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MENSAJE DEL CARD. AGOSTINO CASAROLI,
SECRETARIO DE ESTADO,
EN NOMBRE DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II,
PARA LA CELEBRACIÓN DEL MILENIO DE LA IGLESIA DE VERICA

Domingo 16 de agosto de 1981

 

Queridos fieles:

He aquí la luz. Por encargo personal del Santo Padre me he puesto en contacto telefónico con vosotros para inaugurar la nueva iluminación de vuestra iglesia parroquial en la clausura de los solemnes festejos milenarios, y para encender las miles de luces que adornan y casi inflaman con llamas de fiesta su hermosa fachada y erguido campanario.

Maravilla de la técnica moderna es esta iluminación encendida desde el centro de la cristiandad como por la mano del Vicario de Cristo; gesto rico de significado y rebosante de evocaciones espirituales.

Se asoman a la mente las palabras del libro sagrado: " 'Haya luz'; y hubo luz" (Gen 1, 3), que marcan los primeros instantes de la creación de este universo, obra del poder y del amor de Dios; en él el hombre, a quien la chispa divina que lo anima da capacidad de entender tal poder y sentir tal amor, el hombre ha sido llamado a elevar su alabanza libre y consciente al Creador en la búsqueda constante de una luz más penetrante aún y sin ocaso, luz que ilumina la profundidad de su espíritu y de la que siente necesidad imprescindible la generación presente, aun cuando quisiera negarla.

Vienen ahora a la memoria las palabras del Profeta Isaías: "Ya no será el sol tu lumbrera, ni te alumbrará la luz de la luna. Yavé será tu eterna lumbrera, y tu Dios será tu luz". Y de ellas son eco las palabras de Jesús cuando anuncia la realización del feliz vaticinio: "Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá luz de vida" (Jn 8, 12).

Queridos fieles: Vuestra iglesia de Verica, que con su perfil lanzado al cielo claro de Emilia y con la voz de sus campanas, desde hace once siglos difunde la invitación a la plegaria y la exhortación cristiana a la paz sobre las colinas amenas y las dulces campiñas del Apenino modenés, es un testimonio de la fe de vuestros padres. El Sumo Pontífice quiere animaros en esta circunstancia a mantener viva y robustecer en vosotros la luz de esta fe vetusta y siempre joven, fe en Dios Padre, en Jesucristo Hijo de Dios, Salvador y Redentor, en el Espirito Santo, que es Señor y da la vida.

Avivad esta herencia del espíritu y transmitidla siempre esplendente a vuestros hijos.

Sobre los propósitos con que responderéis a esta exhortación suya, el Santo Padre invoca la ayuda del Señor por intercesión de la Virgen de las Gracias, venerada por vosotros desde hace siglos, y con afecto particular os envía a vosotros y a vuestras familias su bendición apostólica.

 

Cardenal Agostino CASAROLI
Secretario de Estado

 

 

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