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Sor Marie Claire Naidu - Segunda mitad del siglo XX
Iglesia de la Asunción de la Santísima Virgen María
Bangalore (India)

SEXTA ESTACIÓN
Jesús es flagelado y coronado de espinas

 

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R. Quia por sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según san Mateo 27, 26-30

Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, se lo entregó para que fuera crucificado. Los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte. Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura; y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían burla diciendo: «¡Salve, rey de los judíos!»; y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza .

MEDITACIÓN

La inhumanidad alcanza nuevas cumbres. Jesús es flagelado y coronado de espinas. La historia está llena de odio y de guerras. También hoy somos testigos de violencias más allá de lo creíble:  homicidios, violencias sobre mujeres y niños, raptos, extorsiones, conflictos étnicos, violencia urbana, torturas físicas y mentales, violaciones de los derechos humanos.

Jesús sigue sufriendo cuando los creyentes son perseguidos, cuando la justicia se administra de modo torcido en los tribunales, cuando se arraiga la corrupción, las estructuras injustas machacan a los pobres, las minorías son suprimidas, los refugiados y emigrantes son maltratados. Jesús es despojado de sus vestidos cuando la persona humana es deshonrada en las pantallas, cuando las mujeres son obligadas a humillarse, cuando los niños de los barrios pobres dan vueltas por las calles recogiendo desperdicios.

¿Quiénes son los culpables? No apuntemos con el dedo a los demás, pues también nosotros podemos haber tenido nuestra parte en estas formas de inhumanidad

ORACIÓN

Señor Jesús, sabemos que eres Tú el que sufre cuando somos la causa del sufrimiento los unos para los otros y permanecemos indiferentes. Tu corazón se movió a compasión cuando viste «las multitudes cansadas y agotadas como ovejas que no tienen pastor» (Mt 9, 36). Dame ojos que vean las necesidades de los pobres y un corazón que se prodigue por amor. «Dame la fuerza de hacer mi corazón fecundo en el servicio» (Rabindranath Tagore, Gitanjali, 36).

Sobre todo haz que podamos compartir con el indigente tu «Palabra» de esperanza, la seguridad de tu ayuda. Que el "celo por tu casa" pueda arder en nosotros como fuego (Sal 69, 10). Ayúdanos a llevar el sol vivo de tu alegría en la vida de aquellos que se dejan llevar por caminos de desesperación.

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo

Pro peccatis suae gentis
vidit Iesum in tormentis
et flagellis subditum

© Copyright 2009 - Libreria Editrice Vaticana

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