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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 105, December 2007

 

 

ENTREVISTA CON RADIO VATICANA

del Arzobispo Agostino Marchetto

sobre el Primer Encuentro Mundial de Sacerdotes, Diáconos,

Religiosos y Religiosas Gitanos

 

“Con Cristo, al servicio del pueblo Gitano” es el tema del Primer Encuentro Mundial de Sacerdotes, Diáconos, Religiosos y Religiosas Gitanos, que se celebrará en la Casa de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en Roma, el domingo 23 y el lunes 24 de septiembre próximo, promovido por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes.

La idea de reunir a los Gitanos consagrados surgió bajo el impulso de las Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos  publicadas por el antes mencionado Pontificio Consejo, el ocho de diciembre, 2005. Dicho documento presenta, entre otras cosas, la preparación de los Gitanos a las tareas pastorales en medio de su propio pueblo y promueve una pastoral vocacional para facilitar en ese ambiente una auténtica implantatio ecclesiae. Se prevé la participación de más de cuarenta personas consagradas, procedentes de 10 países europeos, del Brasil y de la India. 

1) Excelencia ¿nos podría presentar un visión general de los Gitanos, hoy?

R. Son unos 36 millones, diseminados en todas partes: en Europa, en las dos Américas y en algunos países de Asia. Se cree que dieciocho millones viven en la India, tierra originaria de tal población. Por lo que se refiere al continente europeo, los cálculos oficiales del Consejo de Europa dan un número que oscila entre los 9 y los 12 millones, con una destacada concentración en el Este europeo. También en Estados Unidos vive casi un millón de Gitanos. La población gitana está constituida por varios grupos y etnias, entre los cuales los más conocidos son los Rom, Sinti, Manousche, Calés, Yéniches y Xoraxané.

Pensamos que los Gitanos consagrados son unos cien. En la India son numerosos, unos veinte sacerdotes; sigue Hungría con unos diez presbíteros, después Eslovaquia y luego España. Francia es, hasta el momento, el único país donde el Director Nacional de la Pastoral de los Gitanos es un presbítero gitano, ayudado por otro sacerdote, 3 diáconos permanentes, 2 religiosas y una laica consagrada, todos Gitanos. 

2)  ¿Cómo nacen esas vocaciones?

R. Nacen como las que surgen en otros ambientes, gracias al testimonio y a la misericordia de Dios, y a todas las iniciativas que se ofrecen a los Gitanos, sobre todo a los jóvenes, con la oportunidad de un encuentro personal seguido con sacerdotes y religiosos/as, que los hacen participar activamente en la vida de la Iglesia. Son un ejemplo las misiones de los Salesianos en Eslovaquia, las escuelas de fe en Francia, los encuentros de oración y las peregrinaciones, con la presencia de enteras familias. Desde luego, la familia es siempre el primer lugar, y el más importante, donde nacen las vocaciones, donde se escucha la voz de Dios que llama, especialmente si se trata de un ambiente devoto, abierto a los agentes de pastoral. Limitándonos a Italia, existe un grupo de personas que, desde hace más de 30 años, se reúne todos los jueves para rezar por el don de nuevas vocaciones entre los Gitanos.

Si se considera que el nomadismo es una de las características fundamentales de su identidad cultural, puede sorprender que existan también vocaciones a la vida contemplativa, de clausura, en ese ambiente. Tenemos, en efecto, una carmelita en España y una benedictina en Italia. 

3) ¿Cuáles son los problemas específicos que deben afrontar los Gitanos consagrados en la pastoral de sus hermanos?

R. Los resumiría de la siguiente manera: marginación y situación de pobreza; precariedad en las zonas de estacionamiento, los denominados “campos nómadas”; dificultades para la escolarización de los hijos, con la consiguiente tasa elevada de analfabetismo (según la región, varía del 50% al 100%); prejuicios y estereotipos negativos que llegan a ser formas racistas; dificultad, para los Gitanos, de acceso al trabajo, a la formación profesional y a la asistencia sanitaria. A estos problemas se agregan un sentido de inferioridad, la auto-marginación, la desconfianza,  la distancia respecto a la sociedad que los rodea. Todo eso se repercute, obviamente, también en las vocaciones de los Gitanos. Así, por ejemplo, algunos sacerdotes y religiosos pueden no querer presentarse como Gitanos, por temor a ser discriminados. No son pocas las familias que consideran, sin embargo, la vocación como un don y un verdadero bien para sus hijos, pero el temor de que puedan perder su identidad étnica las puede volver contrarias a esa elección de vida.

4)  ¿Qué se proponen Uds. con este Encuentro?

R. La Iglesia, ya desde hace años, anima a los Gitanos a que sean apóstoles, protagonistas de su propia pastoral. Siguiendo esta línea, queremos sostenerlos en su vocación y estimularlos a que ocupen el lugar que les corresponde “de derecho” en la evangelización y en la promoción humana de sus hermanos de la misma etnía. Además, escucharemos sus observaciones y sus sugerencias sobre cómo ampliar, en la Iglesia, espacios de auténtica comunión y de solidaridad con los Gitanos, y sobre la manera de facilitar concretamente la justicia, el respeto recíproco y la eliminación de toda forma de discriminación y de racismo.

 

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