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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 105, December 2007

 

 

Dimensión Pastoral

de la Movilidad Humana

(ÁREA PASTORAL DE MIGRANTES)

 

 

Entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes,

está  la denuncia profética de los atropellos que sufren frecuentemente y

del esfuerzo con los organismos de la sociedad civil,

de los gobiernos de los países por una política migratoria

que tenga en cuenta los derechos de las personas en movilidad

Cfr. Aparecida, 414

 

Estimados hermanos y hermanas en la fe:

La migración como signo de los tiempos ha sido el tema que reflexionamos en el pasado Taller de Migración en Tijuana, B.C., durante el mes de septiembre; hago alusión porque sin duda este fenómeno nos hace voltear la mirada a los cuatro puntos cardinales de la tierra y ver la injusticia que el ser humano comete contra su hermano y nos reclama nuestra acción profética exhortada en el documento de Aparecida.

Lo vemos y lo sufrimos con la violencia de la jovencita ecuatoriana, golpeada por la brutalidad de un joven español racista y violento que atenta contra la integridad y la vida de los y las migrantes sudamericanas en el continente europeo.

Lo vemos y lo sufrimos en la cerrazón del corazón de las autoridades estadounidenses en California, en donde el fuego devorador ha arrasado con casas y poblaciones de tantos hermanos y hermanas nuestros en situación migratoria irregular quienes se han visto tan golpeados con estos desastres; ellos y ellas procurando protegerse de la intemperie han acudido a los albergues que el mismo Estado les proporcionó y aún ahí y no obstante la pérdida y el daño social, emocional y psicológico provocado por el fuego han sufrido una vejación más y han sido deportados por la autoridad estadounidense, que ha utilizado los albergues como estrategia para detener y deportar a los y las migrantes, olvidando el trato humanitario y de hermandad especialmente en estos momentos de dolor y sufrimiento que ellos y ellas han tenido.

Por otro lado detrás de los lancheros provenientes de diferentes países se encuentran personas que han perdido el sentido humanitario por el hambre de poder, de dinero, que han puesto en peligro y ocasionado la muerte  de nuestros hermanos y hermanas migrantes en el golfo de México, en el mar de Oaxaca. En esta pérdida de nuestros hermanos también termina el “sueño americano” que buscaban para mejorar la situación de sus familias.

Han sido sólo tres los sobrevivientes, los rescatados y regresados a su patria con los suyos; y los otros, ¿dónde están?, el mar no da razón de ellos; ¿y los que murieron y fueron sepultados en las fosas comunes?, los que se han quedado ahí como desconocidos,  sin nombre, sin saber de dónde eran, cómo se llamaban, cuánta familia han dejado esperando por ellos y ellas; estos han incrementado el gran panteón migratorio en el que se ha convertido nuestra nación mexicana.

La realidad migratoria despierta una serie de inquietudes. Nuestra postura sigue siendo de esperanza y de defensa de los y las migrantes; su situación de pobreza los impulsa a buscar una vida mejor, una vida digna, una vida de persona, de hijos e hijas de Dios.

Una vez más vuelvo a insistir y a reiterar la búsqueda de una reforma migratoria integral, tanto en México como en nuestro país vecino y en el mundo que alimente nuestra esperanza de acabar con estos atentados y estas muertes inútiles de nuestros hermanos y hermanas en la fe.

Pido a nuestro Señor que toque los corazones, especialmente de aquellos en cuyas manos está la reforma migratoria, de quienes lucran con la migración y de  los y las agentes de pastoral migratoria, para que tengamos presentes en nuestras celebraciones Eucarísticas, homilías y oraciones a quienes ya nos precedieron y sigamos mostrando el amor misericordioso de nuestro Señor con los hermanos y hermanas migrantes que llegan a nuestras diferentes comunidades o casas-albergues.

Que nuestra Señora de Guadalupe nos enseñe a ser hombres y mujeres con entrañas de misericordia para con los y las migrantes en el mundo. 

Fraternalmente en el Señor. 

 

X Mons. Rafael Romo Muñoz

Arzobispo de Tijuana y

Responsable de la Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana 

 

México, D.F., a 01 de noviembre de 2007 

 

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