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 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 110 (Suppl.), August 2009

 

 

DOCUMENTO FINAL 

I. El Evento

Durante los días 1 - 4 de septiembre de 2008, en el Bildungszentrum Kardinal-Döpfner-Haus, en Freising, Alemania, se ha celebrado el VI Congreso Mundial de la Pastoral para los Gitanos, promovido por el Pontificio Consejo  para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, en colaboración con la Conferencia Episcopal Alemana. Los 150 delegados (Arzobispos, Obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos/as, agentes de pastoral laicos y representantes de los gitanos), procedentes de 26 países europeos, de América Latina y de Asia, han analizado el tema: “Los jóvenes gitanos en la Iglesia y en la sociedad”.

Con ello, el Congreso ha pretendido resaltar el papel que la joven generación gitana puede desempeñar en favor de la promoción humana y cristiana de su pueblo. Durante los cuatro días de estudio, los participantes han valorado las necesidades espirituales y materiales de los jóvenes gitanos, con el propósito también de denunciar las situaciones desfavorables que objetivamente pesan sobre ellos, para favorecer una auténtica integración y su mayor participación en los proyectos y en las decisiones y actividades que les conciernen. Además, se ha pretendido descubrir los métodos más adecuados para favorecer su formación humana, profesional y religiosa.

La inauguración del congreso, el lunes 1 de septiembre, estuvo precedida por una rueda de prensa para presentar el tema del congreso, a cargo del Arzobispo Agostino Marchetto, Secretario del Pontificio Consejo , y del Obispo Norbert Trelle, Promotor Episcopal de la Pastoral para los Gitanos en Alemania.

La sesión de apertura, durante la que se presentaron los calurosos saludos y mejores deseos de las Autoridades eclesiásticas y civiles, estuvo presidida por Mons. Norbert Trelle. El Arzobispo Marchetto leyó en precedencia el Mensaje-Telegrama, enviado para la ocasión por el Santo Padre, en el que el Pontífice deseaba que el encuentro “suscite un renovado compromiso que apoye la integración de los jóvenes gitanos en la Iglesia y en la sociedad”. Posteriormente, S.E. Mons. Jean-Claude Périsset, Representante Pontificio en Alemania, tomó la palabra y recordó a los congresistas, en primer lugar, que el trabajo que se disponen a llevar a cabo tiene que basarse en el reconocimiento de la dignidad del hombre. Asimismo, les recordó el lugar preeminente de Cristo en la vida de todo creyente y en el pastoral de la Iglesia.

Las palabras de bienvenida dirigidas a los congresistas por el Arzobispo Robert Zollitsch, Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, quien no pudo intervenir personalmente, fueron leídas por el Obispo Norbert Trelle. A continuación, llegó el saludo del Dr. Wolfgang Schäuble, MdB, Ministro del Interior de la República Federal de Alemania, leído por su representante. Sucesivamente, dirigió su saludo a los participantes el Sr. Bernd Sibler, Secretario de Estado del Ministerio de Instrucción Pública y de Cultos de Baviera. El Sr. Dieter Thalhammer, Alcalde de Freising, deseó, en fin, que la particularidad del lugar elegido como sede del Congreso pudiese contribuir al éxito de sus trabajos.

Sucesivamente, Mons. Marchetto leyó las palabras de bienvenida de S. Em. el Cardenal Renato Raffaele Martino, Presidente del Dicasterio Pontificio responsable del cuidado pastoral de los gitanos. Después de un sincero agradecimiento a las Autoridades y a los congresistas por su numerosa presencia, el Purpurado se ha dirigido a los jóvenes dándoles un mensaje de ánimo, recordándoles que son una riqueza para la Iglesia y para la sociedad. Al mismo tiempo, señaló que debido a las precarias condiciones de vida y a las escasas oportunidades de instrucción y de trabajo, experimentan sentimientos de desarraigo y desigualdad, pérdida de confianza en sí mismos, en el núcleo familiar, en las instituciones políticas, jurídicas y educativas, tanto sociales como eclesiales. Por tanto, continuó el Cardenal, la Iglesia llama a todos los hombres, sobre todo a los cristianos, a asumir sus responsabilidades, sea al servicio de la sociedad, sea en el compromiso político, para garantizar el respeto a la dignidad y a los derechos de cada ser humano, con el amor, en la paz, en la justicia y en la solidaridad. Por lo que concierne a los Estados, el Cardenal afirmó que están llamados a prestar la asistencia necesaria a los entes educativos y de agregación gitana, a las diferentes familias (clanes), a las escuelas y a las asociaciones, en las que, bajo el respeto de las normas y de las reglas de convivencia civil, se desarrolla una personalidad equilibrada y responsable, y nacen sujetos idóneos para una plena participación en la vida comunitaria. Por último, el Cardenal Martino ha recordado que en los anteriores Congresos se percibió la exigencia de un servicio central de la Iglesia, capaz de promover la cooperación y el diálogo con los organismos internacionales y nacionales, y con las varias denominaciones cristianas, para eliminar toda forma de discriminación y de violencia contra los gitanos.

Una vez finalizada la lectura del saludo del Emmo. Presidente, que no pudo intervenir personalmente, el Arzobispo Agostino Marchetto pronunció su discurso de apertura sobre “Los jóvenes gitanos, un recurso para la comunidad civil y la Iglesia”. Antes de entrar en el núcleo del argumento, el Arzobispo explicó brevemente el por qué se emplea el término “Gitanos” que, en el contexto mundial, resulta más apropiado que el vocablo “Rom-Sinti”, utilizado generalmente al menos en una parte de Europa para describir a dichas poblaciones. Después de un breve prólogo sobre el Magisterio de la Iglesia acerca de los jóvenes, el Arzobispo presentó cinco elementos portantes de su discurso: la trayectoria formativa, los desafíos a los que se enfrentan hoy día los jóvenes gitanos, los factores/las normas para una efectiva inclusión social, las medidas adoptadas por las organizaciones e instituciones en favor de los gitanos y, por último, la relación entre la Iglesia y los jóvenes gitanos. Mons. Marchetto ha evidenciado, con particular insistencia, las dificultades que ellos deben afrontar en el ámbito de la instrucción y del trabajo, debido, a menudo, a la falta de normas o regulaciones antidiscriminatorias. Posteriormente, ha denunciado las discriminaciones en cuestiones de hábitat y de acceso a la asistencia médica, discriminaciones que lamentablemente aún hoy día afligen a los gitanos. Entre los desafíos que las jóvenes generaciones deben afrontar, el Arzobispo señaló también la falta de objetividad por parte de los medios de comunicación, a quienes hizo un llamamiento a sensibilizar a la opinión pública para combatir aquellos prejuicios y estereotipos negativos que están arraigados en la sociedad. Tratando la relación “Iglesia-jóvenes gitanos”, Mons. Marchetto indicó una serie de iniciativas, ya en acto, y lanzó propuestas para favorecer una mayor inserción de los jóvenes en la vida de la Iglesia y de la sociedad. En conclusión recordó a los congresistas el deber de asistir pastoralmente a la nueva generación de cristianos entre los gitanos.

Al finalizar la sesión de abertura, los 14 Arzobispos y Obispos, los más de 70 sacerdotes y numerosos participantes en el Congreso, realizaron una procesión hasta la Catedral de Freising, en donde tuvo lugar la solemne Concelebración Eucarística, presidida por S.E. Mons. Reinhardt Marx, Arzobispo de München-Freising.

El primer día concluyó con un ‘velada de amistad’, un momento de auténtica comunión cultural y social, en un clima de fraternidad y de gran cordialidad.

Las sesiones de trabajo del martes 2 y miércoles 3 de septiembre estuvieron articuladas en torno a dos momentos principales. Las horas antemeridianas estuvieron dedicadas a las ponencias de los relatores, con el subsiguiente debate en la asamblea, mientras que por la tarde se celebraron dos mesas redondas, una de los Directores nacionales y otra de los jóvenes gitanos, coordinadas respectivamente por dos expertos en temáticas juveniles: S.E. Mons. Josef Clemens, Secretario del Consejo Pontificio para los Laicos, y S.E. Mons. Domenico Sigalini, Consiliario General de la Acción Católica Italiana.

Durante la mañana del 2 de septiembre se ilustró la realidad religiosa y la situación sociopolítica de los jóvenes gitanos. El Rvdo. Don Denis Membrey, Director Nacional de la Pastoral para los Gitanos en Francia, afrontando “La realidad religiosa de los jóvenes gitanos y los desafíos de la Iglesia”, evidenció que la juventud gitana es una realidad de múltiples aspectos. Asimismo, son numerosas las preguntas que los jóvenes plantean a los agentes de pastoral sobre la fe, la religión y la Iglesia, y se percibe en ellos – aseguró el P. Membrey – el deseo y la sed de fe. La respuesta pastoral requiere, por tanto, un conocimiento del entorno gitano en su conjunto, de su historia, de las diferentes características culturales y de su mentalidad. El relator invitó, por consiguiente, a los congresistas a reflexionar sobre la necesidad y sobre las formas de construir juntos una Iglesia-comunión.

Doña Eva Rizzin, una joven sinti y miembro de la Federazione Rom e Sinti Insieme y del Centro di ricerca azione contro la discriminazione dei Rom e Sinti - OsservAzione, ha descrito la “Situación sociopolítica de la juventud Rom y Sinti, con particular atención a Europa, y perspectivas de futuro”. La relatora inició su intervención denunciando los actos de violencia, instigación al odio racial y otras formas de abuso contra los rom y sinti. Por otra parte, haciéndose portavoz de la mayoría de los jóvenes gitanos, sostuvo con firmeza que la concienciación, la formación escolar y la voluntad de participación en la política forman ya parte de su vivencia. Sin embargo, según la Sra. Rizzin, la formación de activistas/mediadores entre los rom y sinti se convierte en algo necesario. La relatora se refirió, además, a la instrucción como a un elemento importante para los jóvenes, y a la escolarización como a un instrumento para llevar a cabo su auto-representación y una mayor emancipación. Asimismo, llamó la atención sobre el reconocimiento del estatus de minoría de la población gitana, al mismo tiempo que, al hablar de las estrategias en favor de sus poblaciones, declaró que éstas deberían ser integradas, participadas y culturales.

Por la tarde se celebró la mesa redonda de los Directores Nacionales, moderada por S.E. Mons. Josef Clemens, Secretario del Consejo Pontificio para los Laicos. Seis Directores Nacionales, en representación de tres continentes, intervinieron sobre el tema “Evangelización y promoción humana de los jóvenes gitanos ante los desafíos del pluralismo religioso, cultural y ético”. El Don Wallace do Carmo Zanon ilustró, por parte de América Latina, la situación de Brasil, mientras que Jaya Peter presentó la realidad de la India, en el contexto asiático. Los otros cuatro Directores Nacionales, la Rvda. Hna. Karolina Miljak (Croacia) y los Rvdos. Don Jozef Lančarič, SDB (Alemania), Don Federico Schiavon, SDB (Italia), y P. Francisco Sales Diniz, OFM (Portugal), han conferenciado sobre los problemas y las perspectivas inherentes al tema, en  lo que concierne a Europa, desde el punto de vista de sus países.

Por la noche, los congresistas fueron recibidos por el Vicealcalde de Freising, en el histórico Asamtheater. En el sugestivo marco del “Asam-Saal”, el Dr. Rudolf Schwaiger introdujo brevemente a los participantes en la historia de la ciudad, que posee el título de “Corazón de la vieja Baviera”, además de en sus riquezas culturales, sociales y espirituales.

La mañana del 3 de septiembre, el Sr. Nicolae Gheorghe, actual Consejero de la OSCE-ODIHR en relación a los rom y sinti, y la Rvda. Hna. Mª Belén Carreras Maya, misionera española, hablaron sobre las “Oportunidades de agregación gitana en sus aspectos educativos, profesionales y políticos, analizando también el tema de la colaboración entre instituciones eclesiales y civiles”. El Sr. Gheorghe ilustró dichas oportunidades desde el punto de vista político, mientras que la Hna. Carreras Maya señaló que el valor de la instrucción y la necesidad de una cualificación profesional son condicionas indispensables para alcanzar una calidad de vida digna. La Hermana describió, a continuación, a la Iglesia como una experta en humanidad y valiente defensora de la dignidad de la persona humana, capaz por tanto de un diálogo, abierto y constructivo con los gitanos, realizado necesariamente a través del mismo lenguaje.

La tarde transcurrió centrada sobre los jóvenes gitanos, a quien se dedicó la Mesa Redonda, moderada por S.E. Mons. Domenico Sigalini, Obispo de Palestrina y Consiliario General de la Acción Católica Italiana. Han conferenciado sobre el Protagonismo juvenil: motivaciones y finalidad, expectativas y necesidades Ange Garcy (Francia), Gyözö Balogh (Hungría), Savic Branislav (Italia), Remo Allgäuer (Alemania) y Mădălina Burtea (Rumanía). De sus testimonios, particularmente conmovedores, en cuanto desvelan dolores y experiencias del pasado, certezas del presente y esperanzas futuras, han surgido numerosas preguntas y esperanzas con respecto a la Iglesia y la sociedad. Entre otras cosas, ha emergido el “sueño de un mundo sin barreras entre las personas, sin discriminaciones entre las razas”, el auspicio de “poder entrar en la Iglesia por la puerta grande”, de “tener las mismas oportunidades de instrucción y de trabajo que los payos”, y que ya no se les considere “diferentes”. Además, las esperanzas de los jóvenes se basan en la posibilidad de conseguir una formación adecuada, en un cambio de percepción de los gitanos por parte de las comunidades mayoritarias, en el deseo que sienten los jóvenes gitanos mismos de saber que se ha superado la desconfianza y el miedo en las relaciones con los payos. Por lo que concierne a la Iglesia, los jóvenes optan por una mayor conciencia religiosa que permita, a nivel asociativo, la defensa de sus derechos y la participación activa en la vida eclesial.

Los trabajos del Congreso fueron sostenidos por la oración y, de manera particular, por la Santa Misa concelebrada cada día en la Capilla del Bildungszentrum, a primera hora de la mañana. El celebrante principal del martes 2 de septiembre fue el Arzobispo Agostino Marchetto, mientras que al día siguiente la Concelebración eucarística estuvo presidida por S.E. Mons. José Edson Santana Oliveira, Promotor Episcopal de Brasil. El jueves 4 de septiembre la Santa Misa estuvo presidida por S.E. Mons. Leo Cornelio, Arzobispo de Bhopal y Presidente de Care of Nomads in India (PACNI). Cada Prelado predicó también homilía. 

El Congreso brindó a los participantes la posibilidad de discutir ampliamente sobre la problemática de los jóvenes gitanos, en sus diferentes aspectos, con ocasión de los grupos de estudio, de los debates y de las discusiones, cuyos resultados se han recogido en una serie de conclusiones y recomendaciones. El jueves 4 de septiembre, día de clausura del Congreso, estuvo dedicado a su lectura y aprobación general. Las presentamos a continuación. 

II. Conclusiones

Una evidencia: el futuro es de los jóvenes. Cualesquiera que sean, gitanos o payos, es necesario valorarlos dignamente y brindarles la ocasión de convertirse en un recurso para la Iglesia y para la sociedad. Los jóvenes gitanos, incluso en plena transformación, siguen siendo portadores de valores que debemos descubrir para enriquecernos. 

La Iglesia

1.         Al hablar de los jóvenes gitanos se recurre fácilmente a generalizaciones que en realidad son injustas. Por una parte, la imagen que nos hacemos de ellos depende a menudo de nuestras propias representaciones; raramente se considera a los jóvenes por sí mismos, en su originalidad y riqueza. Por otra parte, las realidades son muy diferentes: algunos son nómadas y otros son sedentarios, los grados de marginación son desiguales, los grupos sociológicos y culturales son muy heterogéneos, así como las situaciones familiares (algunos jóvenes están ya casados y tienen hijos).

Los jóvenes se enfrentan a un doble conflicto:

-          conflicto generacional, determinado por las costumbres (por ejemplo, disminución del período de la adolescencia debido a las bodas precoces);

-          conflicto cultural, acentuado por la modernidad.

 

Como los jóvenes payos, los jóvenes gitanos están sometidos a las tentaciones de la sociedad, ante las que son vulnerables y están muy poco preparados.

 

2.         Bajo esta óptica, cabe resaltar “dos reglas de oro”, sugeridas por los jóvenes mismos:

-          saber escuchar: tomarse el tiempo necesario para comprenderles, al fin de conocerles mejor;

-          actuar “para ellos, pero sobre todo con ellos”.

 

3.         Dios tiene para cada uno de los jóvenes gitanos, como también para los jóvenes payos, un proyecto que hay que descubrir y al que hay que responder, a pesar de las situaciones de precariedad y de eventual marginación.

Los jóvenes representan “la esperanza de la Iglesia”, esperanza del mundo. Son “profetas de esperanza”, “artesanos de una renovación”. Actuar “para ellos, pero sobre todo con ellos” significa para la Iglesia animarlos a realizar programas-piloto, iniciativas y proyectos destinados a reforzar su participación en la evangelización y en la promoción humana de sus hermanos y hermanas.

4.         La secularización, independientemente del juicio que se tenga de ella, es una realidad vigente para muchos países. La actual movilidad transnacional de los gitanos proporciona la posibilidad de nuevos encuentros entre jóvenes de religiones y de culturas diferentes. Además, las conductas familiares están cambiando. Estas circunstancias plantean a los jóvenes nuevos interrogantes, nuevos desafíos que sus padres no han conocido. Dios era una evidencia para ellos, pero ya no lo es siempre para los jóvenes. Así pues, se presenta como una necesidad imperiosa un acompañamiento, una pastoral en directo contacto con la realidad, la actualidad, la diversidad.

5.         La pastoral específica para los gitanos, que debe ser considerada como normalidad y no como algo episódico en la Iglesia, asume la formación de agentes de pastoral, gitanos y payos. Deberán aprovechar las posibilidades ya previstas por la adaptación de la Liturgia a la cultura gitana: ¡no es necesario estandarizar aquello que está vivo! La Iglesia, por otra parte, debe reflexionar para que las estructuras pastorales puedan evolucionar al fin de convertirlas en más cercanas y personales.

6.         Asimismo, las comunidades parroquiales deben sentir gran preocupación por la situación local de los gitanos y tener la audacia evangélica y profética de una acogida fraternal de los jóvenes gitanos como hijos de Dios. Estos encuentros deben eliminar los obstáculos, los prejuicios, las actitudes racistas y deben consentir a los gitanos y a los payos, al reconocerse como hermanos y hermanas, convertirse juntos en artesanos de paz y de reconciliación, en el encuentro de las culturas, y conjurar así los comportamientos inadecuados que generan violencia. 

La Sociedad

7.         La cuestión gitana está cada vez más institucionalizada, especialmente a nivel de las instancias europeas. Esta institucionalización aborda también los problemas de la enseñanza y del trabajo; concierne también a los jóvenes. Por tanto, tiene la ventaja que conlleva una mayor concienciación y responsabilización de los Estados, y suscita el desarrollo de proyectos globales. Pero, al mismo tiempo, conlleva el riesgo de convertirse en algo puramente administrativo, ignorando el calor de las relaciones humanas, de provocar decisiones inadecuadas para situaciones concretas, de estar predispuesto a asimilar a los gitanos sin tener en cuenta su especificidad.

8.         Es necesario poner en marcha un proceso de inclusión en la sociedad para que los jóvenes puedan jugar un papel en el que tomen decisiones y adquieran responsabilidades, al alcanzar un buen nivel educativo y al comprometerse en actividades políticas y sociales, en corresponsabilidad y solidaridad activa.

9.         Los jóvenes gitanos pasan directamente de la tradición familiar a un mundo dominado por la tecnología. Tampoco ellos están protegidos de ciertas desviaciones de fenómenos sociales como la droga, el alcohol, etc.

10.       Asimismo, los gitanos, y cabe incluir también a los jóvenes, son hoy día víctimas de prejuicios y de estereotipos negativos; pertenecen al grupo social que cuenta con menos oportunidades, que debe hacer frente a los problemas de discriminación y de desigualdad en el sistema educativo, laboral, del hábitat y sanitario. Según recientes estudios, en Europa constituyen el grupo «menos deseado como vecino». Padecen una segregación, especialmente territorial. De vez en cuando, la discriminación, la xenofobia y el racismo desembocan incluso en actos de violencia que afectan en particular a los más débiles, los niños, los jóvenes y las mujeres, repercutiendo sobre las estructuras sociales.  

III. RECOMENDACIONES

1.         La situación de los jóvenes gitanos es diferente según los países en los que viven; es por tanto necesaria una cierta flexibilidad para enfrentarse a dicha situación y así favorecer un desarrollo de auténtica integración. En este proceso es oportuno tener en cuenta determinados principios.

2.         Ante todo, la responsabilidad de cada uno es decisiva para la integración de los jóvenes gitanos, según las normas y reglamentaciones antidiscriminatorias, con el fin de garantizar una igualdad de oportunidades. Los Gobiernos deberían garantizar los derechos de plena participación en la sociedad, facilitar a los extranjeros y a los apátridas el acceso a la nacionalidad, y crear ocasiones de aprendizaje y dominio de la lengua nacional. Es necesario contemplar la cuestión de un estatus claro de las minorías.

3.         Por otro lado, es necesario garantizar a los jóvenes un apoyo, recursos y oportunidades que les consientan una vida independiente y autónoma, y contar con la posibilidad de una plena participación social y política. La falta de acceso a los servicios de base, como la protección social, la asistencia sanitaria, un entorno de vida sano y seguro, es un factor que puede privar a los jóvenes de su necesaria autonomía, e incluso de una responsabilidad efectiva.

4.         La instrucción es el proceso fundamental para la realización del potencial personal, y es necesaria para la integración en la sociedad. Es por ello, por lo que es necesario prohibir la incorporación de los gitanos a «escuelas especiales» que generan humillaciones, mientras que es necesario animar determinados proyectos en su favor. Es oportuno conceder especial importancia a las intervenciones de carácter propedéutico.

La instrucción es una condición para la participación en la vida política, social y económica, en una posición de igualdad con respecto a los demás. Debe, asimismo, animar a la reflexión justamente crítica y a la responsabilidad que, a su vez, son necesarias para edificar una sociedad cada vez más humana, basada en los principios de justicia, de igualdad y de fraternidad.

5.         El trabajo es una de las claves para la plena integración en la sociedad; por consiguiente, es importante garantizar a los jóvenes la posibilidad de trabajar decentemente. La formación para el trabajo es una de las principales preocupaciones, en la medida en que los jóvenes deben superar las barreras, generadas también por las debilidades del sistema educativo, que obstaculizan su acceso al mundo laboral. 

6.         El acceso a los diferentes derechos fundamentales (alojamiento decente, trabajo, enseñanza, asistencia médica) puede favorecerse gracias a la formación y a la labor de mediadores socioculturales gitanos.

7.         Los medios de comunicación poseen una gran responsabilidad a la hora de informar a la opinión pública, sin apropiarse de los estereotipos y de las generalizaciones que se vierten sobre los gitanos. Deben desempeñar un papel de sensibilización y de formación para contrastar los estereotipos y combatir los prejuicios hacia los gitanos. Además, es preciso invertir en la formación de jóvenes periodistas de etnia gitana, al fin de favorecer la libertad de expresión. Por tanto, se recomienda la organización de encuentros y de mesas redondas entre representantes de los medios de comunicación y los gitanos.

8.         Por lo que concierne a las mujeres, debemos condenar las esterilizaciones forzadas y aquellas campañas que tienden a desestabilizar el concepto de la familia entre los gitanos. Hay que garantizar la educación de las mujeres a los derechos fundamentales, lo mismo que el diálogo intercultural, la participación de los jóvenes en la ciudadanía democrática, la cohesión social y el desarrollo de políticas juveniles. 

9.         La Iglesia tiene muchas cosas que decir a los jóvenes, y los jóvenes, a su vez, tienen también muchas cosas que decir a la Iglesia. Este diálogo recíproco, que se debe llevar con gran cordialidad, en la claridad, con coraje, favorecerá el encuentro de las generaciones y los intercambios, será una fuente de riqueza y de juventud para la Iglesia y para la sociedad civil.

10.       Debido a la mentalidad de los jóvenes gitanos, la acción pastoral será más incisiva si se desarrolla en el marco de grupos restringidos. Es más fácil personalizar y compartir experiencias de fe y de encuentros personales con el Señor. En tales grupos, los jóvenes gitanos se encuentran entre ellos y con su cultura. Sin embargo, no hay que olvidar la importancia y el valor particular que poseen las peregrinaciones, como ocasiones de encuentro para los diferentes grupos.

11.         En esta pastoral específica, los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades que el Espíritu Santo suscita en la Iglesia, podrían jugar un importante papel. Con el sentimiento profundo de la dimensión comunitaria, con la abertura, la disponibilidad y la cordialidad, ellos mismos pueden constituir un lugar concreto en el que expresar la religiosidad “emotiva” de los jóvenes gitanos.

Del mismo modo, sería útil que las congregaciones religiosas, las asociaciones católicas y las comunidades eclesiales de base se comprometiesen en la pastoral específica de los jóvenes gitanos.

12.         Excluidos, confinados en los márgenes de la humanidad, humillados en su dignidad, los gitanos necesitan una Iglesia viva, una Iglesia-comunión (cf. Orientaciones para una Pastoral de los Gitanos, nn. 96-98), capaz de formar y de ayudar a superar las dificultades que la gran política no logra vencer. Sin embargo, el hecho de presentarse con amor y con el deseo de proclamar la Buena Noticia no es suficiente para crear una relación de confianza entre los gitanos y los payos, debido al peso de la historia y a todos los agravios que han padecido. La población gitana, por tanto, sospecha de las iniciativas de todos aquellos que intentan penetrar en su mundo. Es posible superar esta actitud inicial solamente a partir de gestos concretos de solidaridad, también a través de una vida en común y de la realización de proyectos hechos a medida humana, que favorezcan una participación y una adhesión de los jóvenes gitanos.

13.       La Iglesia, tal y como Cristo la quiso, con su opción preferente por los pobres, debe saber ofrecer a los jóvenes la Palabra de Verdad y de Vida sobre la que construir su fe. «Es importante, sobre todo para los jóvenes, – leemos en el n. 65 de las Orientaciones – la pastoral de la confirmación, sacramento prácticamente desconocido por las comunidades gitanas. La preparación a este sacramento permite, según el modelo catecumenal, suplir las carencias anteriores de la iniciación cristiana, educando a los gitanos a una libre y consciente adhesión a la Iglesia». «La confirmación, al introducir al bautizado en la plena participación en la vida del Espíritu, en la experiencia de Dios y en el testimonio de la fe, le descubre, al mismo tiempo, el significado de su pertenencia eclesial y de su responsabilidad misionera. Es oportuno asimismo poner de relieve el otro “sujeto” del sacramento, a saber la comunidad. Esta se ha de incluir en la catequesis de modo intergeneracional, para que, con ocasión de la celebración de “sus confirmados”, pueda vivir ella misma la gracia de un nuevo Pentecostés, al ser confirmada por el soplo del Espíritu Santo en su vocación cristiana y en su misión evangelizadora».

14.         «La Palabra de Dios anunciada a los gitanos en los distintos ámbitos de la acción pastoral será acogida más fácilmente por ellos si es proclamada por alguien que se ha demostrado, en realidad, solidario con ellos a través de los acontecimientos de la vida. En el campo concreto de la catequesis será importante, además, incluir siempre un diálogo mediante el cual los gitanos puedan expresar su propia manera de percibir y de vivir su relación con Dios» (Orientaciones, n. 60). Para los jóvenes son muy importantes, en particular, algunas personas significativas, es decir, aquellas que, una vez ganada su confianza, les sirven de modelo.

15. Los jóvenes poseen todas las cualidades necesarias para enfrentarse, en primera línea, a los desafíos que una nueva evangelización – vinculada a la promoción humana – presenta al mundo gitano. Los jóvenes son capaces de innovación y consiguen, muy a menudo, asociar nuevas soluciones a esquemas tradicionales, aprovechando y gozando de la experiencia y de la sabiduría de su cultura que, aunque no “está escrita en ningún libro”, no es por ello menos elocuente. ¡Aprovechemos, pues, sus virtudes!

16.         Habría que intentar crear un mayor número de centros, especialmente eclesiales, que propongan posibilidades de ocio, de estudio y de preparación profesional. Otra sugerencia concierne la promoción de actividades de intercambio cultural entre los jóvenes gitanos, para que puedan descubrir los valores de su medio. A tal fin, sería importante favorecer breves visitas de estudio (si es posible) y encuentros de jóvenes procedentes de diferentes regiones y países, para estimularles a adquirir una mayor conciencia sobre otras culturas y a considerar, a partir de una nueva perspectiva, cuestiones comunes (historia, informaciones, percepción de identidad, etc.…). Sería importante estimular «acciones jóvenes»: encuentros con ocasión de las peregrinaciones, escuelas de fe para los jóvenes, así como su integración en proyectos de mayor alcance de solidaridad humanitaria.

17.         Sería importante, asimismo, poder proponer actividades (voluntariado, asociaciones, grupos deportivos y de prevención) para «arrancar» a los jóvenes de la inercia, de la falta de interés, de la droga, del alcohol… Es muy importante identificar y formar a los responsables (líderes) en sus comunidades.

18.         Por último, sería útil pedir a las organizaciones humanitarias y a Cáritas, la erogación de microcréditos, para controlarlos más tarde, destinados a aquellas familias y comunidades que manifiestan mayores capacidades a la hora de emplearlos en favor de su etnia. 

Palabra de un joven Gitano: 

 

DEBEMOS COMBATIR EL RACISMO

NO CON LAS ARMAS,

SINO CON EL AMOR, EL TRABAJO, LA HUMILDAD,

DEMOSTRANDO QUE MÁS ALLÁ DE NUESTROS DEFECTOS,

NOSOTROS TAMBIÉN POSEEMOS VALORES.

 

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