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Biblia IntraText - Texto |
1 Del maestro de coro. Según la melodía de «Los lirios». De David.
porque el agua me llega a la garganta!
3 Estoy hundido en el fango del Abismo
he caído en las aguas profundas,
4 Estoy exhausto de tanto gritar,
y mi garganta se ha enronquecido;
5 Más numerosos que los cabellos de mi cabeza
son los que me odian sin motivo;
6 Dios mío, tú conoces mi necedad,
7 Que no queden defraudados por mi culpa
los que esperan en ti, Señor del universo;
que no queden humillados por mi causa
los que te buscan, Dios de Israel.
8 Por ti he soportado afrentas
y la vergüenza cubrió mi rostro;
9 me convertí en un extraño para mis hermanos,
fui un extranjero para los hijos de mi madre:
10 porque el celo de tu Casa me devora,
y caen sobre mí los ultrajes de los que te agravian.
11 Cuando aflijo mi alma con ayunos,
aprovechan para insultarme;
12 cuando me visto de penitente,
soy para ellos un motivo de risa;
13 los que están a la puerta murmuran contra mí,
y los bebedores me hacen burla con sus cantos.
14 Pero mi oración sube hasta ti, Señor,
respóndeme, Dios mío, por tu gran amor,
15 Sácame del lodo para que no me hunda,
16 que no me arrastre la corriente,
que el Pozo no se cierre sobre mí.
17 Respóndeme, Señor, por tu bondad y tu amor,
por tu gran compasión vuélvete a mí;
18 no te ocultes el rostro a tu servidor,
respóndeme pronto, porque estoy en peligro.
20 tú conoces mi afrenta, mi vergüenza y mi deshonra,
todos mis enemigos están ante ti.
21 La vergüenza me destroza el corazón,
Espero compasión y no la encuentro,
22 pusieron veneno en mi comida,
y cuando tuve sed me dieron vinagre.
23 Que su mesa se convierta en una trampa,
24 que se nuble su vista y no vean
y sus espaldas se queden sin fuerza.
25 Descarga sobe ellos tu indignación,
que los alcance el ardor de tu enojo;
26 que sus poblados se queden desiertos
27 Porque persiguen al que tú has castigado
y aumentan los dolores del que tú has herido.
28 Impútales una culpa tras otra,
29 bórralos del Libro de la Vida,
que no sean inscritos con los justos.
30 Yo soy un pobre desdichado, Dios mío,
31 así alabaré con cantos el nombre de Dios,
y proclamaré su grandeza dando gracias;
32 esto agradará al Señor más que un toro,
más que un novillo con cuernos y pezuñas.
33 Que lo vean los humildes y se alegren,
que vivan los que buscan a Dios:
34 porque el Señor escucha a los pobres
y no desprecia a sus cautivos.
35 Que lo alaben el cielo, la tierra y el mar,
y todos los seres que se mueven en ellos;
y volverá a edificar las ciudades de Judá:
37 el linaje de sus servidores la tendrá como herencia,
y los que aman su nombre morarán en ella.