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MENSAJE DEL CARD. ANGELO SODANO,
EN NOMBRE DEL SANTO PADRE,
A LOS PARTICIPANTES EN EL XXVI MEETING
PARA LA AMISTAD ENTRE LOS PUEBLOS

 

A su excelencia reverendísima
Mons. MARIANO DE NICOLÒ
Obispo de Rímini
Excelencia reverendísima:
 

Con gran alegría el Santo Padre se hace espiritualmente presente, a través de este mensaje, en la XXVI edición del Meeting de Rímini, que tiene por título:  "La libertad es el mayor bien que los cielos han dado a los hombres".

El tema de este año es de extraordinaria importancia en un momento histórico y cultural en el que nada se tergiversa tanto como el término libertad. Es verdad:  Dios ama por encima de todo nuestra libertad. Quiere que seamos libres, nos ama en cuanto seres libres hasta el punto de aceptar el riesgo de que nos alejemos de él, con tal de salvar en nosotros la posibilidad de reconocerlo sin constricciones interiores.

Pero ¿por qué Dios ama nuestra libertad? Porque en nosotros ve la imagen de su Hijo encarnado, que libremente se adhirió siempre al proyecto del Padre, libremente aceptó un cuerpo y libremente se humilló hasta la muerte en la cruz, en la oblación sacrificial que el sacramento de la Eucaristía actualiza cada día en el altar. Del mismo modo, nosotros sólo podremos hacer la experiencia de ser verdaderamente libres cuando, aceptando sin reservas el proyecto de Cristo, participemos también en su libertad.

Por tanto, la libertad auténtica es fruto del encuentro personal con Jesús. En él Dios nos da y nos restituye la libertad que, de otro modo, habríamos perdido para siempre a causa del pecado de nuestros primeros padres. A cada uno de nosotros le sucede lo mismo que le sucedió a la samaritana de la que habla san Juan en su evangelio (cf. Jn 4, 5-43):  sintió que renacía interiormente y tuvo la sensación de volver a ser verdaderamente libre en el encuentro con aquel "hombre" que le dijo todo lo que había hecho y le reveló su verdadero rostro y su destino.

Al contrario, el joven rico (cf. Mt 19, 16-22) reconoció en el Señor la posibilidad de una realización humana, pero no tuvo la valentía de seguirlo hasta el fondo, porque, como dice el evangelio, tenía muchos bienes. Creía erróneamente que la verdadera libertad, que anhelaba ardientemente, era ausencia de vínculos, de relaciones y de toda obediencia. Y así, aun siendo aparentemente libre de actuar según sus decisiones autónomas, se fue triste. Sin duda, podemos intentar construir nuestra existencia prescindiendo de Cristo, pero con la única consecuencia de que permaneceremos siempre solos y desconsolados.

El mensaje que el Santo Padre envía a todos los participantes en el Meeting es que sólo Jesús nos hace libres. No se puede pensar en la libertad sin evocar el término liberación, que forma parte del nombre de vuestro Movimiento. Jesús es para nosotros la liberación. La liberación del pecado, de nuestros falsos deseos y, en definitiva, de nosotros mismos. Ubi fides ibi et libertas:  Su Santidad confirma ahora estas palabras, pronunciadas con ocasión del funeral del querido monseñor Giussani, reafirmando que la liberación es la reverberación existencial más hermosa que la fe puede suscitar en nuestra vida.

Con estos sentimientos, el Santo Padre expresa su deseo de buen trabajo a los participantes en el Meeting, y a todos imparte su bendición, propiciadora de abundantes dones celestiales.

Al manifestar a los organizadores de la iniciativa también mis cordiales deseos de pleno éxito, me confirmo afectísimo en el Señor.

Vaticano, 25 de julio de 2005

Cardenal Angelo SODANO
Secretario de Estado

 

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