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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 105, December 2007

 

 

Migracion, Refugio, Desplazamiento
y Trata de Personas*

 

Consejo Episcopal Latinoamericano
Departamento de Justicia y Solidariedad
Sección de Movilidad Humana

 

Documento Final 

  1. Convocados por la Sección de Movilidad Humana del Departamento de Justicia y Solidaridad del CELAM para el Seminario de Movilidad: Migraciones, Trata de Personas y Desplazados, realizado en Quito entre los días 25 y 28 de septiembre de 2007, con la presencia de Mons. José Domingo Ulloa M. osa, Responsable de la Sección de Movilidad Humana del CELAM, Obispos, Sacerdotes, Religiosas, Laicos y Laicas, reunidos con el objetivo de dar continuidad a los procesos y líneas de los Encuentros Continentales de migración y refugio y compartir nuevas experiencias en la Pastoral de migraciones y refugiados, preocupados con la realidad de la Trata de Personas en Latinoamérica y el Caribe, iluminados por el espíritu del Documento de Aparecida, especialmente los artículos 73 y 402, comunicamos:
  2. La agenda internacional actual refleja interés por abordar la temática migratoria, como lo demuestra la decisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas de haber convocado el Dialogo de Alto Nivel sobre la Migración Internacional y el Desarrollo en el mes de septiembre del 2006. De hecho, los migrantes constituyen aun un grupo vulnerable, en particular por los numerosos problemas de racismo, xenofobia y discriminación que deben enfrentar en los países de origen, transito y destino. Persisten procesos de irregularidad y clandestinidad, de las políticas migratorias restrictivas y sus consecuencias, la criminalización del migrante, el manejo del fenómeno migratorio como tema de seguridad nacional, el tráfico ilícito de migrantes y la trata de personas, el aumento de los controles fronterizos, la detención por permanencia irregular en el país, por mal uso de visas y la deportación.
  3. La adopción del modelo económico neoliberal incrementa la pobreza e inequidad social, generando e intensificando en varias regiones y ciudades de nuestro continente aún más la emigración. Por otro lado, el fantasma del terrorismo internacional, acentúa en los propios países el endurecimiento de los controles para el ingreso de las personas que quieren o son forzadas a migrar, fenómeno que se replica en los países de transito.
  4. La continuación y agravamiento del conflicto colombiano repercute en toda la región por las consecuencias humanitarias. Hay un movimiento permanente y silencioso de personas en situación de refugio, solicitantes, refugiados y desplazados que viven en situaciones de extrema vulnerabilidad. Hay casos de confinamiento de personas refugiadas, privadas de libertad de movimiento y de acceso al trabajo. Otros quedan en un "limbo jurídico", sin lograr soluciones definitivas sobre el status de sus solicitudes de refugio. Al mismo tiempo, los Estados receptores viven sus propias crisis internas y la mayoría tienen limitados recursos para acoger a estas personas.
  5. El permanente ir y venir político y económico de los países de América Latina y el Caribe, afecta su propia estabilidad y pone en riesgo la vigencia de los derechos humanos en su integralidad.
  6. Es motivo de gran preocupación el aumento del trafíco de migrantes y la trata de personas en Latinoamérica y el Caribe. Hay menores de edad, niños y niñas, jóvenes y mujeres destinados al comercio y turismo sexual, victimas de redes internacionales que usan el Internet o las promesas engañosas de empleo fácil y rentable como estrategias de reclutamiento. Entre los efectos negativos de la acción de estas redes de traficantes humanos denunciamos el desaparecimiento de personas, la muerte de las victimas, los daños psicológicos y la desesperación de sus familiares. Sabemos que esta es una realidad muy desafiante, pero como Iglesia nos debemos enfocar desde la perspectiva de la víctima.
  7. Por otro lado, es importante señalar los significativos logros alcanzados en las varias áreas de atención a los migrantes, refugiados, desplazados y víctimas de la trata de personas. Destacamos los aportes económicos de los migrantes a través de las remesas, la creación de comités y redes nacionales e internacionales de protección de los derechos humanos de los trabajadores migratorios y sus familias y contra la Trata de Personas, la ayuda de gobiernos y de organizaciones internacionales que auxilian en la atención a las víctimas, las casas del migrante, el enriquecimiento de la cultura del país de destino.
  8. Hay avances en acuerdos con algunos gobiernos para el acceso de los migrantes a los servicios de salud, educación y trabajo. Hay acciones de amparo y protección a las víctimas de tráfico ilícito de migrantes y trata de personas. Varios países de la región ratificaron importantes acuerdos internacionales que defienden los derechos de los migrantes y refugiados y que combaten el tráfico de migrantes y la trata de personas. Se ha facilitado la regularización migratoria en algunos países de la región.
  9. Considerando esta realidad, invitamos a los Gobiernos para que fortalezcan planes de intervención a fin de responder a las emergencias de los migrantes, refugiados y victimas de la trata. Con el apoyo de la Iglesia, los gobiernos podrán avanzar más rápidamente en las decisiones sobre estos temas. Como Iglesia, queremos hacer propuestas serias, técnicamente elaboradas para que los resultados esperados sean alcanzados más rápidamente.
  10.  Es necesario promover en los medios de comunicación una lectura positiva de las migraciones. También a través del intercambio de visitas y de experiencias se puede incidir significativamente en la visión de la Iglesia, del Gobierno y de la sociedad en relación a las migraciones. Hay que potenciar en la agenda del sector académico el tema de las migraciones.
  11. Promover en las Conferencias Episcopales, Diócesis y parroquias una acción pastoral concreta de acogida y acompañamiento de los migrantes, refugiados, desplazados y victimas de la trata. Proporcionar atención humanitaria y espiritual, locales para el descanso y alimentación, espacios para charlas de capacitación e información, orientación sicológica, apoyo para trámites de documentos. Promoción de voluntarios para actuar en las áreas de la atención sicológica, medica, jurídica y visita a encarcelados. Celebración de la semana del migrante, conferencias de prensa y comunicados.
  12. Divulgar e incentivar el proceso del diseño e implantation de políticas publicas integrales que respondan al fenómeno migratorio, incluyendo la implementación de la Convención sobre los derechos de los trabajadores migratorios y sus familiares. Sensibilización permanente sobre la realidad de la trata de personas.
  13. Buscando fortalecer el trabajo en redes para potenciar la incidencia política ante los gobiernos a nivel nacional y regional, nos proponemos:
  1. Conformar grupos técnicos regionales para revisar la incidencia de los convenios, acuerdos y normas vigentes en Latinoamérica y el Caribe, relacionados con los derechos laborales, de seguridad social, de circulación y estudios de los migrantes.
  2. Identificar a los gobiernos locales y regionales más sensibles al tema de los migrantes, refugiados, desplazados y trata de personas y comenzar a trabajar con ellos de manera orgánica, transfiriéndoles nuestras propias experiencias y ayudándoles a enfocar las acciones correspondientes.
  3. Promover pronunciamientos conjuntos de las Conferencias Episcopales sobre hechos muy concretos como: las nefastas consecuencias del fracaso de la Reforma Migratoria en Estados Unidos y la ola de persecución contra los inmigrantes indocumentados, entre otros.
  4. Que cada Conferencia Episcopal de acuerdo a lo que dice el n° 412 del Documento de Aparecida continúen fortaleciendo las Comisiones Nacionales de Pastoral de Movilidad Humana y donde todavía no existe, que se delegue una persona para que integre la Comisión Regional de Pastoral de Movilidad Humana.
  5. Continuar el trabajo de sensibilización a nivel de Conferencias Episcopales, movimientos eclesiales y agentes de pastoral a fin de que asuman el espíritu de acogida y solidaridad propias del Evangelio.
  6. Promover el diálogo con organismos de la sociedad civil e interreligioso a nivel nacional para fortalecer los espacios de protección e incidir ante las instancias de gobierno con el objetivo de promover la humanización de la normativa legal en materia de derechos humanos de los migrantes.
  7. Ampliar el espacio de participación en los Encuentros de Pastoral de Movilidad Humana de modo que se pueda dedicar un día a cada fenómeno de la movilidad y dedicar el ultimo día para evaluar los procesos regionales.
  1. Buscando fortalecer el trabajo en redes para incidir ante los medios de comunicación, nos proponemos:
  1. Intercambiar todo tipo de información para ser colocados directamente en cada uno de los medios que producen las Pastorales: Boletines, programas de Radio, programas de TV, portales de Internet.
  2. Organizar en cada país, con apoyo del CELAM, las Conferencias Episcopales y otros organismos, periódicamente, Seminarios, Talleres y otros eventos de sensibilización y capacitación sobre migraciones, refugiados, desplazados y víctimas de trata dirigidos a periodistas de diferentes medios de comunicación.
 
 

* Seminario de movilidad. Quito, septiembre de 2007.

 

 

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