ADHESIÓN DE LA SANTA SEDE A LA CONVENCIÓN
SOBRE LA PROHIBICIÓN, LA PRODUCCIÓN
Y EL ALMACENAMIENTO DE LAS ARMAS
BACTERIOLÓGICAS (BIOLÓGICAS) Y TÓXICAS
Y SOBRE SU DESTRUCCIÓN*

La Santa Sede, al adherirse a la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de las armas bacteriológicas (biológicas) y tóxicas y sobre su destrucción, que adoptó la Asamblea general de las Naciones Unidas el 16 de diciembre de 1971 y entró en vigor el 26 de marzo de 1975, desea impulsar decididamente a toda la comunidad internacional a seguir caminos que lleven a un sistema de renuncia a las armas de destrucción masiva, como parte del proceso de desarme global y completo.

Los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 han llevado a tomar una conciencia más clara y profunda de la necesidad de construir una cultura de diálogo multilateral y un clima de confianza entre todos los miembros de la familia humana. En este momento particular de la historia, los instrumentos de cooperación y prevención constituyen una de las garantías más eficaces frente a actos tan detestables como el uso de armas biológicas, capaces de atacar indiscriminadamente a poblaciones civiles inocentes.

La Santa Sede, de acuerdo con su naturaleza y la condición específica del Estado de la Ciudad del Vaticano, con su acto solemne de adhesión desea brindar su apoyo moral al compromiso de todos los Estados de promover la aplicación práctica de esta Convención, puesto que el establecimiento de una cultura de paz y de vida se basa en los valores de la responsabilidad, la solidaridad y el diálogo.