The Holy See
back up
Search
riga

 Pontifical Council for the Pastoral Care of Migrants and Itinerant People

People on the Move

N° 110, August 2009

 

 

COMUNICADO DEL Encuentro de Obispos CatÓlicos Responsables de la Pastoral de Migrantes en CanadÁ, Estados Unidos, MÉxico y AmÉrica Central* 

 

Nosotros, Obispos de América Central, México, Canadá y los Estados Unidos, llamados a ser Pastores como Nuestro Señor Jesucristo, nos hemos reunido en la frontera México-Guatemala, en la ciudad de Tecún Umán, Diócesis de San Marcos, con sacerdotes, hermanas religiosas, laicas y laicos comprometidos en la Pastoral de Migrantes, para compartir nuestras preocupaciones sobre el fenómeno de las migraciones y buscar de modo conjunto como contribuir a lograr políticas migratorias que respeten la dignidad humana y protejan la vida de las y los migrantes.

Esta reunión es continuación de otros Encuentros realizados en Estados Unidos y México en años anteriores. En nuestros diálogos hemos enfocado nuestra atención en los miles y miles de migrantes que buscan un mejor futuro para sus familias debido a la pobreza en sus lugares de origen, aunque hemos también utilizado el término migrantes en un sentido más amplio que incluye refugiados, desplazados y trabajadores temporales.

A lo largo de nuestro encuentro, nos ha fortalecido la contemplación de Jesús en la parábola del Buen Samaritano, quien nos urge a demostrar el amor a Dios de un modo coherente y radical amando al prójimo que sufre.

Estamos ahora en un momento privilegiado en la historia de la migración en el hemisferio. El nuevo gobierno de los Estados Unidos ha anunciado su intención de hacer una reforma migratoria y trabajar con los países de México y América Central para enfrentar las desigualdades económicas que produce la migración.

La crisis económica global ha golpeado a todas las naciones y no puede ser excluida al momento de encontrar solución a los problemas de la migración. Por ello, hemos examinado los alcances e implicaciones de una economía global y su impacto en los flujos migratorios.

No hay tiempo que perder. Los migrantes cada día se enfrentan a un viaje muy peligroso y sufren vejaciones, asaltos de parte de traficantes y tratantes de personas, y de los cárteles de la droga. Mientras ellos buscan trabajo para sostener a sus familias, sufren abusos y en muchos casos hasta la muerte.

Hemos considerado que se debe prestar gran atención a los grupos del crimen organizado que en muchos casos operan impunemente a lo largo de nuestras fronteras y dentro de nuestros propios países, particularmente a los que se involucran en el tráfico de drogas. Estos cárteles no solamente amenazan a los migrantes, sino que su violencia domina en ciudades y comunidades. Las redes de trata de personas constituyen un horrible crimen que debe ser eliminado y que golpea cruelmente a mujeres, hombres y niños.

Las violaciones a los Derechos Humanos de las y los migrantes han crecido notablemente, focalizándose en lugares específicos, sin que hasta ahora las autoridades locales hayan hecho algo para evitarlo.

Nos ha preocupado gravemente el impacto de la migración en la unidad familiar. Muchas familias sufren de la desintegración y en la gran mayoría de los casos, son los niños quienes reciben el impacto de esta desintegración cuando los dejan solos o se ven forzados a trabajar para sostener a la familia que ha perdido al padre o a la madre. Hemos verificado la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran muchos niños migrantes no acompañados.

Hemos constatado que en nuestros países la sensibilidad de la opinión pública sobre el fenómeno de la migración es muy débil y que no hay una conciencia clara sobre el problema de trata de personas. Es más: en muchísimos casos los migrantes vienen considerados criminales y delincuentes.

Reconocemos que toda persona de acuerdo a los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, tiene el derecho de residir en su propia patria y de migrar cuando sus propios países no les ofrecen las oportunidades de bienestar integral y aunque es verdad que cada país tiene el derecho de reforzar sus fronteras para favorecer la seguridad interna, también es cierto que nosotros somos una Iglesia sin fronteras y que existe un bien común universal que implica una obligación moral para que los países protejan la dignidad de los seres humanos y regulen las migraciones de acuerdo a principios éticos y no solamente económicos o legales.

Nos da mucha tristeza cuando constatamos que dentro de nuestras mismas comunidades parroquiales no se acoge y se atiende a las y los migrantes como hermanos en la misma fe y miembros de la misma familia. Una vez más debemos insistir: "en la Iglesia nadie es extranjero".

Desde hace muchos años se hace la Celebración del Día del Migrante, pero hemos verificado que en muchas comunidades parroquiales y diocesanas, a esta celebración no se le da la importancia que merece y tampoco se reconoce el compromiso misionero que muchos de los migrantes realizan al llegar a otro país.

Al compartir estas reflexiones, desde nuestro corazón de Pastores, se mezclan diversos sentimientos: de esperanza, de dolor y frustración, pero no obstante creemos que Dios es el Señor de la historia y que no debemos ceder a la desesperación ni a la impaciencia.

Por ello, desde este Encuentro:

  1. Urgimos a los Presidentes de Estados Unidos, de México, de América Central y al Primer Ministro de Canadá, a encontrar consensos sobre la cooperación regional en los temas de migración y desarrollo, incluyendo un planteamiento y una solución a las raíces que causan la migración.
  2. Hacemos un llamado para que se realice un encuentro a nivel regional de estos líderes para discutir estos temas tan importantes y planear acciones conjuntas.
  3. Urgimos a nuestros Hermanos Obispos, Sacerdotes, personas de la vida consagrada, laicas y laicos comprometidos a acoger en las comunidades parroquiales, con amor y solicitud, a los migrantes que pasan por los caminos de América Central, México, Estados Unidos y Canadá. Es necesario que ellos y ellas se sientan apoyados desde sus comunidades de origen hasta sus lugares de destino y que este acompañamiento no les falte durante la larga y fatigosa travesía que realizan.
  4. Hacemos un llamado para que se vuelvan a examinar las políticas de protección al refugiado y asilado. Mujeres, niños y familias, escapan por razones políticas y otras formas de persecución, pero no reciben una protección adecuada en otros países.
  5. Agradecemos en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, a quienes con esfuerzo y dedicación sirven a los migrantes en las casas de acogida, en las comunidades parroquiales y en las familias, aún corriendo riesgos y peligros de muerte. Ellos y ellas demuestran su coherencia cristiana y fortalecen la Pastoral de los Migrantes como una pastoral específica de la Iglesia.
  6. Al final del encuentro, queremos agradecer la presencia del Arzobispo Agostino Marchetto, Secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, quien compartió con nosotros su experiencia y fraternidad, haciéndonos sentir la profunda comunión con el Sucesor de Pedro, el Papa Benedicto XVI.

No queremos terminar esta declaración sin hacer mención de las palabras de Su Santidad, el Papa Benedicto XVI, que en su pasada visita a Washington, señalaba: "Estamos llamados a seguir acogiendo a los inmigrantes que se unen hoy a vuestras filas, compartir sus alegrías y esperanzas, acompañarlos en sus sufrimientos y pruebas, y ayudarlos a prosperar en su nueva casa".

Que María Santisima interceda siempre por nosotros. 

Mons. Agostino Marchetto

Secretario Consejo Pontificio para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes Santa Sede

 

Mons. Alvaro Ramazzini Imer

Obispo de San Marcos

Conferencia Episcopal de Guatemala

 

Mons. Rafael Romo Muñoz

Arzobispo de Tijuana

Responsable Dimensión Pastoral de la Movilidad Humana

Conferencia Episcopal Mexicana

 

Mons. Pedro J. Hernández Cantarero

Obispo del Vicariato de Darién

Responsable Migrantes

Conferencia Episcopal de Panamá

 

Mons. John C. Wester

Bishop of Salt Lake City

Responsable de MRS

Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos

 

Mons. Ángel San Casimiro Fernández

Obispo de Ciudad Quesada

Responsable de Movilidad Humana

Conferencia Episcopal de Costa Rica

 

Mons. Bernhard Hombach

Obispo de Granada

Responsable Movilidad Humana

Conferencia Episcopal de Nicaragua

 

Mons. Francois Lapierre p.m.e.

Obispo de Saint-Hyacinthe

Responsable de Movilidad Humana

Conferencia Episcopal de Canadá


 

* Tecún Umán, Guatemala 4 de junio de 2009.

 

top