The Holy See
back up
Search
riga

 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 104, August 2007

 

 

Mensaje a los Participantes en el

I Congreso Nacional de Pastoral

para los Estudiantes

internacionales en Chile

(Santiago, 4 – 5 de mayo, 2007)

 

 

Deseo enviar, con todo gusto, mis más cordiales saludos con ocasión del evento que se realizará en los días 4 y 5 de mayo próximo, y una palabra especial de aprecio y agradecimiento a S.E. Mons. Edmundo Enrique Troncoso Troncoso, Presidente del INCAMI, al R. P. Algacir Munhak, C.S., Vicepresidente, y a los Participantes, por su constante y generoso compromiso de presencia pastoral y testimonio en la movilidad humana.

En esta hermosa ocasión, quisiera confirmarles la amistad y la solicitud con que este Dicasterio acompaña su servicio y su labor pastoral que ahora se extiende a los Estudiantes extranjeros. Les puedo asegurar, con mucho placer, que apoyamos la distintas iniciativas al respecto en el mundo, con gratitud hacia los que se dedican a ellas con grande celo.

Las universidades se han multiplicado gradualmente en los últimos tiempos, por eso los estudiantes universitarios, a nivel mundial, ya no constituyen una elite, sino un grupo numeroso de humanidad. Y si es posible, por una parte, afirmar que las universidades son sitios privilegiados del proceso cultural, de la investigación y también de orientación hacia un camino de progreso, que no se reduce sólo sobre las cuestiones económicas, se puede decir, por la otra, que las universidades no son solamente un lugar de un aprendizaje científico, sino de enriquecimiento humano, sólidamente coadyuvadas por el hecho de ser una ocasión de encuentro e intercambio cultural que da fuerza al crecimiento intelectual y moral. Esto es especialmente cierto por lo que se refiere a los Estudiantes Extranjeros, que salen de su propio país y encuentran coetáneos de distintas nacionalidades, con los cuales confrontarse puede ser una cosa muy positiva en el campo del saber y, sobre todo, del vivir. La internacionalidad de la comunidad, cuando se comprende y se aprecia, es un campo muy propicio para realizar un camino de formación en continuo progreso con la apertura para llegar a ser ciudadanos del mundo.

La Iglesia, por su parte, ha llevado a cabo siempre un diálogo sereno y constructivo con el mundo universitario – muchas universidades han sido fundadas por ella – y, en estos últimos tiempos, se ha empeñado todavía más, con personal y medios adecuados, en proporcionar una presencia activa y cualificada en las universidades. Esto se debe también al fuerte impulso que recibió de Juan Pablo II, quien prestó una atención particular al mundo universitario, y sigue con el Papa Benedicto XVI. La vida universitaria es un ámbito privilegiado para captar lo que es la fe, una fe capaz de inculturarse y de engendrar cultura. Por esto constituye también un lugar de auténtico testimonio del creyente, que exige motivaciones sólidas y fuertes contenidos para dar razón de la esperanza en Cristo que se halla en su corazón. Por lo demás, las universidades pueden llegar a ser un modelo de diálogo y de convivencia solidaria, en el que las diversidades no se viven como posible competencia, sino que se valorizan en sus características específicas, con miras a una sociedad más libre y pacífica.

De la movilidad de los Estudiantes Extranjeros (Internacionales) se desprende un compromiso que la pastoral universitaria general tiene que afrontar con esmero y atención. Dicha realidad requiere, de hecho, una serie de iniciativas específicas (también Capellanes para los Estudiantes Extranjeros) en el ámbito de la acogida y de la orientación, para lograr una integración positiva en la universidad y un acompañamiento durante los estudios caracterizado por el vínculo con las comunidades cristianas y los grupos juveniles locales.

En todo caso, la acogida a los Estudiantes Extranjeros constituye, para todos, un desafío pastoral que implica que se les reserve un espacio particular, especialmente a aquellos que tienen necesidad de una solicitud específica, adecuada a su propia situación. Por consiguiente, nuestra acción pastoral en dicho sector debe ser concreta y efectiva, “creando nuevas ocasiones de comunicación e intercambios culturales, lo cual exige a la Iglesia la acogida, el diálogo, la ayuda y, en una palabra, la fraternidad” (Juan Pablo II, Redemptoris missio, 37b). Una actitud pastoral de acogida que facilite con buen éxito la permanencia temporal en los centros estudiantiles, en espera del regreso a los países de origen.

El II Congreso Mundial de Pastoral para los Estudiantes Extranjeros trató el tema de Los Estudiantes extranjeros y la Instrucción “Erga migrantes caritas Christi” con el intento de abrir la pastoral universitaria tradicional a la característica migratoria, con una atención y un empeño particulares y, al mismo tiempo, desarrollar la pastoral ya existente con una solicitud específica hacia esos estudiantes.

Es importante considerar, en la mencionada Instrucción, por los menos los nn. 39-43, que hacen hincapié en la “acogida y la solidaridad”, y los nn. 51 y 87 sobre “la necesidad de una pastoral específica para los estudiantes extranjeros”, cuyas necesidades estamos llamados por Dios a atender, dando una respuesta pastoral adecuada – como decíamos – a la situación especial en que ellos viven.

Recuerdo que el Documento Final[1] del II Congreso ofrece una serie de propuestas y recomendaciones sobre el tema de la acogida y la solidaridad, así como de la asistencia pastoral a los Estudiantes Extranjeros.

Para terminar, quisiera hacerme eco de las palabra de Juan Pablo II en su Mensaje a los participantes en el I Congreso Internacional sobre la Pastoral de los Estudiantes Extranjeros, en 1996, con las que describió su presencia como “un positivo factor de enriquecimiento humano y cultural”[2]. En 2005, también Su Santidad Benedicto XVI se dirigió a los participantes en el II Congreso Mundial de esta pastoral, afirmando que su presencia “constituye un fenómeno en aumento y representa para la Iglesia un importante campo de acción pastoral. En efecto, los jóvenes que dejan su propio país por motivos de estudio se ven expuestos a no pocos problemas y sobre todo al peligro de una crisis de identidad”[3].

Deseo, pues, que las reflexiones de todos ustedes y los debates, que se desarrollarán en un clima espiritual de diálogo, comunión y amistad, den frutos abundantes y duraderos.

Que Jesús, Maestro y Señor, los colme de bendiciones con mis mejores votos porque tengan un buen trabajo.   

Renato Raffaele Cardinal Martino

Presidente

 

 

X Arzobispo Agostino Marchetto

Secretario

 


 

[1] Documento final del II Congreso Mundial de Pastoral para los Estudiantes Extranjeros: www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/migrants/documents_l/rc_pc_migrants_doc_13161205_IIcong-mond-stud-finaldoc_it.html

[2]  Juan Pablo II, Mensaje con ocasión del I Congreso Internacional sobre la pastoral de los Estudiantes    extranjeros, n. 4: L’Osservatore Romano, 22 de septiembre, 1996, 8.

[3]www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2005/december/documents/hf_ben_xvi_spe_20051215_saluto-universitari_sp.html

 

top