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MAESTRO DEL CRUCIFIJO DE TREVI (II CUARTO DEL S. XIV)
TEMPLE SOBRE TABLA - PINACOTECA MUSEOS VATICANOS

SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús, traicionado por Judas, es arrestado
   

V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Lectura del Evangelio según San Lucas. 22, 47-48

Todavía estaba hablando, cuando aparece gente:
y los guiaba el llamado Judas,
uno de los Doce. Y se acercó a besar a Jesús.
Jesús le dijo: "Judas, ¿con un beso entregas al Hijo del hombre?"

MEDITACIÓN

Desde la primera vez que se le menciona,
Judas es indicado como
"el mismo que le entregó" (Mt 10, 4; Mc 3, 19; Lc 6, 13);
el trágico apelativo de "traidor"
quedaría unido para siempre a su recuerdo.
¿Cómo pudo llegar a tanto uno que Jesús había elegido
para que lo siguiera de cerca?
Judas, ¿se dejó arrastrar por un amor frutrado a Jesús,
que se volvió en sospecha y resentimiento?
Así lo haría pensar el beso,
gesto que habla de amor,
pero que se convirtió el gesto de entrega de Jesús a los soldados.
¿O fué quizás vícitma de la desilusión ante un Mesías
que huía del papel político de liberador de Israel del dominio extranjero?
Judas no tardaría en percatarse que su sutil chantaje
terminaba en un desastre.
Porque no había deseado la muerte del Mesías,
sino sólo que se recobrase y asumiese una actitud decidida.
Y entonces: vano arrepentimiento de su gesto,
de rechazo al sueldo de la traición (Mt 27, 4),
cediendo a la desesperación.
Cuándo Jesús habla de Judas como "hijo de la perdición",
se limita a recordar que así se cumplía la Escritura (Jn 17, 12).
Un misterio de iniquidad que nos sobrepasa,
pero que no puede superar el misterio de la misericordia.

ORACIÓN

Jesús, amigo de los hombres,
tú has venido a la tierra y has tomado nuestra carne,
para ofrecer tu solidaridad a tus hermanos y hermanas de la humanidad.
Jesús dulce y humilde de corazón,
tú das alivio a cuantos sufren bajo el peso de sus cargas (Mt 11, 28-29);
sin embargo, el ofrecimiento de tu amor ha sido a menudo rechazado.
Incluso entre los que te acogieron
ha habido quien te ha renegado,
quien ha traicionado el compromiso adquirido.
Pero tú no has dejado nunca de amarlos,
hasta el punto de dejar a todo los demás para ir en su busca,
con la esperanza de hacerlos volver contigo,
cargándoslos sobre tus hombros (Lc 15, 5)
o apoyados en tu pecho (Jn 13, 25).
Encomendamos a tu infinita misericordia,
a tus hijos, asechados por el desaliento o la desesperación.
Concédeles encontrar refugio en ti,
y "no desesperar nunca de tu misericordia" (Regla de S. Benito 3, 74).

Jesús,
tú sigues amando a quien rechaza tu amor
e incansablemente buscas a quien te traiciona y abandona.

R /. A ti la alabanza y la gloria por los siglos.

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Cuius animam gementem,
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.

  

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