también que aceptar el reto de trabajar con las autoridades nacionales y locales para ayudar a encontrar, para las mujeres de la calle, recursos alternativos para vivir. 

3.  Sobre la educación y la investigación el Documento atesta:

a) Es importante enfocar los problemas de la prostitución, sin pasar por alto la visión cristiana de la vida, con los grupos de jóvenes en las escuelas, en las parroquias, en las familias, para tener ideas correctas sobre las relaciones humanas, el sexo, el respeto, la dignidad, los derechos humanos y la sexualidad. Desde luego, los formadores y educadores deberán tener en cuenta el contexto cultural en el que trabajan. Sin embargo, por esto no deberían sentirse cohibidos e impedidos para establecer un diálogo apropiado sobre esos temas con el objeto de crear una conciencia y un interés sobre el uso y el abuso del sexo y del amor.

b) La educación y la creciente toma de conciencia son vitales para luchar contra la injusticia sexual y para establecer la igualdad de los sexos, en un contexto de reciprocidad y de justas diferencias. Tanto los hombres como las mujeres necesitan

  • adquirir conciencia de la explotación de las mujeres;
  • conocer sus derechos y sus responsabilidades.

c) Es necesario que la Iglesia enseñe y difunda su doctrina moral y social, que ofrezca directrices claras de comportamiento y invite a las personas a luchar en favor de la justicia. Actuar en varios niveles para la liberación de las mujeres de la calle – a nivel local, nacional e internacional – es un acto en el cual se reconoce el discípulo de Cristo, una expresión de auténtico amor cristiano (cf. 1Cor 13,3).          

4.  El último punto que quiero recordar se refiere a la prestación de servicios. La Iglesia puede proporcionar una gran variedad de servicios a las víctimas de la prostitución: refugios, puntos de referencia, atención sanitaria, teléfonos rojos, asistencia jurídica, consejería, capacitación profesional, instrucción, rehabilitación, campañas de apoyo e información, protección contra las amenazas, contactos con la familia, asistencia para el regreso voluntario y la reintegración en el país de origen, y asistencia para obtener la visa para quedarse,cuando es imposible el regreso. En todo caso, el encuentro con Jesucristo, Buen Samaritano y Salvador, es un factor decisivo de liberación y redención, también para las víctimas de la prostitución (cf. Hch 2,21; 4,12; Mc 16,16; Rm 10,9; Flp 2,11; 1Tes 1,9-10). 

 

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