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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 102, December 2006

 

 

EL ARZOBISPO AGOSTINO MARCHETTO 

ENTREVISTADO POR RADIO VATICANA 

 

P:   Preguntamos al Arzobispo Secretario el contenido sobresaliente del Mensaje

R. El Mensaje Pontificio, que ha sido presentado hoy en la Sala de Prensa de la Santa Sede, invita a reflexionar sobre la condición de la familia migrante, en continuidad con los precedentes Mensajes de 1980, 1986 y 1993, pero también recuerda la Constitución Apostólica Exsul familia, después de 55 años de que fuera promulgada. De este modo, Benedicto XVI interviene por segunda vez luego de su primer Mensaje del año pasado titulado Migraciones: signo de los tiempos sobre la variada y compleja situación que actualmente implica a cerca de 200 millones de migrantes por razones económicas, a aproximadamente 9 millones de refugiados y cerca de 2 millones de estudiantes internacionales. Hay también los desplazados internos, las personas sujetas al trafico de seres humanos, etc. Se trata de hermanas y hermanos en diferentes condiciones de movilidad, hacia los cuales la Iglesia muestra una particular solicitud pastoral. 

De hecho, el Mensaje Pontificio se dirige en doble carril: por un lado el Santo Padre describe sus dificultades, las problemáticas y los retos, mientras por el otro subraya «el compromiso de la Iglesia» en dicho ámbito, proponiendo asimismo orientaciones, en el pensamiento y en la praxis, para una renovada pastoral familiar migratoria. Sin olvidarse de animar a las instituciones establecidas, a fin de que dispongan «intervenciones legislativas, jurídicas y sociales» para salir al encuentro ante las dificultades de la familia migrante, sobre todo en lo que concierne a la tutela de todos los migrantes, a la integración en el país de acogida, a la reunificación familiar, a la asistencia espiritual y psicológica en los campos para refugiados, así como a la sensibilidad hacia los «estudiantes de otros Países».

P:   Escuchemos también qué aspecto particular S.E. Mons. Marchetto desea poner en evidencia

R. Quisiera subrayar la importancia de la familia y sus retos actuales

Las mujeres y los hombres migrantes generalmente tienden a alcanzar una posición digna que les permita ante todo la supervivencia y la independencia económica, pero en una óptica de provisoriedad, que por lo general no incluye la integración en la sociedad de acogida. De este modo se explica la presencia individual, quizás estacional, mientras que la reunificación familiar llega en una fase posterior. La familia migrante se encuentra, entonces, inserta en un sistema basado en el papel del individuo o en su capacidad de éxito. Así es como se pone en evidencia el aislamiento de los miembros del núcleo familiar, que a veces llega a la soledad y a la marginación. Dicho aislamiento, además, a menudo resulta mayormente acentuado para la mujer, que especialmente está expuesta al peligro del tráfico de seres humanos y de la prostitución. 

Asimismo, los trastornos de los roles familiares, debido a las solicitudes de mercado del trabajo, causan la triste situación de las mujeres inmigradas a quienes se les sustrae injustamente a sus hijos debido a los horarios de trabajo o por condiciones de dificultad, lo cual comporta la intervención de las instituciones a través de las comunidades de asistencia para menores y la tutela familiar.

En buena cuenta, el Mensaje Pontificio estimula la construcción de relaciones de verdadera acogida, partiendo de la respuesta solidaria a las necesidades de la familia migrante. En definitiva, es necesario desarrollar relaciones que, por un lado, se traduzcan en ayudas para la inserción en la sociedad de acogida y, por el otro, se conviertan en ocasiones de crecimiento – personal, social y eclesial – basado en el respeto de las culturas, de las religiones y en el intercambio recíproco de valores.

Finalmente, la educación a la mundialidad contribuye por cierto en el desarrollo de una nueva sensibilidad con el fin de instaurar relaciones más amigables entre los individuos y entre las familias, en fin entre los pueblos, así como en el ámbito de la escuela y en los ambientes de vida y de trabajo.

 

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